Me gustaría compartir un episodio de los Padres del Desierto, donde se dice que un joven fue donde uno de aquellos grandes Padres y le dijo: Padre mío, tú que tienes tanta experiencia, explícame ¿por qué vienen al desierto tantos jóvenes monjes y después muchos no siguen; por qué perseveran tan pocos? Entonces el anciano monje dijo: "Mira, sucede como cuando un perro corre detrás de las liebres, ladrando. Muchos otros perros, oyéndolo ladrar y viéndolo correr, lo siguen. Pero solamente uno ve la liebre; pronto sucede que los que corren sólo porque el primero corre, se cansan y se detienen. Solamente el que tiene ante sus ojos la liebre, sigue adelante hasta alcanzarla". Así, dice el anciano monje, solamente quien ha puesto los ojos verdaderamente en el Señor, sabe en realidad a quién sigue y sabe que vale la pena seguirlo.
Sentencias de los Padres del Desierto.
LA FE en la piel y en el alma
He estado hace poco en Egipto, y he visto de primera mano la vida de los cristianos coptos. Al entrar en el barrio copto del Cairo lo primero que te encuentras es un cerco policial impresionante, que te hace ver en que condiciones de inseguridad viven estas gentes. Su fe es una minoría, en un país mayoritariamente musulmán. Esto no es de ahora llevan siglos así. Su fe no es de escaparate, ni de tradición simplemente. La fe cristiana de esta gente ha nacido y crece en tierra árida, probada constantemente por la violencia del viento, quizá por eso sus raíces son tan fuertes y profundas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario