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jueves, 12 de diciembre de 2013

Los Santos Inocentes

Fiesta, 28 de diciembre, es buena ocasión de hacer agradable la vida a los demás
 
Los Santos Inocentes
Los Santos Inocentes
La consulta bien intencionada de aquellos Magos que llegaron de Oriente al rey fue el detonante del espectáculo dantesco que organizó la crueldad aberrante de Herodes a raíz del nacimiento de Jesús.

Habían perdido el brillo celeste que les guiaba, llegó la desorientación, no sabían por donde andaban, temieron no llegar a la meta del arduo viaje emprendido tiempo atrás y decidieron quemar el último cartucho antes de dar la vuelta a su patria entre el ridículo y el fracaso.

Al rey le produjo extrañeza la visita y terror la ansiosa pregunta sobre el lugar del nacimiento del Mesías; rápidamente ha hecho sus cálculos y llegado a la conclusión de que está en peligro su status porque lo que las profecías antiguas presentaban en futuro parece que ya es presente realidad. Se armó un buen revuelo en palacio, convocaron a reunión a los más sabios con la esperanza de que se pronunciaran y dieran dictamen sobre el escondrijo del niño "libertador". El plan será utilizar a los visitantes extranjeros como señuelo para
Los Santos Inocentes
Los Santos Inocentes
encontrarle. Menos mal que volvieron a su tierra por otro camino, después que adoraron al Salvador. Impaciente contó Herodes los días; se irritó consigo mismo por su estupidez; los emisarios que repartió por el país no dan noticia de aquellos personajes que parecen esfumados, y se confirma su ausencia. Vienen los cálculos del tiempo, y contando con un margen de seguridad, le salen dos años con el redondeo.

Los niños que no sobrepasen dos años en toda la comarca morirán. Hay que durar en el poder. El baño de sangre es un simple asunto administrativo, aunque cuando pase un tiempo falten hombres para la siembra, sean escasos los brazos para segar y no haya novios para las muchachas casaderas; hoy sólo será un dolor pasajero para las familias sin nombre, sin fuerza, sin armas y sin voz. Unas víctimas ya habían iniciado sus correteos, y balbuceaban las primeras palabras; otras colgaban todavía del pecho de sus madres. Pero para Herodes era el precio de su tranquilidad.

Son los Santos Inocentes. Están creciendo para Dios en su madurez eterna. Ni siquiera tuvieron tiempo de ser tentados para exhibir méritos, pero no tocan a menos. Están agarrados a la mano que abre la gloria. Aplicados los méritos de Cristo sin que fuera preciso crecer para pedir el bautismo de sangre, como tantos laudablemente hoy son bautizados en la fe de la Iglesia con agua sin cubrir expediente personal. El Bautismo es gracia.

Entraron en el ámbito de Cristo inconscientes, sin saberlo ni pretenderlo; como cada vez que por odio a Dios, a la fe, hay revueltas, matanzas y guerras; en esas circunstancias surgen mártires involuntarios, que aún sin saberlo, mueren revestidos y purificados por la sangre de Cristo, haciéndose compañeros suyos en el martirio; y no se les negará el premio sólo porque ellos mismo, uno a uno, no pudieran pedirlo. En este caso es el sagrado azar providente de caer por causa de Cristo, porque la mejor gloria que el hombre puede dar a Dios es muriendo.

Ya el mismo Jeremías dejó dicho y escrito que "de la boca de los que no saben hablar sacaste alabanza".

Hoy los mayores también hacen bromas en recuerdo del modo de ser juguetón y alegre de aquellos bebés que no tuvieron tiempo de hacerlas; es buena ocasión de hacer agradable la vida a los demás, con admiración y sorpresa, en desagravio del mal que provocó el egoísmo de aquel que tanto se fijó en lo suyo que aplastó a los demás.

