Páginas

jueves, 28 de mayo de 2015

Sermones de San Bernardo.

SERMONES DE ADVIENTO SAN BERNARDO DE CLARAVAL




SERMO PRIMUS / SERMON PRIMERO: LOS SEIS ASPECTOS DEL ADVIENTO
RESUMEN:
¿Quién, cómo y por qué vino?



Vivíamos como náufragos en continua zozobra, agarrados a los placeres de los sentidos. En esa locura corrían peligro hasta los que intentaban ayudarnos.
Algunos tomaron el camino del conocimiento intentando ser superiores a Dios y como lo hizo el mismo Lucifer. Olvidaron que sólo el Altísimo tiene la llave del saber. Los que van de la mano de Lucifer son como él, pues el que corre con el ladrón es otro ladrón. El camino de la soberbia ofuscó a Lucifer y se perdió entre las tinieblas.
Los caminos equivocados nos llevaron a un sucio calabozo. Podemos decir que fue por engaño, pero si persistimos en nuestros errores sufriremos el exterminio.
Por eso la Trinidad mandó a Nuestro Señor Jesucristo. Viene saltando por los montes y brincando por las colinas. Podemos decir que los profetas clavaron una vara y de la misma nació una flor. La vara es la Virgen María y la flor es Jesús. Viene por los montes a buscar a las ovejas extraviadas. Desciende a nuestro calabozo para liberarnos.
Pero ¿por qué el rico viene a buscar al pobre? Porque el pobre estaba ya en lo peor del ocaso y era como un enfermo que no puede levantarse de su cama. Sin embargo Cristo vino y viene cada día con tal magia que el enfermo sólo tiene que levantar la cabeza desde su catre para sentir su presencia. Gracias a su presencia estamos llamados a reconstruir los muros de Jerusalem, que son los de nuestra propia casa y los de su eterna presencia y sabiduría.



SERMO SECUNDUS / SERMON SEGUNDO: DEL LIBRO DE ISAÍAS: "DIJO EL SEÑOR A ACAZ: PIDE UNA SEÑAL... Y, SOBRE EL CAMINO DEL ENEMIGO".
RESUMEN:
Acaz era un rey deseoso de mantener su poder terrenal. El profeta Isaías, para que pierda su apego, le sugiere que pida un prodigio a Dios. Acaz no quiere porque si el prodigio ocurre en las profundidades, allí se mueven los zorros como él mismo y puede quedar atrapado. Si ocurre en el aire, allí atrapa Dios a los soberbios. Contesta, por tanto, que no quiere tentar a Dios.
Dios le promete, entonces, una señal en la casa de David, algo que no pueda inquietar al poderoso. Será un niño que se alimente de rquesón y miel hasta que pueda distinguir el bien del mal.
De la leche de las ovejas se obtiene el requesón y el queso. El requesón es de naturaleza dulce. El queso es graso y espeso; podría representar la corrupción del pecado. También sabemos que por buscar a la oveja perdida el pastor dejó a 99 en los campos.
Las abejas producen miel pero tienen aguijon. Ese niño que es Dios y el prodigio que nos manda sólo trajo la miel y no el aguijón. Sin embargo, el aguijón podrá aparecer algún día para clarvarse en los tuétanos de los pecadores.
Por tanto, Dios pudo mandarnos un gran prodigio para desafiar la soberbia de los poderosos pero no lo hizo así. Prefirió algo suave e íntimo como es un niño, alimentado dulcemente en los brazo de la Virgen María, su madre, sufriendo como el ser humano y aprendiendo a distinguir el bien del mal.


