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miércoles, 18 de febrero de 2015

Eladio de Toledo, Santo


Arzobispo, 18 de febrero

Arzobispo

Martirologio Romano: En Toledo, en Hispania, san Eladio, que, despus de haber dirigido los asuntos pblicos en el palacio real, fue abad del monasterio de Agali y, elevado despus al obispado de Toledo, se distingui por los ejemplos de caridad (632).
Arzobispo importante por su cometido entre los visigodos toledanos de su tiempo. Tuvo el buen gusto de admitir al diaconado a san Ildefonso que le sucedera tambin en la sede arzobispal de Toledo. Pas dieciocho aos al servicio de los cristianos como sucesor de los Apstoles, desde que muri Aurasio, su antecesor en el mismo ministerio, y construy tambin el templo de santa Leocadia.

Su padre llev antes que l su nombre y ocupaba un cargo importante en la Corte. En familia de buenos cristianos naci Eladio, en Toledo, pasando la segunda mitad del siglo VI. Llega a sobresalir tanto en el cuidado de los negocios y tan merecedor es de confianza que el rey lo nombra administrador de sus finanzas un antecedente de los ministros de Hacienda de hoy!

No se le sube a la cabeza de mala manera el honor, ni las riquezas, ni el poder que su cargo conlleva. No, no se dej deslumbrar por la grandeza. Desde siempre era conocida su devocin y la fidelidad a las prcticas de vida cristiana. San Ildefonso dice de l que aunque vesta secular, viva como un monje. Y no le faltaba razn, porque frecuentaba el retiro monacal del monasterio Agaliense prximo a Toledo y algo se le pegara.

Entre los afanes de las cuentas, recaudaciones, ajustes y distribucin de dineros le llega la hora de la vocacin a cosas ms altas. Hay un cambio de negocio y quien lo propone es el Seor. Con voluntad desprendida deja bienes, afanes terrenos, comodidades, familia y mucho honor. Tomado hbito, a la muerte del abad, los monjes le eligen para esa su misin.

Despus viene otra muerte, porque as vamos pasando los hombres. Se resiste Eladio a aceptar la distincin de arzobispo, pero la silla toledana necesita un sucesor despus de la muerte de Aurasio. Los aos no son obstculo para reformar el estamento eclesistico, mejorar el estado secular y cuidar el culto divino. Como obispo no puede olvidar a los ms necesitados en lo material porque sin caridad no hay cristianismo creble; y es en este punto donde su discpulo y sucesor Ildefonso escribe: Las limosnas y misericordias que haca Eladio eran tan copiosas que era como si entendiese que de su estmago estaban asidos como miembros los necesitados, y de l se sustentaban sus entraas; este era un motivo ms para cuidar la austeridad de su mesa arzobispal, deba ser frugal en la comida para no defraudar a los pobres.

An tuvo ms entresijos su vida; negoci delicadamente con Sisebuto la ardua cuestin que planteaba la convivencia diaria entre las comunidades de judos y cristianos que era fuente permanente de conflictos religiosos y de desorden social.

Murio el 18 de febrero del ao 632.





SAN ELADIO DE TOLEDO

ARZOBISPO




PALABRA DE DIOS DIARIA

En Toledo, en Hispania, san Eladio, que, después de haber dirigido los asuntos públicos en el palacio real, fue abad del monasterio de Agali y, elevado después al obispado de Toledo, se distinguió por los ejemplos de caridad (632).

Arzobispo importante por su cometido entre los visigodos toledanos de su tiempo. Tuvo el buen gusto de admitir al diaconado a san Ildefonso que le sucedería también en la sede arzobispal de Toledo. Pasó dieciocho años al servicio de los cristianos como sucesor de los Apóstoles, desde que murió Aurasio, su antecesor en el mismo ministerio, y construyó también el templo de santa Leocadia.

Su padre llevó antes que él su nombre y ocupaba un cargo importante en la Corte. En familia de buenos cristianos nació Eladio, en Toledo, pasando la segunda mitad del siglo VI. Llega a sobresalir tanto en el cuidado de los negocios y tan merecedor es de confianza que el rey lo nombra administrador de sus finanzas ¡un antecedente de los ministros de Hacienda de hoy!

No se le sube a la cabeza de mala manera el honor, ni las riquezas, ni el poder que su cargo conlleva. No, no se dejó deslumbrar por la grandeza. Desde siempre era conocida su devoción y la fidelidad a las prácticas de vida cristiana. San Ildefonso dice de él que «aunque vestía secular, vivía como un monje». Y no le faltaba razón, porque frecuentaba el retiro monacal del monasterio Agaliense próximo a Toledo y algo se le pegaría.

Entre los afanes de las cuentas, recaudaciones, ajustes y distribución de dineros le llega la hora de la vocación a cosas más altas. Hay un cambio de negocio y quien lo propone es el Señor. Con voluntad desprendida deja bienes, afanes terrenos, comodidades, familia y mucho honor. Tomado hábito, a la muerte del abad, los monjes le eligen para esa su misión.

Después viene otra muerte, porque así vamos pasando los hombres. Se resiste Eladio a aceptar la distinción de arzobispo, pero la silla toledana necesita un sucesor después de la muerte de Aurasio. Los años no son obstáculo para reformar el estamento eclesiástico, mejorar el estado secular y cuidar el culto divino. Como obispo no puede olvidar a los más necesitados en lo material porque sin caridad no hay cristianismo creíble; y es en este punto donde su discípulo y sucesor Ildefonso escribe: «Las limosnas y misericordias que hacía Eladio eran tan copiosas que era como si entendiese que de su estómago estaban asidos como miembros los necesitados, y de él se sustentaban sus entrañas»; este era un motivo más para cuidar la austeridad de su mesa arzobispal, debía ser frugal en la comida para no defraudar a los pobres.

Aún tuvo más entresijos su vida; negoció delicadamente con Sisebuto la ardua cuestión que planteaba la convivencia diaria entre las comunidades de judíos y cristianos que era fuente permanente de conflictos religiosos y de desorden social.

Murió el 18 de febrero del año 632.

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