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martes, 30 de diciembre de 2014

DECÁLOGO DE LA SERENIDAD


Decálogo de la Serenidad
Un momento de serenidad: 
Nuestra alma necesita la serenidad y la paz 




Os presento hoy una oración, creada por el “Papa Bueno”, 
San Juan XXIII (1881-1963). Parece mentira que hayan pasado tantos
 años y esta plegaria no haya perdido actualidad. Es más, mucho me
temo que en la sociedad del stress y de la ansiedad que a todos nos afecta 
deberíamos tomar buena nota de los sabios consejos que nos transmitió 
Angelo Roncalli ya que son más actuales que nunca. El Papa “de transición”
 que revolucionó la Iglesia convocando el Concilio Vaticano II para “abrir
 las ventanas” de la Iglesia y que entrara aire fresco nos deleitó también
 con palabras como las que tenéis a continuación. Una sociedad enferma.
 Los psicólogos y los psiquiatras no dan a basto porque la propia dinámica
 de nuestro entorno nos genera angustia y ansiedad vital.

 Son los nuevos sustitutos de los antiguos confesores. Las personas han
 perdido su dimensión espiritual y se sienten vacías por dentro. Hoy os
 presento, sino el remedio, si al menos unas gotitas de la solución a
 muchos de los problemas actuales.

 Leámosla, releámosla y lo que es más importante, intentemos llevarla a la
 práctica porque seguro que viviremos más tranquilos, más serenos y
 más felices. Que nos aproveche… 

1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer 
resolver el problema de mi vida todo de una vez.

2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés 
en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar
 a nadie, sino a mi mismo.

3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la
 felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en este también.

4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que 
las circunstancias se adapten todas a mis deseos.

5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; 
recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo,
 así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.

7. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y
 si me sintiera ofendido en mis sentimientos procuraré que 
nadie se entere.

8. Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré 
cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: 
la prisa y la indecisión.

9. Sólo por hoy creeré firmemente aunque las circunstancias demuestren lo
 contrario que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si
 nadie existiera en el mundo.

10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo
 de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.

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