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domingo, 1 de diciembre de 2013

Charles (Carlos de Jesús) de Foucauld, Beato


Religioso, 1 Diciembre
 
Charles (Carlos de Jesús) de Foucauld, Beato
Charles (Carlos de Jesús) de Foucauld, Beato

Hermano Carlos de Jesús) nace en Francia, en Estrasburgo, el 15 de septiembre 1858. Huérfano a los 6 años, creció con su hermana Maria, bajo los cuidados de su abuelo, orientándose hacia la carrera militar.

Adolescente, pierde la fe. Conocido por su gusto de la vida fácil él revela, no obstante una voluntad fuerte y constante en las dificultades. Emprende una peligrosa exploración a Marruecos (1883- 1884). El testimonio de fe de los Musulmanes despierta en él un cuestionamiento sobre Dios: «Dios mío, si existes, haz que te conozca ».

Regresando a Francia, le emociona mucho la acogida discreta y cariñosa de su familia profundamente cristiana, y comienza una búsqueda. Guiado por un sacerdote, el Padre Huvelin, él encuentra a Dios en octubre 1886.Tiene 28 años. «Enseguida que comprendí que existía un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que de vivir sólo para El».

Durante una peregrinación a Tierra Santa descubre su vocación: seguir Jesús en su vida de Nazareth. Pasa 7 años en la Trapa, primero N.S. de las Nieves, después Akbes, en Syria. Enseguida después, él vive solo en la oración y adoración cerca de las Clarisas de Nazareth.

Ordenado sacerdote a los 43 años (1901) parte al Sahara, primero Beni-Abbes, después Tamanrasset en medio de los Tuaregs del Hoggar. Quiere ir al encuentro de los más alejados, «los más olvidados y abandonados».Quiere que cada uno de los que lo visiten lo consideren como un hermano, «el hermano universal». El quiere «gritar el evangelio con toda su vida» en un gran respeto de la cultura y la fe de aquellos en medio de los cuales vive. «Yo quisiera ser lo bastante bueno para que ellos digan: “Si tal es el servidor, como entonces será el Maestro...”?».

En el atardecer del 1° de Diciembre 1916, fue matado por una banda que rodeó la casa.

Siempre soñó compartir su vocación con otros: después de haber escrito varia reglas religiosas; pensó que esta «vida de Nazareth» podía ser vivida en todas partes y por todos. Actualmente la «familia espiritual de Charles de Foucauld» comprende varias asociaciones de fieles, comunidades religiosas e institutos seculares de laicos y sacerdotes.

Fue beatificado por Benedicto XVI el 13 de Noviembre de 2005 en la Basílica de San Pedro en Roma.

Beato Charles de Foucauld, presbítero y fundador

fecha: 1 de diciembre
n.: 1858 - †: 1916 - país: África Septentrional
otras formas del nombre: Carlos de Jesús
canonización: B: Benedicto XVI 13 nov 2005
hagiografía: Congregación
En Tamanrasset, Argelia, beato Charles de Foucauld, presbítero.

Carlos de Foucauld es el gran explorador francés que se hizo testigo del Evangelio entre los tuaregs del Sahara. Nace en Strassbourg (Francia) el 15 de setiembre de 1858 en el seno de una familia noble. Su familia le ofrece un ambiente religioso, pero en los centros de estudio encuentra un ambiente neutro, lo que unido a su temperamento inquieto y fogoso y a la falta de una adecuada orientación educativa, determina que viva una juventud extremadamente disoluta. Pierde la fe a los dieciséis años y permanece en estado de indiferencia durante más de doce años. Al llegar la mayoría de edad, entra en posesión de una rica herencia, que dilapida con su vida licenciosa.

En 1878 ingresa en el ejército y marcha como subteniente a África, en la época en que Francia colonizaba Argelia. Se licencia en 1883 para dedicarse a explorar Marruecos, donde realiza un viaje de tres mil kilómetros, disfrazado de rabino judío, fruto del cual resulta un importante estudio geográfico que le vale la medalla de oro de la Sociedad Geográfica.

Su conversión religiosa se produce en 1886. Descubre que la voluntad de Dios es su ingreso en la vida religiosa, y elige la Trapa (cistercienses), orden religiosa de vida austera, por lo que ingresa en 1890 en la trapa de Nuestra Señora de las Nieves en Francia. Allí conoce la existencia de otra casa de la orden en Akbés, Siria, donde es mayor la pobreza, y pide su traslado, pasando allí seis años. No está satisfecho del todo. A pesar de la vida austera de los monjes, tienen a su servicio labradores pobres de la región, que viven en situación precaria.

En octubre de 1896 sus superiores lo envían a Roma donde estudia teología y, ya a punto de hacer la profesión perpetua, decide dejar la orden. Insatisfecho, busca una vida más auténtica en Nazareth, imitando a Jesús, que pasó allí la mayor parte de su vida con una existencia de obrero, oscura pero redentora. Abandona la orden y se instala en Nazaret como criado de las hermanas clarisas, viviendo en una caseta del huerto y entregándose completamente a la contemplación y a la pobreza. Sueña con compañeros que compartan su vida y redacta la regla de los Hermanitos del Sagrado Corazón de Jesús.

La larga estadía en Nazareth lo empuja a buscar otro sitio más pobre, donde continuar el mismo estilo de vida y donde hacer presente a Jesús por medio de su vida oculta. Para ello en 1901 viaja a Francia para ordenarse sacerdote y decide establecerse en Marruecos, pero ante la imposibilidad de hacerlo, se instala en en Beni-Abbés, Argelia, cerca de la frontera con Marruecos. Allí vive su vocación de vida de Nazareth, oculta y pobre, al servicio de los hombres, especialmente de los más necesitados. Pasa largas horas en adoración de la Eucaristía, vive como hermano de todos, acogiendo a pobres y enfermos sin distinción de raza o religión. Desde allí realiza varios viajes por Argelia, siempre en busca de los más pobres.

«Vivió en la pobreza, en la contemplación, en la humildad, testimoniando fraternalmente el amor de Dios entre los cristianos, los judíos y los musulmanes», recuerda el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, durante la ceremonia de promulgación del decreto de reconocimiento de un milagro atribuido a su intercesión. Este aspecto de «hermano universal» es importante dentro de su espiritualidad: una llamada a encarnar el amor y el servicio entre los más humildes y abandonados a través de la amistad y el testimonio silencioso. Este amor, llevado a sus últimas consecuencias, exige compartir la condición social de los más pobres, el trabajo manual, el servicio incondicional. Atraído por el deseo de ponerse en contacto con las tribus tuareg, se establece en 1905 en Tamanrasset, (Hoggar), en pleno corazón del Sahara, como el hermano Marie-Albéric. Los bereberes lo llaman «marabut». Allí lleva una vida semejante a la de Beni-Abbés. Para preparar el camino a futuros misioneros lleva a cabo una serie de estudios lingüísticos de gran calidad científica. Escribe varios libros sobre los tuaregs, en particular una gramática y un diccionario bilingüe francés-tuareg. Surge en torno a él la comunidad de los Hermanitos de Jesús, empeñados en la evangelización de los tuaregs del Sahara.

El 1 de diciembre de 1916, a la edad de 58 años, Carlos muere por un disparo de fusil en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Apresado y maniatado por una banda rebelde, un muchacho lo vigila, mientras los demás se dedican al saqueo de su residencia. El vigilante, nervioso al creer que llegan soldados, lo mata de un disparo en la cabeza.

El hermano Charles quería crear una congregación que compartiera su carisma, para lo que escribió diversas reglas, pero no lo logró en vida, excepto una pequeña «Unión de laicos» que contaba con unas decenas de adscritos en el momento de su muerte. Más adelante, a partir de 1933, comienzan a constituirse grupos que desean vivir las diversas facetas del carisma del hermano Charles, adoptando diversas formas: congregación religiosa, instituto secular, asociaciones de laicos, asociación de sacerdotes, etc., y subrayando cada uno tal o cual aspecto del carisma. Diez congregaciones religiosas y ocho asociaciones de vida espiritual han surgido de su testimonio. Surgen así los Hermanitos de Jesús, Hermanitas de Jesús, Hermanitos del Evangelio, Hermanitas del Sagrado Corazón, Hermanitas del Evangelio, Hermanitas de Nazareth, etc; como instituto secular la Fraternidad Jesús Caritas, como laicas consagradas la Fraternidad Charles de Foucauld, como asociación de fieles la Fraternidad Secular Charles de Foucauld, como asociación de sacerdotes diocesanos la Fraternidad Sacerdotal Jesús Caritas, etc.

«La forma en que el hermano Charles de Foucauld imitó a Jesús de Nazareth nos ha seducido», dicen quienes integran la amplia y variada familia espiritual de este pequeño gran hombre del desierto. Hoy son ya once congregaciones religiosas y ocho asociaciones de vida espiritual extendidas por todo el mundo. Fue beatificado el domingo 13 de noviembre de 2005 en la Basílica de San Pedro del Vaticano.


Padre mío, me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo
con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.



Documento de libre divulgación, copia de un trabajo para uso interno de El Movimiento de la Palabra de Dios.
fuente: Congregación



Charles de Foucauld(1858-1916)
Sacerdote, ermitaño. Vivió en el desierto entre los pobres el amor radical a Cristo.
Beatificación: Roma: 13 de noviembre, 2005
Charles Eugene, visconde de Foucauld, nace en la aristocracia, en Estrasburgo (Francia) el 15 de septiembre de 1858. Huérfano a los seis años, su hermana y el son criados por su abuelo. Estudió con los jesuitas en Nancy y Paris (1872-1875).
Entro en la academia militar en 1876. En 1880 fue enviado como oficial a Setif, Argelia. En 1881 fue despedido por mala conducta. Se fue a Evian, Francia. Dos meses mas tarde, durante la revuelta de Bon Mama en Oran del Sur, Charles se re-enlista y peleo los ocho meses de la revuelta. Después renunció a su puesto para estudiar árabe y hebreo por 15 meses. Entonces emprendió, en 1883, una expedición por el desierto de Marruecos, hizo mapas de los oasis del pais y recibió la medalla de oro de la Sociedad Francesa de Geografía. Exploró Argelia y Tunez desde septiembre del 1885 hasta enero del 1886, cuando regresó a París para trabajar en su libro sobre Marruecos (se publicó en 1888).
En 1886 tuvo una profunda experiencia de conversión. La vida entre los seguidores del Islam le hizo pensar. Esta gente se toma muy en serio su religión. El, por el contrario, había vivido derrochando dinero y aventurando. Comenzó a rezar: "Señor, si existes, que yo te conozca".  Un amigo lo dirigió al Padre Huvelin. Cuando Charles explicó que no era creyente, el sacerdote simplemente le ordenó a confesarse. Charles obedeció y salió del confesionario un hombre nuevo. "Tan pronto como creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa sino vivir para El; mi vocación religiosa es del mismo momento que mi fe: Dios es tan grande"
Desde entonces optó por una vida muy sencilla, durmiendo en el piso y orando diariamente por oras. Fue de peregrino a Tierra Santa Nov. 1888-Feb 1889. El resto del 1889 lo pasó en retiros espirituales. El 16 de enero de 1890 entró con los monjes trapenses del monasterio Notre Dames-des-Neiges y toma el nombre Marie-Alberic. En junio se trasladó al monasterio de Akbes, Siria. Desde allí lo envian a estudiar a Roma en Octubre, 1896. Pero tres meses mas tarde salió de los trapenses. Sus pensamientos estaban con los pueblos del Africa que no conocían a Cristo. Se fue a pie de peregrino a Tierra Santa y después volvió a Francia para estudiar para el sacerdocio. Fue ordenado en Viviers el 9 de junio de 1901. A fines de ese año se fue a vivir a la región de Oran Sur, cerca de Marruecos, para establecer una orden para evangelizar a Marruecos. En 1902 comenzó a comprar esclavos para liberarlos. En 1904 se dedicó a la evangelización de los Tauregs, tribu nómada. Tradujo los Evangelios al lenguaje al taureg y en noviembre, 1908 tradujo poesía taureg al francés. Escribió varios libros sobre los tauregs, en particular una gramática y un diccionario francés-tuareg, tuareg-francés. Los bereberes del desierto le llamaban «marabut».  Eventualmente se estableció en el corazón del desierto del Sahara, en Tamanrasset (Hoggar, Argelia).
En marzo del 1909 logró fundar la Unión de Hermanos y Hermanas del Sagrado Corazón para evangelizar las colonias francesas de Africa.
El 1 de diciembre de 1916, a la edad de 58 años, Charles de Foucauld muere por un disparo de fusil en medio de una revuelta anti-francesa de los bereberes de Hoggar. Muere víctima de los que decían que su bondad producía sentimientos amistosos hacia los franceses.
Diez congregaciones religiosas y ocho asociaciones de vida espiritual han surgido de su testimonio y carisma. En 1933 y 1939 respectivamente, se formaron en Argelia Los Hermanitos de Jesús y Las Hermanitas de Jesús las Hermanitas de Jesús, ambos inspirados por el ejemplo y las enseñanzas de Charles De Foucauld. Los miembros viven en pequeñas comunidades llamadas fraternidades, en areas de pobreza. Se mantienen haciendo el mismo trabajo que sus vecinos.  Otras asociaciones: Las Hermanitas del Sagrado Corazón, las Hermanitas del Evangelio, las Hermanitas de Nazaret, los Hermanitos del Evangelio y la Fraternidad Jesús Caritas, o La Fraternidad Charles de Foucauld.
Padre Jordi Rivero
Fuente: Libro de Jean-Jacques Antier, Charles De Foucauld, Ignatius Press
y otras

Pensamientos de Charles De FoucauldRecogidos en el libro «Yo siembro. Otros recogerán» («Io semino, altri raccoglieranno») de Leonardo Sapienza   

Adoración  «Adorar la Hostia santa debería ser el centro de la vida de todo hombre».

Amor  «Cuanto más se ama, mejor se reza».

Apostolado «Cada cristiano tiene que ser apóstol: no es un consejo, sino un mandamiento, el mandamiento de la caridad».

Bien «Haré el bien en la medida en la que sea santo».

Coherencia «Cuando se sale diciendo que se va a hacer algo, no se debe regresar sin haberlo hecho».

Cruz «Cuanto más abrazamos la Cruz, más estrechamos a Jesús que está clavado en ella».

Examen de conciencia «Pregúntate en cada cosa: "¿Qué habría hecho el Señor?", y hazlo. Es tu única regla, la regla absoluta».

Eucaristía «La Eucaristía es Dios con nosotros, es Dios en nosotros, es Dios que se da perennemente a nosotros, para amar, adorar, abrazar y poseer».

Evangelio «Si no vivimos del Evangelio, Jesús no vive en nosotros».

Fe «La fe es incompatible con el orgullo, con la vanagloria, con el deseo de la estima de los hombres. Para creer, es necesario humillarse».

Jesucristo «Jesús sólo se merece ser amado apasionadamente».

Imitación de Cristo «Cuando se ama, se imita».

Oración «Que nuestra vida sea una continua oración».

Pobreza «No tenemos una pobreza de convención, sino la pobreza de los pobres. La pobreza que, en la vida escondida, no vive de dones ni de limosnas ni de rentas, sino sólo del trabajo manual».

Sacerdotes «El sacerdote es un ostensorio, su deber es mostrar a Jesús. Él tiene que desaparecer para dejar que sólo se vea a Jesús…».

Santidad «Santificándonos santificaremos a los demás».



"Padre mío, me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo
con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre".
 

Carlos de Foucauld

   
Carlos de Foucauld
Charles de Foucauld.jpg
Beato
NombreCharles-Eugène de Foucauld de Pontbriand
ApodoMarabout (hombre de Dios)
Nacimiento15 de septiembre de 1858
Estrasburgo, Flag of France.svg Francia
Fallecimiento1 de diciembre de 1916 (58 años)
Tamanrasset, Bandera de Francia. Argelia francesa
Venerado enEn El Menia (Argelia) y por la Iglesia católica
Beatificación13 de noviembre de 2005 durante el papado de Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro
Festividad1 de diciembre
AtributosUsualmente se lo representa usando vestimenta blanca con el símbolo del Sagrado Corazón rojo cosido en el pecho. Esta prenda se ciñe a la cintura con un cinturón de cuero del que pende un rosario.