SERMO TERTIUS / SERMON TERCERO: LAS SIETE COLUMNAS
RESUMEN:
En el Adviento viene el Creador que es al mismo tiempo Hombre y vienen para ayudar al hombre. En realidad ya estaba aquí, pero su presencia se hace más patente. Si nos llenamos de Él experimentaremos plenitud y saciedad espiritual. El que sólo ve su venida como un acto externo para pensar en comidas y adornos, nunca sentirá plenitud porque Dios será "su estómago". Sabemos que Dios es bueno y misericordioso por "su venida en ti y a ti". En realidad hay tres venidas: a los hombres, en los hombres y contra los hombres. La primera y la tercera son externas. La segunda es interna y es como construir un trono para Nuestro Señor que se sustenta en siete columnas: la justicia, el prestar ayuda y consejo (sabiendo que el mejor consejo es la conducta y la verdad), la fidelidad, la disciplina, prudencia (sería absurdo poner en riesgo la sangre de Cristo si estuviera en nuestro poder), el temor y el juicio (diferente de la justicia pues con el mismo nos declaramos indignos y humildes)y practicamos el juicio después de la justicia. Con estas siete columnas preparamos el bello edificio para recibir a nuestro Creador.
SERMO QUARTUS / SERMON CUARTO: SOBRE LOS DOS ADVIENTOS Y LAS ALAS PLATEADAS
RESUMEN:
En el Primer Adviento el Señor nos dio las verdaderas virtudes y en el segundo nos hizo grandes promesas para reparar nuestra alma humillada. Son comparables a dar con la mano izquierda y prometer con la mano derecha.



-Con la mano izquierda nos hizo saber cuáles son las verdaderas riquezas y glorias. El oro es como una tierra sin valor. La fama en boca ajena tampoco tiene importancia. Son como un arca sin cerradura. La falsa pobreza se estremece ante la falta de lo necesario mientras que la verdadera lo soporta con alegría. La falsa mansedumbre muestra su descontento en cuanto se le contradice. El verdadero arrepentimiento y desconsuelo no pasa fácilmente del llanto a la risa a la vista de hechos irrelevantes. La verdadera misericordia y perdón da siempre gestos externos edificantes para los que buscan la paz. Existe una humildad de conocimiento y otra de afecto sin la cual la primera carece de sentido.



-Con la mano derecha, nuestro cuerpo maltrecho recibirá el premio de Dios y la curación de sus heridas. La promesa de vida eterna que espera a los que cumplen, con verdadero espíritu lo que dicen los Evangelios.
SERMO QUINTUS / SERMON QUINTO: EL ADVIENTO INTERMEDIO Y LAS TRES RENOVACIONES
RESUMEN:
Existen tres advientos. El primero y el último son evidentes: la llegada de Jusús como hombre en la natividad y su venida al final de los tiempos.
El intermedio permanece oculto al contrario de los otros dos. A cada adviento le corresponde una renovación.
En ese adviento intermedio la palabra se guarda en el corazón y no en la memoria pues la ciencia engríe y tiene sus lagunas. La palabra debe ser guardada dentro del alma donde se asimilen sus afectos y las costumbres tal como se hace con el alimento que ingerimos. Antes, nuestro corazón estaba ocupado por un hombre viejo; lleno de bajos deseos y de instintos de dominación. En el hombre nuevo cristiano la caridad se opone a los bajos deseos y la humildad a los instintos de dominación.
SERMO SEXTUS / SERMON SEXTO: LAS TRES VENIDAS Y LA RESURRECCIÓN DE LOS CUERPOS
RESUMEN:
Hay que curar el alma antes que al cuerpo. En su día Nuestro Señor Jesucristo reproducrá en nuestro cuerpo el esplender del suyo. ¿De dónde quita el pecado N.S. Jesucristo? Lo quita de las manos borrando las culpas mometidas. Lo quita del cuello disipando la violencia opresora, pero el pecado de la carne sólo se quita cuando nos vemos libres del cuerpo. El pecado sólo se expele enteramente con la muerte. El alma es una peregrina y exiliada que se hospeda en ti y, como a ser extraordinario, debes darle el mejor sitio de tu casa. El alma nos permite ver, oír, hablar, el gusto y nuestros movimientos. Cuando el alma se va todo lo anterior falla. Es tan importante que no debemos herirla. Es necesario que cuando el alma se presente ante Dios hable bien de tu hospitalidad. El Alma del Profeta deseaba la primera venida. La carne desea la segunda venida para liberarse del pecado. Mientras tanto, debemos cuidar de nuestra alma.
SERMO SEPTIMUS / SERMON SEPTIMO: TRES COSAS MUY ÚTILES



