Páginas

viernes, 6 de diciembre de 2013

Provoquemos un dolor de cabeza para...


Estoy segura de que todos conocemos esta bella oración que es el Santo Rosario.

Una leyenda cuenta que un Hermano Lego (que no era sacerdote) de la Orden de los Dominicos, no sabía leer ni escribir, por lo que no podía leer los Salmos, como era la costumbre en los conventos de la época.

Entonces, cuando terminaba sus labores por la noche (él era el portero, el barrendero, el hortelano, etc.) se iba a la capilla del convento y se hincaba frente a la imagen de la Virgen María, y recitaba 150 avemarías (el número de los salmos), luego se retiraba a su celda a dormir.

 Por la mañana, de madrugada, se levantaba antes que todos sus hermanos y se dirigía a la capilla para repetir su costumbre de saludar a la Virgen.

El Hermano Superior notaba que todos los días, cuando él llegaba a la capilla para celebrar las oraciones de la mañana con todos los monjes, había un exquisito olor a rosas recién cortadas y le dio curiosidad, por lo que preguntó a todos quién se encargaba de adornar el altar de la Virgen tan bellamente, a lo que la respuesta fue que ninguno lo hacía, y los rosales del jardín no se notaban faltos de sus flores.

El Hermano lego enfermó de gravedad; los demás monjes notaron que el altar de la Virgen no tenía las rosas acostumbradas, y dedujeron que era el Hermano quien ponía las rosas. ¿Pero cómo? Nadie le había visto nunca salir del convento, ni sabía que comprara las bellas rosas.

Una mañana les extrañó que se había levantado pero no lo hallaban por ninguna parte.

Al fin, se reunieron en la capilla, y cada monje que entraba quedaba asombrado, pues el hermano lego estaba arrodillado frente a la imagen de la Virgen, recitando extasiado sus avemarías, y a cada una  que dirigía a la Señora, una rosa aparecía en los floreros. Así al terminar sus 150 saludos, cayó muerto a los pies de la Virgen.

Con el correr de los años, Santo Domingo de Guzmán, (se dice que por revelación de la Stma. Virgen) dividió las 150 avemarías en tres grupos de 50, y los asoció a la meditación de la Biblia: Los Misterios Gozosos, los Misterios Dolorosos y los Misterios Gloriosos, a los cuales el Beato Juan Pablo II añadió los Misterios Luminosos.

CARGUEN SU ROSARIO TODOS LOS DIAS

Cuando cargas tu Rosario, es un dolor de cabeza para Satanás

Cuando usas tu Rosario, Satanás colapsa

Cuando él te ve rezando el Rosario, se desvanece.

Vamos a Rezar el Rosario cada vez, de manera de mantenerlo desvanecido.

Ver

¿Qué ves que no veo?
¿Cuál es la trayectoria que lleva a la dureza de corazón?

¿Qué escamas cubren mis ojos o tapan mis oídos?

El corazón puede endurecerse. Los ojos, entonces, pierden la capacidad de ver lejos, de mirar adentro. El alma llega a vestirse con una costra de dureza, de indiferencia, de apatía, de desamor, de críticas enfermizas.

¿Por qué ocurre esto? ¿Cuál es la trayectoria que lleva a la dureza de corazón? ¿Qué escamas cubren mis ojos o tapan mis oídos?

Los golpes de la vida, las ambiciones, los rencores, las envidias, los deseos de placer y de comodidad, las perezas, los orgullos, endurecen el alma hasta extremos insospechados.

Frente al mal que nos rodea, frente a las pasiones que surgen desde dentro, necesitamos aire puro, ideales nobles, enseñanzas llenas de dulzura y de amor auténtico, para romper corazas de indiferencia, para abrir horizontes de ternura, para aprender a ver “con los ojos de Cristo” (cf. Benedicto XVI, encíclica “Deus caritas est”, n. 18).

Es entonces cuando veo que necesito acercarme a Ti, Dios mío, para preguntarte: ¿qué ves que yo no veo?

Sólo Tú puedes sacarme del abismo del pecado. Sólo Tú puedes quitar las escamas de mis ojos. Sólo Tú puedes enseñarme a vivir como los niños, para entrar un poco, ya en esta vida, en el Reino de los cielos (cf. Mt 18,2-4).

En este día, con sus prisas, con sus pausas, con sus momentos exaltantes y con sus angustias, necesito escuchar tus palabras, abrirme a tu luz, dejarme curar.

