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martes, 5 de noviembre de 2013

ORACIÓN POR LOS HIJOS


 

Oración Por los Hijos

Señor, ilumina la mente de nuestros hijos
para que conozcan el camino
que tú has querido para ellos,
para que te puedan dar gloria
y alcancen la salvación.

Sosténlos con tu fuerza,
para que alienten en su vida
los ideales de tu Reino.

Ilumínanos también a nosotros, sus padres,
para que les ayudemos a reconocer
su vocación cristiana
y a realizarla generosamente,
colaborando con tus inspiraciones interiores. Amén.
 

NIÑOS MALHABLADOS


 
Niños malhablados
Es necesario, en todo momento, que los padres sean cuidadosos con el lenguaje utilizado, pues los niños imitan todo lo que ven y escuchan

Las madres se preocupan cuando sus hijos utilizan un lenguaje soez al hablar y dicen todo el tiempo malas palabras. Por esta razón, es necesario, en todo momento, que los padres sean cuidadosos con el lenguaje que utilizan pues los niños imitan todo aquello que ven o escuchan.

En el caso que delante de ellos digamos alguna palabra inapropiada, es necesario que pidamos disculpas, al igual que si nos encontramos con algún miembro de la familia que las dice constantemente, debemos pedirle que se disculpe, ya que de esa forma el pequeño entenderá, que esa palabra o esa frase, no se dice, y si se repite, está mal y hay que disculparse.

Es normal que cuando uno está enfadado diga malas palabras y cosas inapropiadas, pero debemos enseñarle que hay alternativa a los insultos. Es importante que le enseñemos que las malas palabras pueden resultar muy hirientes, por eso no hay que decirlas, muchas veces ni siquiera saben el significado de las mismas, sencillamente las repiten por imitar.

No es raro encontrar niños de primaria con un repertorio de tacos, palabrotas e insultos que haría sonrojar a más de un adulto. Me gustaría reflexionar sobre las razones que les llevan a utilizar tal vocabulario, y los recursos que los padres podemos emplear para evitar que nuestros hijos se pasen el día diciendo expresiones que con frecuencia abultan más que ellos.

Conozco a muy pocos adultos que nunca digan ningún taco, pero a casi todos nos resulta desagradable que los niños los utilicen y no dejamos de preguntarnos por qué lo hacen. No importa que los padres tengamos sumo cuidado de no utilizarlas cuando ellos están presentes, ellos saben bien que esas palabras “no las dicen los niños”, les están vetadas hasta que crezcan. Esto las hace especialmente atractivas a sus ojos y las convierte en un buen método para autoafirmarse, demostrar lo “mayores” que son, particularmente entre iguales.

La función de toda palabrota es generar una respuesta por parte de quien la escucha y de ahí viene el verdadero problema: pronto llegan a la conclusión de que cuanto más gorda, mejor, por lo que sus elecciones suelen resultar excesivas y fuera de lugar. En muchos casos reforzamos su uso al reaccionar de forma exagerada cuando nuestro hijo las utiliza: bien sea porque nos da un ataque de risa incontrolado o porque montamos una regañina espectacular. Cuanto mayor sea nuestra reacción ante una palabra malsonante, más eficaz la considerarán.

La televisión, sus compañeros del colegio, los amigos del parque… Tu hijo cada vez está rodeado de más gente. No es difícil que aprenda a usar determinadas palabras aunque sus padres procuren no hacerlo en casa. Pero aunque ellos no pueden controlar lo que oirán, sí pueden mantener una actitud apropiada ante el uso de cierto vocabulario. Una palabrota es una palabrota y está mal dicha siempre.

Cuando un pequeño “suelta un taco” resulta oportuno explicarle que esa palabra no se dice, pero añadiendo que también molesta cuando la emplea alguien en televisión o algún familiar. Así se le está enseñando una regla concreta, fácil de entender para él.

Otras veces su insistencia se debe a que están “echando un pulso” a sus padres para ver hasta dónde pueden llegar. Dos consejos que suelen ser eficaces son:

1.- No digas tacos delante de él.
2.- Nunca te rías cuando le oigas decir una palabra fea.

¿Y si sigue haciéndolo?

