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jueves, 25 de septiembre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 25 DE SEPTIEMBRE DEL 2014


Autor: Comunidad de Carmelitas Descalzas de Toro | Fuente: Catholic.net
Herodes oye hablar de Jesús
Lucas 9, 7-9. Tiempo Ordinario. La pureza de corazón y la rectitud de intención nos darán la paz.
Herodes oye hablar de Jesús
Herodes oye hablar de Jesús
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 7-9


Se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?» Y deseaba verle

Oración introductoria

Señor Jesus, con la señal de la cruz inicio mi oración pidiendo la asistencia de tu Santo Espíritu. No me mueve la curiosidad, busco encender en mi corazón la fe y el amor al Padre y la alegría de ser cristiano. Ilumina mi mente y despierta en mí el deseo de contemplarte.

Petición

Jesús, ayúdame a orar con atención, para que día con día vaya creciendo en el amor a Dios y los demás.

Meditación del Papa Francisco

El estado de ánimo del hombre y de la mujer espiritual vive en la sabiduría del Espíritu Santo. Y esta sabiduría le lleva adelante con este espíritu inteligente, santo, único y múltiple, sutil, ágil.
Esto es caminar en la vida con este espíritu: el Espíritu de Dios, que nos ayuda a juzgar, a tomar decisiones según el corazón de Dios. Y este espíritu nos da paz, ¡siempre! Es el espíritu de paz, el espíritu de amor, es espíritu de fraternidad. Y la santidad es precisamente esto.
En el Evangelio nos encontramos delante de otro espíritu, contrario a este de la sabiduría de Dios: el espíritu de curiosidad. Es cuando queremos apropiarnos de los proyectos de Dios, del futuro, de las cosas; conocer todo, tener todo en la mano... El espíritu de curiosidad nos aleja de la sabiduría, porque solamente interesan los detalles, las noticias, las pequeñas noticias de cada día. ¿Y cómo se hará esto? Y el cómo: ¡es el espíritu del cómo! Y el espíritu de la curiosidad no es un buen espíritu: es el espíritu de la dispersión, de alejarse de Dios, el espíritu de hablar demasiado. Y Jesús también va a decirnos una cosa interesante: este espíritu de curiosidad, que es mundano, nos lleva a la confusión. (Cf. S.S. Francisco, 14 de noviembre de 2013, homilía en Santa Marta

Reflexión

¡Quería ver a Jesús!

La curiosidad es buena, ella nos despierta a la vida. Un niño está siempre manoseando, curioseando los juguetes y cuanto encuentra en su derredor. Necesita saber.

No es este el caso de Herodes. Se había enterado de que en torno a Jesús había un movimiento de gente que le seguía; que ese tal Jesús hacia milagros y prodigios, que en el asombro, incluso se pensaba si habría vuelto Elías... Todo ello despertó recelos y una inquietud curiosa que no dejaba tranquilo el corazón de Herodes.

¿Por qué quería ver a Jesús? No ciertamente para seguirlo, más bien temeroso de que alguien le quitara en poder. ¿No había mandado matar a los niños cuando se enteró de que había nacido “el rey de los judíos”?

El miedo es mal consejero y peor compañero aunque aparente los modales más finos y corteses.

Propósito

La pureza de corazón y la rectitud de intención deben ser valores a potenciar por cada uno de nosotros para que así la paz sea nuestra dicha.

Diálogo con Cristo 

Señor Jesús, libra nuestro corazón de todo mal deseo, purifica nuestra inteligencia de todo pensamiento malo, fortalece nuestra voluntad para amarte a ti sobre todas las cosas y servir a los hombres en sus necesidades para que así el mundo sea un hogar de paz para todos. 

jueves 25 Septiembre 2014

Jueves de la vigésima qunita semana del tiempo ordinario

San Fermín de Amiens

Leer el comentario del Evangelio por
San Pedro Crisólogo : También como Herodes, queremos ver a Jesús

Sirac 1,2-11.
¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad!
¿Qué provecho saca el hombre de todo el esfuerzo que realiza bajo el sol?
Una generación se va y la otra viene, y la tierra siempre permanece.
El sol sale y se pone, y se dirige afanosamente hacia el lugar de donde saldrá otra vez.
El viento va hacia el sur y gira hacia el norte; va dando vueltas y vueltas, y retorna sobre su curso.
Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al mismo lugar donde van los ríos, allí vuelven a ir.
Todas las cosas están gastadas, más de lo que se puede expresar. ¿No se sacia el ojo de ver y el oído no se cansa de escuchar?
Lo que fue, eso mismo será; lo que se hizo, eso mismo se hará: ¡no hay nada nuevo bajo el sol!
Si hay algo de lo que dicen: "Mira, esto sí que es algo nuevo", en realidad, eso mismo ya existió muchísimo antes que nosotros.
No queda el recuerdo de las cosas pasadas, ni quedará el recuerdo de las futuras en aquellos que vendrán después.

Salmo 90(89),3-4.5-6.12-13.14.17.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
con sólo decirles: “Vuelvan, seres humanos”.
Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche.

Tú los arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba que brota de mañana:
por la mañana brota y florece,
y por la tarde se seca y se marchita.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores.

Sácianos en seguida con tu amor,
y cantaremos felices toda nuestra vida.
Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor;
que el Señor, nuestro Dios,
haga prosperar la obra de nuestras manos.




Lucas 9,7-9.
El tetrarca Herodes se enteró de todo lo que pasaba, y estaba muy desconcertado porque algunos decían: "Es Juan, que ha resucitado".
Otros decían: "Es Elías, que se ha aparecido", y otros: "Es uno de los antiguos profetas que ha resucitado".
Pero Herodes decía: "A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es este del que oigo decir semejantes cosas?". Y trataba de verlo.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Pedro Crisólogo (c.406-450), obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia
Sermón 147; PL 52, 594-596

También como Herodes, queremos ver a Jesús

El amor no consiente no ver al que ama.  ¿No es cierto que todos los santos han tenido por cosa insignificante, sea lo que fuere que consiguieran, si no podían ver a Dios? [...] Por eso Moisés se atreve a decir: “Si he hallado gracia ante ti, muéstrame tu rostro” (Ex 33,13). Y el salmista: “Muéstrame tu rostro” (Sal 79,4). ¿No es por esta misma razón que los paganos se hacen ídolos? En el seno mismo del error, con sus propios ojos ven al que adoran.


Dios conocía el tormento que sufren los mortales por el deseo de verle. Lo que él ha escogido para mostrarse era grande en la tierra y no es menor en el cielo. Porque eso que, sobre la tierra, Dios ha hecho semejante a él, no podía quedar sin ser honorado en el cielo: “Hagamos, dice, al hombre a nuestra imagen y semejanza” (Gn 1,26) […] Que nadie, pues, piense que Dios se ha equivocado al venir a los hombres por medio un hombre: Se ha hecho carne entre nosotros para ser visto por nosotros.

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