viernes, 13 de junio de 2014

La verdadera grandeza

Mateo 5, 27-32. Tiempo Ordinaio. Cristo no quiere el mal de nuestro cuerpo, quiere el bien del alma.
 
La verdadera grandeza
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 27-32

«Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna. «También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio.

Oración introductoria

Jesucristo, no dejes que me escandalice por la radicalidad de tu Palabra, que es la verdad. En este momento de oración quiero arrancar todo que pueda ser ocasión de distracción. Sé que el tesoro de la oración no es fácil y que Tú sólo se lo entregas a quien se esfuerza. Ayúdame a perseverar en mi lucha y a dialogar contigo sinceramente, de corazón a Corazón.

Petición

Señor, quiero escuchar en mi corazón lo que Tú me quieras decir hoy.

Meditación del Papa Francisco

La Biblia nos muestra el drama humano en toda su realidad, el bien y el mal, las pasiones, el pecado y sus consecuencias. Cuando el hombre quiere afirmarse a sí mismo, encerrándose en su propio egoísmo y poniéndose en el puesto de Dios, acaba sembrando la muerte. Y el adulterio del rey David es un ejemplo. Y el egoísmo conduce a la mentira, con la que trata de engañarse a sí mismo y al prójimo. Pero no se puede engañar a Dios, y hemos escuchado lo que dice el profeta a David: "Has hecho lo que está mal a los ojos de Dios". Al rey se le pone frente a sus obras de muerte –en verdad lo que ha hecho es una obra de muerte, no de vida–, comprende y pide perdón: "He pecado contra el Señor", y el Dios misericordioso, que quiere la vida y siempre nos perdona, le perdona, le da de nuevo la vida; el profeta le dice: "También el Señor ha perdonado tu pecado, no morirás".
¿Qué imagen tenemos de Dios? Tal vez nos parece un juez severo, como alguien que limita nuestra libertad de vivir. Pero toda la Escritura nos recuerda que Dios es el Viviente, el que da la vida y que indica la senda de la vida plena. (S.S. Francisco, 16 de junio de 2013). 

Reflexión

En la vida de San Antonio de Padua se cuenta un hecho que sucedió a raíz de este evangelio: un joven que le dio un puntapié a su madre oyendo hablar al santo sobre este pasaje evangélico se desesperó y se cortó el pie. La madre del muchacho acudió desesperada al predicador, éste vino y puso el pie en su lugar, y el joven milagrosamente fue curado.

Este evangelio no es para tomarlo al pie de la letra en lo que respecta a la integridad física, debemos tomarlo al pie de la letra en lo que atañe al bien espiritual.

Cristo es muy sabio al darnos estos consejos, porque no quiere el mal de nuestro cuerpo, quiere el bien del alma. Así como es doloroso cortarse un miembro sin anestesia, así más dolor causa al alma el perder un miembro por utilizarlo en el pecado.

Cuando hay verdadero amor de un hombre por una mujer, de una mujer por un hombre, de los enamorados entre sí, de los adolescentes a la vida,... de todos a Dios, no se puede mirar a una mujer deseándola.

Todos somos hijos del Padre Eterno, y como hijos de un mismo Padre debemos mirar no lo que llevamos encima, sino más bien lo que hay en el corazón del hombre: un pequeño reflejo del fuego del amor de Dios.

Diálogo con Cristo

Jesucristo, quiero configurar todo mi ser al programa de vida que propone tu Palabra. Te prometo no escatimar esfuerzos por conocer las implicaciones morales del Evangelio para conformar con ellas todo mi obrar, y desterrar de mi vida todo lo que pueda ser un obstáculo para crecer en mi amor a Ti y a los demás.

Propósito

Adoptar la bondad en mis pensamientos y deseos, y negar la entrada a cualquier pensamiento que me pueda apartar de Cristo. 


viernes 13 Junio 2014

Viernes de la décima semana del tiempo ordinario

San Antonio de Padua

Leer el comentario del Evangelio por
Pablo VI: “Dios creó al hombre a su imagen…, los creó varón y mujer.” (Gén 1,27)

1 Reyes 19,8-9.11-16.
Elías se levantó, comió y bebió, y fortalecido por ese alimento caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta la montaña de Dios, el Horeb.
Allí, entró en la gruta y pasó la noche. Entonces le fue dirigida la palabra del Señor.
El Señor le dijo: "Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor". Y en ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto.
Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave.
Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta. Entonces le llegó una voz, que decía: "¿Qué haces aquí, Elías?".
El respondió: "Me consumo de celo por el Señor, el Dios de los ejércitos, porque los israelitas abandonaron tu alianza, derribaron tus altares y mataron a tus profetas con la espada. He quedado yo solo y tratan de quitarme la vida".
El Señor le dijo: "Vuelve por el mismo camino, hacia el desierto de Damasco. Cuando llegues, ungirás a Jazael como rey de Arám.
A Jehú, hijo de Nimsí, lo ungirás rey de Israel, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti."

Salmo 27(26),7-8a.8bc-9abc.13-14.
¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz,
apiádate de mí y respóndeme!
Mi corazón sabe que dijiste:
«Busquen mi rostro.»

Yo busco tu rostro, Señor,
no lo apartes de mí.
No alejes con ira a tu servidor,
tú, que eres mi ayuda.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.




Mateo 5,27-32.
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio.
Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio.
Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Pablo VI, papa de 1963 a 1978
Discurso del 04/05/1970 a los Equipos de Nuestra Señora

“Dios creó al hombre a su imagen…, los creó varón y mujer.” (Gén 1,27)

Como nos enseña la Santa Escritura, el matrimonio, antes de ser un Sacramento, es una gran realidad terrena: “Dios creó al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó” (Gén 1, 27). Es necesario siempre volver a esta primera página de la Biblia, si se quiere comprender lo que es, lo que debe ser una pareja humana, un hogar… La dualidad de sexos ha sido querida por Dios, para que juntos el hombre y la mujer sean imagen de Dios, y como Él, fuente de vida: “Creced y multiplicaos, llenad la tierra y dominadla” (Gén 1, 28). Una lectura atenta de los Profetas, de los libros sapienciales, del Nuevo Testamento, nos muestra la significación de esta realidad fundamental, y nos enseña a no reducirla al deseo físico..., sino a descubrir en ella el carácter complementario de los valores del hombre y de la mujer, la grandeza y las debilidades del amor conyugal, su fecundidad y su apertura al misterio del designio de amor de Dios. Esta enseñanza conserva hoy día todo su valor y nos defiende contra las tentaciones de un erotismo destructor…

El cristiano sabe que el amor humano es bueno por su origen, y si ha sido, como todo lo que existe en el hombre, herido y deformado por el pecado, encuentra en Cristo su salvación y su redención… Muchas parejas han encontrado realmente en su vida conyugal el camino de la santidad, en esta comunidad de vida que es la única que puede fundarse sobre un sacramento. La regeneración bautismal obra del Espíritu Santo (cf. Tit 3, 5), nos convierte en criaturas nuevas (cf. Gal 6, 15), “llamadas a vivir una vida nueva” (Rom 6, 4). Esta gran empresa de renovación de todas las cosas en Cristo, el matrimonio, también él, purificado y renovado, es una realidad nueva, un sacramento de la nueva alianza. Y he aquí que en los umbrales del Nuevo Testamento, como en el dintel del Antiguo, se yergue un matrimonio. Pero, mientras que el de Adán y Eva fue la fuente del mal que se ha desencadenado en el mundo, el de José y María es la cima de donde desciende la santidad por toda la tierra.

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