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domingo, 3 de mayo de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 2 DE MAYO DEL 2015



Todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré
Pascua

Juan 14, 7-14. Pascua. Tenemos a Jesús que nos llevará con el Padre, que es la revelación del rostro humano de Dios. 





Del santo Evangelio según san Juan 14, 7-14
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. 

Oración introductoria
Dios Padre, te pido por intercesión de tu Hijo Jesucristo, que me des la sabiduría y la fortaleza para dejar que el Espíritu Santo actúe en mí, para que esta oración sea un diálogo personal con tu Hijo Jesucristo, que me quiere decir lo mucho que me amas.

Petición
Señor, aumenta mi fe para vivir siempre como hijo tuyo.

Meditación del Papa Francisco
Y cuando uno de los discípulos de Jesús le preguntó: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”, el Maestro respondió: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”. La invitación del Señor a encontrarse con Él se dirige a cada uno de ustedes, en cualquier lugar o situación en que se encuentre. Basta «tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él. Todos somos pecadores, necesitados de ser purificados por el Señor. Pero basta dar un pequeño paso hacia Jesús para descubrir que Él nos espera siempre con los brazos abiertos, sobre todo en el Sacramento de la Reconciliación, ocasión privilegiada para encontrar la misericordia divina que purifica y recrea nuestros corazones.
Sí, queridos jóvenes, el Señor quiere encontrarse con nosotros, quiere dejarnos "ver" su rostro. Me preguntarán: "Pero, ¿cómo?". También Santa Teresa de Ávila, desde pequeña decía a sus padres: “Quiero ver a Dios”. Después descubrió el camino de la oración, que describió como “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. Por eso, les pregunto: ¿rezan? ¿Saben que pueden hablar con Jesús, con el Padre, con el Espíritu Santo, como se habla con un amigo? Y no un amigo cualquiera, sino el mejor amigo, el amigo de más confianza. Prueben a hacerlo, con sencillez. Descubrirán lo que un campesino de Ars decía a su santo Cura: Cuando estoy rezando ante el Sagrario, “yo le miro y Él me mira”.(S.S. Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2015).

Reflexión
El testimonio de Jesús sobre su relación íntima y espontánea con el Padre aumenta la profundidad de la experiencia de Dios en cada uno de sus discípulos. Felipe expresa los deseos de los apóstoles: "Muéstranos al Padre y nos basta". Antes de continuar conviene señalar la fuerza del ejemplo y la palabra de quien está verdaderamente enamorado de Dios. Jesús, con el tiempo, ha dejado crecer en los apóstoles la aspiración de conocer al Padre.

La pregunta de Felipe lleva a Jesús a revelarnos su identidad profunda como Dios. No tenemos necesidad de que el Padre se manifieste. Tenemos a Jesús que está en el Padre, que es la revelación del rostro humano de Dios. No sólo nos revela el ideal, sino que nos enseña que unidos a Él haremos lo que Él hace, e incluso obras mayores. Basta pedir en su nombre y se nos concederá.

Acrecentemos y pidamos a Dios en este período pascual que aumente nuestra fe en sus misterios. Que sea ésta una época de crecimiento en nuestra vida espiritual.

Propósito
Orar para pedir la gracia de demostrar mi gratitud a Dios por su infinito amor,

Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, porque no sólo me has hecho miembro de tu familia, sino que me permites tener una relación íntima con Jesucristo. La transformación de mi vida, en clave del amor, nunca la podré lograr sin tu gracia, sin la acción del Espíritu Santo en mi vida, por eso hoy te quiero ofrecer el propósito de orar, de orar mucho, para ser dócil a tu gracia.

sábado 02 Mayo 2015

Sábado de la cuarta semana de Pascua

San José María Rubio, San Atanasio

Leer el comentario del Evangelio por
San Bernardo : “Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.”

Hechos 13,44-52.
Casi toda la ciudad se reunió el sábado siguiente para escuchar la Palabra de Dios.
Al ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron: "A ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra de Dios, pero ya que la rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los paganos.
Así nos ha ordenado el Señor: Yo te he establecido para ser la luz de las naciones, para llevar la salvación hasta los confines de la tierra".
Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de Dios, y todos los que estaban destinados a la Vida eterna abrazaron la fe.
Así la Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región.
Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la aristocracia y a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio.
Estos, sacudiendo el polvo de sus pies en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a Iconio.
Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.

Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.




Juan 14,7-14.
Jesús dijo a sus discípulos:
"Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".
Jesús le respondió: "Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al Padre'?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre."
Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré."


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Homilía sobre “l’Aqueduc”, 10-11

“Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.”

    Aquel que dice: “...el Padre está en mí y yo en el Padre” (Jn 10,38) dice también : “Yo he venido de Dios y estoy aquí enviado por él...” (Jn 8,42) ...El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. (Jn 1,14) Con toda seguridad vive en nosotros por la fe y habita en nuestra memoria, habita en nuestro pensamiento y desciende incluso hasta nuestra imaginación. Antes, efectivamente, ¿qué idea podía el hombre hacerse de Dios sino la de un ídolo fabricado por su propio ingenio? Dios era incomprensible e inaccesible, invisible y perfectamente inalcanzable para el pensamiento. Pero ahora, Dios quiere que se le pueda comprender, que se le pueda ver, que se le pueda tocar y alcanzar con el pensamiento.


    ¿De qué manera? me preguntas. Sin duda alguna, escondido en un pesebre, descansando sobre las rodillas de la Virgen, predicando en la montaña, orando de noche; y no menos, clavado en la cruz, lívido en la muerte, libre entre los muertos y victorioso sobre el infierno. En fin, resucitando el tercer día, mostrando a los apóstoles las llagas de los clavos, signos de su victoria, y, por fin, subiendo ante su mirada, hacia los cielos.

      De todos estos acontecimientos ¿hay uno sólo que deje de suscitar en nosotros un pensamiento verdadero, fervoroso y santo? En cualquiera de ellos que piense, pienso en Dios, y, a través de todo ello, él es mi Dios. Meditar estos acontecimientos es la sabiduría misma...Es la dulzura que María meditaba en su corazón, elevado a las alturas y desde ahí nos la comunica a nosotros.

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