viernes, 28 de marzo de 2014

¿QUÉ ES EL TIEMPO LITÚRGICO?

El año litúrgico, origen y significado
La celebración del Año Litúrgico es la vivencia de la vida de Cristo, todas sus etapas desde su nacimiento hasta su muerte.
 
El año litúrgico, origen y significado
El año litúrgico, origen y significado

Origen del Año Litúrgico

Las fiestas cristianas han surgido paulatinamente a través de los siglos. Estas nacen de un deseo de la Iglesia Católica de profundizar en los diversos momentos de la vida de Cristo. Se comenzó con la fiesta del Domingo y la Pascua, luego se unió Pentecostés y, con el tiempo, otras más. Los misioneros, al evangelizar, fueron introduciendo las fiestas cristianas tratando de dar un sentido diferente a las fiestas paganas del pueblo en el que se encontraban. Podemos compararlo con una persona que recibe un regalo con una envoltura bonita, la cual guarda y utiliza posteriormente para envolver y dar otro regalo. La Iglesia tomó de algunas fiestas paganas las formas externas y les dio un contenido nuevo, el verdadero sentido cristiano.

La primera fiesta que se celebró fue la del Domingo. Después, con la Pascua como única fiesta anual, se decidió festejar el nacimiento de Cristo en el solsticio de invierno, día en que numerosos pueblos paganos celebraban el renacimiento del sol. En lugar de festejar al “Sol de Justicia”, se festeja al Dios Creador. Así, poco a poco, se fue conformando el Año litúrgico con una serie de fiestas solemnes, alegres, de reflexión o de penitencia.

La liturgia es la manera de celebrar nuestra fe. No solo tenemos fe y vivimos de acuerdo con ella, sino que la celebramos con acciones de culto en las que manifestamos, comunitaria y públicamente, nuestra adoración a Jesucristo, presente con nosotros en la Iglesia. Al vivir la liturgia, nos enriquecemos de los dones que proceden de la acción redentora de Dios.

La liturgia es el conjunto de signos sensibles, eficaces, de la santificación y del culto a la Iglesia. Es el conjunto de la oración pública de la Iglesia y de la celebración sacramental.

Liturgia viene del griego leitourgia, que quiere decir servicio público, generalmente ofrecido por un individuo a la comunidad.
El Concilio Vaticano II en la “Constitución sobre la Liturgia” nos dice:
“La liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre y así el Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro".

La liturgia es la acción sagrada por excelencia, ninguna oración o acción humana la puede igualar por ser obra de Cristo y de toda su Iglesia y no de una persona o un grupo. Es la fuente de donde mana toda la fuerza de la Iglesia. Es la fuente primaria y necesaria de donde deben beber todos los fieles el espíritu cristiano. La liturgia invita a hacer un compromiso transformador de la vida, realizar el Reino de Dios. La Iglesia se santifica a través de ella y debe existir en la liturgia por parte de los fieles, una participación plena, consciente y activa.

Cada celebración litúrgica tiene un triple significado:

1. Recuerdo: Todo acontecimiento importante debe ser recordado. Por ejemplo, el aniversario del nacimiento de Cristo, su pasión y muerte, etc.

2. Presencia: Es Cristo quien se hace presente en las celebraciones litúrgicas concediendo gracias espirituales a todos aquellos que participan en ellas, de acuerdo a la finalidad última de la Iglesia que es salvar a todos los hombres de todos los tiempos.

3. Espera: Toda celebración litúrgica es un anuncio profético de la esperanza del establecimiento del Reino de Cristo en la tierra y de llegar un día a la patria celestial.

El Año litúrgico es el desarrollo de los misterios de la vida, muerte y resurrección de Cristo y las celebraciones de los santos que nos propone la Iglesia a lo largo del año. Es vivir y no sólo recordar la historia de la salvación. Esto se hace a través de fiestas y celebraciones. Se celebran y actualizan las etapas más importantes del plan de salvación. Es un camino de fe que nos adentra y nos invita a profundizar en el misterio de la salvación. Un camino de fe para recorrer y vivir el amor divino que nos lleva a la salvación.

Los Tiempos litúrgicos 

El Año litúrgico está formado por distintos tiempos litúrgicos. Estos son tiempos en los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con alguno de los misterios de la vida de Cristo. Comienza por el Adviento, luego viene la Navidad, Epifanía, Primer tiempo ordinario, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, Tiempo Pascual, Pentecostés, Segundo tiempo ordinario y termina con la fiesta de Cristo Rey.

En cada tiempo litúrgico, el sacerdote se reviste con casulla de diferentes colores:

Blanco significa alegría y pureza. Se utiliza en el tiempo de Navidad y de Pascua

Verde significa esperanza. Se utiliza en el tiempo ordinario

Morado significa luto y penitencia. Se usa en Adviento, Cuaresma y Semana Santa

Rojo significa el fuego del Espíritu Santo y el martirio. Se utiliza en las fiestas de los santos mártires y en Pentecostés.

El Adviento es tiempo de espera para el nacimiento de Dios en el mundo. Es recordar a Cristo que nació en Belén y que vendrá nuevamente como Rey al final de los tiempos. Es un tiempo de cambio y de oración para comprometernos con Cristo y esperarlo con alegría. Es preparar el camino hacia la Navidad. Este tiempo litúrgico consta de las cuatro semanas que preceden al 25 de diciembre, abarcando los cuatro domingos de Adviento.

Al terminar el Adviento, comienza el Tiempo de Navidad, que va desde la Navidad o Nacimiento, que se celebra el 25 de diciembre y nos recuerda que Dios vino a este mundo para salvarnos.

La Epifanía se celebra cada 6 de enero y nos recuerda la manifestación pública de Dios a todos los hombres. Aquí concluye el Tiempo de Navidad.

El Primer tiempo ordinario es el que va de la fiesta de la Epifanía hasta inicio de Cuaresma. En el Primer y Segundo tiempo ordinario del Año litúrgico, no se celebra ningún aspecto concreto del misterio de Cristo. En ambos tiempos se profundizan los distintos momentos históricos de la vida de Cristo para adentrarnos en la historia de la Salvación.

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y se prolonga durante los cuarenta días anteriores al Triduo Pascual. Es tiempo de preparación para la Pascua o Paso del Señor. Es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Es tiempo para la conversión del corazón.

La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Resurrección. En el Triduo Pascual se recuerda y se vive junto con Cristo su Pasión, Muerte y Resurrección.

El Domingo de Pascua es la mayor fiesta de la Iglesia, en la que se celebra la Resurrección de Jesús. Es el triunfo definitivo del Señor sobre la muerte y primicia de nuestra resurrección.

El Tiempo de Pascua es tiempo de paz, alegría y esperanza. Dura cincuenta días, desde el Domingo de Resurrección hasta Pentecostés, que es la celebración de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles. En esta fiesta se trata de abrir el corazón a los dones del Espíritu Santo.

Después de Pentecostés sigue el Segundo tiempo ordinario del año litúrgico que termina con la fiesta de Cristo Rey.

El eje del Año litúrgico es la Pascua. Los tiempos fuertes son el Adviento y la Cuaresma.

Durante el Adviento, Navidad y Epifanía se revive la espera gozosa del Mesías en la Encarnación. Hay una preparación para la venida del Señor al final de los tiempos: “Vino, viene y volverá”.
En la Cuaresma, se revive la marcha de Israel por el desierto y la subida de Jesús a Jerusalén. Se vive el misterio de la Muerte y Resurrección de Cristo: “Conversión y meditación de la palabra de Dios”.

En el Tiempo Pascual se vive la Pascua, Ascensión y Pentecostés en 50 días. Se celebra el gran domingo: “Ha muerto, vive, ¡Ven Señor Jesús!

En los tiempos ordinarios, la Iglesia sigue construyendo el Reino de Cristo movida por el Espíritu y alimentada por la Palabra: “El Espíritu hace de la Iglesia el cuerpo de Cristo, hoy ”.

Los cambios de fechas en algunas fiestas del Año litúrgico.

El Año litúrgico se fija a partir del ciclo lunar, es decir, no se ciñe estrictamente al año calendario. La fiesta más importante de los católicos, la Semana Santa, coincide con la fiesta de la "pascua judía" o Pesaj, misma que se realiza cuando hay luna llena. Se cree que la noche que el pueblo judío huyó de Egipto, había luna llena lo que les permitió prescindir de las lámparas para que no les descubrieran los soldados del faraón.
La Iglesia fija su Año litúrgico a partir de la luna llena que se presenta entre el mes de marzo o de abril. Por lo tanto, cuando Jesús celebró la Última Cena con sus discípulos, respetando la tradición judía de celebrar la pascua - el paso del pueblo escogido a través del Mar Rojo hacia la tierra prometida - debía de haber sido una noche de luna llena. Hecho que se repite cada Jueves Santo.

La Iglesia marca esa fecha como el centro del Año litúrgico y las demás fiestas que se relacionan con esta fecha cambian de día de celebración una o dos semanas.
Las fiestas que cambian año con año, son las siguientes:

· Miércoles de Ceniza
· Semana Santa
· La Ascensión del Señor
· Pentecostés
· Fiesta de Cristo Rey

Ahora, hay fiestas litúrgicas que nunca cambian de fecha, como por ejemplo:

· Navidad
· Epifanía
· Candelaria
· Fiesta de San Pedro y San Pablo
· La Asunción de la Virgen
· Fiesta de todos los santos


¿Qué es el Año Litúrgico?
La Iglesia celebra entero el misterio de Cristo, desde su nacimiento hasta su última y definitiva venida.
 
¿Qué es el Año Litúrgico?
¿Qué es el Año Litúrgico?

Se llama Año Litúrgico o año cristiano al tiempo que media entre las primeras vísperas de Adviento y la hora nona de la última semana del tiempo ordinario, durante el cual la Iglesia celebra el entero misterio de Cristo, desde su nacimiento hasta su última y definitiva venida, llamada la Parusía. Por tanto, el año litúrgico es una realidad salvífica, es decir, recorriéndolo con fe y amor, Dios sale a nuestro paso ofreciéndonos la salvación a través de su Hijo Jesucristo, único Mediador entre Dios y los hombres.

En la carta apostólica del papa Juan Pablo II con motivo del cuadragésimo aniversario de la constitución conciliar sobre la Sagrada Liturgia, del 4 de diciembre de 2003, nos dice que el año litúrgico es “camino a través del cual la Iglesia hace memoria del misterio pascual de Cristo y lo revive” (n.3).


El Año Litúrgico tiene dos funciones o finalidades:

a) Una finalidad catequética: quiere enseñarnos los varios misterios de Cristo: Navidad, Epifanía, Muerte, Resurrección, Ascensión, etc. El año litúrgico celebra el misterio de la salvación en las sucesivas etapas del misterio del amor de Dios, cumplido en Cristo.

b) Una finalidad salvífica: es decir, en cada momento del año litúrgico se nos otorga la gracia especifica de ese misterio que vivimos: la gracia de la esperanza cristiana y la conversión del corazón para el Adviento; la gracia del gozo íntimo de la salvación en la Navidad; la gracia de la penitencia y la conversión en la Cuaresma; el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte en la Pascua; el coraje y la valentía el día de Pentecostés para salir a evangelizar, la gracia de la esperanza serena, de la honestidad en la vida de cada día y la donación al prójimo en el Tiempo Ordinario, etc. Nos apropiamos los frutos que nos trae aquí y ahora Cristo para nuestra salvación y progreso en la santidad y nos prepara para su venida gloriosa o Parusía.

En lenguaje más simple: el Año Litúrgico honra religiosamente los aniversarios de los hechos históricos de nuestra salvación, ofrecidos por Dios, para actualizarlos y convertirlos, bajo la acción del Espíritu Santo, en fuente de gracia divina, aliento y fuerza para nosotros:


En Navidad Se conmemora el nacimiento de Jesús en la Iglesia, en el mundo y en nuestro corazón, trayéndonos una vez más la salvación, la paz, el amor que trajo hace más de dos mil años. Nos apropiamos de los mismos efectos salvíficos, en la fe y desde la fe. Basta tener el alma bien limpia y purificada, como nos recomendaba san Juan Bautista durante el Adviento.

En la Pascua Se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús, sacándonos de las tinieblas del pecado a la claridad de la luz. Y nosotros mismos morimos junto con Él, para resucitar a una nueva vida, llena de entusiasmo y gozo, de fe y confianza, comprometida en el apostolado.

En Pentecostés Se conmemora la venida del Espíritu Santo, para santificar, guiar y fortalecer a su Iglesia y a cada uno de nosotros. Vuelva a renovar en nosotros el ansia misionera y nos lanza a llevar el mensaje de Cristo con la valentía y arrojo de los primeros apóstoles y discípulos de Jesús.


Gracias al Año Litúrgico, las aguas de la redención nos cubren, nos limpian, nos refrescan, nos sanan, nos curan, aquí y ahora. Continuamente nos estamos bañando en las fuentes de la salvación. Y esto se logra a través de los sacramentos. Es en ellos donde celebramos y actualizamos el misterio de Cristo. Los sacramentos son los canales, a través de los cuales Dios nos da a sorber el agua viva y refrescante de la salvación que brota del costado abierto de Cristo.

Podemos decir en verdad que cada día, cada semana, cada mes vienen santificados con las celebraciones del Año Litúrgico. De esta manera los días y meses de un cristiano no pueden ser tristes, monótonos, anodinos, como si no pasara nada. Al contrario, cada día pasa la corriente de agua viva que mana del costado abierto del Salvador. Quien se acerca y bebe, recibe la salvación y la vida divina, y la alegría y el júbilo de la verdadera liberación interior.


El Año Litúrgico, ¿cuántos ciclos tiene?

Tiene dos:

  • Ciclo temporal cristológico: en torno a Cristo.
  • Ciclo santoral: dedicado a la Virgen y los santos.


    A su vez, el ciclo temporal cristológico tiene dos ciclos:
  • El ciclo de Navidad, que comienza con el tiempo de Adviento y culmina con la Epifanía.
  • El ciclo Pascual, que se inicia con el miércoles de ceniza, Cuaresma, Semana Santa, Triduo Pascual y culmina con el domingo de Pentecostés.


    El ciclo de Navidad: comienza a finales de noviembre o principio de diciembre, y comprende: Adviento, Navidad, Epifanía.
  • Adviento: tiempo de alegre espera, pues llega el Señor. Las grandes figuras del Adviento son: Isaías, Juan el Bautista y María. Isaías nos llena de esperanza en la venida de Cristo, que nos traerá la paz y la salvación. San Juan Bautista nos invita a la penitencia y al cambio de vida para poder recibir en el alma, ya purificada y limpia, al Salvador. Y María, que espera, prepara y realiza el Adviento, y es para nosotros ejemplo de esa fe, esperanza y disponibilidad al plan de Dios en la vida. En el hemisferio sur sintoniza bien el Adviento, pues el trabajador espera el aguinaldo, el estudiante espera los buenos resultados de su año escolar, la familia espera las vacaciones, el comerciante espera el balance, todos esperamos el año nuevo... es tiempo y mes de espera. Y además, estamos en pleno mes de María. ¿Qué color se usa en el Adviento? Morado, color austero, contenido, que invita a la reflexión y a la meditación del misterio que celebraremos en la Navidad. No se dice ni se canta el Gloria, estamos en expectación, no en tiempo de júbilo. Durante el Adviento se confecciona una corona de Adviento; corona de ramos de pino, símbolo de vida, con cuatro velas (los cuatro domingos de Adviento), que simbolizan nuestro caminar hacia el pesebre, donde está la Luz, que es Cristo; indica también nuestro crecimiento en la fe, luz de nuestros corazones; y con la luz crece la alegría y el calor por la venida de Cristo, Luz y Amor.
  • Navidad: comienza el 24 de diciembre en la noche, con la misa de Gallo y dura hasta el Bautismo de Jesús inclusive. En Navidad todo es alegría, júbilo; por eso el color que usa el sacerdote es el blanco o dorado, de fiesta y de alegría. Jesús niño sonríe y bendice a la humanidad, y conmueve a los Reyes y a las naciones. Sin embargo, ya desde su nacimiento, Jesús está marcado por la cruz, pues es perseguido; Herodes manda matar a los niños inocentes, la familia de Jesús tiene que huir a Egipto. Pero Él sigue siendo la luz verdadera que ilumina a todo hombre.
  • Epifanía: el día de Reyes es la fiesta de la manifestación y revelación de Dios como luz de todos los pueblos, en la persona de esos reyes de Oriente. Cristo ha venido para todos: Oriente y Occidente, Norte y Sur, Este y Oeste; pobres y ricos; adultos y niños; enfermos y sanos, sabios e ignorantes.


    El ciclo Pascual comprende Cuaresma, Semana Santa, Triduo Pascual, y Tiempo Pascual.
  • Cuaresma: es tiempo de conversión, de oración, de penitencia y de limosna. No se dice ni se canta el Gloria ni el Aleluya. Estos himnos de alegría quedan guardados en el corazón para el tiempo pascual. Se aconseja rezar el Via Crucis cada día o, al menos, los viernes, para unirnos a la pasión del Señor y en reparación de los pecados.
  • Semana Santa y Triduo Pascual: tiempo para acompañar y unirnos a Cristo sufriente que sube a Jerusalén para ser condenado y morir por nosotros. Es tiempo para leer la pasión de Cristo, descrita por los Evangelios, y así ir sintonizando con los mismos sentimientos de Cristo Jesús, adentrarnos en su corazón y acompañarle en su dolor, pidiéndole perdón por nuestros pecados. Estos días no son días para ir a playas ni a diversiones mundanas. Es una Semana Santa para vivirla en nuestras iglesias, junto a la comunidad cristiana, participando de los oficios divinos, rezando y meditando los misterios de nuestra salvación: Cristo sufre, padece y muere por nosotros para salvarnos y reconciliarnos con su Padre y así ganarnos el cielo que estaba cerrado, por culpa del pecado, de nuestro pecado.
  • Tiempo Pascual: tiempo para celebrar con gozo y alegría profunda la resurrección y el tiempo del Señor. Es la victoria de Cristo sobre la muerte, el odio, el pecado. Dura siete semanas; dentro de este tiempo se celebra la Ascensión, donde regresa Cristo a la casa del Padre, para dar cuenta de su misión cumplida y recibir del Padre el premio de su fidelidad. En Pentecostés, la Iglesia sale y se hace misionera, llevando el mensaje de Cristo por todo el mundo.


    El ciclo Santoral está dedicado a la Virgen y a los santos:

    Cada uno de los Santos es una obra maestra de la gracia del Espíritu Santo. Así dijo el papa Juan XXIII en la alocución del 5 de junio de 1960. Por eso, celebrar a un santo es celebrar el poder y el amor de Dios, manifestados en esa creatura.

    Los santos ya consiguieron lo que nosotros deseamos. Este culto es grato a Dios, pues reconocemos lo que Él ha hecho con estos hombres y mujeres que se prestaron a su gracia. “Los santos, –dirá san Atanasio- mientras vivían en este mundo, estaban siempre alegres, como si siempre estuvieran celebrando la Pascua” (Carta 14).

    Este culto también es útil a nosotros, pues serán intercesores nuestros en el cielo, para implorar los beneficios de Dios por Cristo. Son bienhechores, amigos y coherederos del Cielo. Así lo expresó san Bernardo: “Los santos no necesitan de nuestros honores, ni les añade nada nuestra devoción. La veneración de su memoria redunda en provecho nuestro, no suyo. Por lo que a mí respecta, confieso que, al pensar en ellos, se enciende en mí un fuerte deseo” (Sermón 2).

    Tenemos que venerarlos, amarlos y agradecer a Dios lo que por ellos nos viene de Dios. Son para nosotros modelos a imitar. Si ellos han podido, ¿por qué nosotros no vamos a poder, con la ayuda de Dios?

    Sobre todos los santos sobresale la Virgen, a quien tenemos que honrar con culto de especial veneración, por ser la Madre de Dios. Ella es la que mejor ha imitado a su Hijo Jesucristo. Además, Cristo, antes de morir en la cruz, nos la ha regalado como Madre.

  • Tiempos Litúrgicos
    Liturgia
    El Año Litúrgico es la celebración y actualización del misterio de Cristo en el Tiempo, es decir, la conmemoración de las etapas más importantes del desarrollo del plan de salvación de Dios para el hombre. Es un camino de fe que nos introduce progresivamente en el misterio de la salvación a través de las diferentes fiestas y celebraciones. Como cristianos, recorremos este camino para realizar en nosotros mismos este plan divino de amor que apunta a que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad como se señala en la primera carta a Timoteo, en su capítulo 2, versículo 4.
    El calendario litúrgico conmemora la historia de nuestra redención. Lo que oímos en los relatos del Evangelio y lo que decimos en el curso del año litúrgico es la historia de Dios con nosotros en la obra redentora de Cristo. Cristo nació, Cristo enseño, Cristo fue crucificado y resucitado. El Espíritu se derramó sobre nosotros.
    El año litúrgico proporciona una serie de celebraciones que nos sitúan frente a frente a lo que somos en relación a Cristo. Juega un papel principal en formar la fe de los cristianos y nos presenta un patrón de crecimiento en Cristo. La Iglesia celebra cada año los acontecimientos de la salvación que trajo Jesucristo. Por esa razón, el eje sobre el cual se mueve el Año Litúrgico es la Pascua. La principal finalidad consiste en acompañar gradualmente al hombre hacia una conformación auténtica de Cristo, muerto y resucitado. Asimismo, el Año Litúrgico no puede ser considerado como un calendario de fechas que se recuerdan con cierta solemnidad, si no un camino de fe.
    Definición de Liturgia en el Concílio Vaticano II
    Los documentos conciliares, especialmente la Sacrosanctum Concilium, hablan de la liturgia como un elemento esencial de la vida de la Iglesia:
    “Con razón, entonces, se considera la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles, significan, y cada uno a su maner realiza, la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Cristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo Sacerdote y de su cuerpo, que es la iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficiencia, con el mismo título y el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia.”
    SACROSANCTUM CONCILIUM 7
    El Año litúrgico esta formado por distintos tiempos. Estos son tiempos en los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con alguno de los misterios de la vida de Cristo. Comienza por el Adviento, luego viene la Navidad, Primer tiempo ordinario, Cuaresma, Pascua, Tiempo Pascual, Pentecostés, Segundo Tiempo Ordinario y termina con la fiesta de Cristo Rey.
    Durante el año, el sacerdote viste una prenda exterior llamada casulla. Sobre la casulla, coloca un vestimento llamado estola. El color de ambos cambia, según el color dictado por el calendario litúrgico.
    tiempos
     
     
    Adviento
    Adviento es un tiempo de oración y preparación para la venida del Señor. Es tiempo de alegría y esperanza. Es esperar al que ya vino.
    Empieza cuatro domingos antes de Navidad y termina después de las oraciones del medio día del 24 de diciembre. Durante el Adviento, Navidad y Epifanía se revive la espera gozosa del Mesías en la Encarnación. Hay una preparación para la venida del Señor al final de los tiempos: “Vino, viene y volverá”.
    En las lecturas correspondientes a la primera parte se anuncia la última y definitiva aparición de Cristo al final de los tiempos y en la Segunda Parte nos prepara para la conmemoración del nacimiento del Señor.
    Primera Semana de Adviento: El Señor está Cerca ¡La primera semana de Adviento es un llamado a despertar! Las lecturas de la Escritura asignadas a cada día (de la semana) continúan el tema del Domingo, llamándonos a despertar de nuestro adormecimiento, a fin de que prestemos atención y oremos: que estemos vigilantes ante la venida del Señor en medio de nosotros, aquí y ahora.
    Segunda Semana de Adviento: El Llamado del Bautista Para la Segunda Semana, la Escritura se centra en Juan el Bautista que desafía a cada uno de nosotros para que preparemos el camino del Señor a través del arrepentimiento de nuestros pecados.
    Tercera Semana: El Reino del Mesías (Domingo de Gaudate) El Evangelio del Domingo relata la historia de Cristo entre nosotros: Cristo que sana, Cristo poderoso, Cristo, el Hijo de Dios, que une al cielo y a la tierra.
    Corona de adviento
    Cuarta Semana : El Anuncio de la Encarnación La emoción que despierta el próximo Nacimiento de Jesús es el tema que aborda la Escritura durante esta última semana de preparación para celebrar la venida del Señor a Belén, en el aquí y ahora y al final de los tiempos.
    La Corona de Adviento
    La corona se hace con ramas de pino o de cedro que se doblan a formar un círculo, significando la eternidad de Dios. Se colocan tres velas moradas y una rosada en la corona, las cuales se encienden, una cada domingo de Adviento. La vela rosada anticipa el regocijo de la Navidad anunciado en el Antífono de Entrada: “Regocijo” (Latín, Gaudete). Por esta razon se le llama Domingo de Gaudete o Regocijo al tercer domingo de Adviento. En este domingo, el sacerdote usa vestimentos rosados. Gradualmente, la luz proporcinonada por las velas aumenta cada semana, erradicando, simbólicamente, la oscuridad. Al consumirse las velas, visiblemente marcan el paso del tiempo hasta el Día de Navidad.
     
     
    Navidad
    El Hijo único de Dios nació entre nosotros para salvar el mundo. Celebración del evento central de la historia: Nace Dios como hombre. La Navidad celebra la Palabra hecha Carne, el Nacimiento de la Luz verdadera.
    Empieza con las oraciones en Noche Buena y termina en la fiesta del Bautizo de Nuestro Señor. En Navidad nosotros celebramos la maravilla de la Encarnación. ¿Qué es realmente la Navidad? En tres palabras: Dios hecho hombre. En cuatro sílabas: en-car-na-ción. La Navidad proclama el adviento de la salvación. El mensaje de la salvación es que el hijo único de Dios nació entre nosotros para salvar el mundo. Ese es el verdadero significado de la Navidad.
    Nacimiento
    El Bautismo del Señor : III y último Domingo del Tiempo de Navidad Las fiestas de la Epifanía y el Bautismo del Señor celebran a Cristo que se manifiesta, esto es, que se hace presente para todos los pueblos. Esta fiesta, con la que concluye el Tiempo de Navidad, nos brinda la oportunidad de ir, como peregrinos en espíritu, a las orillas del Jordán, para participar en un acontecimiento misterioso: el bautismo de Jesús por parte de Juan Bautista. Se celebra el domingo siguiente a la Epifanía. (Lucas 3, 21-22) Los cuatro evangelistas comienzan Hechos y Dichos con este acontecimiento, que marca el principio de la vida pública de Jesús.
     
     
    Cuaresma
    Se vive el misterio de la muerte y resurrección de Cristo. Tiempo de preparación para la celebración del misterio pascual, de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
    CuaresmaLa Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y se prolonga durante los cuarenta días anteriores al Triduo Pascual. Es tiempo de preparación para la Pascua o Paso del Señor. Es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Es tiempo para la conversión del corazón
    En el Cristianismo, la disciplina del ayuno se vinculó al número 40. El ayuno se hacía siguiendo el ejemplo de Jesús que ayunó 40 días en el desierto, los 40 días de Moisés en el Monte Sinaí, el ayuno de 40 días de Elías en su camino al Monte Horeb y los 40 años que los israelitas pasaron en el desierto. Esto determinó gradualmente la duración del tiempo de Cuaresma. Originalmente, estos días se contaban retrospectivamente desde el Jueves Santo, a fin de determinar la fecha del primer Domingo de Cuaresma.
    La Cuaresma se fija a partir del ciclo lunar, es decir, no se ciñe estrictamente al año calendario. La fiesta más importante de los católicos, la Semana Santa, coincide con la fiesta de la “pascua judía” o Pesaj, misma que también depende de la luna llena. Se cree que en la noche que el pueblo judío huyó de Egipto, había luna llena lo que les permitió prescindir de las lámparas para que no les descubrieran los soldados del faraón. La Iglesia fija su Año Litúrgico a partir de la luna llena que se presenta entre el mes de marzo o de abril. Por lo tanto, cuando Jesús celebró la Última Cena con sus discípulos, respetando la tradición judía de celebrar la pascua - el paso del pueblo escogido a través del Mar Rojo hacia la tierra prometida - debía de haber sido una noche de luna llena. Hecho que se repite cada Jueves Santo.
    En la Cuaresma, se revive la marcha de Israel por el desierto y la subida de Jesús a Jerusalén. Se vive el misterio de la Muerte y Resurrección de Cristo: “Conversión y meditación de la palabra de Dios”.
    Ceniza en la frente
    Miércoles de Ceniza: La ceniza que llevamos nos recuerda el polvo y los escombros de nuestra vida, que somos criaturas transitorias en la tierra, pero no a los ojos de Dios.
    La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Resurrección. En el Triduo Pascual se recuerda y se vive junto con Cristo su Pasión, Muerte y Resurrección.
    Domingo de Ramos: En este día la iglesia recuerda la entrada de Cristo, El Señor, en Jerusalén, para consumar su Misterio Pascual.
    Jueves Santo (La Cena Pascual): Al narrar lo ocurrido recordamos la celebración de la Pascua judía y la celebración cristiana de la Cena del Señor. Con un rito litúrgico lavamos los pies para recordar simbólicamente nuestro misterio de servicio y también al sacerdocio de todos los creyentes.
    Viernes Santo es el aniversario de la muerte de Jesús. Como tal, la celebración es callada, solemne, penitencial y contemplativa. Además es una celebración de la esperanza que viene de la Buena Nueva de la cruz, que proclama que esta nueva vida en Cristo está fuera del poder de la muerte.
     
     
    Tiempo Pascual
    En el Tiempo Pascual se vive la Pascua, Ascensión y Pentecostés en 50 días. Se celebra el gran domingo: “Ha muerto, vive, ¡Ven Señor Jesús!
    ResurrecciónEmpieza el domingo de Pascua y termina con las oraciones de la tarde de Pentecostés. Pascua es la cima del año litúrgico. Es el aniversario del triunfo de Cristo. Es la feliz conclusión del drama de la Pasión, la alegría inmensa que sigue al dolor. El rescate por el Hijo de dios del pecado original.
    La fiesta de Pascua es, ante todo la representación del acontecimiento clave de la humanidad, la resurrección de Jesús después de su muerte consentida por Él para el rescate y la rehabilitación del hombre caído. San Pablo lo expresó con incontenible emoción en este texto:
    "Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
    Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
    Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con El en gloria." Colosenses 3 : 1 - 4
    Vigilia Pascual: El Misterio Pascual de Cristo, crucificado y resucitado, tiene en esta liturgia nocturna, “Madre de todas las demás vigilias, como la llamó San Agustín, su celebración culminante. Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor, como lo hizo el pueblo elegido desde el comienzo del Éxodo de Egipto (Exodus 12:42)
    Domingo de Pascua: El Domingo de Pascua es la mayor fiesta de la Iglesia, en la que se celebra la Resurrección de Jesús. Es el triunfo definitivo del Señor sobre la muerte y primicia de nuestra resurrección.
    Después de Pentecostés sigue el Segundo tiempo ordinario del año litúrgico que termina con la fiesta de Cristo Rey.
     
     
    Tiempo Ordinario
    Se contempla la misión redentora de Cristo en su plenitud y la misión de la iglesia.
    El Tiempo ordinario ocurre dos veces en el año litúrgico: después de la época de Navidad hasta el miércoles de ceniza y desde el día después de Pentecostés hasta las oraciones de la vigilia del primer domingo de Adviento.
    Cristo
    El Tiempo ordinario es considerado como un tiempo menor o “no fuerte”, como si los periodos privilegiados del Adviento, Cuaresma y Pascua fuesen los únicos a tener derecho de ciudadanía en el año litúrgico. Y, sin embargo, es un tiempo importante; tan importante que, sin él, la celebración del misterio de Cristo y la progresiva asimilación de los cristianos a este misterio se verían reducidos a puros episodios aislados, en lugar de impregnar toda la existencia de las comunidades de fé. Solamente cuando se comprende que el Tiempo ordinario es un tiempo imprescindible, que desarrolla el misterio pascual de un modo progresivo y profundo, se puede decir que se sabe qué es el año litúrgico. Quedarse tan sólo con los “tiempos fuertes” significa olvidar que el año litúrgico consiste en la celebración sagrada, en el curso de un año, del entero misterio de Cristo y de la obra de la salvación.
    Ahora bien, la peculiaridad del Tiempo ordinario no radica en la constitución de un verdadero periodo litúrgico, en el que los domingos guardan una relación especial entre sí en torno a un aspecto determinado del misterio de Cristo. La fuerza del Tiempo ordinario está en cada uno de los 33 o 34 domingos que lo integran. Así lo indican las Normas universales sobre el año litúrgico: “Además de los tiempos que tienen carácter propio, quedan 33 o 34 semanas en el curso del año en las cuales no se celebra algún aspecto peculiar del misterio de Cristo, sino más bien se recuerda el mismo misterio de Cristo en su plenitud, principalmente los domingos” (NUALC 43). El Tiempo ordinario comienza el lunes que sigue al 6 de enero y se extiende hasta el martes antes del miércoles de Ceniza, para reanudarse de nuevo el lunes después del domingo de Pentecostés y terminar antes de las primeras Vísperas del domingo I de Adviento (cf. NUALC 44). En los tiempos ordinarios, la Iglesia sigue construyendo el Reino de Cristo movida por el Espíritu y alimentada por la Palabra: “El Espíritu hace de la Iglesia el cuerpo de Cristo, hoy”.
    Cristo Rey
    Cristo Rey del Universo: Ultimo Domingo del Tiempo Ordinario
    La celebración de la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, cierra el Año Litúrgico en el que se ha meditado sobre todo el misterio de su vida, su predicación y el anuncio del Reino de Dios. Esta fiesta se instituyó con el objeto de propagar entre los fieles el conocimiento de la dignidad de Nuestro Salvador. Si Cristo Rey es honrado por todos los católicos del mundo, se pondrá un remedio eficaz a los males que friccionan la sociedad humana, tales como la negación del Reino de Cristo; la negación del derecho de la Iglesia fundado en el derecho del mismo Cristo; la imposibilidad de enseñar al género humano, es decir, de dar leyes y de dirigir los pueblos para conducirlos a la eterna felicidad. El Papa Pío XI instituyó esta solemnidad con la carta encíclica Quas primas el 11 de diciembre de 1925, y después del Vaticano II ha sido colocada el último domingo del tiempo Ordinario, como final del año litúrgico.

     



    Año litúrgico

    Manuscrito que contiene el calendario litúrgico correspondiente al mes de octubre para la abadía de Abbotsbury. El manuscrito proviene de la colección de la célebreBiblioteca Cotton, y hoy forma parte de laBiblioteca Británica.
    Año litúrgico, también denominado ciclo litúrgicoaño cristiano o año del Señor,1 es el nombre que recibe la organización de los diversos tiempos y solemnidades durante el año en las Iglesias cristianas, como forma de celebrar la historia de la Salvación.Nota 1
    Enmarcados en el año litúrgico, se celebran distintos tiempos litúrgicos con los cuales se relacionan los pasajes de las Sagradas Escrituras que se proclaman en los actos de culto, las diferentes oraciones que se rezan, como así también los colores litúrgicos utilizados en la vestimenta del celebrante. Si bien las fechas de las celebraciones varían un poco entre las diferentes Iglesias cristianas, la secuencia y lógica utilizada para su planificación son en esencia las mismas. Tanto en Oriente como en Occidente, las fechas de muchas celebraciones varían de año en año, por lo general en línea con la modificación de la fecha de la Pascua (asociada en el cristianismo con la resurrección de Jesús y considerada la celebración central de la cristiandad) a la cual se asocia buena parte de las celebraciones móviles. En el concilio de Nicea I (325), todas las Iglesias acordaron la celebración de la Pascua cristiana el domingo siguiente al plenilunio (14 de Nisán) después del equinoccio de primavera. La reforma del calendario de Occidente por parte del papa Gregorio XIII (1582), con la introducción del calendario gregoriano en reemplazo del calendario juliano, produjo un desfase de varios días en la celebración de la Pascua respecto del calendario litúrgico oriental. En el presente, las Iglesias de Occidente y de Oriente buscan un nuevo acuerdo que posibilite unificar la celebración de la Pascua y conduzca progresivamente hacia la constitución de un calendario litúrgico común.
    Otra diferencia entre los calendarios litúrgicos radica en el grado de participación que se otorga a las festividades asociadas a los santos. Las Iglesias católica, ortodoxa y anglicana presentan calendarios litúrgicos con una participación importante de celebraciones en honor de la Virgen María y de otros santos, lo que no se verifica en igual medida en los calendarios de las comunidades protestantes.

    En la Iglesia católica apostólica romana

    Iglesia católica
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    Basílica de San Pedro, en el Vaticano.
    La Iglesia católica apostólica romana denomina Año litúrgico al período cíclico anual durante el cual celebra la historia de la salvación hecha porCristo y al que se distribuye en festividades y ciclos: AdvientoNavidadCuaresmaPascua y Tiempo Ordinario. No se tratan de fechas exactas, sino simplemente una sacralización del curso anual de las estaciones del año y una composición cíclica para que en un periodo de tiempo pueda englobarse dicha historia de salvación.

