miércoles, 14 de mayo de 2014

Aprender a entregar nuestros dolores a Dios – Reflexión

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Aunque nuestra mente no logre comprender los designios y voluntad de Dios y mucho menos aceptarlos, es importante aprender a entregar nuestros dolores, físicos y espirituales para que el Plan de Dios se concrete.
Cada uno de nosotros hemos sido creados por Dios para cumplir un fin en el Plan de Dios, Plan que por supuesto desconocemos y al desconocerlo nos cuesta aceptarlo.
Es así que vemos a personas que no saben recibir con resignación todos los dolores físicos y espirituales que el Señor nos comparte para nuestra Santificación y la Santificación de muchos, al no aceptar estos dolores no contribuimos al Plan Divino.
Dios en la realidad no necesita nada de nosotros, ya que al ser Dios, todo lo tiene y todo lo posee, sin embargo en el rol de Padre Amoroso nos hace partícipes del Plan Divino, no desea ser para nosotros un extraño sino que nos invita a ser uno con El.
Los dolores físicos normalmente son productos de enfermedades, accidente, etc
Los dolores espirituales pueden ser por crisis en la vida social o familiar, pérdida de un ser querido, crisis de fe, etc.
Cualquiera sea la causa natural del dolor, esta no sucede si Dios no lo permite antes, no obstante si El las permite es porque está seguro de que podemos sobrellevar la situación.
Sin embargo ante el menor dolor comenzamos a formular expresiones como las siguientes: “Pido a Dios que me alivie de esto pronto”, “Señor quítame este dolo insoportable”, “Recen conmigo para que esto pase pronto”. La última de las expresiones, es la que podríamos unir a la Pasión de Jesús cuando el en Huerto exclamo al Padre en oración pidiendo si fuera posible pasara el cáliz mas que no se hiciera la propia voluntad sino la de Dios. Las demás expresiones denotarían una gran falta de compartir con Dios y asociarse a El al Plan Divino.
El proceso correcto sería el siguiente:
Comprendiendo las indicaciones de Jesús “Sean Santos como vuestro Padre del Cielo es Santo”, lo que denota una clara invitación de Jesús a la Santidad.
Entendiendo también que Jesús nos invita en todo a imitarle para alcanzar la Vida Eterna “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida y nadie va al Padre sino es por Mi”.
Nos deja a ciencias clara que debemos aceptar el dolor en toda su magnitud y no asociar al mismo con la “mala suerte” sino con una clara invitación de Dios a unirnos a Su Plan.
Si por un momento cuando nos ocurren cosas malas que pueden ser físicas o espirituales y van asociadas con el dolor, las tildamos de “tener mala suerte”, si esto fuera cierto entonces la Pasión de Cristo, los dolores causados a El, física y espiritualmente no serían obra de la Salvación del hombre por Amor Divino, sino de la “mala suerte”, mas esto no es así, por el contrario al recibir el dolor con aceptación, misma que tuvo Jesús en el Huerto, estamos aceptando la Voluntad de Dios, nos estamos uniendo a El, somos parte del Plan Divino y alcanzamos así mismo la Santidad para otros mas.
Dios es un Padre infinitamente amoroso y muchas veces se vale de nosotros, que deseamos aceptar Su Voluntad para salvar a otros que no lo hacen.
Por ello, aprender a aceptar todos nuestros dolores, agradecer a Dios por ellos y ofrendar esto por el bien de muchos, nos hace merecedores del Cielo, donde Jesús afirma, no habrán enfermedades ni dolores.
Algunos de los dolores espirituales que sufrimos son causantes de nuestras propias culpas, por ejemplo, no he educado bien a un hijo, no le he dado todas las enseñanzas y atenciones que debería haber dado en mi rol de padre o madre, con palabra y con ejemplo, y hoy ese hijo o hija no respeta, es rebelde, contestador, etc. y yo clamo a Dios su conversión.
La causal del problema actual no es ni Dios ni mi hijo/a sino yo mismo que falte a mi deber, esta situación hoy me causa dolor espiritual y pretendo que pase así como así, como por arte de magia sin siquiera meditar las causales que derivó en esta situación actual, y pretendo que Dios borre todo de un solo paso para no sentir dolor.
Esto no tendrá solución inmediata, hasta que no acepte errores, lección y remedie la situación.
Algunos dolores físicos que sufrimos también son causa de nuestra necedad, alguien que se ha dedicado toda la vida a emborracharse y vivir una vida lamentable, no puede menos que esperar en el futuro que su salud se resquebraje y a consecuencia de esto sufrir mucho, incluso internado en un hospital.
Muchos dolores físicos son causados a nosotros por nosotros mismos, pero cuando sufrimos las consecuencias deseamos que Dios nos libere de estas dolencias.
Egoístas de nuestra parte, ya que solo queremos recibir y aceptar lo bueno pero no queremos soportar lo malo y menos si nos lo hemos provocado a nosotros mismos.
Cuando el Señor permite que suframos, primero tenemos que discernir correctamente si es causal nuestra el sufrimiento actual, o si es Plan Divino, (almas víctimas elegidas por el Señor), para que al tener con claridad de que o donde proviene, podamos entender el porque sufrimos.
Por ejemplo el fallecimiento de un ser amado, es parte del Plan Divino, para ese ser amado llego la hora señalada por Dios para retornar a El, sin embargo por el amor que sentimos hacia ese ser amado, nos provoca un gran dolor su perdida física, si bien es correcto vivir un duelo (dolor), es ahí cuando yo debo manifestar mi dolor a Dios y aprender a aceptarlo y ofrecerlo. Seguramente esto llevará tiempo.
No debemos quejarnos y quejarnos todo el tiempo, ni tampoco poner cara de victimas inmoladas para que todos vean cuanto sufro porque Dios me ha elegido a mi, el aprender a vivir, aceptar y ofrendar el dolor, es una verdadera entrega de fe que debe vivirse en la intimidad con Dios, los demás no deben saberlo ni por mis palabras, ni por mis expresiones corporales, la verdadera fe se transmite de espíritu a espíritu, no con carteles de anuncios. “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha” nos recuerda Jesús.
¿Como aprender a aceptar el dolor?, la Oración es el arma mas fuerte para comunicarnos con Dios, y por medio de ella El nos fortalece y robustece para que podamos salir adelante de aún el mayor de los dolores, no hay nadie en el Mundo que pueda brindarnos un mayor apoyo, que el mismo Dios.
Es hora de quejarnos menos y entregarnos mas.
Como Pedro digamos a Jesús, Señor aumenta mi fe.
Espero que estas palabras sirvan y mucho para orientarte en saber aceptar y ofrendar tus dolores a Dios.
Dios este contigo

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