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viernes, 7 de marzo de 2014

Consideraciones Espirituales


Quienes hemos entrado en el camino de la fe, siguiendo al Señor Jesús, partimos casi siempre de ilusiones o emociones que suscita en nosotros el primer encuentro, el primer amor. Pero pasado este enamoramiento inicial pronto las luchas se hacen presentes, somos conscientes de ello, pero pocas veces imaginamos la magnitud de las pruebas que tendremos que enfrentar; además no nos apercibimos lo suficiente de los apegos y carencias humanas que vamos “arrastrando”. Por ello les ofrezco ahora algunas consideraciones en el campo de la vida espiritual que nos ayudan a no bajar la guardia ante los embates que azotan nuestra fe.
1364989499_b2cb81d456_o2Aspectos que hemos de vigilar siempre:
  1. El camino de la Ira. El enojo es mal amigo, es un impulso que o va creciendo poco a poco o irrumpe abruptamente en el alma, proviene generalmente de la constatación de que las cosas no salen como queremos, o de que somos tratados injustamente. Por lo general no nos dejamos llevar, callamos y aceptamos, pero no siempre con el enfoque correcto, porque solemos ocultar nuestros verdaderos sentimientos y seguimos resentidos en nuestro interior, con aquella sensación de que la vida nos debe algo o que se ha ensañado con nosotros; otras veces la ira procede de aquellas cosas que no logramos perdonarnos a nosotros mismos o a otros (inclusive a Dios) y que quisiéramos que nunca hubieran sucedido. No aceptar la parte negativa de nuestra vida nos lleva a sumirnos en el dolor por un pasado que no podemos cambiar, recordarlo de esa manera abre las heridas del corazón una y otra vez, generando amargura y frustración.
  2. El camino del Miedo. El miedo nos paraliza, aunque sabemos que hemos de evaluar previamente las cosas para actuar inteligentemente nunca tendremos las condiciones completamente ideales para realizarnos en el espíritu, hay que confiar. El miedo surge cuando desviamos la mirada del Señor y la ponemos en los riesgos o dificultades que nos rodean, es cierto, están ahí, pero nuestra mente las magnifica y entonces nos llenamos de inseguridad y dejamos de construir nuestra edificación en la fe. También el miedo aparece cuando nuestra concepción de Dios es demasiado intelectual y se estrella con una realidad cruda y cuestionante.
  3. El camino de la Tristeza. Solemos reaccionar con tristeza cuando creemos haber perdido algo o alguien, pensamos que después de todo, después de tanto esfuerzo, todo termina irremediablemente hundido. La tristeza parece asegurarnos que todo está perdido y que ya nada vale la pena, terminamos alejándonos de Dios y sumidos en la oscuridad y en la soledad, esto puede complicarse incluso a un grado patológico, la tristeza es la muerte de la esperanza.
  4. El camino del Engaño. La cobardía nos lleva a no afrontar la realidad, a no poner de nuestra parte para luchar por aquello que decimos amar, se disfraza de orgullo o de victimismo, pero solo es un engaño. Decimos que todo está bien, autoengaño; pensamos que nosotros podemos, autosuficiencia; tratamos de convencernos de que no es nada malo, autojustificación. Solo evadimos la dolorosa pero liberadora verdad, que somos débiles y pecadores, necesitados de ayuda.
santidad-a-dios
Si crees que tu alma va recorriendo alguno de estos caminos ten cuidado, darnos cuenta ayuda mucho para evitar un debilitamiento o la pérdida de la fe, pero sobretodo busca las respuestas y la fuerza para recomenzar en la presencia de Dios, Él es el único que puede llevarte, si tú quieres, al camino de la transfiguración espiritual, por eso todo lo hacemos en el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
“Si te has decidido a servir al Señor, prepárate para la prueba. Conserva recto tu corazón, no te pongas nervioso cuando vengan las dificultades. Apégate al Señor, no te apartes de él; si actúas así, arribarás a buen puerto al final de tus días.” Eclesiástico 2,1-3
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