Entonces seré capaz de ver de modo diferente, de mirar como Tú a los hombres, al mundo, a mí mismo. Sentiré que la misericordia es la palabra que más ayuda. Me dejaré transformar según tu Corazón, manso y humilde. Descubriré horizontes de belleza y de esperanza, porque empezaré a verlo todo, un poquito, como Tú.


Abrazos, besos y bendiciones

El saludo

Este mensaje lo recibí de un buen amigo, lo dedico a las personas que siempre saludan con gozo y alegría pero, en especial para aquellos que al parecer el saludar se les complica o simplemente nunca tuvieron la suerte de aprender o sentir lo lindo que es tratar con entusiasmo y respeto a los demás. Es una sencilla palabra o frase que marca una gran diferencia en las personas.

Un señor trabajaba en una planta empacadora de carne en Noruega. Un día terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo; se cerró la puerta con el seguro y se quedo atrapado dentro del refrigerador. Golpeo fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchaba.

 La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía esa puerta.

Llevaba cinco horas en el refrigerador al borde de la muerte. De repente se abrió la puerta. El guardia de seguridad entro y lo rescato.

 Después de esto, le preguntaron al guardia ¿a que se debe que se le ocurrió abrir esa puerta sino es parte de su rutina de trabajo?

Él explico “llevo trabajando en esta empresa 35 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día. Este señor es el único que me saluda en la mañana y se despide de mí en las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible. Hoy me dijo “hola” a la entrada, pero nunca escuche – hasta mañana -  yo espero por ese hola, buenos días, y ese hasta mañana –cada día.

Sabiendo que todavía no se había despedido de mi, pensé debe estar en algún lugar del edificio, por lo que busque y lo encontré “.

Hay que entender que el saludo aparte de ser placentero, transmite un mensaje adicional para todos:

“Eres importante para mí y estoy contento de verte”

Abrazos, besos y bendiciones

Un poco de ciencia

Hecho ocurrido en 1892, verdadero y parte de una biografía.
Un señor de unos 70 años viajaba en el tren, teniendo a su lado a un joven universitario que leía su libro de Ciencias. El caballero, a su vez, leía un libro de portada negra. Fue cuando el joven percibió que se trataba de la Biblia y que estaba abierta en el Evangelio de Marcos.

Sin mucha ceremonia, el muchacho interrumpió la lectura del viejo y le preguntó:
- Señor, ¿usted todavía cree en ese libro lleno de fábulas y cuentos? 
- Sí, mas no es un libro de cuentos, es la Palabra de Dios. ¿Estoy equivocado? 
- Pero claro que lo está. Creo que usted señor debería estudiar Historia Universal. Vería que  la Revolución Francesa , ocurrida hace más de 100 años, mostró la miopía de la religión.
Solamente personas sin cultura todavía creen que Dios hizo el mundo en 6 días. Usted señor debería conocer un poco más lo que nuestros Científicos dicen de todo eso.

- Y... ¿es eso mismo lo que nuestros científicos dicen sobre la Biblia ? 

- Bien, como voy a bajar en la próxima estación, no tengo tiempo de explicarle, pero déjeme su tarjeta con su dirección para mandarle material científico por correo con la máxima urgencia.
 
El anciano entonces, con mucha paciencia, abrió cuidadosamente el bolsillo derecho de su bolso y le dio su tarjeta al muchacho. Cuando éste leyó lo que allí decía, salió cabizbajo, sintiéndose peor que una ameba. 

En la tarjeta decía:
  
Profesor Doctor Louis Pasteur
Director General del Instituto de Investigaciones Científicas

Universidad Nacional de Francia
 
'Un poco de Ciencia nos aparta de Dios. Mucha, nos aproxima'.
          
Dr. Louis Pasteur


Abrazos, besos y bendiciones

Hacia puerto seguro


¿Has visto como las barquitas pequeñas son llevadas de acuerdo a la dirección del viento?


De la misma manera, deja que Dios te conduzca hacia donde el lo ha dispuesto.

No te resistas...
No le cuestiones...
Solo déjate llevar por El.

No te sorprendas si antes te conduce al desierto de la prueba.

Es necesario que antes experimentes la soledad, el hastío, el desanimo, las tentaciones y los peligros, pues todo forma parte del entrenamiento que necesitas en tu vida cristiana.

No es por casualidad que llegaras al desierto de la prueba, sino que es parte vital en tu proceso de
madurez.

Dios te lleva al desierto para que aprendas a depender de el y no de las circunstancias, de las personas, de tus capacidades, de tu lógica y de tus recursos.

Dios te lleva al desierto para que aprendas a buscarle en oración y en la meditación de su Palabra.

Dios te lleva al desierto para que comprendas el propósito por el cual estas en este mundo.

Dios te lleva al desierto para que establezcas en tu vida propósitos eternos.
Ten la seguridad de la cercanía y la acción incondicional del Dios todopoderoso a tu favor.

Tu solamente descansa en el, pues encontraras situaciones en las que humanamente hablando ya no hay nada que hacer.

Descansa en Dios y veras como te ira abriendo caminos que no esperabas.
Descansa en Dios y veras como te ira destruyendo todos esos estorbos que te dañan.
Descansa en Dios y veras como aun en medio de la estrechez iras a un lugar espacioso.
Descansa en Dios con la plena seguridad que no  quedaras a la deriva, pues el mismo es quien te irá conduciendo a puerto seguro.

Toda tu vida es una misión

El solo hecho de existir como PERSONA, de ser y ejercer como persona, independientemente de tu quehacer profesional, y del lugar en que te encuentres, trasciende al mero hecho de tu existencia: es una misión.

Toda tu vida es una misión, una servidumbre a los demás. Sirve quien vale, pero vale quien sirve. Esta reflexión es el fundamento final de la vida de entrega, hacia los demás, que cada uno tenemos, y para la que hemos sido creados. Salirse de este guión es andar en solitario, aunque aparentemente puedas moverte en olor de multitudes.

Aceptar esta reflexión, te obliga a admitir, que toda persona tiene algo que decir a los demás, y de donde se deriva que ninguna persona existe sin sentido. La existencia y aceptación de que tienes una misión en la vida, y que tú, y solo tú, puedes realizar tu misión, te obliga a una elección personal, es lo que llamamos vocación.

Concretando: tienes una misión que realizar a través de tu personal vocación.

 La vocación no es algo añadido al personaje, seas lo que seas. No es algo que le sobreviene a la persona accidentalmente en algún momento de su existencia en el tiempo. Tu persona y la vocación son una misma cosa, desde el momento que elegiste, y lo aceptaste, estabas destinado para realizar tu misión en la sociedad. La tuya, no la de otra persona puesta en tu lugar.

La vocación nos constituye, nos configura, es la clave mas profunda de la identidad personal de cada uno, y por tanto la razón principal de mí existir. La vocación transciende a lo que en cada momento debas realizar, ya que mi misión es un todo a través de mi vocación, y lo que a lo largo de mi vida vaya realizando es una parte del todo de mi misión, durante toda mi vida.

Persona, vida y vocación, igual a misión se confunden en un todo, es la realidad íntegra y existencial del ser humano.

La persona que tiene claro el porqué de su existencia, que se funde en una misma cosa: persona y vocación, sabrá realizar con satisfacción, para los demás,  su misión en su vida.

Como consecuencia de la satisfactoria realización de cada parte de su total misión, en consonancia con su vocación, conseguirá otros logros paralelamente, y a lo mejor sin ser consciente de esta realidad. Estos logros, para beneficio de su entorno, serían:

Satisfacerse con lo realizado, satisfacer lo realizado por su trascendencia, satisfacer a los demás, que conviven a tu alrededor, por el ejemplo de lo realizado, y del que lo ha realizado.

La persona, que con estas premisas enfoca su vida, pero hacia una eternidad trascendente, suele reflejarlo con otras palabras:”Realizo mi misión vocacional hacia los demás: santificando lo que hago: mi trabajo, Santificándome con lo que hago. Y ayudo a que los demás se santifiquen en su propio trabajo. Ayudo a que cada cual sea consecuente y acepte su misión”.

Alguien dijo que el mejor milagro para convencer a los demás de algo, era un fraile llamado vulgarmente, por la sabiduría de pueblo, “fray ejemplo”.

Si no eres consecuente con la trascendencia de cómo piensas, terminaras pensando según vives, te dicen o te dirigen. Con lo cual, no serás feliz tú, y por tu responsabilidad hacia los demás, podrás  hacer infeliz a mucha gente.

No es fácil ser consecuente sino te apoyas en firmes valores, siempre llamadas virtudes.

Todo lo anteriormente escrito también le vale a quien esto escribe, sea “mandador” o “mandado”.

Abrazos, besos y bendiciones

Triunfar sin combatir


No te detengas en el camino!...
No importa cuántas veces hayas caído, sino cuántas veces te has levantado!!!

Lleva en tu mente la certeza de que cuando una puerta se cierra, otra más grande te espera abierta al final del camino!

Cuando sientas que las fuerzas te abandonan, recuerda otras veces, que sí estuviste sin ellas, y milagrosamente las cosas se solucionaron!
Y todo esto porque actuaste bien y con la conciencia limpia, y porque DIOS está contigo.

Sigue adelante con la vista al frente y el paso firme, que nada te detenga!

No combatas con nadie, pues tu mejor triunfo será aquel que logres sin combatir! Con Disciplina vencerás! Con Sinceridad triunfarás! Con Coraje te salvarás!

Camina con el paso firme y lucha por cambiar a tu enemigo convirtiéndolo en amigo. 

Ayuda a tus amigos a luchar aumentándoles su propia iniciativa.

No desmerezcas al que no es inteligente, préstale atención y ayúdale.

Practica el arte del amor, avasallando la fuerza de tus enemigos.

Frente al amor perderán su odio, y la victoria sobrevendrá sola porque el odio es vencido siempre por el amor.

 

Todos los Santos


NOS LLEVAN A LA VIRGEN MARÍA......Por la fe.....

Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado. Hebreos 11, 24-25.

El resultado de esa decisión será gozo o desgracia eternos.

El enemigo de Dios promete gozo, y miles van detrás de él. El gozo de este mundo comprende placer, poder, dinero, fama, en fin. Pero, todo eso es temporal y pasajero; al fin, encuentras la muerte. Y el enemigo no te habla de eso.

Si por el contrario, decides seguir a Jesús, puedes sufrir en esta tierra. No afirmo que vas a sufrir; digo puedes sufrir, porque vives en un mundo de dolor. Solo que el sufrimiento es pasajero; finalmente, encontrarás el gozo eterno en Jesús.

Nota la diferencia: gozo pasajero en este mundo y muerte eterna al final, o sufrimiento pasajero en este mundo y al fin, el gozo eterno con Jesús.

El poder, el dinero, el placer y la fama no son malos en sí. El placer, por ejemplo, es fruto de los sentidos, y los sentidos fueron colocados, en tu cuerpo, por Dios. No hay nada de malo en sentir placer: el problema aparece cuando empiezas a vivir solo en función de ello.

Eso sucede con el ser humano de nuestros días. Busca desesperadamente el placer, y no se satisface con nada. Entonces, entra en el terreno sombrío de las depravaciones y las aberraciones de conducta. Es un hombre vacío. No tiene a Jesús en el corazón, y un corazón sin Cristo será siempre insatisfecho y pensará que el gozo se limita a la satisfacción de los sentidos.

Pero, cuando el hombre se deja encontrar por Jesús, todo cambia: continúa sintiendo placer, pero el placer no es el motivo de su vida; la razón de su existencia es Jesús, y el resultado de eso es el gozo en este mundo, a pesar de las tribulaciones, y el gozo eterno cuando Jesús vuelva. Todos, en algún momento de la vida, tenemos que escoger a quién servir.

Entrégate a Jesús. Acéptalo como el Señor de tu vida. Vive con él la más linda experiencia de amor. Y recuerda que "por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado".

AMEN, AMEN, AMEN.
BENDICIONES.

CON MUCHO CARIÑO.
 



‎"El santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad que éstas lo irán progresivamente transformando. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo, también a sí mismo. Le es suficiente el amor de Dios, que experimenta y transmite en el servicio humilde y desinteresado al prójimo" AMEN, AMEN, AMEN.

BENDICIONES. CON MUCHO CARIÑO.

Para entender la acción de leer la Biblia


Se cuenta la historia de un anciano que se mantuvo en una granja en las montañas de Kentucky oriental con su joven nieto.

Cada mañana, el abuelo se sentaba temprano en la mesa de la cocina para leer su vieja y estropeada Biblia.

Su nieto que quería ser tal como él, intentó imitarle de cualquier manera.

Un día el nieto preguntó:

"Abuelo yo intenté leer la Biblia, me gusta pero yo no la entiendo, y lo que logro entender se me olvida en cuanto cierro el libro".

"¿Qué hay de bueno en leer la Biblia?", preguntó el nieto.

El abuelo calladamente dejó de echar carbón en la estufa y dijo:
"Baja el canasto de carbón y ve al río y tráeme un canasto de agua".


El muchacho hizo tal y como su abuelo le dijo, aunque todo el agua se salió antes de que él pudiera volver a la casa.

El abuelo se rió y dijo:
"Tendrás que moverte un poco más rápido la próxima vez".
Y le envió nuevamente al río con el canasto para intentar de nuevo.

Esta vez, el muchacho corrió más rápidamente, pero de nuevo el canasto estaba vacío antes de que llegara de vuelta a casa.

Ya sin respiración, le dijo a su abuelo:
"Es imposible llevar agua en un canasto". Y fue a conseguir un balde a cambio.

El anciano dijo:
"Yo no quiero un balde de agua". "Yo quiero un canasto de agua" ¡Tú puedes hacer esto!
¡Tú simplemente no estás intentando  lo suficiente! Y salió a la puerta para mirar la prueba del muchacho de nuevo.

A estas alturas, el muchacho sabía que era imposible, pero quería mostrar a su abuelo que aún cuando corriese tan rápido como podía, el agua se saldría antes que llegase a casa.

El muchacho sacó el agua y corrió rápido, pero cuando llegó donde su abuelo, el canasto estaba de nuevo vacío.

Ya sin poder respirar dijo: "¡Mira abuelo es inútil!"

"¿Por qué piensas que es inútil?" dijo el anciano, "mira dentro del canasto".

El muchacho miró dentro del canasto. Y por primera vez comprendió que el canasto parecía diferente. En lugar de un sucio canasto carbonero, estaba limpio.

"¡Hijo!" dijo el abuelo, "esto es lo que pasa cuando tú lees la Biblia, tal vez no puedes entender o recordar todo, pero cuando la lees, te cambiará el interior".

Esa es la obra de Dios en nuestras vidas para cambiarnos desde dentro, y lentamente transformarnos en la imagen de Su Hijo.

"En efecto, la Palabra de Dios es viva y eficaz, más penetrante que espada de doble filo, y penetra hasta donde se divide el alma y el espíritu, los huesos y los tuétanos, haciendo un discernimiento de los deseos y los pensamientos más íntimos" Hebreos 4:12
Fuente: Desconocida

Yo, en un retiro?


Cuántas veces —dice Jesús— quise acogerte como la gallina acoge a sus pollitos y no quisiste. Cuantas veces el Señor, nos ha invitado a cambiar de una manera más radical nuestra vida a través de un retiro, de un amigo o de una amiga, de una lectura, de una homilía, incluso de un bello atardecer, etc., y cuantas veces le hemos dicho: "Hoy no Señor... quizás mañana", para lo mismo decirle la próxima vez.

El Señor no se cansa de llamarnos a vivir en su amor, ¿no será ya tiempo de aceptar su invitación y entregarle totalmente nuestra vida?

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.

Como María, todo por Jesús y para Jesús.
 

El cofre


"Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre". San Mateo 15:4

EL COFRE DE VIDRIO ROTO

Erase una vez un anciano que había perdido a su esposa y vivía solo. Había trabajado duramente como sastre toda su vida, pero los infortunios lo habían dejado en bancarrota, y ahora era tan viejo que ya no podía trabajar.  Las manos le temblaban tanto que no podía enhebrar una aguja y la visión se le había enturbiado demasiado para hacer una costura recta.

Tenía tres hijos varones, pero los tres habían crecido y se habían casado, y estaban tan ocupados con su propia vida que sólo tenían tiempo para cenar con su padre una vez por semana.

El anciano estaba cada vez más débil, y los hijos lo visitaban cada vez menos.  No quieren estar conmigo ahora -se decía- porque tienen miedo de que yo me convierta en una carga.

Se pasó una noche en vela pensando qué sería de él y al fin trazó un plan.

A la mañana siguiente fue a ver a su amigo el carpintero y le pidió que le fabricara un cofre grande.  Luego fue a ver a su amigo el cerrajero y le pidió que le diera un cerrojo viejo.  Por último fue a ver a su amigo el vidriero y le pidió todos los fragmentos de vidrio roto que tuviera.



El anciano se llevó el cofre a casa, lo llenó hasta el tope de vidrios rotos, le echó llave y lo puso bajo la mesa de la cocina.

Cuando sus hijos fueron a cenar, lo tocaron con los pies.

"Qué hay en ese cofre?", preguntaron, mirando bajo la mesa.

"¡Oh, nada!, -respondió el anciano-, sólo algunas cosillas que he ahorrado".

Sus hijos lo empujaron y vieron que era muy pesado. Lo patearon y oyeron un tintineo.

"Debe estar lleno con el oro que ahorró a lo largo de los años", -susurraron.

Deliberaron y comprendieron que debían custodiar el tesoro. Decidieron turnarse para vivir con el viejo, y así podrían cuidar también de él.

La primera semana el hijo menor se mudó a la casa del padre, y lo cuidó y le cocinó. A la semana siguiente lo reemplazó el segundo hijo, y la semana siguiente acudió el mayor.  Así siguieron por un tiempo.



 Al fin el anciano padre enfermó y falleció. Los hijos le hicieron un bonito funeral, pues sabían que una fortuna los aguardaba bajo la mesa de la cocina, y podían costearse un gasto grande con el viejo. Cuando terminó la ceremonia, buscaron en toda la casa hasta encontrar la llave, y abrieron el cofre. Por cierto, lo encontraron lleno de vidrios rotos.

"¡Qué triquiñuela infame!, -exclamó el hijo mayor-. ¡Qué crueldad hacia sus hijos!".

"Pero, ¿qué podía hacer? -preguntó tristemente el segundo hijo-. Seamos francos. De no haber sido por el cofre, lo habríamos descuidado hasta el final de sus días".

"Estoy avergonzado de mí mismo, -sollozó el hijo menor-. Obligamos a nuestro padre a rebajarse al engaño, porque no observamos el mandamiento que él nos enseñó cuando éramos pequeños".

Pero el hijo mayor volcó el cofre para asegurarse de que no hubiera ningún objeto valioso oculto entre los vidrios. Desparramó los vidrios en el suelo hasta vaciar el cofre. Los tres hermanos miraron silenciosamente dentro, donde leyeron una inscripción que el padre les había dejado en el fondo: "Honrarás a tu padre y a tu madre".

Marbella Caribe

"Nos dio toda el alma,

Como el árbol da sus ramas

Y como el nido a los pájaros.

Y ahora, casi sin querer,

Llora cuando nos tiene cerca,

Llora cuando nos vamos

Y se emociona de alegría

Cuando nos vuelve a ver...

NUESTRO PADRE."



Abrazos, besos y bendiciones

Compartir; bienestar para todos


En cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz que ganaba el concurso del mejor producto, año tras año.


El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.

¿Por qué comparte su mejor semilla de maíz con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso año tras año?, preguntó el reportero.

"Vera usted, señor", dijo el agricultor. El viento lleva el polen del maíz maduro de un sembradío a otro, si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada degradaría constantemente la calidad del mío. Si voy a sembrar buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga.

Lo mismo sucede con otras situaciones de nuestra vida.

Quienes quieran lograr el éxito, deben ayudar a que sus vecinos también tengan éxito.
Quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otro también encuentre la felicidad, porque el bienestar de cada uno se haya unido al bienestar de todos.

La belleza de la vida


Un día un viejo campesino fue a ver a Dios y le dijo:
"Mira, tú puedes ser muy Dios y puedes haber creado el mundo, pero hay una cosa que tengo que decirte: No eres un campesino, no conoces ni siquiera el principio de la agricultura. Tienes algo que aprender".

Dios dijo: ¿Cuál es tu consejo?.
El granjero le respondió: "Dame un año y déjame que las cosas se hagan como yo quiero y veamos qué pasa. La pobreza no existirá más.

Dios aceptó y le concedió al campesino un año.  Naturalmente éste pidió lo mejor y sólo lo mejor... ni tormentas, ni ventarrones, ni peligros para el grano.  Todo confortable y cómodo... y él era muy feliz. 

El trigo crecía altísimo.  Cuando quería sol... había sol; cuando quería lluvia... había tanta lluvia como hiciera falta. 

Ese año todo fue perfecto, ¡matemáticamente perfecto!.

El trigo crecía tan alto que el granjero fue a ver a Dios y le dijo: "¡Mira!, esta vez tendremos tanto grano que si la gente no trabaja en 10 años, aún así tendremos comida suficiente".



Pero hubo un problema... cuando se recogieron los granos todos estaban vacíos. 

El granjero se sorprendió y le preguntó a Dios: "¿Qué pasó?, ¿qué error hubo? Ante tal inquietud Dios le respondió: "Como no hubo desafío, no hubo conflicto, ni fricción, como tu evitaste todo lo que era malo, el trigo se volvió impotente.

Un poco de lucha es imprescindible. Las tormentas, los truenos, los relámpagos, son necesarios, porque sacuden el alma dentro del  trigo".

La noche es tan necesaria como el día y los días de tristeza son tan esenciales como los días de felicidad.

A esto se le llama lucha y esfuerzo.

Entendiendo este secreto descubrirás cuán grande es la belleza de la vida, cuánta riqueza llueve sobre ti en todo momento, dejando de sentirte miserable porque las cosas no van de acuerdo con tus deseos.

