Es una medicina espiritual que sirve para difundir en todas partes el amor, el perdón y la fraternidad
Queridos amigos y hermanos del blog: al término del concurridísimo Ángelus de ayer domingo en Roma, el papa Francisco recetó una medicamento a los miles de fieles y peregrinos que se agolpaban en San Pedro. “Es el contenido de una cajita, que algunos voluntarios distribuirán mientras dejan la plaza”, afirmó divertido. Y aclaró que “se trata de una ‘medicina espiritual’, llamada Misericordina”.
En ese momento, desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, el santo padre blandía el particular regalo. Dentro, una corona del Rosario, "con la cual se puede rezar también la Coronilla de la Divina Misericordia".
Con este gesto, explicó el pontífice, su intención era sugerir a todos los presentes en la plaza “un modo para concretar los frutos del Año de la Fe, que llega al final”. Y el papa concluyó sus palabras asegurando que la ‘Misericordina’ es “una ayuda espiritual para nuestra alma y para difundir en todas partes el amor, el perdón y la fraternidad”.
“Son 59 pastillas para el corazón”, dijo en alusión a las cuentas del Rosario. De eso se trataba, en realidad, un novedoso packaging para el tradicional Rosario con el cual rezan los católicos.
“Tómenla, es una corona del Rosario con la cual se puede rezar, es ayuda espiritual para nuestra alma y para difundir en todas partes el amor, el perdón y la fraternidad”, explicó para anunciar luego que varios voluntarios distribuirían las cajitas de Misericordina entre los fieles presentes.
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