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martes, 2 de septiembre de 2014

2 de septiembre, día de San Nonoso



Hoy, 2 de septiembre, conmemoramos a San NONOSO, Abad.

SAN NONOSO (¿500?-560) nació probablemente en Italia, aunque es poco lo que se conoce acerca de sus orígenes.

San Nonoso era monje en un monasterio benedictino a 690 metros de altitud en el monte Soratte, al norte de Roma, cerca de Civita Castellana en el Lazio, el la margen derecha del Tevere.

Aunque era contemporáneo de San Benito, San Nonoso fue un humilde monje cuyas máximas virtudes fueron la abnegación, la resignación y la paciencia.

A este santo le tocó padecer la prefectura de un abad colérico y tirano. Durante muchos años sufrió sin replicar todo tipo de humillaciones y torturas por parte de su superior, a quien le gustaba descargar su ira en San Nonoso.

San Gregorio Magno, quien refirió por escrito las referencias de su vida en 593, le atribuye a San Nonoso tres milagrosos acontecimientos.

El primero fue cuando al monasterio buscaba un terreno propicio para un huerto, pero como estaba enclavado en la montaña no había mucho espacio. Y el lugar más adecuado estaba obstruido por una roca gigantesca. San Nonoso habría rezado toda la noche, y a la mañana siguiente la roca habría aparecido lejos, en otra parte, liberando terreno para el huerto.

El segundo fue una ocasión que tropezó, dejando caer la lámpara de aceite con que iluminaba su camino, cuya pantalla de vidrio se hizo añicos. Temiendo el terrible castigo que el abad le aplicaría se puso a rezar con tal fervor, que cuando llegó el abad la lámpara se había reconstituido y estaba intacta.

El tercero obró a favor de su comunidad, cuando ante la escasez de aceite San Nonoso pasó una noche rezando en las bodegas del monasterio, y al amanecer las barricas estaban milagrosamente rebosantes.

Sin embargo, el mayor de los milagros de San Nonoso fue apaciguar la furia del iracundo abad.

A la muerte de éste, San Nonoso fue nombrado como nuevo abad, distinguiéndose por su afabilidad y espíritu de servicio comunitario y fraterno.

Cuando San Nonoso falleció, sus restos fueron sepultados en el monasterio de Soratte. No obstante, a comienzos del siglo X el monasterio fue saqueado en una incursión de los sarracenos.

Esto ocasionó que las reliquias de San Nonoso fueran trasladadas hasta Freising, o Frisinga, en Baviera, donde transformaron al sitio en un nutrido centro de peregrinación. En el sepulcro se mantiene todavía en la actualidad una vela perpetua, de la que se dice que tiene virtudes curativas.

De manera tradicional, a San Nosono se le representa en la iconografía con una lámpara de aceite, o bien con un peñón, o bien con ambos atributos.

SAN NONOSO nos enseña el valor de irradiar calma y paz ante los embates de la ira.

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