RESUMEN:
El Señor viene a nosotros porque lo necesitamos. Somos débiles. Necesitamos que ilumine nuestra ceguera y proteja nuestra fragilidad. Necesitamos tres cosas: consejo, ayuda y protección. En cuanto al consejo, es un fiel consejero. En cuanto a la ayuda es un robusto cooperador. En cuanto a la protección es un eficaz protector. Por tanto no sólo viene a nosotros sino para nosotros.
SERMO OCTAVUS / SERMON OCTAVO: LOS TRES INFIERNOS
RESUMEN:
 El hombre ha padecido la desgracia del pecado original, pero después de la venida de Cristo "no hay hombre alguno que baje al infierno antes de subir al cielo". Incluso es posible ser pecador, pero no pecador recalcitrante. Hasta Dios preguntó a Adán después del pecado ¿dónde vas? Quedaba sitio para el arrepentimiento y la confesión.
Hay tres infiernos:
El primero es el "infierno de voracidad" que no tiene redención posible.
El segundo es el infierno de expiación.
El tercero es el infierno de aflicción. Se llega a este lugar en vida, buscando la pobreza voluntaria y la mortificación. Quien no llegue a este lugar en vida, no progresará espiritualmente  y a duras penas podrá llegar a la verdad.
 En este tercer infierno del que hablamos no hay tormentos sino demonios a quienes molesta la oración. Al demonio no le molesta mucho los que ocasionalmente, y en solitario, hacen súplicas, oraciones y ayunos, pues es más fácil que al final desistan y caigan.  Lo que en realidad no soporta es a los que viven en comunidad en concordia y armonía. A ellos los acosa con tentaciones continuas.
Los cristianos son como una comunión mística en la que formamos parte de un mismo cuerpo. La cabeza se une al cuerpo mediante el cuello. El cuello mantiene su vigor, de vital importancia para la unión de todos, mediante la virtud de la humildad.
 La humildad reune a las virtudes y es como un gran cimiento que no es visible de inmediato, pues se adentra en lo más profundo de la tierra. Sobre ella se levanta la gran torre de la obediencia que no podría existir sin voluntariedad, acción recta, pureza, discreción, perseverancia y paciencia.
Esa torre está protegida por mil escudos que son nuestras oraciones. Siempre debemos permanecer "en pie", ceñidos los costados con el cinturón de la verdad y como coraza la justicia. Debemos obrar para agradar a Dios y no a nuestra vanidad o a la de los demás. Nuestros pies irán calzados con nuestros pensamientos; sea nuestro principio acusarnos a nosotros mismos, excusar al prójimo y alabar a Dios.
Persevereraremos en la vigilancia con el escudo de la fe. La fe es como la motaza; al "pisotearla", "atacarla" más perfuma. La vigilancia nos permite evitar caer en el veneno de los placeres del mundo que son como es aspid, que primero adormece y luego mata. Debemos acudir a la oración frecuente, casi impertinente tanto a Dios, Cristo, la Virgen y los Santos. Nuestro objetivo es mantenernos en la Ciudad Santa de Jerusalem y no en Babilonia que significa confusión; los miles de canales que nos distraen y disipan de nuestros verdaderos objetivos de piedad y oración.

SERMÓN QUINTO DEL ADVIENTO: EL ADVIENTO INTERMEDIO Y LAS TRES RENOVACIONES


SERMÓN QUINTO: EL ADVIENTO INTERMEDIO Y LAS TRES RENOVACIONES
SERMO QUINTUS / SERMON QUINTO

DE MEDIO ADVENTU ET TRIPLICI INNOVATIONE

EL ADVIENTO INTERMEDIO Y LAS TRES RENOVACIONES

Capítulo 1

Acabamos de aludir a aquellos que han plateado sus alas y que duermen entre los dos tesoros, que significan las dos venidas. Pero no hemos dicho nada del lugar en donde duermen.

Precisamente, la tercera venida se encuentra entre las otras dos. En ella duermen plácidamente todos los que la conocen. Las dos venidas referidas las conoce todo el mundo. Esta, no. En la primera, el Señor se manifestó en el mundo, vivió con los hombres cuando lo vieron y lo odiaron, como lo atestigua él mismo. En la última, todos verán la salvación de Dios y contemplarán al que traspasaron.

La venida intermedia permanece oculta; en ella, los elegidos sólo lo ven en lo hondo de ellos mismos. Así se salvan. La primera venida es carnal y débil; esta intermedia es espiritual y eficaz; y la postrera, gloriosa y mayestática. Mediante la eficacia de la virtud, se llega a la lona, porque el Señor de toda eficacia es el mismo Rey de a gloria. Y, en otro pasaje, el mismo profeta exclama: Para ver tu eficacia y tu gloria. Esta venida intermedia es un camino que enlaza la primera con la última. En la primera, Cristo ha sido nuestro rescate; en la última, se manifestará vida nuestra; en la actual, para que durmamos entre los dos tesoros, Cristo es nuestro descanso y consuelo.

