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Carlos Steeb, Santo |
Carlos Steeb nace el 18 de diciembre de 1773 en Wurttemberg, Alemania. Pertenece a una familia de clase distinguida y fe luterana.
A los 15 años viaja a París para estudiar, pero a raíz de la revolución de 1789 deja Francia y luego llega a Verona (1792).
Comienza para él "la vida nueva". Se encuentra en un ambiente de católicos, conoce al Padre Leonardi que lo introduce en su labor con los pobres, los abandonados y los sin trabajo.
El joven Carlos va acercándose a la iglesia católica, fascinado por el esplendor de la Verdad. A los 19 años, pese a sentir nostalgia por su familia y saber que sus padres no lo aceptarán, decide confiarse a la Virgen María y expresa su determinación de ser católico, con un acto de entrega total, a Ella, la Madre de la Misericordia. Es así que a los 23 años es consagrado sacerdote por el obispo de Verona.
Por esos años, los tiempos son muy tristes: los ejércitos y las guerras dejan por toda Europa enfermos, heridos, muertos, pobres, y desamparados. Muchos de ellos vienen amontonados desorganizadamente al Lazareto, en Verona, donde el Padre Carlos encuentra al Cristo hombre, en el hombre sufriente.
Durante 18 años el Sacerdote, con entrañas de misericordia, se dedica a ellos conjugando el verbo "inclinarse", traduciendo la actitud maternal del cariño. Pero llega también a él la enfermedad que será su cruz física, para toda la vida.
En Europa, luego de la revolución llega la restauración, que trastoca nuevamente el orden establecido y conlleva angustia y dolor.
El Padre Carlos es buscado como confesor, padre bueno, y guía espiritual.
Por sus capacidades educativas junto al conocimiento del alemán y francés, el Sacerdote Steeb llega a ser profesor en el real colegio femenino y en el seminario de la ciudad de Verona. Se brinda con dedicación y sabiduría a los jóvenes ayudándolos en la búsqueda de sus valores, potencialidades y vocación personal.
Durante años viene delineando su proyecto, su ideal: encontrar corazones de Madres espirituales, consagradas a la caridad, y halla en Luisa Poloni, su hija espiritual, la concreción del sueño. Observa en ella un espíritu de sacrificio, de servicio, de capacidad organizativa frente a las situaciones adversas. Y luego de unos años de servicio gratuito, Luisa comienza a trabajar en el asilo de la ciudad, como enfermera y hermana, llevando el aliento de la fe a todas las personas.
Hacia 1835, ya muy cansado y enfermo, el Padre Carlos propone a Luisa generar un Instituto de las Hermanas de la Misericordia.
En el año 1848, Luisa Poloni emite los votos religiosos asumiendo el nombre de Sor Vicenta María. Con ella se consagran otras doce hermanas. Muchas otras jóvenes, en el tiempo, se unirán a las primeras para experimentar y vivir la Misericordia. Juntas ejercitarán las virtudes de la humildad, simplicidad y caridad que caracterizan el espíritu de las religiosas de esta familia.
En el mismo año, en Verona, explotan el cólera, la viruela y otras epidemias. La Madre Vicenta y sus hermanas "ofrecen" su vida en el cuidado de los contagiosos. Su carisma es amar con ternura de madres a tantos desdichados, hasta dar por ellos la vida: las hermanas se sienten amados por Dios y el Espíritu Santo las lleva a hacer experimentar a los hombres este mismo amor de Dios.
La Madre Vicenta cuida también de niñas y adolescentes brindando instrucción y formando corazones abiertos al bien y a la fe.
En el mismo período la Madre Vicenta enferma. El 11 de noviembre de 1855 muere, y es al Padre Steeb a quien toca abrir las puertas del cielo a su hija espiritual.
El fundador sigue sosteniendo la formación de las hermanas en el carisma de la caridad y del servicio, y ellas permanecen junto a él, testimoniando el amor por Dios y los hermanos.
El 15 de diciembre de 1856, a los 83 años, Dios se inclina sobre él y lo leva a su casa para siempre...
La iglesia reconoció las virtudes heroicas ejercidas durante su larga vida, y proclamó Beato al Padre Steeb, el 6 de julio de 1975 en Roma. Todas sus hijas sienten que su fundador, el Beato Padre Carlos Steeb, con su espíritu sigue forjando la identidad del instituto: "SERVIR AL HOMBRE EN HUMILDAD-SIMPLICIDAD-CARIDAD POR EL SOLO AMOR A DIOS".
Beato Carlos Steeb, presbítero y fundador
fecha: 15 de diciembre n.: 1773 - †: 1856 - país: Italia otras formas del nombre: Johannes Heinrich Karl Steeb canonización: B: Pablo VI 6 jul 1975 hagiografía: Santi e Beati
En Verona, de la región del Véneto, beato Carlos Steeb, presbítero, nacido en Tubinga, que abrazó la fe católica en Verona y, ordenado sacerdote, fundó el Instituto de Hermanas de la Misericordia, para ayuda de los afligidos, pobres y enfermos.
Nació en 1773 en Tubinga. Su padre, un empresario muy respetado (y también administrador de los bienes del Duque de Württemberg), lo envía a los dieciséis años a París y a los dieciocho a Verona, para aprender lenguas y práctica comercial. Se trata de un joven reservado y maduro, todo estudio y trabajo. Ferviente protestante, como toda su familia. Sin embargo, lo fascina el mundo vivaz de Verona con su vitalidad cultural y religiosa. Lo atrae el diálogo con algunas grandes figuras, de entre sacerdotes y laicos, y esto lo lleva en septiembre de 1792 a convertirse al catolicismo. Cuatro años después será ordenado sacerdote, con gran amargura de su familia, que lo deshereda (pero a la muerte de su hermana Guillermina los bienes paternos pasarán a él).
Es tiempo de guerra entre Napoleón y Austria: las batalla de Bassano, de Arcole, de Rivoli, y luego las revueltas antifrancesas de 1797 (las «Pascuas Veronesas»). Verona, ya bajo Venecia, por 18 años verá alternarse el dominio francés y el de los Habsburgo. Carlos Steeb vive este tiempo entre enfermerías, hospitales militares y lazaretos, como sacerdote, enfermero e intérprete en tres lenguas. Se mantiene enseñando, no tiene otros trabajos retribuidos. Su «trabajo estable» es el lecho de los sufrientes, en la guerra y la paz, entre quienes vive como un hombre de punta de la «Fraternidad evangélica de sacerdotes y laicos hospitalarios», fundada en 1796 por Pietro Leonardi, con hombres y mujeres. Se contagia el tifus y hace testamento, pero su director espiritual, el P. G.B. Bertolini, le advierte: «No es tu hora, el Señor espera algo grande de ti».
Eso grande nació en 1840, en dos pequeñas habitaciones: es el Instituto de Hermanas de la Misericordia, dedicadas a todo sufrimiento y necesidad; nace con el impulso y el apoyo económico suyo, y con el trabajo de la veronesa Luisa Poloni, después Madre Vincenza, de la que es confesor (confiesa a toda Verona, este alemán de voz débil). Desde aquellas dos habitaciones, el Instituto inició un viaje que continúa en el tercer milenio, con casas en Europa, América Latina y África. Y él muere después de ver completada la iglesia del Instituto en Verona, donde está depositado su cuerpo. SS Pablo VI lo beatificó en 1975.
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