Acerca de la Virgen María


LAS VERDADES FUNDAMENTALES

SOBRE MARÍA

A modo de introducción

No todo lo que Dios ha querido manifestarnos está en la Escritura. Hay que contar también con la Tradición. Ambas son fuentes de revelación. Apoyándose en ellas, y con el uso de la razón, la Iglesia explicita, enriquece y en cierto sentido traduce para los fieles el mensaje cristiano primordial. El Vaticano II, en la Dei Verbum, lo resume así: «La teología se apoya, como en cimiento perdurable, en la Sagrada Escritura unida a la Tradición; así se mantiene firme y recobra su juventud, penetrando a la luz de la fe, la verdad escondida en el misterio de Cristo» (No. 24).

La teología nos presenta el retrato espiritual de María. Y ello a base de ciertos trazos, unos más importantes que otros. De entre aquellos a los que llamamos verdades fundamentales hay algunos que reciben el nombre de dogmas.

Dogma es una verdad que pertenece al objeto de la fe de una manera irreversible. Todo dogma ha sido revelado por Dios de una manera explícita o implícita. Y ha sido solemnemente definido por el magisterio de la Iglesia o propuesto como tal por la tradición invariable de la misma Iglesia. Negar algún dogma equivale a negar la misma fe, pues supone negar la autoridad de Dios, que lo ha revelado.
Los dogmas marianos son cuatro:
  • María, Madre de Dios
  • María, Madre Virgen
  • María, Inmaculada
  • María, Asunta en cuerpo y alma al cielo

Otras verdades fundamentales sobre María también son cuatro:
  • María, Corredentora
  • María, Reina
  • María, Madre espiritual
  • María, Medianera.
Con la exposición de estas verdades vamos a obtener una más que suficiente fisonomía interior de la Santísima Virgen.
DOGMAS MARIANOS
1. María, Madre de Dios
Este dogma enseña que María es verdadera madre de Dios porque engendró al Hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad, la Persona del Verbo. Este Verbo se hizo hombre por medio de María asumiendo la naturaleza humana, engendrada milagrosa y virginalmente por ella, por obra del Espíritu Santo. Por eso María es verdaderamente su Madre.
Esta verdad está contenida en la Sagrada Escritura y fue definida por el Concilio de Éfeso (año 431). Más tarde, fue proclamada por otros Concilios universales, como el de Calcedonia (451) y segundo de Constantinopla (553).
Este dogma es el principal de todos los dogmas marianos. Y la raíz y fundamento de la dignidad singularísima de la Virgen María.

2. María, Madre virgen
Se llama a esta prerrogativa la virginidad perpetua de María. Este dogma incluye la virginidad de María antes de la concepción del Hijo de Dios, en su concepción, en su nacimiento y después de éste.
María permaneció virgen en el momento de la concepción del Verbo, porque fue hecha Madre de Dios por obra del Espíritu Santo, sin intervención de varón.
Fue virgen en el parto, porque el nacimiento del Hijo de Dios no quebrantó, más bien consagró su virginidad. Es una verdad enseñada a través de la tradición de la Iglesia. La ratifica el Vaticano II al decir que «su Hijo primogénito, lejos de disminuir, consagró su integridad virginal» (LG 57).
María fue virgen después del nacimiento de Jesús, porque no tuvo comercio carnal con ningún hombre. Esto lo ha reafirmado el magisterio de la Iglesia en muchas ocasiones proclamando la virginidad perpetua de María (Concilio IV de Letrán, en 1215).
La virginidad perpetua de María es doctrina contenida en el Nuevo Testamento y profesada desde la época más remota.

3. María, Inmaculada
Significa este dogma dos cosas: que María fue concebida limpia de pecado original y que desde el primer instante de su concepción estuvo adornada de la gracia de Dios. Su inmunidad del pecado original se le otorgó en virtud de los méritos futuros de su Hijo Redentor.
Este privilegio está insinuado en dos textos de la Sagrada Escritura. Primero, en Génesis 3, 15, en que se habla de la victoria de la mujer y de su descendencia sobre la serpiente. Y segundo, en LC. 1, 28, en las palabras que el ángel dirigió a María: «Dios te salve, llena de Gracia».
A estos textos han recurrido los Papas y Concilios para enseñar y definir este dogma.
El Papa Pío IX definió como dogma esta verdad en 1854, en la Bula Ineffabilis Deus. El Vaticano II, en su Constitución sobre la Iglesia, ha reafirmado ambos aspectos del dogma: preservada inmune de toda mancha de culpa original (LG 59) y «enriquecida desde el primer instante de su concepción con esplendores de santidad del todo singular» (LG 56).