FirmaFirma de Carlos de Foucauld
Carlos de Foucauld (Estrasburgo, 15 de septiembre de 1858 — Tamanrasset, 1 de diciembre de 1916), en francés Charles de Foucauld, fue un místico contemplativo de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, referente contemporáneo de la llamada «espiritualidad del desierto».[1] [2] Su personalidad inquieta lo hizo mutar de militar en Argelia a explorador y geógrafo en Marruecos, en tanto que su búsqueda espiritual lo condujo en su itinerario trapense por Francia y el Imperio Otomano, hasta su sacerdocio en el Sahara argelino, donde transcurrieron los últimos quince años de su vida.
Descendiente de una familia aristocrática, llegó a portar el título de «vizconde de Foucauld». Carlos ya era huérfano de padre y madre a los seis años y permaneció bajo la tutela de su abuelo, el coronel Morlet. Al desatarse la guerra franco-prusiana, debió migrar de la capital de la Alsacia francesa donde había nacido. A los diez años se matriculó en el Liceo de Estrasburgo. Más tarde, decidió seguir la carrera militar en el ejército. En 1876, ingresó en la célebre Academia de Oficiales de Saint-Cyr donde llevó una vida disipada. En 1880 fue enviado como oficial a Sétif, Argelia. En 1881 fue despedido por «indisciplina, acompañada de notoria mala conducta». Deseoso de libertad e independencia, abominando la disciplina del ejército, retornó a Francia, aunque más tarde solicitó ser readmitido en el cuerpo de caballería para participar de la guerra derivada de la insurrección de Bou-Amama. En 1882 se embarcó en la exploración de Marruecos haciéndose pasar por judío. La calidad de su trabajo le valió la medalla de oro de la Sociedad de Geografía de París y la adquisición de gran fama tras la publicación de su libro Reconnaissance au Maroc (Reconocimiento a Marruecos).
Algunos de los biógrafos más acreditados de Foucauld lo sitúan en el umbral de la fe a partir de julio de 1884, aunque su conversión definitiva demandaría años. En 1886, Foucauld se volvió una persona espiritualmente muy inquieta, que llegaría a reiterar muchas veces la oración: «Dios mío, si existes, haz que yo te conozca», mientras entraba y salía de la iglesia repetidamente. Su encuentro y confesión con el sacerdote Henri Huvelin el 30 de octubre de 1886, produjo un cambio decisivo en su vida. Para cuando su libro Reconnaissance au Maroc era publicado el 4 de febrero de 1888, catapultándolo a la fama como «descubridor de mundos», a Foucauld ya no le interesaba nada de eso. A fines de noviembre de 1888 realizó un peregrinaje a Tierra Santa tras las huellas de Jesús de Nazaret, lo que produjo un fuerte impacto en él. En búsqueda de aquella orden religiosa que más se pareciera a ese ideal, el joven Foucauld se orientó decisivamente en 1889 hacia el camino contemplativo cisterciense, entrando en la Trapa de Nuestra Señora de las Nieves, uno de los monasterios más elevados y fríos de Francia, el 16 de enero de 1890. Posteriormente pasó varios años en la Trapa de Cheikhlé, un monasterio situado en territorio del Imperio Otomano, hoy Siria. En los siguientes años puso por escrito muchas de sus meditaciones que serían el corazón de su espiritualidad, incluyendo una reflexión — probablemente de 1896 — que más tarde daría origen a la célebre Oración de abandono.
Entre 1897 y 1900 vivió en Tierra Santa y adquirió fama de santidad entre las clarisas de Nazaret. Su búsqueda de un ideal de pobreza, de sacrificio y de penitencia mucho más radical, lo condujo cada vez más a llevar una vida eremítica. Fue ordenado sacerdote en Viviers el 9 de junio de 1901, y decidió radicarse en Béni Abbès, en el Sahara argelino, donde combatió lo que él denominó la «monstruosidad de la esclavitud». Su objetivo era establecer una nueva congregación, pero nadie se le unió. Vivió con los bereberes y desarrolló un nuevo estilo de ministerio, con una predicación basada en el ejemplo y no en el discurso. Para conocer mejor a los tuaregs, estudió su cultura durante más de doce años, y publicó bajo un seudónimo el primer diccionario tuareg-francés. También fue el primero en traducir el Evangelio a las lenguas tuaregs. La obra de Carlos de Foucauld es una referencia para el conocimiento de la cultura de los tuaregs.
El 1 de diciembre de 1916, Carlos de Foucauld fue asesinado por una banda de forajidos en la puerta de su ermita en el Sahara argelino. Pronto se lo consideró un santo y se estableció una verdadera devoción en torno a su figura, apoyada por el éxito de la obra de René Bazin titulada Charles de Foucauld, explorateur du Maroc, ermite au Sahara (1921). Nuevas congregaciones religiosas, familias espirituales y una renovación del eremitismo y de la «espiritualidad del desierto» en pleno siglo XX se inspiraron en los escritos y en la vida de Carlos de Foucauld.
La apertura de la causa de su beatificación y canonización se produjo en 1927. El proceso se interrumpió durante la guerra de Argelia pero se reemprendió más tarde. El 24 de abril de 2001, Carlos de Foucauld fue declarado venerable por Juan Pablo II, y el 13 de noviembre de 2005 fue proclamado beato durante el papado de Benedicto XVI, en una ceremonia presidida por el cardenal José Saraiva Martins. Su nombre religioso fue «Hermano Carlos de Jesús», y la Iglesia católica celebra su festividad el 1 de diciembre. La biografía de Carlos de Foucauld, tan inquieta y colorida en experiencias, lo vuelve una de las personalidades llamativas de los siglos XIX y XX y su cambio de vida, tan drástico como decisivo, hicieron de él uno de los paradigmas de la conversión en tiempos contemporáneos.[3]

 


Biografía

Antepasados, infancia y adolescencia (1858-1875)


 
Carlos de Foucauld, de niño (1872)
La familia de Carlos de Foucauld era de Périgord y pertenecía a la antigua nobleza francesa. El lema familiar era «Jamais arrière» («Jamás retroceder»).[B 1] Su padre, el vizconde Eduardo (Édouard) de Foucauld de Pontbriand, inspector asistente de bosques en Estrasburgo,[A 1] contaba en su linaje con destacados antepasados aristocráticos: Bertrand de Foucauld había sido un cruzado, lo cual constituía un antecedente de gran prestigio en la aristocracia francesa;[C 1] Gabriel de Foucauld fue designado por Francisco II de Francia como su apoderado en su casamiento con María Estuardo; Juan III de Foucauld, gobernador de Périgord, vizconde de Limoges, fue amigo de Enrique IV. El tío abuelo de Carlos de Foucauld, monseñor Jean Marie du Lau Allemans, y otro de sus ancestros, Armand de Foucauld de Pontbriand, fueron muertos durante la Revolución Francesa.[B 2] Por su parte, la madre de Carlos de Foucauld, Isabel (Élisabeth) Beaudet de Morlet, era hija del rico coronel Morlet y provenía de la aristocracia de Lorena,[B 3] mientras que el abuelo, un republicano, hizo su fortuna durante la Revolución.[F 1] Isabel de Morlet se casó en 1855 con Eduardo de Foucauld y de esa unión nació el 17 de julio de 1857 su primer hijo, llamado Carlos (Charles), quien murió a la edad de un mes.[B 3]

 
Iglesia de San Pedro el Joven (Eglise St Pierre le Jeune) en Estrasburgo. En el frente de la iglesia, una estatua honra la memoria de Carlos de Foucauld, quien fue bautizado allí el 4 de noviembre de 1858.
Su segundo hijo llamado Carlos Eugenio (Charles Eugene) nació en Estrasburgo el 15 de septiembre de 1858,[A 2] en el domicilio familiar situado en el antiguo emplazamiento de la mansión del alcalde Dietrich, donde se había cantado por primera vez la Marsellesa en 1792.[B 3] El niño fue bautizado el 4 de noviembre de ese año en la Iglesia católica de San Pedro el Joven, situada en la misma Estrasburgo.[B 4]
El coronel Beaudet Morlet, perteneciente a la École polytechnique, gran escuela francesa de Ingeniería, enseñó con gran afecto a sus nietos.[F 2] Catorce años después de la muerte de su abuelo, Carlos escribiría de él:
En Nancy, tuve el dolor inmenso de perder a mi abuelo del que admiraba la magnífica inteligencia y cuya ternura infinita rodeo mi juventud y mi infancia de una atmósfera de amor de la que siento siempre con emoción el calor. Fue para mí un dolor inmenso y, catorce años después sigue muy vivo.[F 2]
Carta a Henry Duveyrier, 21 de febrero de 1892
Carlos cursó sus estudios en la escuela episcopal de San Arbogast, donde obtuvo buenas calificaciones. En 1868, se incorporó en sexto lugar al Liceo de Estrasburgo.[A 3] De carácter introvertido y colérico,[A 4] a menudo caía enfermo por lo que continuó sus estudios con clases particulares.[B 5]

 
Madame Moitessier, título del retrato de Marie-Clotilde-Inès de Foucauld, tía de Carlos, casada con el rico banquero parisino Sigismond Moitessier. El cuadro sobre tela fue realizado por Ingres en 1856 y se conserva en la National Gallery de Londres.
En el verano de 1868, se trasladó con su tía, Madame Moitessier, quien se sintió responsable por su sobrino. Madame Moitessier, mujer de belleza notable, tenía una hija ocho años mayor que Carlos, Marie Moitessier (la futura María de Bondy): esta prima suya se convertiría además en su amiga y confidente.[A 5] Ella era una practicante ferviente y mantuvo una estrecha relación con Carlos, desempeñando a veces el papel de una segunda madre para él.[B 6]
En 1870, al desatarse la guerra franco-prusiana, el abuelo Morlet huyó con sus nietos de Estrasburgo para evitar el peligro que significaba la cercanía de la frontera, y se refugió primero en Rennes y luego en Berna. Así, a los doce años, Carlos ya había experimentado la muerte de sus padres, el desarraigo y el éxodo. Después de la derrota de Francia, la familia se trasladó en octubre de 1871 a Nancy, en la parte de Lorena que continuó siendo francesa.[A 6] [B 7] En octubre de 1871, Carlos entró al cuarto año de clases en el Liceo de Nancy.[A 6] Tuvo por profesor a Jules Duvaux, un republicano anticlerical ardiente, que llegaría a ser más tarde legislador y ministro de educación.[B 7] [A 6] En esa época, Carlos se hizo muy amigo de Gabriel Tourdes.[A 6] A los dos jóvenes los apasionaba la lectura de los clásicos,[F 3] y Gabriel seguiría siendo para Carlos uno de los «amigos incomparables» de su vida.[F 3] Su educación en una escuela laica desarrolló en Carlos un sentido de patriotismo, acompañado de desconfianza hacia el Imperio alemán.[A 7] El 18 de abril de 1872, Carlos hizo su primera comunión y recibió su confirmación simultáneamente de Mons. Joseph-Alfred Foulon, de Nancy.[F 4]
En octubre de 1873, durante su último año de estudios en el Liceo, su pensamiento racionalista se incrementó de forma marcada. Más tarde escribió:
Los filósofos están todos en desacuerdo. Durante doce años yo no negué ni creí en nada, desconfiando de la búsqueda de la verdad, ni siquiera creyendo en Dios. Ninguna evidencia me parecía suficientemente clara.
Carta a Henry de Castries,[4] [Nota 1] 14 de agosto de 1901
Perdió su fe completamente hacia fines de 1874, el año en que estudió filosofía.[A 8] Recordando aquella etapa, Carlos relató años más tarde:
Fui educado cristianamente pero desde la edad de quince o dieciséis años, perdí la fe por completo. Las lecturas que leía con tanta avidez habían realizado esta obra en mí; no seguía ninguna doctrina filosófica, ya que ninguna me parecía suficientemente fundamentada, y me quedaba en la duda completa, lejos sobre todo de la fe católica cuyos muchos dogmas, en mi opinión, chocaban profundamente con la razón.[J 1]
Carta a Henry Duveyrier, 21 de febrero de 1892
La pérdida de la fe se acompañó de un malestar interior que así describió en carta a su prima:
A los dicisiete años, todo en mí era egoísmo, impiedad, deseo del mal, me sentía trastornado.[F 5]
Carta a María de Bondy, 17 de abril de 1892
El 11 de abril de 1874, su prima María se casó con Olivier de Bondy.[A 9] Unos meses más tarde, el 12 de agosto de 1874, Carlos obtuvo el grado de bachiller secundario con honores.[A 9]

Juventud disipada (1875-1882)


 
Carlos de Foucauld, cadete de oficial
Carlos de Foucauld fue enviado al Liceo privado Santa Genoveva (Lycée privé Sainte-Geneviève) en Versalles, dirigido por los jesuitas, con el objetivo de prepararse para el examen de ingreso a la Escuela Militar Especial de Saint-Cyr.[A 7] Carlos se opuso a la severidad del internado y decidió abandonar toda práctica religiosa. Desde 1875, llevó una vida disipada y fue excluido del Liceo en marzo de 1876 por «pereza e indisciplina».[A 10] Luego regresó a Nancy, donde estudió con un tutor,[A 11] [B 8] mientras renovaba las lecturas con Gabriel Tourdes, con las que decía disfrutar «plenamente de lo que es agradable al cuerpo y al espíritu».[B 9] Esa bulimia por la lectura llevó a los dos amigos a profundizar en las obras de Ludovico Ariosto, Voltaire, Erasmo de Rotterdam, François Rabelais y Laurence Sterne.[F 6]
En junio de 1876, se presentó a un examen escrito para ingresar a Saint-Cyr, donde obtuvo el lugar 82 entre 412 alumnos.[B 10] Firmó el acta de alistamiento voluntario y el 30 de octubre ingresó en esa distinguida academia. Él era uno de los más jóvenes de su clase.[A 11]
Llevó una vida disoluta con sus compañeros de la clase llamada «Plewna», de la que se sentía orgulloso. Junto a Carlos, en la Segunda Compañía estaba un tal Philippe Pétain. Los exámenes médicos revelaron en Carlos un sobrepeso temprano.[A 12] Física y mentalmente, él no encajaba en el sistema de Saint-Cyr. Continuó sus estudios a pesar de su poca dedicación al trabajo.[B 10] El aburrimiento comenzó a ganarlo y, aun así, gracias a su memoria excepcional y a su rapidez mental, le alcanzaba con echar un vistazo a las lecciones para asimilarlas. Así pasó el primer año de cursos, ubicándose en el puesto 143 de 391. Eso le dio la posibilidad de elegir la caballería, el cuerpo de élite. Carlos mantenía comunicación epistolar regular con su amigo Gabriel Tourdes, en la que describía su profundo aburrimiento en Saint-Cyr, y evocaba con nostalgia su vida con su abuelo.[B 11] La salud del coronel Morlet se deterioró, y murió el 3 de febrero de 1878. Esto provocaría en Carlos un sentimiento de soledad y dolor. Le escribió a Tourdes:
De repente me quitan mi familia, mi casa, mi tranquilidad, y esa despreocupación que era tan dulce. Todo eso ya nunca lo volveré a encontrar...[I 1]

 
Escuela de caballería en Saumur. Carlos de Foucauld entró como teniente segundo, con veinte años recién cumplidos.
Carlos decidió entonces emanciparse de los suyos. Había heredado mucho dinero, y se encontraba libre de trabas para disfrutar con cierto desenfreno de su legado.[A 13] Sin la figura de su abuelo, nada evitó que cayera en la disolución y la glotonería. Su segundo año fue un desastre, y solo su buena memoria le permitió finalizar en el lugar 333 de 386. A pesar de los 45 días de castigo por su conducta deficiente y de los 47 días de confinamiento por indisciplinado, descuidado y perezoso, fue admitido en la Escuela de caballería en Saumur, a la que entró como teniente segundo el 31 de octubre de 1878.[A 14]
En Saumur, a la edad de veinte años, llevó una vida desordenada, mientras usufructuaba del importante patrimonio heredado, que se elevaba a más de 353 500 francos.[Nota 2] Carlos se dedicó a dispensarlos en noches agitadas en compañía de su compañero de cuarto, el marqués de Morès, un rico mujeriego impenitente.[F 7] Apodado el «juerguista erudito», aprovechó de su fortuna para traer prostitutas de París que desfilaban por su habitación, y a las que trataba con poco respeto.[B 12] Esa actitud libertina se acompañaba de una reiterada y deliberada indisciplina. Fue castigado muchas veces por desobediencia, por abandonar la escuela sin autorización, por llegar tarde y por no levantarse por la mañana. Recibió más de diecinueve días de arresto simple y cuarenta días de arresto riguroso.[B 12] En sus exámenes de egreso, Carlos ocupó el último puesto entre 87.