Y para que nadie crea que todo lo que decimos sobre esta segunda venida es pura fantasía, escuchadle a él mismo: Si alguien me ama, guardará mi palabra y vendremos a él. ¿Qué quiere decir: Si alguien me ama, guardará mi palabra? Fíjate en este otro texto: El que teme a Dios obrará el bien. Yo creo que acontece algo importante en el que ama por el hecho de guardar la palabra. Pero ¿dónde la guardo? Sin género de dudas, en el corazón. Como dice el profeta: En mi corazón escondo tus palabras para no pecar contra ti. ¿Cómo se guardan en el corazón? ¿No basta retenerlas en la memoria? A los que se contentan con esto les dice el Apóstol que la ciencia engríe. Además, la memoria tiene sus lagunas.

Guarda la Palabra de Dios como si fuese la mejor manera de conservar tus víveres naturales, porque la Palabra de Dios es el pan vivo, el alimento del espíritu. El pan material, mientras queda en el armario, puede ser robado; lo pueden roer los ratones e incluso puede echarse a perder. Pero, si lo hubieres comido, ¿temerías todo esto? Guarda así la Palabra de Dios: Dichosos los que la guardan. Métela en las entrañas de tu alma; que la asimilen tus afectos y tus costumbres. Come a gusto, y tu alma saboreará manjares sustanciosos. No te olvides de comer tu pan. Que no se seque tu corazón, y tu alma se saciará con enjundia y manteca.

Capítulo 3

Si guardas así la Palabra de Dios, ella te guardará a ti sin duda alguna. El Hijo vendrá, junto con el Padre, hasta ti; vendrá el gran Profeta que renovará,Jerusalén. Vendrá aquel que todo lo hace nuevo. La eficacia de esta venida consiste en que por lo mismo que somos imagen del hombre terreno, seremos imagen del hombre celestial. Y como el viejo Adán invadió al hombre entero y dominó a la totalidad de la persona humana, del mismo modo Cristo quiere recuperarlo todo, la totalidad de la persona que ha creado, que ha rescatado y que glorificará. Por eso salvó a la humanidad en sábado. Convivimos por algún tiempo con el hombre viejo. Aquel depravado estaba en nosotros, en nuestras manos, en nuestra boca e incluso en el corazón. Estaba en las manos de dos maneras: por las arrogancias y el vituperio. Estaba en el corazón: por los bajos deseos y por los instintos de dominación.

Pero ahora existe en él una humanidad nueva; lo viejo ya ha pasado; se alza la inocencia contra los atentados que se perpetran con las manos; la continencia se alza frente a as desvergüenzas. En tus labios, la palabra de confesión se enfrenta a la arrogancia. La palabra de edificación se alza contra el vituperio para que se aleje todo lo viejo de nuestra vida. Y, en el corazón, la caridad sale al paso de los bajos deseos, mientras la humildad se opone a los instintos de dominación. Fíjate cómo con estas tres actitudes cada uno de los elegidos recibe a Cristo, el Verbo de Dios. De ellos se ha escrito: Grábame como sello en tu brazo, como un sello en tu corazón. Y en otra parte: A tu alcance está la palabra, en tus labios y en tu corazón.

RESUMEN:

El Adviento intermedio. Las tres renovaciones.

Existen tres advientos. El primero y el último son evidentes: la llegada de Jusús como hombre en la natividad y su venida al final de los tiempos.

El intermedio permanece oculto al contrario de los otros dos. A cada adviento le corresponde una renovación.

En ese adviento intermedio la palabra se guarda en el corazón y no en la memoria pues la ciencia engríe y tiene sus lagunas. La palabra debe ser guardada dentro del alma donde se asimilen sus afectos y las costumbres tal como se hace con el alimento que ingerimos. Antes, nuestro corazón estaba ocupado por un hombre viejo; lleno de bajos deseos y de instintos de dominación. En el hombre nuevo cristiano la caridad se opone a los bajos deseos y la humildad a los instintos de dominación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario