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martes, 7 de enero de 2014

No seamos comodinos como Herodes, salgamos a la búsqueda de Dios

 

Walk-Sand
 
Dios se manifestó en la humildad de nuestra carne al tomar nuestra naturaleza humana mortal al nacer entre nosotros. Pero esa Revelación de Dios a los hombres no estaría completa si no hubiera sido universal, a toda la humanidad, y es lo que hoy conmemorarnos, que la Luz de Jesucristo brilla para todos los pueblos, representados por estos Reyes Magos que la tradición ha dicho que son 3, y son Reyes porque representan cabezas de pueblos y son magos en el sentido de sabios que pertenecen a una casta de sacerdotes, estudiosos de la astronomía de su tiempo, quienes al encontrar un fenómeno celeste, la estrella de Belén , la siguen para encontrar al Mesías salvador del mundo.
El mejor comentario a este Evangelio es el Capítulo IV del libro La Infancia Jesús de Joseph Ratzinger, S.S. Benedicto XVI. Los Magos siguen la estrella y la pierden, y llegan a Jerusalén, donde se presentan ante Herodes para preguntar por el Rey recién nacido. Herodes y toda Jerusalén caen en una misteriosa inquietud, pensando que ese niño representa una amenaza al poder real. Herodes pregunta a su vez a los eruditos y manda a Belén a los Magos, pidiéndoles que le digan el lugar exacto del nacimiento, para después ir a adorarlo también él.Destaca la actitud de búsqueda de los Magos: ellos se ponen en camino desde Oriente, atraviesan desiertos y preguntan a quien ellos creen les pueden facilitar las respuestas.
Dios se muestra a quien lo busca y vuelven a encontrar la estrella, que los guía hasta el sitio exacto de Jesús, a quien encuentran con María su madre, de quien es inseparable. Resalta que no se menciona a José, tal vez porque andaba fuera procurando el pan para su esposa e Hijo.
Aquí hay una gran verdad: Dios se manifiesta a quien lo busca. Él nos atrae de formas misteriosas, tal vez por una luz interior o exterior, pero eso no dispensa al hombre de buscar, investigar, preguntar, ponerse en camino, salir a buscar. Porque muchas veces queremos que las cosas se nos den gratuitas y masticadas, y a domicilio. La gente no va a misa a pesar de que hay misas en todas partes ya a todas horas del día y de la tarde. Luego se quejan de que tambalean en su fe. Pues claro, si no la alimentas y fortaleces con los medios ordinarios a tu disposición, ¿cómo se te va a manifestar Dios? Te quejas de no hallarlo pero vas a los antros cantinas, picaderos, lugares de vicio, y como que por ahí no se te va a manifestar. Tienes pereza para leer libros edificantes pero en cambió estás al pendiente de horóscopos, adivinaciones, pronósticos, todo lo que dicen l@s modern@s “bruj@s” en los medios y lo tomas como si fuera palabra de ciencia cierta. Así no. Más bien, como los Magos, hay que salir, desinstalarse, buscar, preguntar a los que saben, investigar, leer, no quedarse con la duda.
Herodes representa la posición más cómoda: Búsquenlo, hállenlo, díganme donde… nomás faltó decirles: Tráiganmelo envuelto y cómprenme un regalito para ofrecérselo. Mucha gente es herodiana: nunca busca a Dios pero quiere que se le atienda a la hora (o des-hora), lugar y fecha que se le ocurre, inmediatamente, y pobre de nosotros los cristianos si alguna vez le decimos a uno de estos urgidos: permítame un momento, que estoy atendiendo a otra persona, porque se van echando pestes de los católicos y se van con los hermanos, “porque ahí sí los atienden siempre”… por no decir, a su capricho, como Herodes. Los Reyes adoraron al Señor, manifestado divinamente en la naturaleza humana de Jesús. Sólo a Dios hay que adorar, pero hay que aceptar la existencia de Dios como un ser superior, porque es el que nos creó. Hay gente que no acepta hincarse ante Dios ni reconoce su grandeza. Ante eso, yo digo: Ni cómo ayudarles. Hay gente con ideas “nuevas” que dice que no somos creación de un ser superior sino una “manifestación” y yo me pregunto ¿¡What! y eso qué quiere decir?
Conclusión: Dios se nos manifiesta a todos de formas diversas y misteriosas, pero eso no nos exime de la obligación de buscarlo por todos los medios ordinarios y extraordinarios: ir a misa, rezar, leer, preguntar, aclarar dudas, saber esperar por las respuestas. No seamos comodinos como Herodes y pensemos que otros van a hacer el trabajo que a nosotros nos toca. Si perseveramos en nuestra búsqueda, Dios se nos manifestará claramente y su luz, como la estrella de Belén, llenará de claridad y alegría nuestras vidas.

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