4. María, asunta en cuerpo y alma al cielo
Según este dogma, la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, terminado el período de su vida terrestre, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.
Pío XII definió el dogma en 1950, en la Bula Munificentissimus Deus. No queda definido si la Virgen murió o no. Sólo que su cuerpo no quedó sometido a la corrupción del sepulcro, y que ha sido ya glorificado.
La profecía contenida en Génesis 3, 15 insinúa esta verdad al anunciar la victoria de la mujer y de su Hijo sobre el pecado y sobre la muerte. Lo mismo parece desprenderse del Cap. 12 del Apocalipsis.
Por su parte, el Vaticano II ha dicho: «La Madre de Jesús, ya glorificada en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y principio de la Iglesia que ha de ser consumada» (LG 68).

Verdades fundamentales sobre María

María, Corredentora
Empleamos este término porque es tradicional. Si bien hoy se prefiere sustituirlo por la perífrasis «cooperadora en la restauración de la vida sobrenatural de las almas» (LG 61), o, según algunos teólogos, por «Socia del Redentor».
No se trata de un dogma; es sólo una verdad cierta como todas las que siguen.
Y enseña que María contribuyó al plan divino de la salvación de dos maneras: primero, como Madre del Redentor, ya que dándole carne humana le hizo posible el redimir al mundo. Y, luego, como nueva Eva: asociada íntimamente a la obra redentora de Cristo, colaboró en la resurrección espiritual de la humanidad (LG 56).
Esta colaboración no fue necesaria. La actuación del Redentor era completa y suficiente. Sólo que el mismo Hijo quiso dar a los actos de su Madre un valor corredentivo en orden a la salvación del mundo.

María, Reina
El Papa Pío XII proclamaba en 1954 (Centenario del dogma de la Inmaculada) la realeza de María y establecía su fiesta en la Iglesia. Este título no es metafórico; es bien real.
María es reina por una doble razón, que permite llamarla Reina Madre y Reina Consorte.
María es Reina por ser la Madre de Jesucristo, Rey de los Siglos.
María es también Reina porque fue la compañera del Rey Divino, asociada por Él a su propia obra. Algo parecido a las reinas esposas de los reyes.
Por ambos títulos tiene María una dignidad regia que la coloca sobre todas las criaturas, y la constituye en signo de esperanza cierta para la Iglesia peregrinante.
El Vaticano II ha dicho que María «ha sido exaltada por el Señor como Reina del Universo...y, ya glorificada en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y principio de la Iglesia que ha de ser consumada» (LG 59 y 68).

María, Madre espiritual
María se llama, y es con toda propiedad, la Madre de los hombres. También aquí por una doble razón.
La maternidad espiritual de María comenzó en el momento mismo de la encarnación del Verbo en su seno virginal. Desde que empezó a ser la Madre de Jesús era la Madre del Redentor y de todos los redimidos, hermanos suyos.
Asimismo, María es madre espiritual por su colaboración en la obra redentora. Madre es la mujer que da la vida a otro ser, su hijo. María nos ha dado a todos la vida de la gracia: cooperó activamente en la obra del Salvador, que fue restaurar la vida sobrenatural de las almas (LG 61).
Una forma especial de esta maternidad espiritual es el título de Madre de la Iglesia, es decir: de los fieles todos y de los pastores.
Así lo proclamó Pablo VI el 21 de noviembre de 1964, y ordenó que el pueblo cristiano la honre e invoque con este título. El cual quiere decir que María cuida con solicitud maternal de la Iglesia que peregrina hacia el Padre.

María, Medianera
El Vaticano II ha escrito esta memorable página: «María, asunta a los cielos, no ha dejado su misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada.
«Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora.
«Lo cual, sin embargo, ha de entenderse de tal manera que no reste ni añada nada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador» (LG 62).
Esta es la tradicional doctrina de la Iglesia sobre la verdad conocida como: La mediación universal de María o María dispensadora de todas las gracias.
Se reduce a estos puntos:
  • Cristo es el único mediador.
  • Pero Él —no por necesidad sino por benevolencia— ha querido asociarse otros mediadores. Entre ellos, María.
  • La mediación de María fluye de un doble hecho: primero, su maternidad espiritual. Ésta exige no sólo la transmisión de la vida sobrenatural, sino también su conservación. Y segundo: su corredención maternal, que requiere la aplicación de la redención a cada uno de los redimidos.
  • Finalmente, como concluye el Concilio, «la Iglesia no duda en confesar esta función subordinada de María, la experimenta continuamente y la recomienda a la piedad de los fieles, para que, apoyados en esta protección maternal, se unan con mayor intimidad al Mediador y Salvador» (LG 62). 

No hay comentarios:

Publicar un comentario