 
Estandarte del 4° Regimiento de húsares de Francia
En octubre de 1879 fue destinado a Sézanne, en el departamento de Marne; esto no fue del agrado de Carlos, quien pidió su transferencia. En 1880 fue afectado al 4° Regimiento de húsares, que más adelante se convertiría en el 4° Regimiento de cazadores del África en Pont-à-Mousson.[B 13] A continuación, sobrevino el período en que llevó una forma de vida más desenfrenada. Daba fiestas que tornaban en orgías.[5] Gastaba su dinero en la compra de libros, cigarros y noches.[A 15] Su tía, preocupada por sus extravagancias, escribió y puso por primera vez el tema a consideración del Consejo Judicial para evitar que dilapidara su fortuna.[B 13] [A 16] Sobre este período, Carlos escribió: «Más que un hombre, yo era un cerdo».[6]
Vivió en pareja con María (Marie) Cardinal, apodada Mimí, una actriz que trabajaba en París. Ella se mudó al apartamento de Carlos en Pont-à-Mousson donde comenzaron a convivir como marido y mujer. El ejército tomó el hecho como algo demasiado serio y en julio de 1880 llegó el primer castigo. Sus apariciones públicas con ella comenzaron a traerle como consecuencia las recriminaciones de sus superiores y sanciones ininterrumpidas, por considerársela una mujer de mala reputación.[A 16] Sin embargo, él no hacía caso y en una fiesta llegó a hacer pública su relación con la joven Mimí.
Fue enviado a Sétif en la Argelia francesa con su regimiento,[A 16] y llevó consigo a su amante, al tiempo que su coronel se lo prohibía.[F 8] En lugar de actuar con discreción, él compró un pasaje en el buque para «Madame la Vizcondesa de Foucauld», acto provocativo que desafiaba el orden establecido. La verdad no se puso en evidencia hasta que, días después del desembarco, llegaron las mujeres legítimas de los oficiales. El escándalo fue mayor por haber tomado tanto tiempo en salir a la luz. El 24 de noviembre le impusieron dos semanas de arresto abierto, y el 22 de diciembre dos semanas adicionales de arresto restringido, por su resistencia a dejar a la mujer. Luego de cumplir sus arrestos, Mimí lo seguía acompañando.[J 2] Según Jean-Jacques Antier, uno de sus biógrafos, los oficiales jóvenes tomaron partido por Carlos: según ellos, el ejército no debería inmiscuirse en la vida privada de los oficiales.[A 17] Transcurrido ese lapso, Carlos no cedió y fue condenado a treinta días de calabozo. Por último, le llegó la notificación conclusiva en marzo de 1881: «Queda usted apartado del servicio militar por indisciplina, acompañada de notoria mala conducta».[H 1] Todavía no había cumplido los veintitrés años.
Deseoso de libertad se retiró a Évian-les-Bains, un paraíso para adinerados, y llevó con él a María Cardinal. Pero al oír que su unidad luchaba en Túnez, volvió a París y pidió su reincorporación al 4° Regimiento de cazadores del África, la que se le concedió unos meses más tarde, previo compromiso de romper definitivamente su relación con su amante.[A 18] [F 9] Él sentía «la vaga inquietud de una mala conciencia que, dormida y todo, no está del todo muerta».[7]
Carlos de Foucauld se unió a sus compañeros que luchaban contra la tribu de los Kroumirs en el sur de Orán, después de la insurrección encabezada por el morabito Bou-Amama. Durante aquella campaña, se encontró con Francisco Enrique (François-Henry) Laperrine,[B 14] que se convirtió en su amigo y, sin dudas, en una influencia moral sobre él.[B 15] Al final de los combates, después de seis meses de lucha, dejó la guarnición a fines de 1881 y partió hacia Mascara, en Argelia.[A 19] Esa campaña fue un punto de inflexión en la vida de Carlos de Foucauld: no sólo demostró un buen comportamiento militar, sino que además reveló ser un buen jefe, preocupado por sus hombres. Este periodo también se corresponde con el final de su vida de libertinaje.[A 19]
Por entonces, Carlos maduró un proyecto de viaje a Oriente: «Me gusta mucho más aprovechar mi juventud viajando; de esta manera, al menos, yo me instruiré y no perderé mi tiempo».[I 2] Solicitó una licencia que le fue rehusada. En consecuencia, renunció al ejército, aunque permaneció como oficial de las reservas.[A 20] Su familia reforzó su control judicial, porque ya había dilapidado más de una cuarta parte de su herencia. En vista de ello, la corte de Nancy dictaminó que Carlos era un despilfarrador, incapaz de gobernar sus asuntos financieros, y nombró a Georges de Latouche como protector: Carlos no podría firmar siquiera un documento bancario sin contar con la anuencia de Latouche.[A 20]

Explorador en Marruecos (1882-1886)

Carlos de Foucauld se trasladó a Argel en mayo de 1882 y se preparó para su viaje.[A 21] La reunión con Oscar Mac Carthy, geógrafo, explorador y director de la Biblioteca Nacional de Argelia, confirmó el objetivo del proyecto: Marruecos, un país por entonces muy poco conocido. Carlos estudió durante un año el idioma árabe y el islam, así como el idioma hebreo.[A 22] Siguiendo el consejo de Mac Carthy, se reunió con el rabino Mordechai Aby Serour quien se ofreció como guía y le sugirió que simulara ser judío para pasar desapercibido en aquel país,[8] por entonces prohibido para los cristianos y poblado mayormente por tribus que escapaban al control directo del sultán.[A 23]

 
El rabino y explorador Mordechai Aby Serour, guía de Carlos de Foucauld en Marruecos.
Comenzó su viaje el 10 de junio de 1883, en compañía del rabino Mardochée Aby Serour. Carlos se hizo llamar «rabino Joseph Aleman»; dijo haber nacido en Moldavia y haber sido expulsado de su país por los rusos. Declaró que el objeto de su viaje era visitar la comunidad judía de Marruecos.[A 24] Llevaba consigo todos los instrumentos de trabajo necesarios para su expedición: sextante, brújulas, barómetros, termómetros, mapas y documentos que escondió en su mula.[A 24]
De acuerdo con los consejos de su guía, vivió como un indigente y observó el Sabbat. Estando todavía en Argelia, el 13 de junio se cruzó en Tremecén con oficiales franceses que no lo reconocieron. Uno de ellos se rio al ver a Carlos y dijo: «Miren al pequeño judío comiendo aceitunas en cuclillas. Se parece a un mono».[A 25] [B 16] Arribaron a Marruecos y disfrutaron de la hospitalidad de las familias judías. Carlos subía a la terraza para hacer sus mediciones mientras Aby Serour vigilaba, desviando la atención de los eventuales curiosos.[A 26] Ante la imposibilidad de cruzar la salvaje región de Rif, tomaron el camino de Fez.[A 27] Carlos decidió explorar el este antes de ir al sur.[A 26] Frente a los temores de Aby Serour y para garantizar la seguridad, Carlos contrató algunos jinetes como guardaespaldas que los condujeran a la ciudad de Taza. En cada pueblo debía desembolsar dinero para comprar la protección del kaid o jefe local.[A 26] Llegaron a Mequinez el 23 de agosto para dirigirse luego hacia el sur a pesar de las fuertes reservas de Aby Serour. Durante el viaje, Carlos tomaba notas en un cuaderno pequeño escondido en la manga, incluyendo datos topográficos y croquis, que ocultaba de la vista de sus acompañantes. Durante la noche comenzaba el largo proceso de transcribir en un libro más grande las diferentes anotaciones tomadas durante el día.

 
Imagen de una sección del Alto Atlas, tomada por la NASA
La expedición llegó al Alto Atlas, las mayores alturas del norte de África, cruzándolo a través del paso de Tizi n’Telouet situado a más de 2600 msnm. Foucauld se convertía así en el primer europeo que exploraba esa región de Marruecos.[A 28] [B 16] El trayecto estuvo pleno de riesgos e incidentes. A modo de ejemplo, Carlos relató que el 26 de octubre vio tres pequeñas caravanas. El jefe de una de ellas entró en largas discusiones con los custodios de Carlos. Quería robarle y sugería a quienes lo escoltaban que lo ayudaran, ofreciéndoles la mitad del botín. Los custodios rechazaron la oferta y el tentador no encontraba palabras para expresar cuán estúpidos eran.[A 28]

 
Ilustración de Reconocimiento a Marruecos (1883-1884), libro de Carlos de Foucauld ilustrado con cuatro fotograbados y 101 dibujos realizados a partir de bocetos del autor. Albert Dujardin fue responsable de los grabados, mientras que Carlos de Foucauld fue el autor del texto. Fuente: Biblioteca Nacional de Francia.
Carlos se conmovió por la belleza de los paisajes, pero también por la piedad musulmana. Él escribió en sus notas de viaje:
La noche del destino, después del vigésimo séptimo día de Ramadán. Entonces, también los demonios salieron de la tierra, lo que justifica la noche de oración para evitar sus tentaciones. La contemplación durante semejantes noches lo conduce a uno a comprender la creencia de los árabes en una noche misteriosa, Laylat al-Qadr, donde el cielo se abre, los ángeles descienden a la tierra, las aguas de mar se tornan frescas y todo lo que es inanimado en la naturaleza se inclina a adorar al Creador.[A 29]
Carlos de Foucauld
Exploró Marruecos en Tissint, entre Tata (uno de los municipios de la provincia homónima) y Foum Zguid antes de volver a los peligros y a la falta de dinero. Abandonó a su compañero de viaje, con quien había tenido a menudo disputas acaloradas, y se trasladó a Mogador para pedir dinero a su familia. Permaneció varias semanas trabajando en la redacción de su diario de viaje.[B 17] Una vez que recibió el dinero, se unió a Aby Serour.[A 30] Juntos, volvieron a subir el Alto Atlas, acompañados por tres árabes que se suponía debían protegerlos, pero que los despojaron, aunque dejando sus vidas a salvo y sin robar los instrumentos y libros de Carlos.[B 18] Aby Serour y Carlos se refugiaron con la comunidad judía y volvieron a Argelia, después de casi once meses de viaje, en lugar de los cinco previstos inicialmente.[A 30] [B 19]

 
Placa tradicional de la Sociedad de Geografía de París en el bulevar Saint-Germain. Esa institución distinguió a Carlos de Foucauld con la medalla de oro en 1885.
El viaje al corazón de Marruecos, desde junio de 1883 a mayo de 1884, y la considerable cantidad de información presentada, especialmente geográfica y etnológica, le valieron a Carlos de Foucauld la medalla de oro de la Sociedad de Geografía de París el 9 de enero de 1885,[A 31] cuando la Sociedad era presidida por Ferdinand de Lesseps. También en la Sorbona recibió honores académicos por su trabajo.[A 31] De regreso a Francia, se encontró con los suyos, especialmente su tía paterna Madame Moitessier, pero la vida en París le resultó aburrida.
Regresó a Argel, donde McCarthy le presentó a un geógrafo y topógrafo, el comandante Titre, semi-retirado pero muy activo, que servía como vicepresidente de la Sociedad Geográfica (rama argelina).[A 32] Carlos conoció a la hija del comandante, Marie-Marguerite, una joven de 23 años, con carácter fuerte y moral, creyente ferviente. Se enamoraron y él planeó casarse. Lo único en lo que no coincidían era en la fe: Carlos era agnóstico. Él fue muy sincero con ella:
Cuando nos casemos, te dejaré completamente libre de hacer lo que desees en materia de religión pero, en lo que a mí se refiere, no practicaré porque no soy creyente.[A 32] [H 2]
Cuadernos de Charles de Foucauld 25, p. 38
Toda su familia (Madame Moitessier, María de Bondy y su hermana María de Blic) se opuso al matrimonio y, después de varios meses de reflexión, él decidió definitivamente romper el compromiso. Aparentemente sufrió por algún tiempo a causa de la ruptura.[A 33] Decidió partir nuevamente hacia el Sahara, donde dirigió una segunda expedición, embarcando para Argel el 14 de septiembre de 1885.[B 20] Descubrió una parte del Sáhara y realizó muchos croquis de la expedición.[A 34] [9] Regresó a Francia en febrero de 1886.[B 20]

La conversión (1886-1890)


 
Carlos de Foucauld en 1886
De febrero a octubre de 1886, alquiló una habitación en París, cerca de la casa de su prima María de Bondy.[A 35] Su actitud cambió y comenzó a leer tanto el Corán como el libro Elevaciones del alma a Dios, sobre todos los misterios de la religión cristiana, obra escrita por Jacobo Benigno Bossuet y que María de Bondy le había regalado. Fue un cambio muy grande para aquél que una vez había disfrutado de la lectura pagana, griega y romana, y escritos eróticos, de los que ahora decía «encuentro esos trabajos vacíos y desagradables» (Escritos espirituales, p. 79).[A 36] Llevó una vida más y más simple, lejos de las extravagancias escandalosas que tan chocantes habían resultado a su familia. Trabajó durante todo el año 1887 en la corrección definitiva de su obra Reconocimiento a Marruecos,[B 21] que fue publicada en 1888.
La experiencia en Marruecos fue una revelación para Foucauld. Recordando ese tiempo, él afirmaría en 1901:
El islam produjo un cambio profundo en mí. La visión de esa fe, de esas almas viviendo en la continua presencia de Dios, me hizo entrever unas cosas más grandes y más verdaderas que las ocupaciones mundanas.[B 22]
Carta a Henry de Castries,[4] p. 86 y ss 8 de julio de 1901
Su desconfianza frente a la fe cristiana se desvaneció poco a poco, merced a los cambios de opinión que mantenía con su prima María de Bondy, conversaciones en las que se hablaba de religión. Marie de Bondy jugó un papel importante en su conversión. Él la describió más tarde como un «ángel terrestre», en quien él podría confiar.[B 23] Más importante aún, tomó parte en reuniones y cenas,[B 24] que le hicieron cambiar su percepción de la fe:
En París me encontré con personas muy inteligentes, muy virtuosas y muy cristianas. Y me dije que tal vez esa religión no era absurda.[A 37]
Carta a Henry de Castries,[4] p. 89 14 de agosto de 1901

 
Padre Henri Huvelin, confesor y consejero espiritual de Carlos de Foucauld
Comenzó a asistir a la Iglesia de San Agustín de París, donde oficiaba el Padre Henri Huvelin.[A 38] Foucauld, por entonces espiritualmente inquieto, repetía la oración: «Dios mío, si existes, haz que yo te conozca».[A 38] [H 3] El 30 de octubre de 1886, Carlos decidió encontrarse con el P. Huvelin en su confesonario de la iglesia. Carlos no fue para confesarse pues, como le comentó a Huvelin, él no tenía fe. Huvelin le preguntó si alguna vez había creído. Él respondió que creyó hasta trece años antes, pero que en ese momento era incapaz de creer, que los misterios, los dogmas y las milagros constituían obstáculos.[A 39] Huvelin le dijo que estaba equivocado: que lo que le faltaba para creer era un corazón puro y, luego de un rato de conversación, le instó a confesarse.[A 39] Luego de arrodillarse y de revisar y confesar su vida, recibió la absolución. A continuación, Huvelin le preguntó si había comido algo, a lo que Carlos le respondió negativamente. Huvelin le indicó que recibiera la eucaristía, y se la dio.[A 39] [B 25] Recordando ese momento, escribió años más tarde:
Tan pronto como creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que vivir para él. Mi vocación religiosa data de la misma hora de mi fe. ¡Dios es tan grande! Hay tanta diferencia entre Dios y todo aquello que no lo es.[A 40]
Carta a Henry de Castries,[4] 1 de diciembre de 1916
La conversión condujo a Carlos a un cambio radical de la vida: se convirtió en un creyente, comenzó a rezar el breviario, y leyó a los Padres del desierto.[B 26] El P. Henri Huvelin fue para él su padre espiritual, y trató de modular su entusiasmo. Le advirtió que era muy pronto para discernir una vocación religiosa, y le pidió que se tomara su tiempo. Más tarde, Carlos admitiría:
Al principio, la fe tiene un número de obstáculos que superar. Yo, que había dudado tan fuertemente, no vine a creer todo en un solo día. Los milagros del Evangelio me parecían difíciles de creer.[A 41]
Carta a Henry de Castries,[4] 1 de diciembre de 1916
Entonces, el P. Henri Huvelin cambió su forma de aproximación, e invitó a Carlos a que se dedicara a imitar a Cristo y a leer y meditar los evangelios. Lo que siguió fue sorprendente: la obediencia mostrada por Carlos, quien por tanto tiempo había sido un rebelde, desconocedor de Dios y de todo dueño, y desafiador de su familia y del ejército.[A 42] Sin embargo, el P. Huvelin aún entreveía cierta influencia del islam en el arrogante deseo de perfección de Carlos, y puso énfasis en la humanidad de Jesús de Nazaret y no en su gloria. Como Jesús, Carlos quiso buscar entonces ser el último, servidor de todos.[A 42] Después de más de dieciocho meses de espera y de obediencia al P. Huvelin, Carlos profundizó su vocación religiosa: quiso entrar en una orden que imitara la vida oculta de un trabajador pobre y humilde de Nazaret, sintiéndose indigno de la vida sacerdotal o misionera.[A 42]
El 19 de agosto de 1888, Carlos visitó la abadía Notre-Dame de Fontgombault y se sintió muy atraído por la pobreza radical de la orden.[B 27] En septiembre de 1888, renunció definitivamente al ejército después de su último período de reserva y recibió con indiferencia el éxito de su libro Reconocimiento a Marruecos, publicado el 4 de febrero de 1888, obra que la comunidad científica elogiaba de forma unánime.[A 43] [B 28] El libro lo catapultaba como nuevo «descubridor de mundos», pero a él poco le importaban ya esos éxitos humanos.
A fines de 1888, con el asesoramiento del P. Huvelin, marchó de peregrinación por cuatro meses a Tierra Santa. No era la primera vez que un hombre, luego de su conversión, peregrinaba tras las huellas de Jesús de Nazaret: Francisco de Asís e Ignacio de Loyola habían hecho lo mismo. Llegó a Jerusalén el 15 de diciembre de 1888,[A 44] visitó Nazaret el 10 de enero de 1889, donde profundizó su deseo de ocupar lo que él llamaba «el último lugar»,[B 29] [Nota 3] aquél que le permitiera servir ocultamente. Regresó a Francia el 14 de febrero de 1889 y anunció que quería entrar en la orden de la Trapa.[A 44] Pero siguiendo el consejo del P. Huvelin visitó antes, en mayo, la abadía benedictina de Saint-Pierre de Solesmes.[B 30] Posteriormente, visitó la gran Trapa ubicada en Soligny, pero la abadía le pareció a Carlos demasiado organizada y no suficientemente pobre. El 20 de septiembre de 1889 leyó el Libro de las fundaciones de Teresa de Ávila. Por lo tanto, los escritos de Teresa de Ávila, junto con los evangelios, constituyeron la base de sus lecturas espirituales.[A 45] Finalmente, el P. Huvelin sugirió, y Carlos optó por entrar en el monasterio trapense de Nuestra Señora de las Nieves,[A 45] el más elevado y frío de Francia, ubicado en el departamento de Ardèche.

Los años como trapense (1890-1897)

Después de más de tres años de discernimiento Carlos decidió, con la aprobación de su padre espiritual, unirse a la Abadía de Nuestra Señora de las Nieves (Notre-Dame-des-Neiges). Legó todos sus bienes a su hermana el 18 de diciembre de 1889.[A 46] [B 31] Se despidió de María de Bondy el 15 de enero de 1890, sin poder contener las lágrimas: un adiós muy difícil que reveló la importancia de su entrega total a Dios.[A 47] Él elegiría esa fecha para renovar su consagración a Dios.[B 32] Más adelante, Carlos diría: «Este sacrificio me costó todas mis lágrimas, pues desde entonces, desde aquel día, ya no lloro...».[H 4]

 
Escudo de la abadía de Nuestra Señora de las Nieves (Notre-Dame-des-Neiges)
Ingresó en el monasterio trapense el 16 de enero de 1890.[A 47] Tomó el hábito de novicio y el nombre de hermano María-Alberico (Marie-Alberic).[C 2] De inmediato, Carlos amó esa vida de pobreza, silencio, trabajo y oración.[B 33] Se mostró desprendido y se convirtió rápidamente en un ejemplo de vida en el seno de la Trapa por su obediencia y humildad.[A 48] Él explicó a su prima lo que vivía:
En este mundo triste, tenemos en el fondo una profunda felicidad que no tienen ni los santos ni los ángeles, la de sufrir con nuestro Bien-Amado, por nuestro Bien-Amado. Por dura que sea la vida, por largos que sean los días tristes, por más reconfortante que sea el pensamiento de este buen valle de Josafat, no tengamos más prisa de lo que Dios quiere en abandonar el pie de la cruz.[C 3]
Carlos de Foucauld a María de Bondy
Su búsqueda de la pobreza continuó con la solicitud de pasar a la Trapa cisterciense de Cheikhlé, la más pobre de la orden, ubicada en las cercanías de Alejandreta, en el por entonces Imperio Otomano (actual Siria),[A 49] [B 34] con los riesgos que implicaba vivir en pleno territorio musulmán.[B 35]

 
Abadía de Nuestra Señora de las Nieves (Notre-Dame-des-Neiges)
La búsqueda por parte de Carlos de la perfección en la Trapa le dio rápidamente la reputación de un santo,[A 50] [B 36] a pesar de que sus fuertes mortificaciones preocupaban tanto a su superior como a Henri Huvelin. Los superiores vieron en él al posible próximo superior de la Trapa y le pidieron que reanudara los estudios a fin de ser sacerdote. Fue entonces que él expuso sus gustos en su búsqueda de la pobreza y de la humildad:
Si me hablan de estudios, yo expondré que tengo un gusto muy fuerte por permanecer hasta el cuello en el trigo y en la madera, y una repugnancia extrema por todo lo que tiende a alejarme de este último lugar que yo he venido a buscar, en esta abyección en la que quiero sumergirme cada vez más en seguimiento de nuestro Señor... y luego, a fin de cuentas, obedeceré.[A 50]
Carlos de Foucauld
Dirigido por el P. Huvelin, Carlos puso manos a la obra y comenzó a estudiar teología aunque con cierto pesar porque, en su opinión, lo alejaba del «último lugar» y de la humildad que buscaba. Tuvo dudas sobre su vocación en la Trapa. Él escribió al P. Huvelin:
Ustedes esperan que yo tenga (ya) suficiente pobreza. No. Somos pobres para los ricos, pero no somos pobres como yo lo era en Marruecos, pobre como San Francisco... En esto también guardo silencio y obediencia. Poco a poco, sin que se note, puedo obtener permisos que me hagan practicar mejor la pobreza.[A 49] [C 4]
Carta a Henri Huvelin, 5 de noviembre de 1890
En 1891, regaló un apartamento que poseía en el número 50 de la calle Miromesnil en París, y renunció como miembro de la reserva del ejército y de la Sociedad de Geografía de París.[A 49] [B 36] [C 5] Comparando la despedida de su prima el 15 de enero de 1890 con la renuncia al ejército y a los honores en 1891, le escribió:
Este paso me hace feliz. El 15 de enero me fui de todo lo que me resultaba un bien, pero quedaba por dejar atrás estas vergüenzas miserables, el grado (militar), la pequeña propiedad, y me causa placer tirarlas por la ventana.[A 49]
Carta a María de Bondy, 16 de julio de 1891
A pesar de las reservas expresadas por el maestro de novicios Dom Luis Gonzaga (Louis de Gonzague), vinculados con el bienestar relativo de la Trapa, Carlos pronunció sus votos monásticos el 2 de febrero de 1892 y recibió la tonsura.[B 36]
Los interrogantes de Carlos se intensificaron y se centraron en la posibilidad de vivir más profundamente la pobreza y el abandono de sí mismo. Sus cartas al P. Huvelin muestran que sus preguntas eran cada vez más constantes y fuertes. El sacerdote intentó de nuevo calmar la radicalidad de Carlos. El 26 de agosto de 1893, le escribió al P. Huvelin sobre su intención de crear una nueva orden religiosa.[A 51] [C 6] Él abogaba por una pobreza absoluta, la sencillez y la oración, no en latín sino en la lengua local,[A 52] lo que se anticipaba en cierta medida a la reforma litúrgica que se produjo con posterioridad al Concilio Vaticano II. Hablando de la «complicada liturgia de San Benito», escribió: «Nuestra liturgia cierra la puerta de nuestros conventos a los árabes, turcos, armenios, etc., que son buenos católicos pero no saben una palabra de nuestras lenguas...»
El P. Huvelin le respondió tardíamente, pidiéndole que esperara y que continuara sus estudios para el sacerdocio, a pesar de su renuencia.[A 53] Carlos comenzó en 1895 la redacción de una norma. Frente a la negativa de sus superiores de establecer una nueva orden, él se propuso imitar la pobreza de la vida en Nazaret, convirtiéndose en un ermitaño, al pie de la Trapa.[B 37] Renunció a ello dadas las dificultades que su enfoque plantearía a la orden de la Trapa. En una de sus meditaciones de 1896, Carlos escribió su texto más famoso, la Oración de abandono,[Nota 4] que condensa su espiritualidad:
Padre mío, me pongo en vuestras manos; Padre mío, me confío a vos; Padre mío, me abandono a vos; Padre mío, haced de mí lo que os plazca; sea lo que sea lo que hagáis de mí, os lo agradezco; gracias por todo; estoy dispuesto a todo; lo acepto todo; os doy gracias por todo, con tal que vuestra voluntad se haga en mí, Dios mío; con tal que vuestra voluntad se haga en todas vuestras criaturas, en todos vuestros hijos, en todos aquellos a los que ama vuestro corazón, no deseo nada más, Dios mío; pongo mi alma en vuestras manos; os la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque os amo, y para mí es una necesidad de amor el darme, ponerme en vuestras manos sin medida; yo me pongo en vuestras manos con infinita confianza, porque vos sois mi Padre.[F 10] [Nota 5]
Carlos de Foucauld, Méditations sur l'Évangile au sujet des principales vertus

 
Una caricatura política francesa contemporánea retrata al sultán Abdul Hamid II con un aviso que señala: «Abdul Hamid - Carnicero de primera clase», en referencia a las masacres contra los armenios.
El 20 de noviembre de 1895, la Trapa tuvo que ser protegida por soldados al iniciarse las masacres hamidianas de armenios cristianos,[A 54] así llamadas en razón del nombre del sultán otomano Abdul Hamid II bajo cuyo gobierno se ejecutaron.[10] Éste fue un antecedente del gran genocidio armenio perpetrado durante la segunda guerra mundial. De todo esto dejó constancia Carlos en sucesivas cartas.
No es por mí por lo que le escribo hoy. Usted conoce sin duda los horrores que han ocurrido en estas comarcas [...] en este tiempo ha habido, a poca distancia, en Armenia, terribles matanzas: se habla de 60000 muertos [...] y entre los supervivientes, en las ruinas de sus pueblos quemados, despojados de todo, una miseria, un hambre, un sufrimiento espantosos [...] Si conoce alguna persona que pueda y quiera socorrer tanta desgracia, oriente hacia ese lado su caridad.[J 3]
Carta al P. Huvelin, 16 de enero de 1896

 
Fotografía de las víctimas armenias de la masacre en Erzurum, el 30 de octubre de 1895.
Las matanzas, que según las estimaciones alcanzaron entre 80 y 300 mil muertos,[10] [11] y dejaron al menos 50 mil huérfanos de menos de 12 años como resultado,[12] se produjeron no lejos de la Trapa de Akbès donde vivía Carlos, conocido por entonces como el hermano María-Alberico. Él, que quería estar un poco más cerca de los más pobres, al enfrentarse a las masacres de marzo de 1896, descubrió en el sacerdocio la posibilidad de estar más cerca de los que sufren y de los pobres:[A 55] «Nada de refugio o de asilo para este frío terrible, nada de pan, ni recursos, enemigos por todas partes, y ninguna persona que los ayude».[B 38]
Carlos no profesó sus votos solemnes, que eran definitivos. Con el acuerdo del P. Huvelin, que no dudó más de su vocación particular,[B 39] solicitó asimismo que se le relevara de sus votos temporales.

 
Monasterio de la Trapa Notre-Dame de Staoueli, en Argelia, visitado por Carlos de Foucauld entre fines de septiembre y fines de octubre de 1896.
Los superiores de la Trapa le propusieron entrar en la Abadía de la Trapa de Staoueli, en Argelia,[A 56] y Carlos partió hacia allí el 10 de septiembre de 1896.[B 40] Frente a la determinación de Carlos, los superiores de la Trapa decidieron enviarlo a Roma, para estudiar para el sacerdocio.[B 40] Carlos obedeció y llegó a Roma el 27 de octubre de 1896. El Abad General de los Trapenses se convenció pronto de la vocación tan personal de Carlos de Foucauld; decidió dispensarlo de sus votos y otorgarle el permiso para dejar la Trapa el 23 de enero 1897.[B 41] El propio Carlos describió el proceso en una carta, en la que explicó su disposición a obedecer con alegría.
Desde hace tres años y medio pido pasar del rango de religioso de coro al rango de hermano coadjutor, sea en la Orden, sea en otra Orden religiosa establecida en Oriente. Creo que es mi vocación: bajar. Con el permiso de mi confesor, había hecho esta petición; antes de concederme lo que he pedido, mis superiores me mandaron a que pasara un tiempo en Staoueli. Una vez allí, sorprendentemente, recibí la orden de ir a Roma, y allí donde yo pensaba que se me haría esperar aún mucho el permiso en pos del cual suspiro desde hace tanto tiempo... nuestro buen Padre General me llama, examina mis sentimientos, reflexiona sobre mi vocación, reúne a su Consejo y todos, unánimemente, declaran que la voluntad de Dios es que yo siga este camino de abyección, de pobreza, de humilde trabajo manual, esa vida de obrero de Nazaret que él mismo me indica desde hace tiempo.[...] Pero allí donde he necesitado obediencia, es que antes de que él tomara esta decisión, había prometido a Dios hacer todo lo que me dijera mi reverendísimo Padre [...] y todo lo que me dijera mi confesor. De manera que si me hubiesen dicho: «Tú tienes que hacer los votos solemnes dentro de diez días» y luego: «Vas a recibir la ordenación sacerdotal», hubiese obedecido con alegría, seguro de hacer la voluntad de Dios.
Carta al P. Jerôme, en Lettres à mes frères à la Trappe, 24 de enero de 1897

Vida en Nazaret (1897-1900)

Carlos de Foucauld salió de Roma después de recibir la aprobación del Padre Huvelin, a quien él obedecía como si se tratara de un superior.[A 57] Partió hacia Tierra Santa, donde arribó el 24 de febrero de 1897.[B 41]
Comenzó una peregrinación vestido como un campesino palestino. Llegó a Nazaret el 10 de marzo de 1897 y se presentó en el Monasterio de Santa Clara de Nazaret,[13] donde pidió trabajar como jardinero como pago por un pedazo de pan y el cobijo en una cabaña.[B 42] [A 58] Reparaba los muros de la cerca, realizaba las diligencias para las religiosas, dibujaba imágenes piadosas, mientras que se le concedía muchas ocasiones para realizar oración.[A 59] Las hermanas pobres de Santa Clara se inquietaban por su régimen alimenticio y le proporcionaban higos y almendras, que él en secreto distribuía a los niños.[A 59] Carlos confesaba así sus faltas a su padre espiritual:
Oraciones mal hechas ... Pereza para levantarme ... Gula. Deseos de enaltecimiento, tales como ser mayor que un trapense.[A 60]
Carlos de Foucauld
Sin embargo, trataba de moderar sus escrúpulos y su búsqueda desmedida de mortificación.[B 26]
Comenzó a escribir sus meditaciones,[B 43] «para fijar sus pensamientos». Llegó a escribir más de tres mil páginas en tres años.[B 43] Este sería el período en que más se explicita su misticismo, que constituye el fundamento de su espiritualidad,[A 61] conformado de grandes momentos de alegría interior.[B 44] Concibe su vocación:
Toda nuestra existencia, todo nuestro ser debe gritar el Evangelio sobre los tejados. Toda nuestra persona debe respirar a Jesús, todos nuestros actos, toda nuestra vida deben gritar que pertenecemos a Jesús, deben presentar la imagen de la vida evangélica.[B 45]
Escritos espirituales, p. 396. Nazaret, 1898
Con su vida de ascetismo, Carlos adquirió una fama de santidad entre las clarisas de Nazaret,[14] y la madre Elizabeth, abadesa de las clarisas de Jerusalén, quiso reunirse con él.[B 46] Al descubrir qué tipo de hombre era Carlos, intentó convencerle de que fuera sacerdote y capellán del monasterio, alentando sus proyectos de fundación de una orden religiosa.[A 62]

 
Monte de las bienaventuranzas, donde Jesucristo habría pronunciado su célebre discurso (Mateo 5:1-11). En 1900, Carlos de Foucauld quiso establecerse allí como ermitaño. Finalmente, se edificó una capilla franciscana en 1938.
Carlos pasó una semana de retiro espiritual en Taybeh en marzo de 1898. Escogió ser llamado «Carlos de Jesús», y en mayo de 1900 tomo como lema: «Jesus Caritas».[B 47] A pesar de algunas dudas acerca de su posible papel como fundador, le sedujo una oferta de compra de un terreno en el pico del llamado Monte de las Bienaventuranzas, que le hizo soñar con la fundación de una comunidad de sacerdotes ermitaños.
El resultado de mi Semana Santa, fue el siguiente: abandonar Santa Clara donde me encuentro «como pez en el agua» [...] y ser ermitaño en un sitio cualquiera, sobre las colinas que dominan Nazaret, para llevar allí la cruz de Jesús, sumido en la pobreza y en el trabajo... En aquel momento no había pensado en absoluto en el Monte de las Bienaventuranzas, ni en el sacerdocio... pero he aquí que, de repente, las tres cosas se juntan, se amalgaman, y se presentan bajo la forma de una necesidad casi...
Carta al P. Henri Huvelin, 26 de abril de 1900
Después de pedir dinero a su hermana, pagó el terreno pero terminó siendo víctima de una estafa.[A 63] Alentado por su padre espiritual y la madre superiora de las clarisas de Jerusalén, Carlos solicitó la ordenación sacerdotal al Patriarca de Jerusalén. Éste le dijo que esperara.[B 48] El proyecto no tendría éxito, y Carlos decidió prepararse para el sacerdocio en Francia.
A fines de agosto de 1900, Carlos se embarcó para Marsella, y de allí fue a París. Visitó al P. Huvelin al que vio por primera vez en diez años.[A 64] Visitó también a sus familiares y de allí se dirigió a Roma para obtener el permiso para ser sacerdote:
Siguiendo el criterio del P. Huvelin, estoy en Roma durante algún tiempo, después iré también por un tiempo a Nuestra Señora de las Nieves, donde terminaré mi preparación para la ordenación, que comienza aquí...[J 4]
Archivos de la Postulación, BACF 10, abril de 2001
El 23 de marzo de 1901 fue ordenado diácono en Nîmes y el 9 de junio, a los 42 años, fue ordenado sacerdote en Viviers.[B 49] [15] Para entonces, había corregido ya la Regla escrita en 1898, y había sustituido la palabra «ermitaños» por «hermanitos». Otras palabras comenzaron a tener importancia en el proyecto que Carlos quería fundar, por ejemplo, el adjetivo «universal» («fraternidad universal», «caridad universal», «hermano y amigo universal»). Ya no buscaba el aislamiento (implicado por el término «ermitaño»), sino la proximidad, la cercanía (por lo cual usaba el término «hermanitos». Entonces decidió salir para el desierto del Sahara argelino, para buscar a los que él consideraba los más pobres entre los pobres como bien lo explicó posteriormente:
En mi juventud, había recorrido Argelia y Marruecos: en Marruecos, grande como Francia con diez millones de habitantes, no hay ningún sacerdote en el interior. En el Sahara argelino, siete u ocho veces más grande que Francia y más poblado de lo que antes se pensaba, no hay sino una docena de misioneros. Ya que ningún pueblo me ha parecido más abandonado que éstos, he solicitado y obtenido del prefecto apostólico del Sahara el permiso de establecerme en el Sahara argelino.
Carta a Mons. Caron, 8 de abril de 1905

Ermitaño en el Sahara (1901-1916)

Sacerdote ermitaño en Béni Abbès


 
Vilayato (provincia) de Béchar en Argelia, donde se sitúa Béni Abbès
Carlos de Foucauld se dirigió a Béni Abbès en el desierto de Argelia.[A 65] Desembarcó en Argel en septiembre de 1901, instalándose con los Padres Blancos. Se encontró con Charles Guérin (1878-1910), designado en ese año prefecto apostólico de Ghardaïa (actual diócesis de Laghouat).[A 66] Luego partió en dirección de Béni Abbès, acompañado por soldados que lo acogieron con alegría, sobre todo porque veían en Carlos a uno de ellos a causa de sus antecedentes militares.[A 67] [B 50]
En octubre de 1901, el P. Foucauld se instaló en Béni Abbès, un oasis situado en la margen izquierda del río Saoura, al sur de la región de Orán en el Sáhara occidental.[A 68] [B 51] Edificó con la ayuda de los soldados presentes una khaoua (fraternidad),[A 69] compuesta por una habitación, una capilla y tres hectáreas de jardín,[A 70] comprados con la ayuda María de Bondy.[B 51] La capilla fue terminada el 1 de diciembre de 1901.[B 51] Su vida se organizó en torno de una regla estricta: cinco horas de sueño, seis horas de trabajo manual intercaladas con prolongados tiempos de oración.[B 52] Sin embargo, se vio desbordado por el largo tiempo que necesitaba para escuchar a los pobres y a los soldados que venían a verlo.[A 71] [B 53]

 
Dom Martin, décimo abad de la trapa de Nuestra Señora de las Nieves, con quien Carlos de Foucauld mantuvo intercambio epistolar.
Para tener una idea exacta de mi vida, hay que saber que llaman a mi puerta por lo menos diez veces por hora, antes más que menos, pobres, enfermos, pasajeros, de suerte que, con mucha paz, tengo mucho movimiento.[H 5]
Lettres à Monseigneur Guérin, 30 de septiembre de 1901
Cuadernos de Charles de Foucauld 30, p. 127
Los huéspedes, los pobres, los esclavos, los visitantes, no me dejan un momento; estoy solo para todos los empleos del convento. [...] Tengo de 60 a 100 visitas al día, muy a menudo, por no decir siempre.
Carta a Dom Martin, 7 de febrero de 1902
Así describió a su amigo su estado de ánimo:
Vivo del trabajo de mis manos, desconocido de todos, pobre y disfrutando profundamente de la oscuridad, del silencio, de la pobreza, de la imitación de Jesús. La imitación es inseparable del amor. Cualquier persona que ama quiere imitar (lo amado), es el secreto de mi vida. Sacerdote desde el mes de junio pasado, inmediatamente me sentí llamado para ir a las ovejas perdidas, a las almas más abandonadas con el fin de realizar con ellas el deber de amar. Estoy feliz, muy feliz, aunque de ninguna manera busco la felicidad.[A 71]
Carta a Gabriel Tourdes
El 9 de enero de 1902, compró la libertad de un primer esclavo, a quien llamó José del Sagrado Corazón. Luego escribió al abad de Nuestra Señora de las Nieves una carta en la cual señaló su indignación por el tema de la esclavitud:

 
Carlos de Foucauld en 1902, fotografiado junto con esclavos que acababa de comprar para de inmediato liberarlos.
Lo que usted dice es lo que hago de cara a los esclavos, pero dicho esto, y aliviándolos en la medida de lo posible, me parece que el deber no acaba allí y que hace falta decir, o hacer decir a quien puede: «Esto no está permitido, ay de ustedes, hipócritas, que escriben en los sellos y en todos los lugares: "Libertad, igualdad, fraternidad", "Derechos del Hombre", y que luego clavan el hierro del esclavo; que condenan a las galeras a quienes falsifican los billetes de banco y permiten luego robar los niños a sus padres y venderlos públicamente; que castigan el robo de un pollo y permiten el robo de un hombre» (de hecho, casi todos los esclavos de esta región son niños nacidos libres arrancados con violencia, por sorpresa, de sus padres). [...]



No debemos meternos en el gobierno temporal, y de esto nadie está más convencido que yo, pero es preciso amar la justicia y odiar la iniquidad, y cuando el gobierno temporal comete una grave injusticia en contra de quienes, en cierta medida, están a nuestro cargo (soy el único sacerdote de la prefectura en un radio de 300 km) es preciso decírselo [...] y no tenemos el derecho de ser «guardianes que duermen», «perros mudos» (Isaías 55, 19), «pastores indiferentes» (Ezequiel 34).
Carta a Dom Martin, 7 de febrero de 1902
Carlos dedicó parte del año 1902 a mantener correspondencia sobre su lucha contra la esclavitud en el Hoggar con el prefecto Charles Guérin. Al año siguiente, Carlos pensó en viajar a Marruecos e instalar una fraternidad.
El 27 de mayo de 1903, Carlos de Foucauld recibió la visita de monseñor Guérin.[A 72] Carlos buscaba un compañero con vistas a la evangelización y pidió permiso para ir al sur a prepararlo.[A 73] Francisco Enrique Laperrine, comandante superior de los ohasis saharianos, quien conocía a Carlos desde su etapa militar en Saint-Cyr, se interesó por su presencia y trató de participarlo de su ronda de «familiarización» hacia el sur.[A 74] [F 11] Carlos se mostraba aún más favorable: Laperrine parecía querer utilizar métodos mucho menos violentos que sus predecesores.[F 12] El 18 de junio de 1903, Carlos pidió permiso a monseñor Guérin para acompañar a Laperrine, pero la rebelión de algunas tribus bereberes contra la presencia colonial hizo imposible este enfoque. Conociendo el inicio del conflicto armado, Carlos partió el 2 de septiembre de 1903 hacia el sur para rescatar a los heridos de las batallas de Taghit y de El-Moungar.[F 13] Volvió y escribió una breve introducción al catecismo que llamó L'Évangile présenté aux pauvres nègres du Sahara (El Evangelio presentado a los negros pobres del Sahara). Algún tiempo después, Francisco Enrique Laperrine le pidió que lo acompañara en la siguiente ronda de familiarización. Ya en julio de 1903, el padre Henri Huvelin le había escrito dándole su permiso para ir a los tuaregs o, en su propia expresión, para que fuera «a donde lo impulsara el Espíritu».[A 75]

Viaje por el Sahara


 
Carlos de Foucauld, con su hábito. Fotografía de 1904.
El 13 de enero de 1904, Carlos de Foucauld partió en viaje de «familiarización»,[Nota 6] [16] en dirección al sur, al Hoggar.[A 76] [B 54] El 1 de febrero de 1904, él y sus compañeros llegaron al oasis de Adrar, donde se unieron al comandante Laperrine.[F 14] El viaje continuó hacia Akabli. Carlos anotó todas las posibles ubicaciones para la instalación.[A 76] Recogió información sobre las lenguas tuaregs de las poblaciones del sur del Sahara central.[A 77] y allí comenzó la traducción de los evangelios para poder transmitirlos a los tuaregs.[B 55]
Carlos se decepcionó con la actitud de algunos militares coloniales.[A 77] [B 56] [B 57] Al llegar cerca de la frontera argelina en curso de estabilización, la gira debió dar la vuelta hasta Tit, una comuna del vilayato de Adrar.[A 78] Carlos quiso instalarse, pero el comandante Laperrine se negó. El recorrido finalizó en Ain Salah, en septiembre de 1904. Carlos se reunió con monseñor Guérin el día 22 de ese mes, y volvió a Béni Abbès el 24 de enero de 1905.[A 79]

 
El general Louis Hubert Lyautey (1854-1934), quien profesó cierta admiración por Carlos de Foucauld.
Intrigado por la figura de Carlos de Foucauld, el general Louis Hubert Lyautey, militar egresado de Saint-Cyr que por entonces brindaba su servicio en Argelia, decidió visitarlo en Béni Abbès el 28 de enero de 1905.[A 80] De aquel encuentro nació una amistad recíproca[F 15] y una cierta admiración de Lyautey por Carlos.[B 58] Foucauld escribió durante ese período las Méditations sur les Saints Évangiles (Meditaciones sobre los santos evangelios).[B 58] En abril de 1905, el comandante Laperrine rogó a Carlos de Foucauld que lo acompañase en un viaje por el Hoggar.
Después de haber pedido consejo a monseñor Guérin y al padre Henri Huvelin, participó de este nuevo viaje.[F 16] [A 81] Partió el 8 de junio de 1905 aunque continuó con su vida de oración, mientras aprendía el tamahaq, una lengua tuareg utilizada en Argelia. El 25 de junio de 1905 se encontraron con el amenokal (jefe tribal) Moussa Ag Amastan, quien decidió hacer una alianza con los franceses.[B 59] Foucauld y Moussa Ag Amastan se conocieron y parecieron apreciarse mutuamente. De ese encuentro nació una profunda amistad.[F 17] El tuareg permitió a Carlos instalarse en el Hoggar,[A 82] lo que hizo que éste se dirigiera a Tamanrasset.[A 83]

Tamanrasset


 
Localización de Tamanrasset, en el sur de Argelia.

 
Diccionario tuareg-francés, volumen 1, página 247.
Carlos de Foucauld llegó a Tamanrasset el 13 de agosto de 1905, junto con Paul, un antiguo esclavo.[B 60] Construyó una casa de piedra y barro (tierra seca).[A 84] [F 18] Carlos adoptó como objetivo comprender mejor la cultura tuareg, e hizo de la redacción de un diccionario tuareg-francés una prioridad de su apostolado.[B 61] [A 85] [F 19] Ayudó a las poblaciones con las que se encontraba y continuó con la distribución de medicamentos y alimentos que coadyuvaba a mantener la confianza mutua y, en sus propias palabras, «a demostrar que los cristianos los aman».[B 62]
El 25 de agosto de 1905, Moussa Ag Amastan obtuvo oficialmente de las autoridades francesas la investidura de amenokal del Hoggar.[A 85] Visitó en varias ocasiones a Carlos y le pidió consejo sobre la actitud a adoptar frente a las autoridades francesas. Carlos le aconsejó buscar el bien de su pueblo, así como desarrollar la instrucción y el derecho de la mujer.[A 86] [F 20] Paul, que lo acompañaba, decidió salir de Tamanrasset en mayo de 1906. Habiendo quedado solo, Carlos no pudo oficiar más la misa, que en esa época requería la asistencia de al menos una persona para poder celebrarse.[A 87] [B 63]
Los estudios de Carlos le permitieron descubrir la complejidad oculta de la lengua y de la cultura tuareg.[B 62] Al principio pensó que se trataba de una lengua muy simple, con un léxico tan pobre que convendría introducir «algunas palabras indispensables para expresar ideas religiosas». Pero muy pronto tomó conciencia de lo contrario. Y así, escribió a María de Bondy:
Aquí mi vida está dedicada sobre todo al estudio de la lengua tuareg. Es mucho más largo de lo que creía, ya que la lengua es muy diferente de lo que se sospechaba; se la creía muy pobre y muy simple; ella es, por el contrario, rica y menos simple de lo que se pensaba.[17]
Carta a María de Bondy, 20 de septiembre de 1908
Hizo venir durante el verano de 1906 a su amigo Adolphe de Calassanti Motylinski para que lo ayudara a concluir su diccionario tuareg-francés.[B 63] En septiembre de 1906, después de la partida de Motylinski, Carlos decidió retornar a Béni Abbès.[B 64] Se propuso repartir su tiempo entre las dos regiones: tres meses en Béni Abbès, seis meses en Tamanrasset, y tres meses para viajar de un sitio a otro, pero acabaría por abandonar definitivamente Béni Abbès.
Su regreso a Tamanrasset reveló el fuerte compromiso de los tuaregs con el «hermano Carlos de Jesús», lo cual él recibió con alegría.[A 88] [B 64] Esa admiración por Carlos de Foucauld no significaba siempre una conversión de los tuaregs al cristianismo, como bien indicó Casajus:
Una mujer noble del Hoggar, que tuvo un profundo reconocimiento al Padre de Foucauld desde que salvó a sus cinco niños pequeños de la hambruna de 1907, dijo un día: «Cuán terrible es pensar que un hombre tan bueno irá al infierno a su muerte por no ser musulmán». Y reconoció que ella y muchas de sus compañeras oraban a Alá cada día para que el marabout[Nota 7] se convirtiera en musulmán.[16]
Casajus, 1997
Foucauld recibió a menudo a oficiales franceses, entre los cuales se cita al capitán Edouard Charlet, con quien tuvo intercambios muy fructíferos. Carlos percibía, sin embargo, que la atención que le demostraban constituía un obstáculo en su búsqueda del «último lugar».[B 65]

 
Carlos de Foucauld, en compañía de un pobre.
El 29 de noviembre de 1905, Carlos se encontró con monseñor Guérin en la Maison Carrée (El-Harrach) de los Padres Blancos y le pidió que enviara religiosos. Guérin se negó, alegando el ambiente difícil que reinaba en Francia, vinculado con la ley francesa de separación de la Iglesia y el Estado de 1905, la división de los franceses en relación con el caso Dreyfus y la primera crisis marroquí, que generó tensiones entre Alemania y Francia en relación con el estatus colonial de Marruecos.[A 89] [B 66] Sin embargo, monseñor Guérin aceptó en parte las solicitudes de Carlos de Foucauld, al autorizarlo a vivir, por primera vez, su regla de vida religiosa en compañía del hermano Michel Goyat.[B 66] Recibió además la autorización excepcional de poder exponer el Santísimo Sacramento para la adoración eucarística cuando hubiera dos personas que realizaran el culto de adoración durante al menos tres horas.[B 66]
El 10 de diciembre, Carlos se dirigió de nuevo a Beni Abbès y se entrevistó con el general Lyautey.[B 66] [A 89] Después, Carlos y el hermano Michel partieron en dirección de In Salah, pero muy rápidamente la salud de hermano Michel se deterioró, pues no soportaba la austeridad y la penitencia.[B 67] Entonces, interrumpieron su viaje durante un mes y Carlos estudió el tuareg con Ben-Messis, un letrado árabe.[A 90] Trabajaron incansablemente. El 14 de marzo de 1907, Carlos supo de la muerte de su amigo Adolphe de Calassanti Motylinski.[A 90] [B 68]
Ante la imposibilidad de adaptarse a las reglas duras de la vida de Carlos, el hermano Michel volvió a Argel con una compañía militar.[A 90] [B 68] [F 21] [Nota 8] Carlos terminó su trabajo Textes touaregs en prose,[18] base para sus estudios posteriores de la lengua y para el diccionario tuareg-francés, y lo entregó a Francisco Enrique Laperrine para su publicación, bajo la condición de que la misma no se realizase bajo su propia autoría, sino a nombre del fallecido Motylinski, un gesto que los biógrafos interpretan como de reconocimiento y humildad.[A 91] [B 68] [F 21] Las ediciones posteriores a su muerte presentan los Textes touaregs en prose con autoría conjunta.[Nota 9]
El Golea (representado por la rosa de los vientos) y sus comunas limítrofes
De julio de 1907 hasta la Navidad de 1908, Carlos reanudó su vida eremítica en Tamanrasset, recogiendo poesías tuaregs y trabajando más horas por día.[A 91] [F 22] Llegaría a recoger unos 6 000 versos. Sin embargo, Carlos siguió profundamente solo, sin recibir ningún correo durante más de seis meses.[A 92] Ya no tenía más la posibilidad de celebrar la misa, de custodiar la Eucaristía y, por lo tanto, de realizar adoración eucarística.[A 93] [B 69] Todavía no había conversos. A esas dificultades se sumaron otras, como la hambruna que golpeó el Hoggar. Carlos dudó de la eficacia de su misión, pero quiso permanecer con los más pobres.[F 23] Donó sus alimentos a las víctimas de la hambruna y pasó la Navidad sin poder celebrar la misa, mientras escribía: «Esta noche, sin misa, por primera vez, desde hace 21 años».[A 94] El 7 de enero de 1908, enfermo, agotado y demacrado, Carlos no se pudo mover y creyó morir.[B 70] [F 24] Él, que había distribuido sus víveres, fue entonces salvado por los tuaregs, quienes le dieron en plena hambruna leche de oveja.[B 71] [F 25] Este episodio marcó una segunda conversión en Carlos de Foucauld, quien lo vivió como un llamamiento a un mayor abandono espiritual en Dios.
Al saber que Carlos estaba enfermo, Laperrine le hizo llegar alimentos.[F 25] El 31 de enero de 1908, monseñor Guérin le envió de Roma una carta procedente del papa Pío X que lo autorizaba por excepción a celebrar la misa sin fieles.[A 92] [F 26] Esta autorización le dio una gran alegría. Todos esos acontecimientos recientes, incluyendo el hecho de haber sido salvado por los tuaregs, cambiaron profundamente la forma de pensar de Carlos de Foucauld, quien no buscó más «convertir», sino «amar».
Estoy aquí, no para convertir de un golpe a los tuaregs, sino para tratar de comprenderlos y ayudarlos. Estoy convencido de que Dios en su bondad acogerá en el Cielo a quienes fueron buenos y justos, sin necesidad de que sean católicos romanos. Vd. es protestante, Teissre es incrédulo, los tuaregs son musulmanes, estoy persuadido de que Dios nos recibirá a todos si nos lo merecemos.[19] [Nota 10]
Carlos de Foucauld al Dr. Dhauteville, de confesión protestante
Carlos reanudó su trabajo sobre la cultura y las lenguas tuareg. Trabajaba hasta once horas por día dedicado a los trabajos lingüísticos, que lo absorberían hasta su muerte: redacción de un glosario, transcripción, traducción y comentario de poesías tuaregs.[A 95] En esa época, el ejército construyó un nuevo fuerte a pocos kilómetros de Tamanrasset,[F 27] llamado Fort-Motylinski.[A 95] Carlos quiso fundar una asociación de laicos, y pidió la aprobación de Henri Huvelin y de monseñor Guérin para ir a Francia a desarrollar dicha asociación.[A 96] El 28 de octubre de 1908, Carlos recibió el estímulo del padre Huvelin y decidió partir. El 16 de febrero de 1909 se embarcó en Argel para Francia.[A 96]
El comienzo de la fraternidad

 
Foto de Carlos de Foucauld en Francia, con María de Bondy (en el medio) y el marqués de Forbin, yerno de María.
Carlos llegó en París el 18 de febrero de 1909.[F 28] Se encontró con el padre Henri Huvelin, a quien no veía desde hacía ocho años y le presentó los estatutos de su futura asociación de laicos.[B 72] Huvelin no estaba bien de salud, y moriría un año más tarde. Carlos se reunió también con Louis Massignon, un joven francés convertido recientemente que sería uno de los grandes islamólogos del siglo XX. Con él oró en la Basílica del Sagrado Corazón de Montmartre el 21 de febrero de 1909.[A 97] Carlos creyó ver en Massignon su heredero y le propuso reunirse con él en el desierto,[F 29] pero éste se negó. El 25 de febrero de 1909, Carlos conoció al hijo de María de Bondy, acudió a la Trapa de Nuestra Señora de las Nieves para promover su asociación de laicos, y luego se reunió con monseñor Joseph-Michel-Frédéric Bonnet, obispo de la diócesis de Viviers.[A 98] Carlos pasaría algunos días con su hermana María. Bonnet aprobó los estatutos de la «Unión de hermanos y hermanas del Sagrado Corazón de Jesús» (laicos evangelizadores) el 6 de marzo, y Carlos se embarcó para Argelia al día siguiente.
Arribó a In Salah. Allí, Foucauld inventó un rosario, el «Rosario del amor», pensado para cristianos y musulmanes.[A 99] [B 73] Mons. Livinhac, superior general de los Padres Blancos, también aprobó los estatutos de la «Unión de hermanos y hermanas del Sagrado Corazón de Jesús»,[A 100] que quedó en espera de la autorización de Roma.[F 30]
El 11 de junio, Carlos regresó a Tamanrasset y prosiguió sus trabajos referidos a los tuaregs y su idioma.[B 74] Fue entonces que emprendió la organización de la hermandad apostólica de los «Hermanos y Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús». Con el comandante Laperrine, hizo un viaje en septiembre para la provisión de suministros y descubrió Assekrem,[A 99] [B 74] donde permaneció unos meses antes de retornar a Tamanrasset y reanudar su vida habitual.

 
Reconstrucción de la ermita de Carlos de Foucauld, emprendida en 1954 y finalizada en 1956 en la meseta de Assekrem.[20]

 
Interior de la ermita.
En abril de 1910, partió de nuevo para otro viaje con Laperrine.[A 101] Carlos decidió construir, con la ayuda de soldados, una ermita en la cumbre de Assekrem,[A 101] [B 75] lo que le permitiría vivir al margen de las visitas y al abrigo del calor del verano sahariano. El 31 de octubre de 1910 Carlos volvió a Tamanrasset, donde se encontró sobrecargado, ya que muchos nómadas solicitaban su ayuda.[A 102]
El año 1910 fue para Carlos un tiempo de luto y de despedidas: murió Charles Guérin en Ghardaïa el 19 de marzo; un amigo suyo de promoción, el comandante La Croix, en Argel;[A 103] y el padre Henri Huvelin en París, el 10 de julio.[A 104]
Para Carlos, el año 1911 comenzó con un nuevo viaje a Francia (2 de enero[B 76] – 3 de mayo[B 77] [F 31] ). Deseaba poner en marcha el proyecto de una nueva cofradía y buscar un compañero. En julio de 1911, partió para su ermita en Assekrem que él expandió.[A 105] [B 78] Ante el deterioro de su salud, escribió su testamento:
Deseo ser enterrado en el lugar donde muera y reposar hasta la resurrección. Prohíbo que se transporte mi cuerpo y que se lo lleven del lugar donde el Buen Dios me haya hecho acabar mi peregrinación.[A 106]
Testamento, 1911
Dos años más tarde, renovaría su testamento señalando:
Entierro muy sencillo, sin ataúd. Tumba muy sencilla, sin monumento, rematada con una cruz de madera.
Agregado al testamento, 13 de diciembre de 1913
De retorno a Tamanrasset para la Navidad de 1911, Carlos se apasionó con el estudio de la ruta transahariana,[B 73] y ayudó al reconocimiento de los posibles pasos del tren. Participó en la misión de estudio, contactando a los guías tuaregs para la exploración de caminos posibles, usando sus barómetros para los registros altimétricos requeridos por los científicos.[D 1]
En 1912, Foucauld afrontó necesidades de todo tipo. Había pedido ayuda económica a su prima, manifestándole: «He encontrado Tamanrasset y las poblaciones vecinas en un espantoso estado de miseria y creo mi deber dar limosnas por encima de lo que preveía».[J 5] El final de 1912 y el comienzo de 1913 estuvieron marcados por la inestabilidad política en el Sahara.[B 79] Carlos terminó la redacción del diccionario tuareg-francés y comenzó su revisión.[B 79] Acudió de nuevo a Francia para desarrollar su Unión de laicos, viaje que se extendió desde el 22 de abril hasta septiembre de 1913. Visitó a su familia y amigos, incluyendo a Francisco Enrique Laperrine. Al saber que el general Hubert Lyautey era criticado por su gestión demasiado «pacífista» en Marruecos, Carlos de Foucauld lo alentó a no dimitir, y lo defendió.[A 107] Incluso aceptó asistir a cenas mundanas para realizar esa tarea,[B 80] y participó de una conferencia en la Sorbona sobre el proyecto transahariano. Se encontró con el abad Antoine Crozier, un amigo suyo estigmatizado,[21] responsable de haber reunido los primeros 26 miembros de la «Unión de hermanos y hermanas del Sagrado Corazón de Jesús»,[B 80] y lo apoyó en el proyecto. Carlos mantenía profusa correspondencia no solo con Crozier, sino también con Joseph Hours, un antiguo miembro de la Sociedad de Geografía de Lyon y uno de los primeros miembros de la asociación. En una de esas cartas le señaló extensamente el tono de su misión:
[...] Alejar de nosotros el espíritu militante. «Los envío como un cordero entre lobos», dice Jesús... Qué lejos está esta manera de hacer y hablar de Jesús del espíritu militante de aquéllos que no son cristianos o son malos cristianos, que ven enemigos en contra de los que luchar en lugar de ver a hermanos enfermos que hay que cuidar, heridos echados al borde del camino para los que hay que ser buenos samaritanos. [...] Ser misericordioso, manso, humilde con todos los hombres; es lo que hemos aprendido de Jesús. No ser militante con nadie: Jesús nos ha enseñado a ir «como corderos en medio de lobos», no a hablar con acritud, con aspereza, a injuriar, a tomar las armas.[22]
Carta a Joseph Hours, 3 de mayo de 1912
La entrevista de Carlos con el cardenal Léon-Adolphe Amette, arzobispo de París, fue menos fructífera: éste lo trató fríamente después de haberlo recibido.[A 108] [B 81] Carlos entró de nuevo en Argelia el 28 de septiembre y llegó a Tamanrasset el 22 de noviembre, donde reanudó su trabajo habitual.[A 108]
La guerra
El 3 de septiembre de 1914, Carlos tomó conocimiento de la declaración de guerra en Europa.[B 82] [A 109] Pese a su salud cada vez más precaria, vaciló acerca de partir al frente a fin de oficiar como capellán castrense. Finalmente, escribió a su prima María, luego de múltiples debates de conciencia:
Como usted se imagina, me cuesta estar tan lejos de nuestros soldados y de la frontera: pero mi deber es, claramente, permanecer aquí para ayudar a mantener la población en calma.[B 83]
Carta a María de Bondy, 15 de septiembre de 1914
Se trataba de minimizar ante los tuaregs la importancia de los combates que tenían lugar en Francia. A fines de 1914, cayó enfermo.[B 84] . El desarrollo de su «Unión de hermanos y hermanas del Sagrado Corazón de Jesús» se detuvo por la guerra, pero Carlos continuó profundizando su Reglamento, desarrollando el corazón de su teología.[B 85] Se interesó por las actividades encaminadas a la instalación de la transmisión inalámbrica, como así también a la aparición de carreteras.[D 2] Ayudó al ejército a trazar caminos en el Hoggar, esperando ver pronto los primeros vehículos.[D 3]
En enero de 1915, ya entrada la Gran Guerra, se produjeron revueltas al sur de Tripolitania, a raíz de la rápida ocupación italiana y de la guerra santa organizada por la cofradía de Senousiya.[Nota 11] [23] Había grupos armados que hostigaban en muchos lugares y Foucauld lo sabía por lo cual, entre los veranos de 1915 y de 1916,[24] Carlos aseguró su ermita de Tamanrasset construyendo un fortín de ladrillos para dar a la población nativa un refugio en caso de ataque.[A 110] [B 85] Contenía víveres, un pozo, y armas.[25]
En enero de 1916 se sucedieron los ataques senusistas en el territorio del Adrar y con ellos sobrevino el peligro creciente. Sin embargo, Carlos permaneció con los tuaregs.
Hay que hacer por los argelinos y por los tuaregs más de lo que hemos hecho en el pasado.[26]
Carlos de Foucauld
El 28 de abril, los senusistas tomaron Djanet después de sitiarla durante 18 días. Progresivamente, buena parte de la población del Sáhara y del Sahel se sublevó contra la ocupación francesa por instigación de la cofradía senusista procedente de Trípoli (Libia).[B 86] El 15 de septiembre, Carlos cumplió 58 años y escribió a su prima:
Las noticias de la frontera tripolitana son malas. [...] Nuestras tropas se repliegan frente a los sinusistas. [...] Si no se cambia de método, los tendremos aquí dentro de muy poco tiempo.[27]
Carlos de Foucauld
El 28 de noviembre, tres días antes de su muerte, terminó la copia-revisión de las poesías tuaregs.
Muerte en Tamanrasset

 
Última fotografía tomada a Carlos de Foucauld, en 1914.
En el atardecer del 1 de diciembre de 1916, Carlos de Foucauld murió a manos de una banda de forajidos, senusistas y tuaregs disidentes, que rodeó su casa en el Sahara argelino. El plan de la banda era saquear el bordj y tomar a Carlos como rehén.[H 6] Mientras saqueaban la pobre capilla y las dependencias del humilde cenobio, alguien anunció con un grito la llegada de dos meharistas. El joven que custodiaba a Carlos de Foucauld —quien permanecía de rodillas— salió de control y descargó su fusil contra él sin que mediara razón o resistencia alguna.[H 6] Fue un asesinato precipitado. Carlos murió completamente solo. El mismo día de su asesinato había dejado escrita una carta a su prima:
Nuestro propio aniquilamiento es el medio más poderoso que tenemos para unirnos a Jesús y hacer bien a las almas. San Juan de la Cruz lo repite casi en cada línea.

