lunes, 17 de febrero de 2014

LOS SIGNOS DE LOURDES




La Roca
La Gruta de las apariciones es "ese corazón que late constantemente", ha dicho el escritor François Mauriac. Muchos tocan esta roca. No porque desprenda una fuerza mágica que cura. Y sin embargo, cuántas críticas hay que oír en nombre de una fe puritana, adulta, o en nombre de un racionalismo absoluto. En realidad, tocar la roca representa el abrazo de Dios, firme como la roca. Este signo de la roca es muy rico en la Biblia y en la tradición cristiana. Repasando la historia, nos damos cuenta de que las grutas han servido siempre de refugio natural y han marcado la imaginación de los hombres. Aquí en Massabielle, como en Belén y en la roca de Getsemaní, la roca de la Gruta también ha albergado lo sobrenatural. Bernardita lo sabía instintivamente, sin haber estudiado nunca. "Era mi cielo", decía ella de esta Gruta. Ante esta masa rocosa, estamos todos invitados a sobrepasar las cosas cotidianas para elevarnos más alto. Aunque sea sólo por curiosidad, hay que entrar en este refugio natural, ver cómo la roca está lisa, reluciente, pulida por la fricción de millones de caricias. Y de paso, aprovechar para observar la fuente inagotable, allí al fondo a la izquierda. Sienta bien ver cómo mana esta fuente.


La luz
Lourdes signe de la lumiéreMiles y miles de velas arden continuamente ante la Gruta desde el 19 de febrero de 1858. Ese día, Bernardita llegó a la Gruta con una vela bendecida que tuvo encendida en sus manos hasta el final de la aparición. El mismo día, algunas personas depositaron más velas encendidas en el mismo sitio. Siempre han seguido renovándose. Desde entonces las velas ofrecidas por los peregrinos estan ardiendo día y noche. Poner una vela en la Gruta no sustituye a una oración, pero es un signo sensible que representa una petición, una ofrenda o un agradecimiento. Cada año, una 700 toneladas de velas arden ante la Gruta por los oferentes y por los que no pudieron o no quisieron acudir allí. Las volutas de humo llevan millones de intenciones de oración y de buenos deseos. Por otra parte, el signo de la luz está presente en todas partes en la Historia Sagrada. Cuando la Biblia habla del estado de pecado en que se encuentra la humanidad después de la culpa de Adán, emplea a menudo dos imágenes: la esclavitud y las tinieblas. Por el contrario, la salvación llevada a cabo por Jesucristo es presentada como una liberación y una iluminación. Y para mostrar el signo concreto, en la celebración de Pascua, el sacerdote bendice el fuego y el cirio pascual, antesde bendecir el agua para el bautismo. Sin ser expresamente conscientes de todo esto, los peregrinos y visitantes de Lourdes ¿no expresan al menos la esperanza cuando van en procesión con una vela encendida en la mano?


El agua
Eau de LourdesEl jueves 25 de febrero, la Señora dijo a Bernardita: "Vaya a beber y a lavarte en la fuente". Aquero ("Aquello") me dijo que fuera a beber y a lavarme en la fuente. Al no ver nada, yo iba a beber en el Gave, pero Ella me señaló con el dedo que fuera a la roca. Fui y encontré un poco de agua cenagosa tan escasa que apenas pude recoger en el cuenco de la mano. Yo la escupí por tres veces por lo sucia que estaba. A la cuarta vez ya pude beber.

El Evangelio nos narra la escena siguiente: Jesús, cansado del camino, se sentó al lado de un pozo. Una mujer vino a sacar agua. Jesús le dijo: "El que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna." (Juan 4,14).

Según la fe católica, es siempre y únicamente Dios el que cura, por la intercesión de la Virgen María y la oración de los cristianos, por medio de los elementos naturales y de los sacramentos. El agua de Lourdes es signo de otra agua, el agua del bautismo. Cada vez que se realiza hoy el gesto del agua, se renueva el sentido de la historia de una persona. Se purifica y se libera un corazón.


Las multitudes

Le signe des foules Peregrinos, turistas, niños, adolescentes, padres, abuelos, personas con buena salud, personas enfermas o discapacitadas, buscadores de Dios o creyentes de distintas religiones... La diversidad humana que se puede observar hoy en Lourdes existe casi desde los orígenes. Desde hace cerca de 150 años, las muchedumbres acuden a la cita, procedentes de todos los continentes. Sin embargo, el éxito mundial de Lourdes no estaba previsto por adelatando. En una estribación de los Pirineos, una joven visionaria, pobre e ignorante transmite mensajes de penitencia que no siempre comprende. Afirma recibir estos mensajes de una "hermosa señorita". En la primera aparición, el 11 de febrero de 1858, Bernardita está acompañada solamente por su hermana Toinette y por una amiga, Jeanne Abadie. Pocas semanas después, Lourdes es conocida ya como la "ciudad de los milagros". Centenares y luego millares de curiosos acuden de los alrededores. Muchos se burlan viendo rezar a los enfermos y a los sanos en aquel lugar sucio y de no muy fácil acceso. Después del reconocimiento oficial de las Apariciones por la iglesia en 1862, se empiezan a organizar las primeras peregrinaciones locales. En la línea de esas concentraciones y favorecidos por las polémicas en los medios de comunicación sobre "el hecho de Lourdes" y los milagros, afluyen las peregrinaciones de todos los rincones de Francia. Luego, en los primeros años del siglo XX, la irradiación adquiere dimensiones mundiales. Pero es después de la segunda Guerra Mundial cuando las estadísticas entran en una fase de exponente desconocido... El mundo necesita sobre todo reconciliación. Y en Lourdes, se superan todas la diferencias, las basadas en el color de la piel, en la lengua, en la riqueza, en la pobreza, en la discapacidad, en la enfermad. La Gruta exhala aromas de vida fraterna y de iglesia universal.

Los enfermos y quienes los acompañan
Lourdes le signe des malades Lo que más llama la atención al peregrino de Lourdes, y sobre todo al simple visitante, es la presencia de los enfermos en el Santuario.¿Qué sería Lourdes sin ellos? Están por todas partes ocupan el primer lugar. Con todo, Lourdes no se parece en nada un hospital a cielo abierto. Todos los maltratados por la vida encuentran un consuelo, en una sociedad que da a entender, incluso indirectamente, que el sufrimiento no sirve de nada y que es una cargaincluso económica.¿Qué le espera a quien se atenga únicamente a esta lógica? La desesperación. Pero es lo contrario de esta desesperación lo que resplandece en los peregrinos. Oficialmente, son 80.000 los enfermos y discapacitadosde todos los países que vienen a apoyarse en la Roca de las Apariciones para encontrar un sentido a su sufrimiento físico o moral. A pesar del espectáculo a veces insoportable de algunas heridas o enfermedades, uno se siente aquí en un remanso de paz y alegría. La Alegría, esa es la realidad que embarga los corazones de muchas personas durante su paso por Lourdes. En la imaginación colectiva, Lourdes es la ciudad de los milagros, es decir, la ciudad de las curaciones milagrosas. Las primeras curaciones de Lourdes tuvieron lugar en el tiempo de las Apariciones. Casi inmediatamente, algunos enfermos comenzaron a acudir a la Gruta, cada vez más numerosos, y cada vez de más lejos. Ya en esta época, algunas personas, conmovidas a la vista de los enfermos, les ofrecieron espontáneamente su ayuda. El grupo de estos hombres y mujeres de buena voluntad no ha dejado de crecer, llegando a prestar actualmente multitud de servicios, en los Centros de acogida de enfermos, en la estación, en el aeropuerto, en la explanada del Rosario, en la Gruta, en las piscinas. La curación de los cuerpos no puede ocultar sin embargo la curación de los espíritus. Los enfermos como los considerados sanos se encuentran ante la Gruta de las Apariciones. Se ayudan unos a otros intercambiando un gesto y una sonrisa, y compartiendo la oración. Por eso, Lourdes aparece más como un lugar de ternura, de afecto y de reconciliación de los corazones.


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