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jueves, 26 de diciembre de 2013

Juan el Bautista: La voz Valiente


 
 
 
Características principales

 a) Elegido, llamado y santificado por el Espíritu Santo (fue la primera gracia), ya desde el seno de su madre, por que Dios lo preparó para la misión que iba a encomendarle (Lc1, 15-17): Dios siempre capacita para la misión que encarga… Ni somos tentados por encima de nuestras fuerzas, ni somos llevados a una misión o camino que no podamos recorrer, con la gracia de Dios. Nadie debe asumir un camino que no es el suyo, pero cuando la voluntad de Dios nos indica una ruta, se nos concede al mismo tiempo la capacidad para recorrerla. Apenas concebido, lleno de Espíritu Santo, lo, prometido por el ángel, se cumple con la visita de María a Isabel (Lc 1, 39-45). Sobre ese don inicial de Dios, Juan trabaja y por eso vive una vida en la cual busca disponerse (fue la primera respuesta), para realizar esa misión (Lc 1, 80). Vive en el silencio y pobreza (Mt 3, 4). Austeridad y penitencia que le permitiría vivir desapegado de todo lo que hubiera podido desviarlo de su misión y que lo iba “curtiendo” para poder soportar aquello que la misión le iba a exigir.

b) En el desierto y en el silencio, el Bautista recibe la Palabra de Dios y la concretización de su doble misión (fue la segunda gracia):
  1. En relación al Mesías: Ha de indicarlo, señalarlo, mostrarlo a todos (Jn 1, 33): El que me envió a bautizar con agua me dijo, aquel sobre el que veas que baja el Espíritu Santo. Y tal cosa hace Juan… ha escuchado, pues, esa Palabra del Padre Celestial y se ha quedado atento a la “señal” que le manifestará al Mesías y, cuando lo descubre, no vacila en señalarlo (Jn 1, 29) aún sabiendo que entonces sobrevendrá sobre él el fin: Al día siguiente Juan vio acercarse a Jesús y le dijo: Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
  2. En relación con la gente: prepararla mediante el llamamiento a la conversión, ardua tarea en la que el Bautista habrá de poner de relieve los desvíos, los pecados, llamando a un cambio de vida. Es él quien primero lanza el término que luego será la consigna inicial de la predicación de Jesús, conviértanse (cfr. Jn 5, 35).
En esta confluencia del don de Dios y la cooperación humana, el Bautista cumple fielmente su misión hasta el punto de merecer el elogio de Jesús, que dice de él que entre los nacidos de mujer, no hay uno mayor que Juan el Bautista. (Mt 11, 11), por que al Bautista le ha correspondido indicar la presencia de Jesús (cfr. Jn 5, 35).*

El cumplimiento de su misión requiere valor: porque aquellos que eran llamados a la conversión, si bien en muchos casos la aceptan y confiesan sus pecados y se convierten… son los que después aceptan también a Jesús; otros resisten en su maldad y perseveran en la obstinación de su mala conducta; en concreto, esa predicación ruda pero inacallable del Bautista es la causa por la que, en definitiva, fue primero encarcelado (Lc 3, 19-20) y después, asesinado (Mt14, 1-12). Como después dijo Pedro, no le era posible callar… así todo predicador no puede callar sus palabras, por que Dios lo impulsa a hablar; lo mismo sucede con los profetas del Antiguo Testamento.

Además, el cumplimiento de la misión requiere otro valor, no sólo el de arriesgar y perder la vida llamando a la conversión, sino también el de ocultarse, eclipsarse, empequeñecerse para que sólo Cristo brille y a él solo se adhieran todos… Por eso lo vemos desprendido incluso de sus propios discípulos, él mismo los envía a Jesús (Lc 7, 18-23), (no por cierto para convencerse él, ¿acaso no lo había señalado a Jesús desde el principio?), sino para que, viendo lo que Jesús hace, se convenzan sus discípulos, tal vez demasiado apegados al Bautista. Y por eso, cuando alguien le viene a decir que Jesús está también bautizando y que todos se van a él (Jn 3, 26), el Bautista da el testimonio supremo de generosidad, transparencia y de servicialidad: Nadie puede arrogarse nada. Es preciso que él crezca y que yo disminuya (Jn 3, 27-30). Porque ésta ha de ser la conducta de un verdadero profeta o preparador, no permitir que la gente se adhiera a él, no buscar la “popularidad”, llevarlo todo hacia Jesús de quien es camino. Un camino que hiciera que los pies de los caminantes se apegaran y se detuvieran en él, no serviría, no llevaría a destino…

Conclusiones para nuestra vida
  • Confianza en la gracia de Dios: ya que nos ha llamado a esta vocación y misión, nunca dejará de darnos la capacidad para cumplirla adecuadamente.
  • Compromiso en cooperar con esa gracia, añadiendo nuestro esfuerzo personal.
  • Clima de silencio, soledad, austridad para recibir la Palabra.
  • Valor para proclamar la Palabra, para señalar a Cristo, empujar hacia él a todos, para despojarnos de todo (que él crezca). Para no enmudecer a pesar de la persecución, amenazas, cárcel e incluso la muerte.
* Nota: no puede arguirse con esta palabras de Jesús en contra de la grandeza de la Virgen María, porque el mismo Jesús, en frase siguiente indica que sin embargo, el más pequeó en el Reino de los Cielos es mayor que él (v.11). En efecto, al Bautista sólo le conrrespondió señalar la presencia de Jesús, en cambio a la Virgen María le cupo la dignidad de ser aquella por la que Jesús se hizo presente. Obviamente es mayor la grandeza de quien permite que alguien se haga presente que la de aquel que sólo señala la presencia ya realizada.

 

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