Participa de toda mi vida
El alma se incita a amarme cuando Yo le muestro las bellezas de las que ella hace objeto de búsqueda. Es necesario que para cada uno de ustedes construya Yo un retiro donde puedan encontrarme y reconocerme. Muchos siguen falsos ideales y siempre quedan ansiosos del bien que, en cambio, se les escapa a causa de los engaños con los cuales llenan el entendimiento y el corazón. Yo Me dejo encontrar, Me manifiesto a los que desembarazan el alma de los vicios y los defectos, del egoísmo y la soberbia. Nadie espere conocer la verdad si no abandona lo que es mentiroso.
Les hablo a través de las cosas creadas, los atraigo a Mí porque Yo Soy la Luz que da vista a los ciegos. Yo Soy el bien que sacia. No busquen en las distracciones la realidad, porque aquellas son humo que pasa y ésta dura para siempre. El que Me quiere, desbroce, prepare el terreno. Yo lo haré fructificar.
(sin tí, no podemos, Señor)
Ciertamente, nada pueden hacer sin Mí y su obra es el resultado de dos voluntades: la Mía y la suya. Sin embargo, a quien doy más, más le exijo y si doy menos, Me contento con menos.
No crean por ello, que Yo no doy a todos una abundancia de dones con los cuales pueden hacer cosas gratas a Mí. No miro a quien hago Mis regalos, es Mi amor el que Me impele y todos participan de estos dones, sin los cuales no sólo volverían a la nada, sino que jamás podrían recibir Misericordia y perdón, como los condenados. Ellos yacen en la más horrible de las prisiones: las de la rebelión y esto, ¿por qué? Porque en la vida fueron guiados y arrastrados por toda clase de vicios ¡Cuántas veces quise reducirlos a Mí! Huyeron, sirviéndose de su voluntad, Mi don supremo.
Recuerda que cada uno de ellos, es un ejemplo de lo que el hombre puede sin Mí. Ten la seguridad de que nadie se condena sin su voluntad y piensa que ni siquiera contra ellos la Justicia Divina Ha clamado con el rigor que bien han merecido. Soy justo, más aplaco la justicia con la Misericordia.
Mi amor se basta a Sí mismo sin tener necesidad de vivir sino de Su propia vida y de Su propio amor. Aquellos no Me aman, ni Me amarán nunca. Sí, tú Me amarás. He puesto en tí la mirada desde el comienzo de los siglos, más aún, antes cuando nadie había sido creado. Te participo Mis penas porque tú eres verdaderamente Mía y lo que es Mío, participa de toda Mi vida, de dolor ahora, de Gloria en el Cielo.
Jesús
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