Páginas

lunes, 21 de julio de 2014

La oración del Padrenuestro


El padrenuestro es, por tanto, la oración por excelencia, el resumen y modelo de toda oración cristiana y una fuente abundante de reflexiones, enseñanzas y consejos.




Jesucristo nos dejó la oración del padrenuestro cuando le preguntaron claramente: "Señor, enséñanos a orar" (Lc. 11, 1). El padrenuestro es, por tanto, la oración por excelencia, el resumen y modelo de toda oración cristiana y una fuente abundante de reflexiones, enseñanzas y consejos.

Rezar el padrenuestro no es cualquier cosa, como no lo es decirle a nuestra madre "te amo", "te quiero", "te extraño". No si se dice desde dentro. Nos exige ubicarnos. Cuando rezamos esta oración y la rezamos con el corazón conviene tener ciertas actitudes: adoptar la posición de niños necesitados y cariñosos con un Padre que nos quiere, con humildad, disposición de alabarlo y sabiendo que unimos nuestra oración a la de Cristo y a la de todos mis hermanos.
Rezar el padrenuestro es pensar en el cielo, en el lugar que nos aguarda donde estaremos al lado de la persona que más nos ama; rezar el padrenuestro es detenerse de vez en cuando para gustar por un momento las palabras "que estás en el cielo", para imaginar a Dios Padre esperándonos allá arriba; es mirar hacia abajo otra vez y ver que el camino hacia el cielo es largo y escabroso y reemprender la marcha.

Rezar el padrenuestro es reflexionar un segundo en la frase "santificado sea tu nombre" para recordar lo que esto significa: ¿cuándo santifico tu nombre, Señor? santifico tu nombre cuando reconozco tu bondad y tu poder, cuando me maravillo al ver tus obras, cuando te alabo, te canto y celebro tus dones. Es saber que no soy yo el que santifico a Dios sino que Dios es santificado en mí cuando lo reconozco, lo bendigo y obro según su voluntad.

Por otro lado ¿Cuántas veces no hemos rezado el padrenuestro? ¿Cuatro mil, diez mil, treinta mil veces? ¿Cuántas veces entonces no hemos pedido "hágase tu voluntad", "perdona como perdonamos", "venga tu reino"? ¡Imaginate pedir diez mil veces el mismo favor! Pero ¿sabemos bien lo que pedimos?

Cuando pedimos que venga su Reino estamos pidiendo que venga Cristo y todo su Reino, su vida, sus intereses, sus amores a mí. Que se realice el Reino en cada uno de nosotros, como expresaba Orígenes. En otras palabras, estamos pidiendo ver, pensar, actuar y ser como Cristo y así hacer realidad sus palabras "el Reino de Dios está entre ustedes" (Lc. 17, 21).

Cuando pedimos que se haga su voluntad pedimos, en definitiva, que seamos santos porque solo sus creaturas libres, nosotros, podremos hacer la voluntad de Dios con perfección y amor, como la hizo María Santísima con su hágase. En realidad pedimos ser fuertes. En relación esta frase "hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo" te recomiendo esta oración, una bella forma de meditar y rezar que se cumpla siempre su voluntad.
Cuando pedimos el pan lo hacemos como necesitados, como un mendigo extendiendo la mano y que pide lo indispensable para vivir: techo, alimento y vestido. También pedimos como mendigos en el espíritu: pedimos la gracia, la Eucaristía, la Palabra de Dios y el Espíritu Santo.

Cuando pedimos perdón pedimos libertad, liberación y paz; pedimos misericordia y comprensión y pedimos una verdadera capacidad para perdonar y olvidar: "perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos". Esta breve oración te podrá ayudar también a alcanzar y pedir perdón.

Y finalmente "no nos dejes caer en tentación" sino "líbranos del mal" que nos regresa a esa actitud filial y humilde. Nos recuerda que tenemos tentaciones, que caemos a veces en ellas pero que tenemos a un Padre fuerte que nos puede proteger y cuidar.
Finalmente y como se habrán dado cuenta he hecho referencias constantes a artículos del P. Evaristo Sada. Muchas de las ideas de este artículo se basan en la serie de artículos que publicó en este blog explicando el padrenuestro y que recomiendo mucho. A continuación pongo el enlace a todos sus artículos relacionados a esta gran oración:


Padre nuestro

que estás en el cielo,

santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu Reino..

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo..

Danos hoy nuestro pan de cada día y

perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación y

líbranos del mal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario