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domingo, 1 de febrero de 2015

SANTA BRÍGIDA

LA LEYENDA DE LA CAPA DE SANTA BRÍGIDA, PATRONA DE IRLANDA, 1 DE FEBRERO



La leyenda de la capa de Santa Brígida
Patrona de Irlanda

El rey de Leinster era conocido por su avaricia y poca ayuda para los pobres, de hecho...




Cuenta la leyenda que el rey de Leinster era conocido por su avaricia y poca ayuda para los pobres, de hecho ni siquiera Santa Brígida era ca­paz de hacerle contribuir de forma respetable con las necesidades de los menesterosos.
Cierto día, la Santa tuvo una idea para que escarmentara por su codicia, así se dirigió al rey solicitándole que le concediera la tierra que pudiera cubrir su capa. A pesar de sus recelos, para zafarse de la cuestión terminó por consentir.
En ese momento, todos estaban situados sobre el punto más alto de Curragh, por lo que solicitó a cuatro de sus hermanas que exten­dieran bien abierta su capa sobre la hierba. Tomaron la prenda, y en vez de tenderla sobre la hierba, cada una de ellas comenzó a co­rrer velozmente hacia el norte, sur, este y oeste, extendiendo la capa a voluntad del viento en todas direcciones.
Otras damas, cuando los límites aumentaron, aferraron partes de la capa para que mantuviera una forma más o menos regular, y si­guieron estirándola y estirándola. El manto creció de inmediato y comenzó a cubrir muchas hectáreas de tierra.
El rey consternado preguntó a Santa Brígida qué estaba ocu­rriendo. La Santa le dirigió una de sus miradas más duras y le con­testó que estaba cubriendo con su capa todo su territorio, para cas­tigarle por su inmensa mezquindad.
El rey cayó al suelo y se arrodilló ante ella y le prometió Brígida y sus hermanas dinero, alimentos y suministros. Poco después, el rey se convirtió al cristianismo y comenzó a ayudar a los pobres y puso en marcha la construcción del convento.
Cuenta la leyenda que el convento fue reconocido por hacer mermelada de los arándanos locales y pronto comenzaron a solicitarla desde toda Irlanda. Así comenzó la tradición, entre los devotos de Santa Brígida, de comer mermelada el 1 de febrero en honor de este milagro.
Imagen:
Santa Brígida en la Capilla del Pontificio Colegio Irlandés de Roma
Santa Brígida está representada con la iglesia de Kildare en llamas. Gracias a ella, el fuego del paganismo que ardía en este lugar es sustituido con el fuego de la de Pascua de Cristo. La imagen de la encina está ligada a la de la zarza ardiente, pues está cerca el sagrario. A través del fuego se abre una riquísima simbología: la Virgen que genera el cuerpo de Cristo es esta zarza ardiente, el pan se convierte en el cuerpo de Cristo es esta zarza ardiente, la Iglesia misma es esta zarza ardiente. En el mosaico vemos a santa Brígida mientras extiende el manto para conquistar la tierra a fin de fundar su monasterio.

Brígida de Kildare, Santa
Patrona de Irlanda, 1 de febrero


Patrona de Irlanda junto con los santos
Patricio y Columbano


Martirologio Romano: En Kildare, en Irlanda, santa Brígida, abadesa, que fundó uno de los primeros monasterios de la isla y, según se cuenta, continuó el trabajo de evangelización iniciado por san Patricio (c. 525).

Breve Biografía


Parece una contradicción, pero a pesar de su gran fama que la hace pasar por la santa más conocida de Irlanda y de estar unidos a su figura gran cantidad de elementos festivos y folclóricos se conocen muy pocos hechos históricos sobre su vida.

Fue Cogitosus que vivió del 620 al 680 su primer biógrafo, pero -lastimosamente- poco escribe acerca de la vida terrena de la santa; su escrito se pierde en descripciones sociales y religiosas en torno al monasterio de Kindale, probablemente mixto y con jurisdicción quasi-episcopal, fundado por Brígida.

También existen himnos y poemas irlandeses de los siglos VII y VIII que en sí mismos testimonian el culto que se tributaba a la santa irlandesa.

Un poco más adelante, el obispo de Fiésole, Donatus, a mitad del siglo IX, escribe su vida en verso y este debió ser el vehículo de la rápida difusión de su culto por Europa.

Pero de esta carencia de datos que impiden el diseño de un perfil hagiográfico completo; la religiosidad popular y el calor de las gentes por su santa ha suplido con creces la grandeza de su vida fiel al Evangelio y entregada a su vocación religiosa.

Del hecho de pertenecer Brígida a una tribu inferior en su tiempo, concretamente la de Forthairt, la fantasía la hace nacer del fruto de la unión -extraña al matrimonio- de su padre, Duptaco, con una bellísima esclava, con todos los problemas que esto produce en el entorno familiar legítimo, desde el disgusto de la esposa hasta la proposición de su venta. Claro que de esto se sacará la noble lección de que Dios puede tener planes insospechados para los espúreos inculpables que pueden llegar a las cimas más altas de la santidad y dejar tras de sí una estela de bien para la gente.

Heredada la extrahermosura de su madre, para no ser ocasión de pecado y no ser ya más pedida en matrimonio, pide a Dios que la haga fea. ¿Para qué quiere la hermosura quien sólo piensa en Dios? Ha decidido entrar en religión. Derrama lágrimas abundantes y son escuchados sus ruegos con un reventón del ojo; por este favor da gracias a Dios que luego le devuelve todo su esplendor. La lección está clara: quien posee al Amor desprecia lo que a tantas vuelve locas y vanas para alcanzar un amor.

También los pobres están presentes en el relato; no podría concebirse santidad sin caridad. Y ahora es la vaca su cómplice; nunca se secaron las ubres, una y otra vez ordeñadas por Brígida, cuando había que remediar a un menesteroso. La vaca ha quedado presente, como emblema, en las representaciones pictóricas de los artistas, junto a la imagen de la santa.

Y aún hay más; sí, son inagotables los relatos de bondades. Se habla de leprosos curados y de monjas tibias descubiertas; la muda Doria comienza a hablar y termina sus días como religiosa en el convento; frustra asesinatos; da vista a ciegos y... como expresión del estilo de un pueblo ¡convierte el agua de su baño en cerveza para apagar la sed!

Los himnos, versos, poemas y canciones populares -con sencillez y regocijo- muestran el calor de un pueblo por su santa y dice con sus leyes lo que las de la crítica histórica ni puede ni debe decir.

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