Cuando uno puede sufrir y amar, puede mucho, puede lo que más en este mundo. Uno siente que sufre, pero no siempre siente que ama y es un gran sufrimiento. Pero uno sabe que quisiera amar, y querer amar es amar.
[...] Se nota que no amamos bastante —esto es verdad, nunca se amará bastante—; pero Dios, que sabe de qué barro nos ha hecho y que nos ama más de lo que una madre podría amar a su hijo, nos ha dicho —él, que no puede morir— que no rechazará a aquél que se acerque a él.[H 7]
Carta a María de Bondy, 1 de diciembre de 1916
En 1897, mientras vivía en Nazaret, Carlos había apuntado las siguientes líneas, como si se tratara de un diálogo con Dios sobre la muerte de Jesús, pensamientos que tomaron difusión luego de la muerte que él mismo padeció:
Cualquiera sea el motivo por el cual nos matan, si nosotros, en el alma, recibimos la muerte injusta y cruel como un don bendito de tu mano, si te lo agradecemos como una dulce gracia, como una imitación dichosa de tu fin, si te lo ofrecemos como un sacrificio ofrecido de muy buena voluntad, si no nos resistimos a obedecer tu palabra: No resistan el mal (Mateo 5:39) y a tu ejemplo: Como oveja ante el esquilador enmudecía y no abría la boca (Isaías 53:7), entonces, cualquiera sea el motivo que tengan para matarnos, moriremos en el puro amor, y nuestra muerte será un sacrificio de muy agradable aroma, y si no es un martirio, en el sentido estricto de la palabra y a los ojos de los hombres, será un sacrificio a tus ojos y será una imagen muy perfecta de tu muerte... ya que si no hemos, en este caso, ofrecido nuestra sangre por nuestra fe, la habremos, de todo corazón, ofrecido y entregado por amor tuyo...[28]
Carlos de Foucauld, En vue de Dieu seul

La espiritualidad de Carlos de Foucauld

Lecturas y fuentes de inspiración

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San Juan de la Cruz y santa Teresa de Ávila fueron los dos grandes místicos que inspiraron la espiritualidad de Carlos de Foucauld.
«Así pues, por santa Teresa de Jesús y los monjes de El Tardón, Carlos de Foucauld, que ha gustado ya tanto de la vida de los Padres del desierto, vuelve a los orígenes del más puro eremitismo, al hontanar monástico en su frescor evangélico.[H 8]
—Jean-François Six
Carlos de Foucauld amó la lectura de algunos libros de su época. Un artículo titulado Comment aimer Dieu? (¿Cómo amar a Dios?) aparecido en Excelsior lo inspiró profundamente. Foucauld buscó persistentemente al autor de ese artículo, Antoine Crozier, un sacerdote estigmatizado,[21] que devino en amigo suyo y que lo influyó en la creación de una cofradía del Sagrado Corazón.[22]
Carlos de Foucauld trasladó desde Roma la Summa Theologiae de santo Tomás de Aquino y se impregnó sobre todo de la lectura de los grandes autores místicos cristianos, particularmente Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. El 8 de marzo de 1898 dijo a su director que había leído a santa Teresa de Jesús diez veces en diez años.[H 9] Fue la lectura de la obra de Teresa de Jesús la que lo condujo a los escritos de Juan de la Cruz, además del propio Henri Huvelin, quien se lo recomendó expresamente en agosto de 1897.[H 10] Carlos terminó de leer la obra completa del gran místico español en octubre de 1898 y en lo sucesivo volvería a ella y aconsejaría a menudo su lectura.[H 10] A su vez, en marzo de 1898 comenzó la lectura de Juan Crisóstomo, por recomendación reiterada del padre Huvelin en 1897, y se serviría de ella para nutrir su meditación de la Biblia.[29] [H 11] Entre sus lecturas se encuentran también algunos libros de importancia menor, como Jésus adolescent, obra del canónigo Max Caron,[30] uno de sus amigos, o Les quatre évangiles en un seul, del canónigo Alfred Weber.[31] Desde su conversión, Carlos de Foucauld leyó obras de los Padres del desierto: el libro Vies des Pères du Désert fue decisivo en 1887, cuando buscaba la orden más apropiada para él.[H 12] Un texto corto, el Modèle Unique (Modelo único),[32] resume la espiritualidad de Carlos de Foucauld: el Evangelio, el Sagrado Corazón de Jesús y la Santa Faz de Jesús. Cuando Carlos de Foucauld retornó a Francia en abril de 1909, pasó una noche en oración con Louis Massignon, en la basílica del Sagrado Corazón de Montmartre.[A 97] [33] La adoración eucarística, y en particular la adoración nocturna, fue uno de los fundamentos de su espiritualidad.

Imitación de la vida de Nazaret


 
El Menia (llamada El Golea antes de la independencia de Argelia), provincia de Gardaya.
La conversión de Carlos de Foucauld estuvo marcada por las palabras de Henri Huvelin: «Jesús tomó el lugar más bajo, que nadie ha sido capaz de robarle».[B 26] Esta frase es una reflexión sobre la parábola del Evangelio de Lucas que trata acerca de la elección de los asientos en una boda (Lucas 14:7-11).[Nota 12] Entonces Carlos de Foucauld se dio cuenta de que no había nada más para él que ese último querido lugar. Esa idea no lo abandonó nunca, y ya casi al final de su existencia la reiteró al contemplar la vida de Jesús como un continuo «descenso»:
Jesús no hizo otra cosa que bajar: bajar en la encarnación, bajar haciéndose criatura, bajar obedeciendo, bajar haciéndose pobre, abandonado, desterrado, perseguido, ejecutado, poniéndose siempre en el último lugar.[H 13]
Lettres au Père Jérôme
Fue con el fin de imitar a Jesús de Nazaret que Carlos decidió vivir en Tamanrasset. Esa imitación (en latín, imitatio Christi) lo llevó a querer asemejarse a él en su vida privada, que corresponde al período más desconocido de la vida de Jesús —apenas mencionado en los Evangelios—, su vida en Nazaret anterior al inicio de su ministerio público. Carlos percibió en esa vida oculta de Jesús una profunda humildad y abnegación. La imitación de esa humildad de Jesús condujo a Carlos al encuentro del «último lugar».[F 32] [B 58]
No quiso diferenciarse de las personas con quienes vivía; quiso llevar una vida similar a la de ellos, trabajando para ganarse la vida, negándose a mostrar cualquier forma de superioridad por su condición de sacerdote. Carlos escribió a su amigo:
«[...] viviendo del trabajo de mis manos, desconocido de todos y pobre, y disfrutando profundamente de la oscuridad, del silencio, de la pobreza, de la imitación de Jesús. La imitación es inseparable del amor. Todo el que ama quiere imitar (al amado), ese es el secreto de mi vida.[A 71] [Nota 13]
Carta a Gabriel Tourdes
Esta imitación de la vida oculta de Jesús condujo a Carlos a desarrollar una espiritualidad personal y una visión particular del apostolado. Mientras que los misioneros buscaron tradicionalmente predicar, a imagen de la vida pública de Jesús, Carlos quiso desarrollar su ministerio en el silencio y la discreción. Él concibió su misión como la de vivir la vida de Nazaret.[F 33]

La eucaristía

La espiritualidad de Carlos de Foucauld otorga gran importancia a la eucaristía.[F 23] [Nota 14] René Voillaume, continuador de esa espiritualidad, señaló en su obra Semillas del desierto (1953) que «Jesús en los evangelios» y «Jesús en la eucaristía» eran los dos polos alrededor de los cuales giró la vida de Carlos.[34] Para él, la «vida oculta de Jesús» y «Jesús oculto en la eucaristía» compartían la misma lógica,[F 23] y por eso incluyó la adoración eucarística en los estatutos de su «Unión de hermanos y hermanas del Sagrado Corazón de Jesús», como la «obra característica, especial».[F 23]
Diariamente y a lo largo de su vida, Carlos dedicó horas a la adoración eucarística,[A 111] y priorizó esta forma de oración a cualquier otra actividad. Quiso llevar la eucaristía a los lugares en los que ella estaba menos presente, concretamente, al Sahara.[F 16] En la soledad del desierto, se refirió a la eucaristía al escribirle a María de Bondy que él estaba con «su mejor amigo» y que con ella «no falta nada».[C 7] [F 34]
Carlos de Foucauld desarrolló una concepción novedosa de la eucaristía, que incluía un matiz teológico de cierta originalidad. Él creía que la eucarístía irradiaba, llenaba de gracia y permitía, por su sola presencia, no solo la santificación de las personas que comulgaban sino además la de aquéllos que vivían cerca.[B 66] [F 23] Según Antonius van Bruggen, Foucauld vivió intensamente la presencia eucarística, en la que sobresalía para él lo que llamaba la «irradiación eucarística» del pan sagrado.[35] De hecho, practicó la adoración eucarística hasta el día de su muerte. Benedicto XVI recordó que no lejos de su cuerpo asesinado se encontró, «como el grano de trigo caído en tierra, el viril con el Santísimo Sacramento que el Hermano Carlos adoraba cada día durante largas horas».[36]

Un apostolado innovador


 
Carlos de Foucauld, de perfil, con un tuareg, en 1904.
Carlos de Foucauld descubrió rápidamente las limitaciones de la evangelización clásica aplicada en las poblaciones tuaregs.[F 35] Conducido por su naturaleza bastante independiente, se negó a emplear la predicación como principal medio de evangelización.[D 4] Su deseo de imitar la vida oculta de Jesús lo llevó a innovar radicalmente en el apostolado, al que no concibió como una estrategia,[D 5] sino como una búsqueda de ser un ejemplo de vida cristiana en el quehacer cotidiano,[D 4] una «presencia cristiana» entre poblaciones no cristianas, que lleva una vida similar a los demás pero buscando imitar la vida de Jesús.
Poco a poco, Carlos consideró que no hacía falta buscar la «conversión» a cualquier precio, y menos aún de manera forzada,[D 6] sino amar al prójimo, respetarlo y tratar de entenderlo, incluso si su religión era diferente.[D 7] El estudio de la lengua tuareg por parte de Carlos se integró plenamente en este proceso de aceptación, de comprensión y de ayuda a las poblaciones por las que, en sus palabras, «hacemos, por así decir, nada».[D 8]
Para Carlos, este conocimiento del otro debía conducir a la búsqueda de su bienestar material, a través de la educación,[C 8] y del progreso técnico,[D 8] pero además a desarrollar la inteligencia del otro y su dignidad sin esperar nada a cambio.[D 9] [D 4] Al asentar en su diario lo que le había dicho el padre Huvelin en su viaje a Francia de 1909, Carlos planteó un «apostolado de la amistad»:
Mi apostolado ha de ser el apostolado de la bondad. Al verme ha de decirse: «puesto que este hombre es bueno, su religión ha de ser buena». Si se pregunta por qué soy dulce y bueno, tengo que responder que porque soy servidor de uno mucho más bueno que yo. ¡Si supierais lo bueno que es mi maestro Jesús! Qusiera ser lo suficientemente bueno para que se diga: «Si tal es el servidor, ¿qué tal será el señor?»[H 14]
Diario, 1909
En diferentes momentos de su vida, Carlos rechazó para sí el término «misionero».
Monseñor Guérin tendría una leve y discreta tendencia a transformar mi vida de monje silencioso y escondido, mi vida de Nazaret, en una vida de misionero. Yo no seguiré esta última tendencia, pues creería ser muy infiel a Dios, que me ha dado la vocación de vida oculta y silenciosa y no la de hombre de palabras. Monjes y misioneros son, unos y otros, apóstoles, pero de manera diferente. En esto no cambiaré y seguiré el camino que [...] estoy siguiendo hace catorce años: vida oculta de Jesús, con otros si Jesús me los envía, solo si me deja solo.[H 15]
Carta al padre Huvelin, 10 de junio de 1903
«Mi vida no es aquí la de un misionero, sino la de un ermitaño», escribió a Henry de Castries el 28 de octubre de 1905.[H 15] Y el 2 de julio de 1907, escribió a monseñor Guérin: «Yo soy monje, no misionero, hecho para el silencio, no para la palabra».[H 15] Desarrolló un apostolado de presencia silenciosa, «desconocido».[D 10] En su correspondencia, Carlos se manifestaba convencido de que esta presencia era esencial con el fin de «roturar»,[D 11] es decir, de preparar la tierra como primera etapa en el camino de la conversión. Para Carlos, el primer apostolado era el que pasaba por «la bondad, el amor y la prudencia».[D 12]

Su concepción del islam

La mirada que Carlos de Foucauld tuvo sobre el islam mudó con el tiempo. Su exploración de Marruecos y el fervor que observó en las poblaciones musulmanas y judías jugaron sin duda un papel esencial en el comienzo de su conversión. En esa etapa de su vida se sintió atraido por el Corán, para apartarse definitivamente más tarde.[C 9] Sin embargo, toda su vida estuvo marcada por su proximidad a las poblaciones musulmanas, tanto en la Trapa de Cheikhlé en el Imperio otomano, como en Nazaret durante la era islámica, y finalmente en Argelia.
El enfoque que desarrolló no fue el de una conversión inmediata de los musulmanes, sino el de un descubrimiento y familiarización con los demás, a quienes veía como hermanos. Carlos buscó predicar lo que él llamó «religión natural»,[B 87] que conducía al «amor de Dios» y al «acto de amor perfecto». [B 87]
Quieres saber lo que puedo hacer por los indígenas. No es posible hablarles directamente de nuestro Señor. Esto sería hacerles huir. Hay que inspirarles confianza, hacerse amigo entre ellos, prestarles pequeños servicios, darles buenos consejos, trabar amistad con ellos, exhortarles discretamente a seguir la religión natural, probarles que los cristianos los aman.[H 16]
Carta a María de Bondy, 16 de diciembre de 1905
Esto lo condujo a desarrollar lo que él llamó el «rosario del amor», que podía ser recitado tanto por los musulmanes como por los cristianos. Consideró que los musulmanes no podrían comprender el cristianismo sin abrirse a una educación «igual a la nuestra», con el fin de que pudieran juzgar por sí mismos su religión.[F 36] Además estaba persuadido de que los no bautizados podían alcanzar la salvación si «fueron buenos y justos»,[19] es decir, si obraban con corazón sincero regidos por el juicio de su conciencia, lo que sería señalado más tarde por el Concilio Vaticano II (Lumen gentium 16).

El abandono en Dios

Carlos de Foucauld desarrolló una verdadera espiritualidad en torno a la entrega y a la confianza en Dios, que encuentra su expresión más conocida en la meditación que daría lugar a la célebre Oración de abandono. La lógica del «abandono en Dios» lo llevó a ofrecerle su libertad, lo que se tradujo en una primera etapa en la obediencia a sus superiores,[A 112] detrás de cuyas directivas contemplaba la mano de Dios.[A 113] Este concepto radical de la obediencia lo condujo a pensar que «todos los actos se convierten en actos de amor puro».[A 114] Para él, la obediencia a los superiores era no solo una forma de entregarse a Dios y de hacer su voluntad, sino también una manera de vivir en la «imitación de Jesús»,[A 85] quien permaneció obrando la voluntad de Dios Padre (Juan 4:34; Juan 5:30; Juan 6:38; Juan 8:29), y sujeto a sus padres durante su vida oculta (Lucas 2:51).
Según Carlos, esta entrega a Dios significaba un camino que unía la misericordia de Dios, su amor y su sufrimiento. Carlos incluyó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús como emblema en su hábito religioso, con el cual simbolizó el amor de Dios –con la figura del corazón– y el sufrimiento –con la figura de la cruz–.[G 1] Se trató de una devoción que involucró un compromiso de la voluntad.[G 2]
Ese «abandono» de su libertad, esa búsqueda del olvido al elegir «el último lugar» y el camino de la mortificación, se profundizó entre fines de 1907 y fines de 1908. Durante un año no había podido celebrar la misa por falta de fieles. Los meses de diciembre de 1907 y de enero de 1908 fueron para Carlos un tiempo de desnudez extrema o, en palabras de su biógrafo Jean-François Six, «una noche» del espíritu, más penosa todavía que la de 1897.[H 17] Su vida le parecía un fracaso, porque todo lo que había querido fundar se derrumbó.
Hace más de veintiún años que usted me volvió a Jesús y es mi padre; cerca de dieciocho que entré en el convento. A los cincuenta años, ¡qué cosecha debería tener para mí y para los demás! Y en lugar de ello, yo no tengo más que miseria y desnudez, y a los otros no les he hecho el menor bien... Por los frutos se conoce el árbol y esto muestra lo que soy. [H 18]
Carta a Henri Huvelin, 1 de enero de 1908
Reinaba el hambre y la miseria en Tamanrasset, luego de dos años sin lluvia, y Carlos había compartido con los más pobres todas sus reservas de alimentos.[H 17] Siempre había sido un hombre sano, pero enfermó el 2 de enero,[H 17] y llegó a un estado de debilitamiento extremo próximo a la muerte,[B 70] [F 24] del que fue salvado por unos tuaregs quienes, en plena hambruna, le dieron a beber leche de cabra, el alimento de los más pobres.[B 71] [F 25]
Han buscado todas las cabras en un radio de cuatro kilómetros para darme un poco de leche.
Carta a María de Bondy, enero de 1908
Ese hecho, interpretado por Carlos como obra de la providencia de Dios en cuyas manos está todo, marcó su segunda conversión, vivida como un llamado de Dios a un mayor abandono espiritual y al uso de los «medios» de los cuales se valió Jesús de Nazaret para su obra.
Los medios de que Él se valió en el pesebre, en Nazaret y sobre la cruz son: pobreza, abyección, humillación, abandono, persecución, sufrimiento, cruz. Ésas son nuestras armas, las de nuestro Esposo divino, que nos pide le dejemos continuar en nosotros su vida [...] Sigamos este modelo único y estaremos seguros de hacer mucho bien, pues entonces no somos nosotros los que vivimos, sino que Él vive en nosotros. Nuestros actos no son ya los nuestros, humanos y miserables, sino los suyos, divinamente eficaces.[H 19]
15 de enero de 1908
Carlos abandonó entonces todos sus deseos de fundaciones o conversiones, y se ofreció como un pobre a Dios.[G 1] Ese abandono total de sí mismo y el ofrecimiento de su vida a Dios fue para él la única manera de llegar a dar fruto,[G 3] a imagen del «grano de trigo que muere para dar mucho fruto» (Juan 12:24).[G 3]