Los Santos Inocentes

Dios hace fracasar los planes de los malvados (S. Biblia).
El Nino JesusHoy celebramos la fiesta de los Niños Inocentes que mandó matar el cruel Herodes.
Nos cuenta el evangelio de San Mateo que unos Magos llegaron a Jerusalén preguntando dónde había nacido el futuro rey de Israel, pues habían visto aparecer su estrella en el oriente, y recordaban la profecía del Antiguo Testamento que decía: "Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones" (Números 24, 17) y por eso se habían venido de sus lejanas tierras a adorar al recién nacido.
Dice San Mateo que Herodes se asustó mucho con esta noticia y la ciudad de Jerusalén se conmovió ante el anuncio tan importante de que ahora sí había nacido el rey que iba a gobernar el mundo entero. Herodes era tan terriblemente celoso contra cualquiera que quisiera reemplazarlo en el puesto de gobernante del país que había asesinado a dos de sus esposas y asesinó también a varios de sus hijos, porque tenía temor de que pudieran tratar de reemplazarlo por otro. Llevaba muchos años gobernando de la manera más cruel y feroz, y estaba resuelto a mandar matar a todo el que pretendiera ser rey de Israel. Por eso la noticia de que acababa de nacer un niñito que iba a ser rey poderosísimo, lo llenó de temor y dispuso tomar medidas para precaverse.
Herodes mandó llamar a los especialistas en Biblia (a los Sumos Sacerdotes y a los escribas) y les preguntó en qué sitio exacto tenía que nacer el rey de Israel que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: "Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: "Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel" (Miq. 5, 1).
Nacimiento de nuestro SeñorEntonces Herodes se propuso averiguar bien exactamente dónde estaba el niño, para después mandar a sus soldados a que lo mataran. Y fingiendo todo lo contrario, les dijo a los Magos: - "Vayan y se informan bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren vienen y me informan, para ir yo también a adorarlo". Los magos se fueron a Belén guiados por la estrella que se les apareció otra vez, al salir de Jerusalén, y llenos de alegría encontraron al Divino Niño Jesús junto a la Virgen María y San José; lo adoraron y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.
Y sucedió que en sueños recibieron un aviso de Dios de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, y el pérfido Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido. Esto lo enfureció hasta el extremo.
Entonces rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén, y mandó a sus soldados a que mataran a todos los niñitos menores de dos años, en la ciudad y sus alrededores. Ya podemos imaginar la terribilísima angustia para los papás de los niños al ver que a sus casas llegaban los herodianos y ante sus ojos asesinaban a su hijo tan querido. Con razón el emperador César Augusto decía con burla que ante Herodes era más peligroso ser Hijo (Huios) que cerdo (Hus), porque a los hijos los mataba sin compasión, en cambio a los cerdos no, porque entre los judíos esta prohibido comer carne de ese animal.
San Mateo dice que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías: "Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen" (Jer. 31, 15).
Como el hombre propone y Dios dispone, sucedió que un ángel vino la noche anterior y avisó a José para que saliera huyendo hacia Egipto, y así cuando llegaron los asesinos, ya no pudieron encontrar al niño que buscaban para matar.
Y aquellos 30 niños inocentes, volaron al cielo a recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones. Y que rueguen también por nosotros, pobres y manchados que no somos nada inocentes sino muy necesitados del perdón de Dios.



Día de los Santos Inocentes

 
Día de los Santos Inocentes
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El origen de esta fiesta se debe a una masacre de los niños perpetrada por el Rey Herodes I el Grande.
Día de celebración28 de diciembre
Lugar de celebraciónDía Internacional
El Día de los Santos Inocentes es la conmemoración de un episodio hagiográfico del cristianismo: la matanza de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén (Judea), ordenada por el rey Herodes con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret.

 


Relato Bíblico

La iglesia católica recuerda este acontecimiento el 28 de diciembre, aunque de acuerdo con los Evangelios, la matanza debió haber sucedido después de la visita de los Reyes Magos al rey Herodes el Grande (uno o dos días después del 6 de enero), aunque también la fecha de la adoración de los Reyes Magos a Jesús no tiene una fecha dada exactamente en las escrituras.
Es muy corriente la explicación de la Navidad y demás fechas alrededor de esta como fechas arbitrarias, pues estas no figuran en los evangelios. Según el evangelio, Zacarias supo que Santa Isabel estaba encinta de Juan el Bautista mientras cumplía con la obligación de quemar incienso en el Templo, que debía hacer cada grupo sacerdotal dos veces por año. Zacarías pertenecía al octavo grupo, el de Abías, lo cual nos da dos posibles fechas para la concepción de Juan el Bautista, una a mediados de mayo y otra a mediados de noviembre, ninguna de las cuales coincide con la tradición.
El evangelista Lucas nos cuenta que había pastores que estaban pasando aquella importante noche a cielo raso, con sus rebaños. Esto nos lleva a la conclusión de que Jesús no pudo haber nacido en diciembre ya que es improbable que los pastores estuvieran acampando a cielo abierto en una época del año donde las temperaturas pueden llegar a bajo cero en la región de Belén.

Evidencia histórica

Flavio Josefo (37101), en su Historia de Julieta nunca relata una matanza de niños. Ningún historiador contemporáneo relata la matanza de los inocentes. Se sabe que el mensaje del evangelista Mateo se dirigió a judíos conversos de la época. Se cree que como Mateo no conocía mucho del nacimiento de Jesús de Nazareth, y como los judíos veneraban a Moisés como el más grande profeta del Pueblo, quien en su momento debió ser salvado de una matanza de niños, quizás extrapoló esta leyenda mosaica a la historia de Jesús.

Conmemoración, bromas e inocentadas

En Hispanoamérica y en España es costumbre realizar en esta fecha bromas de toda índole. Los medios de comunicación hacen bromas o tergiversan su contenido de tal modo que la información parezca real. Se trata de una libertad que se dan los agentes mediáticos para dar rienda suelta a su sentido del humor, oportunidad que solamente tienen una vez al año. Es tradición que los periódicos publiquen páginas enteras de noticias cómicas, con la advertencia de que es día de los inocentes, que van desde las que son una obvia mofa a cualquier suceso reciente, hasta las que parecen serias y engañan al lector desprevenido. El día de los inocentes se vive en todo el mundo hispanohablante.
En algunas zonas de América es importante no prestar ningún bien, sea objeto o dinero, pues el prestatario es libre de apropiarse de los bienes. Este tipo de festejo ha venido a menos en años recientes y ya no es usual que la gente pida prestado con la esperanza de que el prestador no recuerde la fecha y se le pueda hacer mofa con la muy popular frase: «Inocente palomita que te dejaste engañar» o su versión ampliada: «Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en este día nada se puede prestar» o «Inocente palomita que te dejaste engañar, hoy día de los inocentes te dejaste engañar», Que la inocencia te valga» o «Herodes mandó a Pilatos, Pilatos mandó a su gente; el que presta en este día pasará por inocente»;«Inocente palomita te dejaste engañar hoy por ser día 28 en nadie debes confiar.
El día 28 de diciembre en El Salvador, se celebra religiosamente en Antiguo Cuscatlán, departamento de La Libertad. La Iglesia católica de la localidad está dedicada a los Santos Niños Inocentes. Es la fiesta patronal de la ciudad. La tradición es al parecer de tiempos de la colonia. Las personas, provenientes de diferentes lugares del país, traen desde la víspera, carrozas o canastos con imágenes de niños (imaginería), adornadas de diferentes maneras, como exvoto y agradecimiento por algún favor recibido. Es una colorida festividad a la que asisten cientos de personas. En las calles aledañas se instala una feria popular con variedad de gastronomía y artesanías.

España

La broma socialmente más popularizada en España el Día de los Santos Inocentes consiste en colocar un monigote blanco en la espalda. También es tradicional la gala de televisión en la que distintas personas del cine y la televisión son objeto de bromas (llamadas inocentadas) mientras se intenta recaudar dinero con algún fin benéfico. Con mayor peso histórico están las "funciones de inocentes" que muchos teatros españoles realizaban el 28 de diciembre, en una tradición que se ha ido perdiendo.[1]
En Tremp, capital del Pallars Jussà, provincia de Lérida, se celebra este día colgando una llufa (muñeco de papel) gigante del campanario de la población. Después de un pasacalles, la gente le canta para que baje y así quemarlo. Este acto, al igual que el resto de actos Navideños de la ciudad, son organizados por la entidad cultural "La Casa del Sol Naixent".[2]
En la localidad alicantina de Ibi, el 28 de diciembre[3] [4] tienen lugar unos actos muy peculiares en relación con esta festividad y de los más característicos de la provincia de Alicante: el Día dels Enfarinats o "Enharinados". Se trata de una divertida celebración que representa el enfrentamiento entre el poder público y la oposición, mediante una batalla de harina en un ambiente carnavalesco y satírico. Els enfarinats lo forman un grupo de 14 personas, entre las que se elige al alcalde y demás cargos relevantes, como el juez, el fiscal, el alguacil... Por otro lado, la oposición, cuyos representantes se caracterizan por llevar una chistera negra, intentará arrebatarles el poder. Ahí comienza a escenificarse una batalla en la que se lanzan harina, polvos y cohetes. Una espectacular explosión de ruido, fiesta y tradición..
En Fraga (Huesca) es común ver a gente joven lanzándose huevos los unos contra los otros en una especie de guerra de peñas.
También se puede vivir el Día de Los Santos Inocentes de una forma especial en la población valenciana de Jalance. En este municipio del Valle de Ayora-Cofrentes, el 28 de diciembre se celebra la Fiesta de los Locos. Es una fiesta que data de principios del siglo XVII con una marcada simbología pagana. Los más jóvenes, vestidos con ropas estrafalarias y con maquillajes llamativos, tendrán el poder durante unas horas, mientras participan en las divertidas charangas. Por la noche se celebra el tradicional Baile de los Locos, donde casi todo está permitido y, además de la música, la picaresca es la gran protagonista.

Primer dia de abril

El 1 de abril tiene lugar una tradición similar, el día de las bromas de abril, cuyos orígenes no guardan relación con la historia bíblica que originó el Día de los Inocentes. Se celebra en Italia, Francia, Portugal, Alemania, Polonia (Prima Aprilis), Reino Unido, Panamá, Estados Unidos y otros países, así como también en la isla de Menorca, en España, debido a su pasado francés y anglosajón, donde es conocido como el poisson d'avril ('pescado de abril') o el Dia d'enganar ('día de engañar')[5] [6] y en Galicia, donde se constata la tradición en el refrán que dice que el primero de abril los burros van donde no deben ir.

Referencias

Enlaces externos




Vida de Jesús: Navidad
Previo
Huida a Egipto
Nuevo Testamento
Eventos
Posterior
Jesús entre los doctores


 

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La Masacre de los Santos InocentesDaniele da Volterra,
pintor y escultor, manerista
italiano, 1509-1566,
Galleria degli Uffizi, Florencia
Santos Inocentes
Fiesta: 28 de diciembre
Murieron por Cristo los niños inocentes, su gloria será eterna. 
La
s madres padecieron por un tiempo, ahora comparten el triunfo.

Ver también: "Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo"  -De los sermones de san Quodvultdeus, obispo


Los Santos Inocentes: De acuerdo a un relato del Evangelio de san Mateo (2, 13-13), el Rey Herodes mandó matar a los niños de Belén menores de dos años al verse burlado por los magos de Oriente que habían venido para saludar a un recién nacido de estirpe regia.
A partir del siglo IV, se estableció una fiesta para venerar a estos niños, muertos como "mártires" en sustitución de Jesús. La devoción hizo el resto. En la iconografía se les presenta como niños pequeños y de pecho, con coronas y palmas (alusión a su martirio). La tradición oriental los recuerda el 29 de diciembre; la latina, el 28 de diciembre. La tradición concibe su muerte como "bautismo de sangre" (Rm 6, 3) y preámbulo al "éxodo cristiano", semejante a la masacre de otros niños hebreos que hubo en Egipto antes de su salida de la esclavitud a la libertad de los hijos de Dios (Ex 3,10; Mt 2,13-14).
En nuestro tiempo continúa la masacre de inocentes. Millones son masacrados por el aborto, millones más mueren abandonados al hambre... ¿Qué haces?. 
Una voz se escucha en Ramá: gemidos y llanto amrgo: Raquel está llorando a sus hijos, y no se consuela, porque ya no existen" -Jr 31,15.
Te rogamos, Señor…
·        Te pedimos padre por todas las personas aquí presentes que de una u otra forma colaboran en esta lucha por la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta su muerte natural. Dales la gracia, el valor y la fortaleza necesaria para vivir y trabajar diariamente según tu Santa Voluntad.
 ·        Oremos por el Papa, defensor incansable de la vida y la dignidad de la persona humana. Oremos por los obispos, los sacerdotes y diáconos y por todos aquellos que tienen una responsabilidad en la comunidad cristiana.
 ·        Te rogamos Señor que ayudes y protejas a todas aquellas familias que sufren conflictos graves que ponen en peligro su estabilidad y el bienestar de sus miembros, en especial de los más pequeñitos. Que Tu sabiduría los ilumine para que puedan encontrar en el AMOR la solución a sus problemas y logren obtener la paz y la tranquilidad necesarias para vivir según tu voluntad.
 ·        Te pedimos Señor porque el actual desarrollo científico-biológico no atente contra la dignidad de la persona humana, sino que por el contrario lleve a la humanidad a tu encuentro, para que asombrados por la maravilla de la creación, sepamos amarla y respetarla.
 ·        Te pedimos Padre, por todos los bebés que ahora corren peligro de ser abortados. Para que sus madres, iluminadas por la luz de tu Santo Espíritu, reconozcan en ellos la maravilla de Tu creación y cobijadas bajo el manto amoroso y maternal de María, encuentren el mejor camino para salir adelante de sus dificultades.
 ·        Muy especialmente, te pedimos hoy Señor por todas aquellas personas que se dedican a practicar y promover el aborto. Que a través de Ti, logren conocer la verdad y comprendan que en cada pequeño ser que eliminan, está presente la maravilla de Tu creación y de Tu presencia. Ilumínalos para que comprendan el valor infinito de cada vida humana y, conscientes de su grandeza, aprendan a amarla y respetarla.
 ·        Inspíranos Padre, para que recordemos que sin Ti nada podemos y que todo nuestro esfuerzo, vaya siempre encaminado a ser testimonio vivo del gran Amor de Dios hacia los hombres. Danos la fuerza y el valor que necesitaremos para continuar siempre fieles a tu palabra.
 
 
Santos Niños Inocentes, mártires
fecha: 28 de diciembre
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa
Fiesta de los Santos Inocentes, mártires, niños que fueron ejecutados en Belén de Judea por el impío rey Herodes, para que pereciera con ellos el niño Jesús, a quien habían adorado los Magos. Fueron honrados como mártires desde los primeros siglos de la Iglesia, primicia de todos los que habían de derramar su sangre por Dios y el Cordero.
tradiciones, refranes, devociones: Una tradición muy arraigada en varios países católicos es la de la «broma de inocentes», que toma diversas formas según los sitios, pero que en general consiste en tratar de que alguien caiga desprevenido en ella. En México, por ejemplo, se pide dinero ese día y, por supuesto, si el inocente lo prestó, problema de él... en España se acostumbraba -en la actualidad menos- a dar noticias falsas por los medios de difusión, etc. Como toda celebración de mártires, no es un día de luto, sino que expresa el triunfo de la debilidad de Cristo por sobre la fuerza del mundo.
Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos.
Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
Un clamor se ha oído en Ramá,
mucho llanto y lamento:
es Raquel que llora a sus hijos,
y no quiere consolarse, porque ya no existen.

(Mt 2,16-18)



Los mártires que celebramos hoy son también, como san Juan Apóstol y san Esteban Protomártir, «comites Christi», escoltas de Cristo, de allí el puesto privilegiado de su celebración, en los días sucesivos a la Natividad. Sin embargo es muy difícil escribir sobre estos pequeños mártires, pequeños nada más que en edad, y doblemente difícil en la actualidad. Las dificultades son de dos órdenes: histórico y teológico.

La dificultad histórica proviene de que éste es el único testimonio que tenemos del hecho, no sólo dentro de la Biblia (en la que sólo Mateo lo cuenta), sino también fuera de ella. Por supuesto que no es esperable que haya un documento firmado por Herodes atribuyéndose tan «gloriosa» decisión como es la aniquilación inmisericorde de unos niños cuyo único pecado era haber nacido en tal fecha y tal lugar; sin embargo, ayudaría más a situar el acontecimiento si alguna crónica de la época contara lo mismo de manera «independiente». Esto ha hecho surgir muchas dudas, sobre todo en el siglo XX, de la «historicidad» del hecho, es decir, de que se trate de un hecho realmente ocurrido y no de un símbolo teológico. No hay nada definido al respecto, y es admisible (no está fuera de otros ejemplos que conocemos por la misma Biblia) que se trate de una «historia simbólica», máxime teniendo en cuenta que sólo la narra san Mateo, y para ponerla en relación con el cumplimiento de Jeremías 31,15. Sin embargo debe notarse que, por lo que conocemos de la historia de Herodes el Grande -a través de las «Antigüedades Judías» de Flavio Josefo y otras fuentes-, fue una persona de carácter cruel, arbitrario y celosísimo, hasta la enfermedad, de su poder. Coincide con los presupuestos necesarios para una decisión como la que toma según san Mateo. Es verdad que Flavio Josefo -que estaba interesado en encontrar ejemplos de lo que dice sobre Herodes- podría haber contado el suceso de Belén, pero ¿lo habrá conocido? Por otra parte, el reinado de Herodes está tan lleno de asesinatos (incluyenddo a sus propios hijos), que para quien no sea cristiano, probablemente éste de los niños de Belén no tiene más importancia que otros.

En esto incide, por supuesto, la cuestión del número de los muertos. El modo como lo presenta san Mateo, comparándolo con el clamor en Ramá por la destrucción del pueblo de Israel (Jr 31,15) hace imaginar un número enorme de muertos, diríamos que inocultable. Muchos cristianos, cuando se refieren a los Inocentes, hablan de los «miles» de niños martirizados; en la liturgia bizantina se habla de 14.000, y en algunos santorales griegos, de 64.000. Lo cierto es que en todo Belén habría, como mucho, unos 1.000 habitantes, comprendiendo todas las edades, lo que reduce el número, según los que han hecho estos cálculos, a no más de 10 o 20 niños. Por supuesto, esto no quita importancia real al hecho, pero permite entender por qué fue un dato que pasó desapercibido, y al que sólo prestaron atención los que, con la mirada formada en el Antiguo Testamento, supieron leer el sentido profundo de un hecho histórico aparentemente insignificante. Este dato del número, ampliamente aceptado en la actualidad, permite imaginar cómo ha sido el proceso que lleva del hecho histórico al hecho narrado por el Evangelio:
-Hubo una matanza, de escasa relevancia numérica y de alcance puramente local, pero de gran fiereza, y sobre todo arbitrariedad, que fue recordada precisamente por estar ligada a los orígenes de Jesús.
-Mateo, escudriñando el Antiguo Testamento con la mirada «profética» de la primera Iglesia, que buscaba en el AT aquellos rasgos que permitían ver un «modelo histórico» en relación a los hechos de la vida de Jesús, relaciona ese recuerdo local de Belén con la profecía de Jeremías
-y sobre esa base interpretativa produce un relato dentro del método judío de explicar la historia de la salvación (un «midrash»): un relato que desarrolla elípticamente una historia en un nuevo contexto; la historia desarrollada en este caso es la matanza ordenada por el Faraón de la que se salva milagrosamente Moisés.

Es decir que si bien san Mateo se ha basado en un recuerdo histórico completamente genuino, ha estilizado los rasgos de la historia para producir una catequesis en la que el lector es llevado a relacionar el nacimiento de Jesús con la nueva y definitiva venida de Moisés, precupación constante de todo este evangelio. De esta «estilización» de la historia proviene que, en ausencia de otros testimonios paralelos, el relato pueda dar la impresión -a quien desconoce el midrash judío- de retratar un acontecimiento meramente esquemático y literario. ¿Por qué no lo contaron los otros evangelios? Porque ninguno de los evangelios fue escrito con intención biográfica, sino siempre (y exclusivamente) catequética, y ninguno de ellos cuenta todo lo que era posible contar de Jesús, sino sólo aquello que servía a comprender su persona y misión dentro de los intereses de predicación de cada uno de los cuatro.


Ahora bien: siendo que no se trata de un acontecimiento ejemplificador fantaseado por san Mateo sino de la muerte real de unos chicos reales -10, 20, no importa cuántos- que no eligieron estar allí ni nacer cuando nacieron, la dificultad de orden teológico se vuelve más fuerte: ¿puede considerarse martirio una muerte en la que ellos no pudieron elegir su testimonio? ¿puede aceptarse un Dios tan sanguinario que para nacer «dulcemente en el portal de Belén» necesita semejante baño de sangre inocente? Sería mejor no tener que hacernos estas preguntas, pero son cuestiones que surgen en nuestro espíritu, y no tiene sentido acallarlas por comodidad. A Dios no le ofenden nuestros cuestionamientos, pero ofenderíamos la memoria de los Santos Inocentes si tomáramos a la ligera su sacrificio.

Nosotros, quizás más en la modernidad, pero vale también en toda otra época de la historia, ponemos en el centro de la vida nuestra conciencia y nuestro yo, nuestras decisiones, nuestras elecciones. Sin duda que todo eso es «nuestro» y va creciendo con el tiempo, vamos llegando a ser «más yo». También ese yo va quedando más aislado, apoyado sólo en sí mismo. Por eso una de las cosas que Jesús pide a sus seguidores es que lleguemos, de grandes, a poder ser «como niños». No se trata de la «inocencia» en el sentido de «incapaces de hacer mal» (los niños no son inocentes en ese sentido), sino de la total disposición de su yo, de su total descentramiento y pertenencia a otros -normalmente sus padres-; su mundo es un mundo leído, visto, custodiado por otros; su yo camina -aprende a caminar- en el yo de otros. También así el niño es símbolo eterno del proyecto de Dios para todo hombre: que cada uno llegue a ser libre disposición de sí mismo al misterioso caminar de Dios. Los santos Inocentes no tienen el «mérito» de elegir la muerte, pero en ellos el mérito de Jesús de morir por otros, de morir vicariamente, recibe una primera concresión: obtuvieron, como todo mártir, la perfecta imitación de Cristo, pero casi con el primer aliento de vida. No sabemos si hubieran elegido morir por Cristo si hubieran crecido y se les hubiera podido preguntar, pero sabemos que si nuestro espíritu pudiera estar despojado de tinieblas y egoísmo, siempre elegiría la verdad: sabemos que morimos por la verdad cuando creemos firmemente en ella, y no sólo los mártires de Cristo sino los mártires de toda forma de verdad, de la justicia, del bien, incluso del bien común. Entonces, aunque no sabemos si hubieran muerto por Cristo en su adultez, sí sabemos que no se violentó su espíritu para que realizaran algo para lo que no estuvieran preparados: mueren vicariamente por Cristo, para que él viva y pueda morir vicariamente por ellos.

Pero, ¿necesitaba Dios tanto despliegue de sangre para decir «aquí estoy»? No, no lo necesitaba Dios, sino un mundo sumido en la tiniebla del puro poder. No necesita Dios la muerte de Cristo, la necesita un mundo que reclama de Dios toda su sangre, y no necesita Dios la muerte de los Inocentes, sino que la necesita el mundo, que no puede cobrarse la vida de Dios, sin cobrarse, al mismo tiempo, la de los que son de Dios. Sin ninguna afectación, sino con total realismo dirá Jesús en Jn 15,20: «Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros». Los Inocentes no son una excepción a esa regla.

Una palabras sobre la celebración litúrgica en sí misma: la fiesta está atestiguada para toda la Iglesia desde el siglo VI, sin embargo, es anterior. Es mencionada por distintos escritores eclesiásticos, entre ellos san Agustín, y aparece también en al enumeración del Martirologio Jeronimiano. Sin embargo, según parece, antes de evocarse a los niños inocentes de Belén, esta fiesta evocaba, como compañeros de Cristo, a los niños que habían sido recientemente bautizados y habían muerto, y por tanto posiblemente en su origen no tuvo relación con los Inocentes de Belén. El Martirologio Jeronimiano habla vagamente de «natale sanctorum infantium et lactantium», «nacimiento [en el cielo, es decir, muerte] de los santos infantes y lactantes», y en parecido sentido parece que se pronuncia san Agustín en algunos sermones.


Bibliografía: Sobre la cuestión exegética puede consultarse un muy escueto resumen en Comentario Bíblico San Jerónimo, Vol. 3 (Ev de san Mateo); más desarrollado y profundo -también más actualizado- el tratamiento del tema en «El nacimiento del Mesías» de Raymond Brown (aunque se trata de una vista previa del libro a la que le faltan, por consiguiente, páginas, puede leerse con comodidad el capítulo dedicado a los Inocentes en la Biblioteca de Google). La cuestión teológica está bien desarrollada por José María Valverde en el santoral de BAC «Año Cristiano»; el texto se reproduce completo en Mercabá (el texto es de 1966, pero se vuelve a editar en el «Año Cristiano» de 2003), hay allí mismo otros dos escritos de los que no se da el autor, pero su contenido ayuda correctamente a pensar el tema; también puede ser interesante dar una leída a una homilía de Mons. Romero, del 28 de diciembre de 1977 donde desarrolla de una manera sencilla pero profunda la teología del martirio de los Inocentes. Sobre la cuestión de la fiesta en los martirologios antiguos ver Butler-Guinea, tomo IV, pág. 630-31.
Imágenes: el primer cuadro es un ícono griego y el segundo la «Virgen con el niño circundada por la corona de Inocentes» de Peter Rubens (1618), que se encuentra en el Museo del Louvre, París.






 

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