    Tiempo de Adviento

    Es un período aproximado de cuatro semanas antes de la Navidad, en el que los latinos se preparan para celebrar la venida de Jesús en la Navidad. “Adviento” significa venida o llegada. Se celebra con una mirada puesta en la triple venida de Jesús, según indicaba San Bernardo: "Jesús vino" (nacido de la Virgen María), "viene" (hoy, en los signos de los tiempos), y "vendrá" (con gloria, al final de la historia).
    El Adviento es un tiempo de alegre espera: la espera de la llegada del Señor. Por eso los cristianos escuchan en los textos y cantos palabras alusivas a la venida del Señor, en especial las profecías de Isaías.
    Las grandes figuras que la liturgia presenta en este período son el profeta IsaíasSan Juan Bautista, y la Virgen María.
    Las fechas del Adviento se fijan entorno a las fechas que prepara, esto es, de la Navidad. Siempre cuenta con cuatro domingos, aunque las semanas no sean completas. Empieza el domingo cuarto anterior a la Navidad, que suele rondar desde el 27 de noviembre al 3 de diciembre. Solamente si Navidad (25 de diciembre) es domingo, contará con las cuatro semanas completas, pues siempre se cuentan los domingos anteriores a esta festividad.
    Durante el tiempo de Adviento los sacerdotes utilizan vestiduras de color morado, como color de penitencia, mostrando así que este tiempo es de preparación a la fiesta de la Navidad, como también se hace en Cuaresma sobre la Pascua. Además, durante este tiempo no se dice ni se canta elGloria, ni adornar el templo con flores, como en los demás días de penitencia, aunque sí se conserva el canto del Aleluya antes de la proclamación del Evangelio, omisión propia únicamente de la Cuaresma.
    Sin embargo, llegados a la mitad del tiempo, en el tercer domingo, llamado antiguamente y aun nombrado como “Gaudete”, que significa "Gózate" (nombre tomado de la versión latina de la antífona de entrada propia de este día, Cf. Flp. 4, 4-5, "Estad alegres en el señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca"), se puede suavizar el color morado de las vestiduras con toques de blanco, utilizándose en este día vestiduras de color rosa, si bien no es obligatorio, indicando así la alegría al acercarse ya la festividad del nacimiento del Señor. También se puede adornar la iglesia con algunas flores.
    Dentro de este tiempo, con propiedad considerado muy vinculado a la Virgen María, se celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción, patrona de España y de algunos países de América, y en América Latina, la solemnidad de su patrona, Nuestra Señora de Guadalupe. Durante las solemnidades se omite la supresión del Gloria y de los adornos florales.

    Tiempo de Navidad

    Pasadas las cuatro semanas de Adviento, la Iglesia católica apostólica romana celebra el Tiempo de Navidad, a partir de esta solemnidad, el 25 de diciembre. Éste tiempo se extiende desde las I Vísperas de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, al atardecer del día 24, hasta las II Vísperas de la Solemnidad del Bautismo del Señor, el domingo después de la Epifanía (6 de enero).
    Durante estos días, la Iglesia conmemora la venida en carne mortal de Cristo a la tierra. A pesar de que muchos lo consideren así, no se trata de un cumpleaños ni de una fecha tomada como exacta de este hecho histórico, sino que la elección de la fecha es puramente simbólica, como todas las del año cristiano. De este modo, otras confesiones cristianas celebran esta fiesta en fechas distintas. Como tiempo de alegría, se emplean vestiduras blancas.
    A pesar de que la Navidad es una fiesta de gran importancia, el tiempo de Navidad no es uno de los tiempos considerados "fuertes". Así, durante este tiempo, se celebran algunas fiestas que se entremezclan entre la celebración, cosa impensable en Cuaresma o Pascua, como San Esteban (26 de diciembre) o la Sagrada Familia, que ocupa un lugar fijo el domingo de la octava de la Navidad.
    También es creencia popular que este tiempo termina el día de Reyes, sin embargo la Iglesia católica romana continua conmemorando el nacimiento de Cristo y su manifestación a las naciones (Epifanía) hasta el domingo siguiente, en que celebra la fiesta de su Bautismo y comienzo de la vida pública. Tras el tiempo de Navidad, sigue un periodo de Tiempo Ordinario.

    Tiempo de Cuaresma

    La Cuaresma comprende días de preparación para la Pascua de Resurrección, que aunque tradicionalmente han sido cuarenta, las reformas posteriores han hecho cambiar; actualmente empieza el Miércoles de Ceniza y termina al comenzar la Misa de la Cena del Señor en las primeras horas de la tarde del Jueves Santo, totalizando 43 días y medio.
    La Cuaresma recuerda a cada cristiano su situación de pecado y la necesidad de convertirse. Están invitados a practicar especialmente las limosnas, la oración y el ayuno. Se trata de un tiempo de conversión. Simbólicamente también recuerda los cuarenta días que Jesús vivió en el desierto y su lucha contra las tentaciones.
    La Cuaresma incluye cinco domingos más el Domingo de Ramos y es un período de liturgia penitencial: se utiliza ornamentos morados, a excepción del Domingo de Ramos que es el rojo y las solemnidades más importantes que es el blanco, no se canta el Gloria ni tampoco el Aleluya, tampoco se adorna el templo con flores y el órgano y demás instrumentos callan, a no ser que sean para sostener básicamente el canto. Únicamente se exceptúa el cuarto domingo, tradicionalmente llamado "Laetare" en el que se puede cambiar de color al rosa (opcional, por la proximidad de la Pascua, mezcla entre el morado y el blanco), se pueden poner algunas flores y usar instrumentos, pero sigue callado el Gloria y por supuesto el Aleluya. También en las solemnidades y fiestas que coincidan -habitualmente son dos importantes: San José y la Encarnación del Señor- pueden quitarse estos signos penitenciales, empleando vestiduras blancas debido al la solemnidad de estas celebraciones, aunque nunca usar el Aleluya, que callará hasta la noche de Pascua.
    Semana Santa
    Estos días celebran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Es la celebración más importante del año litúrgico. Comienza con el Domingo de Ramos y finaliza el Domingo de Resurrección.
    Domingo de Ramos de la Pasión del Señor
    El Domingo de Ramos, último domingo de Cuaresma y que abre la Semana Santa, llamado "de la Pasión del Señor", conmemora la Pasión de Cristo, usándose el color rojo debido a que se celebra la Pasión del Señor y leyendo los textos de la misma. Previamente se celebra la bendición de ramos, donde son bendecidos las palmas y ramos de olivo, que porta la gente en procesión rememorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Una vez concluida la procesión, comienza la misa de Pasión. En la misma se lee el Evangelio de la Pasión del Señor, lo cual a veces corre a cargo de tres personas: los textos en los que habla Jesús corresponderían al sacerdote, otro lee como cronista, y los demás personajes por otro lector. Es tradicional que las palmas se rizen y se adornen para la procesión. La celebración del Domingo de Ramos comienza con la bendición de ramos, continúa con la procesión y culmina con la misa de Pasión, siendo una celebración de gloria y de pasión al mismo tiempo. Éste día tiene dos perspectivas que se unen en una sola, el Triunfo de Cristo. Por un lado, la entrada triunfal en Jerusalén donde es aclamado como rey. Por otro, al derramar su sangre y morir en la cruz triunfó sobre el pecado. Por lo tanto, éste es el significado del Domingo de Ramos.
    Primeros días de Semana Santa
    Los primeros días de la llamada "Semana Santa" siguen siendo tiempo de Cuaresma, por tanto, tanto el Lunes, Martes y Miércoles Santo se usa el color morado. Son los días "menores" dentro de la Semana Santa pero aún así son muy importantes. En la mañana del Jueves Santo, en una celebración únicamente conservada por motivos prácticos -se necesitan para la Vigilia Pascual-, se celebra la Misa Crismal, en que el obispo de la diócesis consagra el Óleo de los Enfermos, el Santo Crisma y el Óleo de los Catecúmenos. Aunque suele celebrarse el Jueves Santo por la mañana, las características funcionales de esta celebración permiten que sea trasladada a otros días del final de la Cuaresma. Toda la mañana de Jueves Santo sigue siendo tiempo de Cuaresma, como se transluce de los textos de la Liturgia de las Horas, que se recomienda encarecidamente celebrar con los fieles, en público. La Cuaresma finaliza en la tarde del Jueves Santoen torno a las tres, antes de la celebración de la misa vespertina de la cena del Señor.

    Tiempo de Pascua

    El tiempo de Pascua es el que conmemora la Resurrección del Señor: su paso de la muerte a la vida (de ahí proviene etimológicamente la palabra Pascua, que significa "pasar"). Comienza estrictamente con la fiesta de la Pascua de Resurrección, si bien se considera que ya el triduo Pascual, como celebración de este paso, forma ya parte de este tiempo, aunque algunos liturgistas discrepen al respecto.
    La elección de la fecha de Pascua tiene como origen la consecución de las estaciones y de las fases lunares: así, se celebra en el rito romano el domingo posterior a la primera luna llena de primavera. Si ésta cae en domingo, siempre es al siguiente, con tal de no coincidir con la Pascua judía, que se celebra el mismo día de la luna, según su calendario lunar. Siempre se celebra en Domingo, según tradición apostólica, sin tener en cuenta si fue o no el día exacto en que resucitó históricamente Jesús. Así, puede tener lugar entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
    Véase también el artículo Computus sobre el cálcula de la fecha de la Pascua.

    Triduo Pascual

    El Triduo Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo es el corazón del año litúrgico. Comprende los tres días desde las vísperas del Jueves Santo hasta las II Vísperas del Domingo de Resurrección. Prácticamente, ya es tiempo de Pascua, aunque tiene una consideración especial.
    Jueves Santo de la Cena del Señor
    El Jueves Santo, se celebra la misa vespertina de la cena del Señor, en la que Jesús instituyó la Eucaristía, el orden sacerdotal y el mandamiento del amor. No es la celebración ni mucho menos principal de estos días, sino la Introducción al Triduo Pascual, la introducción de lo que va a comenzar a partir de esa misma tarde de Jueves Santo, pero tradicionalmente se celebra con una gran solemnidad. Se vuelve a cantar Gloria, pero no el Aleluya. La iglesia no se debe adornar con muchas flores, y los cantos van enfocados a la institución de la Eucaristía. Se sustituye el color morado de la cuaresma de manera especial por el blanco eucarístico. Tradicionalmente, después del Gloria, todas las campanas dejan de sonar y no volverán a sonar hasta la Noche Santa. La liturgia del Jueves Santo se suele celebrar en una misa vespertina (por la tarde, después de la hora nona, aprox. al caer la tarde) que se caracteriza por la solemnidad y emotividad de la celebración, con un ambiente en parte festivo y de algún modo también de alegría, que culminaran con la reserva del Santísimo Sacramento en el Monumento. La celebración culmina de manera tajante a continuación de la reserva del Santísimo, donde se nos informa que la celebración ha concluido y se nos invita a la celebración que tendrá lugar al día siguiente. No se imparte la bendición, pues la celebración continúa el día siguiente. A partir de ahí, se impondrá la sobriedad y la tristeza que marcarán los próximos días hasta el Domingo de Resurrección.
    Viernes Santo de la Pasión y Muerte del Señor
    El Viernes Santo se recuerda la muerte de Jesús en la cruz para salvar a la humanidad. La liturgia de este día es de una sobriedad muy elocuente. Es el día de la Pasión y Muerte del Señor y no se celebra la Eucaristía. Se vuelve a usar el rojo en representación de la pasión y muerte de Jesús, color que ya se había usado en la celebración del Domingo de Ramos, y que en este día vuelve a ser característico, empleándose vestiduras rojas. Puntos culminantes de la liturgia de Viernes Santo son el relato de la Pasión según san Juan, la oración universal y la adoración de la Cruz. Este es un día de silencio y de recogimiento interno. Además, es día de ayuno y abstinencia de carne, en caso de necesidad. Tradicionalménte, las campanas no tocan desde la tarde del Jueves Santo, por lo que en muchos lugares se usaba una carraca para llamar al la gente a la celebración aunque su uso se ha reducido mucho, pero se mantiene la abstención del toque de campanas. La celebración de la muerte del Señor se suele celebrar en torno a las tres de la tarde del Viernes Santo, donde la iglesia queda despojada por completo de flores y adornos, quedando lo más sobria posible en señal de duelo por la muerte de Jesús. Tanto al entrar como al salir, los sacerdotes van en silencio. No hay canto alguno en ésta celebración a excepción del canto durante la adoración de la cruz. Se da la Comunión con las formas guardadas el día anterior (Jueves Santo) en el Monumento, ya que no se celebra la Eucaristía. De nuevo y como el Jueves Santo no se imparte la bendición, porque la celebración que se había iniciado en la misa de la cena del Señor culminará con la Vigilia Pascual, donde se impartirá la bendición final.
    Sábado Santo de la Sepultura del Señor
    El Sábado Santo es un día de silencio y de oración. Está prohibido, como el día anterior, celebrar la Eucaristía. En este día se suelen organizar retiros para profundizar el misterio pascual. Es conveniente celebrar en común la Liturgia de las Horas, u otras celebraciones en torno al sepulcro del Señor, a su cruz o a los dolores de la Virgen para las cuales el sacerdote se viste de morado en señal de duelo y luto por la muerte de Cristo, pero cabe recordar que no hay misa alguna éste día. El altar está despojado de todo tipo de ornato, el Sagrario queda totalmente abierto y suele colocarse a los pies del altar una imagen de Cristo en el sepulcro .
    Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor
    Terminado el sábado, la Iglesia celebra la Resurrección del Señor con una Vigilia Nocturna, considerada "Madre de todas las Vigilias" por San Agustín. Se celebra en la madrugada del Domingo de Resurrección (y no en la noche ni en la tarde del sábado). En esta noche de vela, la más solemne para los católicos, se rompen los lutos cuaresmales y se canta de nuevo el Aleluya. Esta es la noche santa, la noche que recuerda la victoria de Cristo sobre la muerte, la noche en que la Iglesia desde su comienzo se espera la segunda venida del Señor.
    Los ritos de esta noche son los más largos y solemnes de toda la liturgia romana: primero, se enciende el cirio pascual, imagen de Cristo Resucitado, quien ilumina el mundo y los fieles, que vienen en procesión desde la calle con esta luz, se sientan a escuchar nueve lecturas de la Biblia que les recuerdan la historia de la salvación desde la creación hasta la resurrección de Jesús. Se sigue con la celebración de los sacramentos de la Pascua: el Bautismo, por el cual el hombre muere con Cristo para luego resucitar con Él a una vida nueva (Rom 6, 8), y la Eucaristía, en la cual los Apóstoles reconocen al Señor en la fracción del pan.
    La Vigilia Pascual es la celebración más importante, y con diferencia, de todo el año cristiano y de toda la vida del cristiano, y debe celebrarse como tal. La mañana del domingo se celebra la solemne Misa de Pascua, la misa del día y en la tarde, las II Vísperas Bautismales, con procesión al baptisterio y aspersión del agua, con las que termina el Triduo de Pascua.