Legado

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Monumento a Carlos de Foucauld, delante de la Iglesia de San Pedro el Joven, en Estrasburgo.
Carlos de Foucauld siempre soñó compartir su vocación con otros: después de haber escrito varias reglas religiosas, pensó que aquella «vida de Nazaret» podía ser vivida en todas partes y por todos. Quiso ir al encuentro de los más alejados, «los más olvidados y abandonados», y que cada uno de los que lo visitaran lo consideraran como un hermano, «el hermano universal». Quiso, en sus propias palabras, «gritar el evangelio con toda su vida», en un gran respeto de la cultura y la fe de aquellos en medio de los cuales vivía. «Yo quisiera ser lo bastante bueno para que ellos digan: Si tal es el servidor, como entonces será el Maestro...?».[37]
Correspondería al hermano René Voillaume (1905-2003) la fundación de la congregación católica que seguiría en el futuro las huellas de Carlos de Foucauld. Fue en septiembre de 1933 cuando René Voillaume, junto con otros cuatro jóvenes sacerdotes franceses, se instalaron en el Sahara argelino para vivir según el espíritu de Carlos de Foucauld: ese fue el comienzo de la fraternidad conocida con el nombre de «Hermanos de Jesús». Algo más tarde, se sumaría Magdeleine Hutin (1898-1989), conocida como hermanita Magdeleine de Jesús (o hermanita Josefa Assumpta de Jesús). Ella, con su primera profesión religiosa en Argel el 8 de septiembre de 1939, iniciaría la fundación de las «Hermanitas de Jesús». Actualmente la «familia espiritual» de Carlos de Foucauld comprende una decena de diferentes comunidades religiosas, institutos seculares de laicos y sacerdotes, además de distintas asociaciones de fieles. Gracias a Carlos de Foucauld, cobró vida en la Iglesia un retorno a la llamada espiritualidad del desierto en pleno siglo XX, inspirada en sus escritos y en su obrar.
La apertura de la causa de su beatificación y canonización se produjo en 1927. El proceso se interrumpió durante la guerra de Argelia pero se reemprendió más tarde. El 24 de abril de 2001, Carlos de Foucauld fue declarado venerable por Juan Pablo II, y el 13 de noviembre de 2005 fue proclamado beato por el cardenal José Saraiva Martins, prefecto en aquel momento de la Congregación para la Causa de los Santos, durante el papado de Benedicto XVI. Sus reliquias se transfirieron a la abadía Nuestra Señora de las Nieves, donde se ofrecen a la veneración de todos aquellos que lo deseen.[38] La Iglesia católica celebra su festividad el 1 de diciembre. La biografía de Carlos de Foucauld, inquieta y colorida en experiencias, lo vuelve una de las personalidades llamativas de los siglos XIX y XX y su cambio de vida, tan drástico como decisivo, hicieron de él uno de los paradigmas de la conversión en tiempos contemporáneos.

Notas

  1. Ir a Henry de Castries fue un oficial especializado en temas indígenas de los confines argelino-marroquíes, amigo de Carlos de Foucauld con el que mantuvo correspondencia a partir de 1901.
  2. Ir a Se trata de una suma que equivale en la actualidad a cerca de dos millones de euros, lo que representa una renta mensual aproximada de unos 10 000 euros.
  3. Ir a Se trata de una expresión derivada de un pensamiento del P. Henri Huvelin: «Jesús tomó el lugar más bajo, que nadie ha sido capaz de robarle».
  4. Ir a Este texto, el más conocido de los que escribió, se publicó sin título en 1924 por René Bazin. En 1940, las Pequeñas Hermanas de Jesús retocaron el texto para conformar una oración más sencilla. En 1946, el Boletín de la Asociación de Charles de Foucauld publicó la oración bajo el título La Prière d'abandon du Père de Foucauld (La oración de abandono del Padre de Foucauld)
  5. Ir a El texto original en francés es el siguiente: «Mon Père, je me remets entre Vos mains; mon Père je me confie à Vous, mon Père, je m'abandonne à Vous; mon Père, faites de moi ce qu'Il Vous plaira; quoique Vous fassiez de moi, je Vous remercie; merci de tout, je suis prêt à tout; j'accepte tout; je Vous remercie de tout; pourvu que Votre volonté se fasse en moi, mon Dieu, pourvu que Votre Volonté se fasse en toutes Vos créatures, en tous Vos enfants, en tous ceux que Votre Cœur aime, je ne désire rien d'autre mon Dieu; je remets mon âme entre Vos mains; je Vous la donne, mon Dieu, avec tout l'amour de mon cœur, parce que je Vous aime, et que ce m'est un besoin d'amour de me donner, de me remettre en Vos mains sans mesure : je me remets entre Vos mains, avec une infinie confiance, car Vous êtes mon Père.»
  6. Ir a En los propios términos de Carlos de Foucauld, se trata de un viaje «cuyo único objetivo es poner en confianza a estas poblaciones que nos conocen muy mal y son aún desconfiadas». Esta referencia pertenece a Georges Gorree (1946), Les amitiés sahariennes du Père de Foucauld, París: Arthaud, Tomo 2, p. 77; citado por Casajús (1997)}}
  7. Ir a Marabout es un vocablo con el que apodaron a Foucauld. Significa «hombre de Dios».
  8. Ir a El hermano Michel Goyat haría más tarde su profesión religiosa en la cartuja de La Valsainte, en Suiza, donde se mantendría fiel. Murió en la cartuja de Montrieux en 1963.
  9. Ir a Así aparece también en la reedición crítica de 1984 con traducción a cargo de S. Chaker, H. Claudot y M. Gast; Aix-en-Provence: Edisud.
  10. Ir a Esta afirmación de Carlos de Foucauld fue muy innovadora en esa época. Su formulación sería realizada en la Iglesia católica por el Concilio Vaticano II (Lumen gentium 16) más de medio siglo más tarde.
  11. Ir a La secta senusista fue fundada en 1817 por Mohamed ben Ali-es-Senusi el Hassani el Idrisi (1792-1853). En 1837, Senusi creó su movimiento cerca de La Meca y fundó una serie de zauyas (especie de monasterios) donde se enseñaba su doctrina de estricta y ascética ortodoxia religiosa y de animosidad hacia los cristianos. Sus objetivos eran claramente político-religiosos. Él y luego su hijo Sidi Ahmed el Mahdi pretendieron la unificación de los musulmanes de África, en pasos sucesivos: buscaron crear las condiciones para la unión del mundo musulmán, para luego establecer un nuevo imperio musulmán, en el que se purgara al islam de lo que ellos consideraban eran defectos acumulados durante siglos. A principios del siglo XX, los sinusistas desarrollaron una serie de acciones de índole militar.
  12. Ir a El pasaje bíblico explicita que Jesús, notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: «Deja el sitio a éste», y entonces vayas a ocupar avergonzado el último lugar. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último lugar, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: «Amigo, sube más arriba.» Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»
  13. Ir a Esta forma de pensar y obrar fue consistente en el tiempo. Ya en Nazaret en el año 1900, Carlos había escrito a Huvelin:
    Mi vida sigue siendo absolutamente la misma... profundamente y cada vez más enterrada y silenciosa, me siento cada vez más escondido y perdido, y me veo desaparecer con placer.
    Carta a Henri Huvelin, 8 de febrero de 1900
  14. Ir a La Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa y la Comunión anglicana reconocen la presencia viva de Jesucristo en la hostia consagrada.

Referencias

Fuentes principales utilizadas

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Bibliografía

En la literatura

Enlaces externos

  • Algunas frases Alianza: «La Eucaristía es Dios con nosotros, es Dios en nosotros, es Dios que se da perennemente a nosotros, para amar, adorar, abrazar y poseer».
    Amor: «Cuanto más se ama, mejor se ora».
    Apostolado: «Cada cristiano tiene que ser apóstol: no es un consejo, sino un mandamiento, el mandamiento de la caridad».
    Coherencia: «Cuando se sale diciendo que se va a hacer algo, no se debe regresar sin haberlo hecho».
    Cruz: «Cuanto más abrazamos la Cruz, más estrechamos a Jesús que está clavado en ella».
    Discernimiento: «Pregúntate en cada cosa: "¿Qué habría hecho el Señor?", y hazlo. Es tu única regla, la regla absoluta».
    Discipulado: «Cuando se ama, se imita».
    Eucaristía: «El objetivo de cada vida humana debería ser la adoración de la santa Hostia».
    Evangelio: «Si no vivimos del Evangelio, Jesús no vive en nosotros».
    Humildad: «La fe es incompatible con el orgullo, con la vanagloria, con el deseo de la estima de los hombres. Para creer, es necesario humillarse».
    Jesucristo: «Jesús sólo se merece ser amado apasionadamente».
    Oración: «Que nuestra vida sea una continua oración».
    Orden de vida: «Adorar la Hostia santa debería ser el centro de la vida de todo hombre».
    Pobreza: «No tenemos una pobreza convencional, sino la pobreza de los pobres. La pobreza que, en la vida escondida, no vive de dones ni de limosnas ni de rentas, sino sólo del trabajo manual».
    Sacerdotes: «El sacerdote es un ostensorio, su deber es mostrar a Jesús. Tiene que desaparecer para dejar que sólo se vea a Jesús…».
    Santidad: «Santificándonos santificaremos a los demás».
    Servicio: «Haré el bien en la medida en que sea santo».

    Oración

    Concédenos, Señor todopoderoso,
    que el ejemplo del beato Charles de Foucauld
    nos estimule a una vida más perfecta
    y que cuantos celebramos su fiesta
    sepamos también imitar sus ejemplos.
    Por Jesucristo, tu Hijo y nuestro Señor.
     
  • Beato Charles de Foucauld, presbítero y fundador
    fecha: 1 de diciembre
    n.: 1858 - †: 1916 - país: África Septentrional
    otras formas del nombre: Carlos de Jesús
    canonización: B: Benedicto XVI 13 nov 2005
    hagiografía: Congregación
    En Tamanrasset, Argelia, beato Charles de Foucauld, presbítero.

    Carlos de Foucauld es el gran explorador francés que se hizo testigo del Evangelio entre los tuaregs del Sahara. Nace en Strassbourg (Francia) el 15 de setiembre de 1858 en el seno de una familia noble. Su familia le ofrece un ambiente religioso, pero en los centros de estudio encuentra un ambiente neutro, lo que unido a su temperamento inquieto y fogoso y a la falta de una adecuada orientación educativa, determina que viva una juventud extremadamente disoluta. Pierde la fe a los dieciséis años y permanece en estado de indiferencia durante más de doce años. Al llegar la mayoría de edad, entra en posesión de una rica herencia, que dilapida con su vida licenciosa.

    En 1878 ingresa en el ejército y marcha como subteniente a África, en la época en que Francia colonizaba Argelia. Se licencia en 1883 para dedicarse a explorar Marruecos, donde realiza un viaje de tres mil kilómetros, disfrazado de rabino judío, fruto del cual resulta un importante estudio geográfico que le vale la medalla de oro de la Sociedad Geográfica.

    Su conversión religiosa se produce en 1886. Descubre que la voluntad de Dios es su ingreso en la vida religiosa, y elige la Trapa (cistercienses), orden religiosa de vida austera, por lo que ingresa en 1890 en la trapa de Nuestra Señora de las Nieves en Francia. Allí conoce la existencia de otra casa de la orden en Akbés, Siria, donde es mayor la pobreza, y pide su traslado, pasando allí seis años. No está satisfecho del todo. A pesar de la vida austera de los monjes, tienen a su servicio labradores pobres de la región, que viven en situación precaria.

    En octubre de 1896 sus superiores lo envían a Roma donde estudia teología y, ya a punto de hacer la profesión perpetua, decide dejar la orden. Insatisfecho, busca una vida más auténtica en Nazareth, imitando a Jesús, que pasó allí la mayor parte de su vida con una existencia de obrero, oscura pero redentora. Abandona la orden y se instala en Nazaret como criado de las hermanas clarisas, viviendo en una caseta del huerto y entregándose completamente a la contemplación y a la pobreza. Sueña con compañeros que compartan su vida y redacta la regla de los Hermanitos del Sagrado Corazón de Jesús.

    La larga estadía en Nazareth lo empuja a buscar otro sitio más pobre, donde continuar el mismo estilo de vida y donde hacer presente a Jesús por medio de su vida oculta. Para ello en 1901 viaja a Francia para ordenarse sacerdote y decide establecerse en Marruecos, pero ante la imposibilidad de hacerlo, se instala en en Beni-Abbés, Argelia, cerca de la frontera con Marruecos. Allí vive su vocación de vida de Nazareth, oculta y pobre, al servicio de los hombres, especialmente de los más necesitados. Pasa largas horas en adoración de la Eucaristía, vive como hermano de todos, acogiendo a pobres y enfermos sin distinción de raza o religión. Desde allí realiza varios viajes por Argelia, siempre en busca de los más pobres.

    «Vivió en la pobreza, en la contemplación, en la humildad, testimoniando fraternalmente el amor de Dios entre los cristianos, los judíos y los musulmanes», recuerda el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, durante la ceremonia de promulgación del decreto de reconocimiento de un milagro atribuido a su intercesión. Este aspecto de «hermano universal» es importante dentro de su espiritualidad: una llamada a encarnar el amor y el servicio entre los más humildes y abandonados a través de la amistad y el testimonio silencioso. Este amor, llevado a sus últimas consecuencias, exige compartir la condición social de los más pobres, el trabajo manual, el servicio incondicional. Atraído por el deseo de ponerse en contacto con las tribus tuareg, se establece en 1905 en Tamanrasset, (Hoggar), en pleno corazón del Sahara, como el hermano Marie-Albéric. Los bereberes lo llaman «marabut». Allí lleva una vida semejante a la de Beni-Abbés. Para preparar el camino a futuros misioneros lleva a cabo una serie de estudios lingüísticos de gran calidad científica. Escribe varios libros sobre los tuaregs, en particular una gramática y un diccionario bilingüe francés-tuareg. Surge en torno a él la comunidad de los Hermanitos de Jesús, empeñados en la evangelización de los tuaregs del Sahara.

    El 1 de diciembre de 1916, a la edad de 58 años, Carlos muere por un disparo de fusil en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Apresado y maniatado por una banda rebelde, un muchacho lo vigila, mientras los demás se dedican al saqueo de su residencia. El vigilante, nervioso al creer que llegan soldados, lo mata de un disparo en la cabeza.

    El hermano Charles quería crear una congregación que compartiera su carisma, para lo que escribió diversas reglas, pero no lo logró en vida, excepto una pequeña «Unión de laicos» que contaba con unas decenas de adscritos en el momento de su muerte. Más adelante, a partir de 1933, comienzan a constituirse grupos que desean vivir las diversas facetas del carisma del hermano Charles, adoptando diversas formas: congregación religiosa, instituto secular, asociaciones de laicos, asociación de sacerdotes, etc., y subrayando cada uno tal o cual aspecto del carisma. Diez congregaciones religiosas y ocho asociaciones de vida espiritual han surgido de su testimonio. Surgen así los Hermanitos de Jesús, Hermanitas de Jesús, Hermanitos del Evangelio, Hermanitas del Sagrado Corazón, Hermanitas del Evangelio, Hermanitas de Nazareth, etc; como instituto secular la Fraternidad Jesús Caritas, como laicas consagradas la Fraternidad Charles de Foucauld, como asociación de fieles la Fraternidad Secular Charles de Foucauld, como asociación de sacerdotes diocesanos la Fraternidad Sacerdotal Jesús Caritas, etc.

    «La forma en que el hermano Charles de Foucauld imitó a Jesús de Nazareth nos ha seducido», dicen quienes integran la amplia y variada familia espiritual de este pequeño gran hombre del desierto. Hoy son ya once congregaciones religiosas y ocho asociaciones de vida espiritual extendidas por todo el mundo. Fue beatificado el domingo 13 de noviembre de 2005 en la Basílica de San Pedro del Vaticano.


    Padre mío, me abandono a Ti.
    Haz de mí lo que quieras.
    Lo que hagas de mí te lo agradezco,
    estoy dispuesto a todo,
    lo acepto todo
    con tal que Tu voluntad se haga en mí
    y en todas tus criaturas,
    no deseo nada más, Dios mío.
    Pongo mi vida en Tus manos.
    Te la doy, Dios mío,
    con todo el amor de mi corazón,
    porque te amo,
    y porque para mí amarte es darme,
    entregarme en Tus manos sin medida,
    con infinita confianza,
    porque Tú eres mi Padre.



    Documento de libre divulgación, copia de un trabajo para uso interno de El Movimiento de la Palabra de Dios.
    fuente: Congregación
     
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