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sábado, 17 de enero de 2015

Santa Rosalina de Villeneuve. Monja cartuja


Hoy 17 de enero la Orden de la Cartuja celebra la festividad de Santa Rosalina (Roselina) de Villeneuve, virgen y monja de la Orden canonizada por el Papa Pío IX en 1851.
Santa  Rosalina, monja cartuja
Santa Rosalina, monja cartuja
Si son pocos los santos que la Orden proclama, en proporción son menos las monjas que llegan a la canonización. Además, en este caso concreto, la festividad de santa Roselina queda en parte eclipsada por la celebración de san Antón Abad.
Nació en el seno de una noble familia de la Provenza francesa el 27 de enero del año 1263; su padre fue el Barón Arnaldo des Arcs y de Trans y su madre Sibilla de Sabran. En el castillo familiar fue donde nació la santa (Château d’Arcs). Tuvo que vencer la tenaz oposición de sus padres para poder consagrarse a Dios.
Educada con las clarisas, encontró su vocación en la Orden de la Cartuja. Unas fuentes hablan de 15, otras de 16… y las menos de 25 años cuando ingresó en el convento de Bertrand. Por sus virtudes fue priora del convento cartujo de Calle-Roubaud en Fréjus, también en la Provenza (entre Marsella y Niza), 12 años después.
Convento
Convento Calle-Roubaud, cartuja de 1260 a 1499. A partir de 1504 perteneció la Orden franciscana
Hizo el noviciado y profesó en la Navidad de 1280, con 17 años. Al profesar, hizo el voto de estabilidad por lo que debía quedar en los Alpes (voto que, en las órdenes monásticas, obliga a permanecer siempre en el monasterio donde se profesa, sin cambiar a otro). Pero su padre influyó y el General de la Orden la envió a Celle-Rouband, junto a su tía, para que su presencia allí ayudara en la influencia de la corte Provenzal, así como asistir a su tía, la abadesa, con vistas a sustituirla algún día.
En 1288 profesó solemnemente, recibiendo la consagración de las vírgenes y el orden del diaconado por el obispo de Fréjus. Vivió una vida de silencio, oración y penitencia, lamentando siempre tener que interrumpirla por asuntos ajenos al monasterio, trifulcas de la diócesis, de la corte… Tuvo el don de almas, por lo que conocía el estado de cada alma que se le acercaba
Rara imagen de la santa revestida con estola y manípulo por su diaconado
Además de las rosas en su regazo… es una rara talla, pues su hábito cartujo está decorado con más rosas y la santa aparece revestida con estola y manípulo por su diaconado, difícil de ver en una imagen femenina
Se caracterizó por sus ayunos, austeridad y abnegación. Se cuenta que alguna vez pasó una semana sin probar alimento, que se castigaba con durísimas disciplinas, y que jamás dormía más de 3 o 4 horas seguidas.
Cuando se preguntaba a Roselina cuál era el medio más seguro para ganar el cielo, replicaba: “El conocimiento de sí mismo”. La santa tenía frecuentes visiones y éxtasis, y poseía un don extraordinario para leer en los corazones.
Los biógrafos cuentan un relato compartido con Santa Rosa de Viterbo. Un día de su juventud, al llevar pan para los pobres, fue sorprendida por su padre quien le preguntó qué es lo que escondía en los pliegues de la ropa, ella respondió que flores y flores se convirtieron cuando su padre exigió verlas. En este trance es como la iconografía más popular la representa desde antiguo.
En 1329, presintiendo su muerte, pidió ser relevada del cargo para dedicarse al encuentro con Dios. El 17 de enero de 1329 hizo una recomendación a sus religiosas, confesó sus faltas y recibió los sacramentos. Sus últimas palabras fueron: “Adiós, me voy a mi Creador”. Se dice que en el momento de su muerte vinieron la Virgen María con el Niño Jesús, San Bruno, San Hugo de Lincoln y San Hugo de Grenoble a recibir su alma.
Santa Rosalina de Villanueva
Santa Rosalina de Villanueva
Su cuerpo permaneció incorrupto. Fue enterrada en el cementerio común del convento; durante su entierro público muchos enfermos recobraron la salud. Cinco años después, en 1334, el Papa  Juan XXII ordenó la exhumación del cuerpo, con vistas a un proceso de canonización; fue el hermano de la santa, Hélion de Villanueva, a la sazón obispo de Dihne quien sacó el cuerpo que apareció incorrupto. Se certificó una vez más la incorrupción de su cuerpo y el clérigo ordenó que se depositase en un relicario en la iglesia que él construyera, pues fue un gran benefactor del convento. En 1644 o 1657 se atestigua nuevamente que sigue incorrupto y que los ojos no han perdido nada su brillo; fue el Abad de Villanueva, pariente de la Santa, quien encontró los restos, los identificó y los colocó en una caja de madera para la veneración pública. En 1835 fue puesta en una de mármol. Nunca se abrió proceso ni fue canonizada oficialmente, pero fue tenida como santa desde siempre. En 1851 su culto fue confirmado, autorizándose el culto oficialmente para su diócesis y su monasterio fijando la fiesta el 17 de enero. En 1857 el culto se amplió a toda la Orden Cartuja, que estableció la fiesta el 16 de octubre. En 1863 se puso como solemnidad, pero sólo para las monjas. En 1894, fue puesta en una nueva caja de cristal, embalsamando antes el cuerpo, que se hallaba en mal estado. Luego, ya en 1904 para evitar que su cuerpo sufriera mayor descomposición debido a las larvas presentes ya en el viejo relicario, los médicos que participaron pudieron ver las venas, músculos, tendones, intestinos, el pericardio y casi todo el cerebro intactos. Algunas de estas reliquias fueron entregadas a la Gran Cartuja para ser distribuidas, conservadas y veneradas entre los monasterios de la Orden.
Altar de la Capilla Santa Rosalina en Francia
Altar de la Capilla Santa Rosalina en Francia. Con su imagen en primer plano
En la actualidad sus restos reposan en una capilla dedicada a ella en Celle-Roubad. Sus ojos están en un relicario, que incorruptos  aún brillan. Por eso se invoca a la santa contra enfermedades oculares.
Restos de la santa expuestos para su veneración
Restos de la santa expuestos para su veneración
Relicario con sus ojos

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