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Dios nos ofrece la Navidad porque todos podemos comprenderla |
CIUDAD DEL VATICANO, 15 de diciembre de 2013
"La Navidad es el encuentro con Jesús. Dios siempre ha buscado a su pueblo, lo ha conducido, lo ha cuidado, ha prometido estarle siempre cerca", esto es lo que significa para el santo padre la Navidad. Y además es una consolación, un misterio de consolación. En Navidad, "muchas veces, después de la misa de media noche, pasé algunas horas solo, en la capilla, antes de celebrar la misa de la aurora, con un sentimiento de profunda consolación y paz", así explica Francisco que para él la Navidad siempre ha sido "contemplar la visita de Dios a su pueblo".
La Navidad, indica, "nos habla de ternura y de esperanza". El santo padre explica que Dios, al encontrarnos, nos dice dos cosas: "tened esperanza" y "no tengáis miedo de la ternura". Por eso, el papa indica que "cuando los cristianos se olvidan de la esperanza y de la ternura se convierten en una Iglesia fría". Al respecto matiza que él "tiene miedo cuando los cristianos pierden la esperanza y la capacidad de abrazar y acariciar". Y es por ello que afirma que en su vida de sacerdote siempre ha buscado "transmitir esta ternura, especialmente a los niños y los ancianos".
Profundizando sobre este tiempo litúrgico que estamos viviendo, Francisco insiste en que estas fechas nos dan tanta alegría porque "no nos sentimos más solos, Dios ha bajado para estar con nosotros. Jesús se ha hecho uno de nosotros y por nosotros ha sufrido sobre la Cruz el final más duro, el de un criminal". La Navidad, observa, "es alegría, alegría religiosa, alegría de Dios, interior, de luz, de paz". Y advierte que "cuando no se tiene la capacidad o se está en una situación humana que a uno no le permite comprender esta alegría, se vive la fiesta con alegría mundana".
Asimismo, el santo padre explica que si Dios nos ofrece el don de la Navidad es porque "todos tenemos la capacidad de comprenderlo y recibirlo. Todos, del más santo al más pecador, del más limpio al más corrupto". Este mundo preocupado por las guerras, al santo padre le hace pensar en la paciencia de Dios, "la principal virtud de Dios explicitada en la Biblia es que Él es amor. Él nos espera, nunca se cansa de esperarnos", recuerda el papa.
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