    Días del tiempo de Pascua

    El tiempo pascual o de Pascua se extenderá a lo largo de siete semanas (50 días). Los cincuenta días después de Pascua se prolongan como un solo día de fiesta, como un solo gran domingo. Durante todo este tiempo la Iglesia canta la alegría de Cristo Resucitado. Las celebraciones son como un eco de lo que fue la noche de Pascua: se usan vestiduras blancas, no se deja de cantar el Aleluya, se vuelve a usar el Gloria, durante la octava de Pascua -sus primeros ocho días- cada día, y después, cada domingo. Se adornan los templos con muchas flores, más que nunca, y se usa música y canto.
    Hacia el final de este tiempo se celebrarán también la Ascensión y Pentecostés. La Ascensión celebra el regreso del Cristo Resucitado a la casa de su Padre. Así, abre para todos los cristianos el camino hacia el Padre Dios. Se confirma y manifiesta de manera solemne a Jesucristo como Señor del Universo. Tradicionalmente se ha celebrado cuarenta días después del Domingo de Resurrección, en jueves, si bien puede ser trasladada por motivos pastorales al domingo siguiente.
    La solemnidad de Pentecostés (que significa, cinquentena) cierra el tiempo pascual. Celebra la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. La tradición rito romano afirma que Jesús no deja abandonados a los suyos; al contrario, les envía los dones necesarios. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha. Según san Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, es el día en que nace la Iglesia. Se celebra cincuenta días después del domingo de resurrección (diez días después de la Ascensión), al octavo domingo de Pascua y con vestiduras rojas.

    Tiempo ordinario o durante el año

    El llamado «tiempo ordinario» o «tiempo durante el año» integra aquellos días en los que no se celebran acontecimientos centrales de la vida de Cristo. Ocupa la mayor parte del año, si bien en dos periodos separados entre sí. El primero inicia tras el tiempo de Navidad y termina antes del Miércoles de Ceniza; el segundo comienza después del tiempo de Pascua y llega hasta antes del primer domingo de Adviento. Abarca 33 o 34 semanas, según el año. Durante este tiempo se usan vestiduras de color verde, menos en las celebraciones (memorias, fiestas, solemnidades) que exigen otros colores.
    En esas semanas, la Iglesia de Roma medita el Evangelio de Cristo, su predicación y ministerio previo a su Pasión. Durante los domingos, se leen, en un ciclo trienal, los Evangelios sinópticos: se sigue el Evangelio de Mateo en el ciclo A, el Evangelio de Marcos para el ciclo B, y el Evangelio de Lucas en el ciclo C. El Evangelio de Juan se suele reservar mayormente para los demás tiempos litúrgicos, en particular el Tiempo de Pascua. Sin embargo, existen excepciones: algunos pasajes de los capítulos 1 y 2 del Evangelio de Juan se usan en el segundo domingo durante el año, y el capítulo 6 se incluye en el tiempo ordinario del ciclo B (domingos decimoséptimo al vigésimoprimero durante el año inclusive). En las misas entre semana (de lunes a sábado), a lo largo del año se sigue una lectura bastante completa de los tres evangelios sinópticos, empezando por el de Marcos, luego el de Mateo y terminando con el de Lucas.
    En este tiempo hay espacio para otras fiestas y solemnidades del Señor y de los Santos: en primer lugar, algunas fijas como son la fiesta de la Santísima Trinidad, el domingo después de Pentecostés; la fiesta de Corpus Christi, tradicionalmente el jueves siguiente a la Trinidad, pero en la mayoría de los casos, trasladada al domingo; y la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, que se celebra el viernes después de la antigua octava de Corpus, por tanto, la semana después de esta fiesta.
    Otras fiestas se desarrollan en el tiempo ordinario, como la de San Juan Bautista, Santiago Apóstol o la Asunción de la Virgen, entre otras. En este tiempo, tienen mayor preferencia estas celebraciones sobre incluso los domingos, puesto que no se celebra en concreto ningún acontecimiento singular de la historia de Salvación, si bien, cada domingo sigue conmemorándose, desde tiempos apostólicos, la resurrección de Cristo.
    El año litúrgico finaliza con la celebración de la solemnidad de Cristo Rey, con un sentido claramente escatológico, es decir, con la esperanza en la vida eterna.

    Celebraciones de los santos durante el tiempo Ordinario

    Durante las celebraciones de los santos, se usan vestiduras de color blanco para las fiestas de Santa María, las fiestas de Cristo que no tengan un enfoque hacia la Pasión y la de los demás santos que hayan muerto de forma natural o celebraciones no martiriales. Se usan vestiduras de color rojo para las fiestas referidas a la Pasión de Cristo (por ejemplo, la festividad de la Santa Cruz), y a las fiestas de los santos mártires, por tanto, asesinados por su fe en Cristo, entre los que se incluyen los apóstoles y evangelistas, a excepción de San Juan, apóstol y evangelista, que no murió martirizado. Conviene señalar que, si existe más de una fiesta de algún santo, solo se celebra de rojo la conmemoración de su martirio (San Juan BautistaSan Pablo, etc.)
    Existe una tabla que rige el orden de preferencia de celebración en caso de coincidencia de alguna fiesta que se debe seguir en caso de duda.

    En otras confesiones cristianas

    Si bien la mayoría de confesiones cristianas siguen este mismo esquema, algunas de ellas divergen en la elección de fechas o en la duración de los tiempos, que tampoco han sido fijos en la historia de la Iglesia. Los ortodoxos, por ejemplo, marcan los tiempos en torno a las llamadas Doce fiestas,Nota 2 y usan en muchos casos el calendario juliano, aunque existen variantes según las diversas confesiones.

    En otras religiones

    Muchas otras religiones tienen asignados periodos de tiempo de celebraciones concretas: muchas celebraciones cristianas provienen del judaismo, que celebra el Hanukah (o janucá en español) o también la Pesaj. Del mismo modo los musulmanes tienen el tiempo de Ramadán, como tiempo de ayuno, si bien no suele ser muy general el establecimiento de todo un ciclo anual como se hace en el cristianismo.

    Referencias

    1. Ir a Estas dos últimas expresiones suelen usarse con cierta asiduidad como términos de carácter catequético. Ver, por ejemplo: Pedrosa, V. Ma.; Navarro, Ma.; Lázaro, R.; Sastre, J. (1999). Nuevo diccionario de catequética, Volumen II. Madrid: San Pablo. p. 1384. ISBN 84-285-2213-8. Consultado el 24 de marzo de 2013.

    Notas

    1. Ir a En el cristianismo, suele asociarse el concepto de «año litúrgico» con una expresión del evangelio de Lucas (4:19) tomada a su vez del libro de Isaías 61:2: se trata de la «proclamación del año de gracia del Señor», es decir, del llamado a vivir el año como un tiempo sagrado.
    2. Ir a Las «Doce fiestas» de la Iglesia ortodoxa son: (1) el Nacimiento de la Santísima Madre de Dios (8 de septiembre); (2) la Elevación de la Santa Cruz (14 de septiembre); (3) la Presentación de la Virgen en el Templo (21 de noviembre); (4) la Natividad de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo (25 de diciembre); (5) la Teofanía (Bautizo del Señor) (6 de enero); (6) la Presentación de Nuestro Señor al Templo (2 de febrero); (7) la Anunciación (25 de marzo); (8) el Domingo de las Palmas (domingo antes de Pascua); (9) la Resurrección del Señor (domingo de Pascua); (10) la Ascensión de Nuestro Señor (40 días después de la Pascua); (11) la Transfiguración (6 de agosto); (12) la Dormición de la Virgen (15 de agosto).

    Bibliografía



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    1 comentario:

    Anónimo dijo...

    Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, mi nombre es María Gómez, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro todavía busqué una cura incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir esto experiencia milagrosa, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor medio ambiente, póngase en contacto con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com, también puede llamar o WhatsApp +2348052394128.