Cuando regañes a tu hijo por decir una palabrota hazlo de forma breve, sin gritarte ni alterarte o podría emplearlo como recurso para llamar tu atención. Enséñale a expresar su enfado correctamente. Cuando alguien le moleste o no le gusta algo, en vez de insultar, deberá ofrecerle un explicación.

Si su hábito de insultar es preocupante, haz un trato con él que le motive para corregirse, por ejemplo, le comprarás el juguete que desea tener cuando consiga diez puntos. Cada día que pase sin decir una palabrota, le das un punto. Asegúrate de que también ha dejado esta fea costumbre en el cole hablando con la profesora: no debe pensar que basta con hablar bien en tu presencia.

CLAVES PARA LA EDUCACIÓN DE TUS HIJOS


10 CLAVES PARA LA EDUCACIÓN DE TUS HIJOS

1 Los padres deben educar la voluntad de los hijos y sus sentimientos. Preparar a un hijo para la vida no es satisfacer todas sus voluntades y todos sus caprichos.

Enseña a tu hijo a renunciar y a oír "no".

No impongas la renuncia, pero llévalo a aceptarla libremente.

Señala la razón del renunciar, su valor y necesidad para la vida.

Si no aprende ahora a decir no a lo permitido, luego no sabrá decir no a lo prohibido.

El exceso de mimos echa a perder a los niños; los hijos muy mimados sufren mucho en la vida. Vivirán siempre alterados e inseguros.

El exceso de mimos y de censuras, críticas y castigos es la principal causa de inseguridad en los jóvenes. Los grandes hombres de la historia soportaron pruebas y privaciones en la vida. Poco se puede esperar de los hombres que nunca supieron lo que son privaciones, renuncias y sacrificios.

Los que reciben todo en la infancia no sabrán dar nada como adultos.

2 La cólera es nociva para la educación de los hijos. La ira nos lleva a decir palabras sin pensar y a actuar irreflexivamente.

El hablar sin pensar y el actuar sin reflexionar pueden lastimar, herir, ofender y llevar a cometer injusticias.

Habla con tu hijo con calma y ten actitudes ponderadas.

La cólera, la ira, la falta de dominio pueden hacer que se cometan desatinos.

Muchos padres, llevados por la ira del momento, hieren el corazón de los hijos con palabras semejantes a éstas:

"Tú no sirves para nada." "Maldita la hora en que te engendré." "Tú eres la vergüenza de la familia." "Tú no vales nada." "¡Tú eres un hijo indigno! "

Después, cuando estás en calma, reflexionas y te arrepientes. Pero será demasiado tarde. Las palabras ya fueron dichas y el corazón de tu hijo ya fue herido.

Piensa antes de hablar y reflexiona antes de actuar.

A un corazón herido siempre le queda una cicatriz.

No hables sin pensar y sin medir el alcance de tus palabras.

No hagas un gesto sin medir las consecuenclas.

Tu hijo es un tesoro que merece todo el amor, respeto y cariño; es un tesoro de la vida entregado en las manos de los padres.

3 El secreto que un hijo confía al padre o a la madre debe ser como una piedra lanzada al mar. Se esconde en el fondo, nadie la ve, descubre, conoce.

Sé siempre discreto, guarda en lo profundo del corazón el secreto de tu hijo. La confianza, una vez. perdida, difícilmente se recupera.

Un joven comienza a desorientarse desde el momento en que pierde la confianza en sus padres. Mientras los hijos confíen en los padres, tendrán siempre una luz que los ilumine, una guía que los conduzca y, una brújula que los oriente.

4 La mejor escuela de la vida es el ejemplo de los padres. Los hijos precisan más los ejemplos que las enseñanzas.

Los padres no les pueden exigir virtudes y cualidades que ellos no tienen. Vigilando sus propias obras, los padres estarán construyendo la moral de sus hijos. ¿Qué ejemplos les das? ¿A ti te gustaría que tus hijos hicieran lo que tú haces?

5 La misión de los padres es orientar, esclarecer, amar, comprender, incentivar. Actuar así es darle la oportunidad a tu hijo para que se afirme en la vida. El amor que los hijos reciben de los padres y la confianza que éstos depositan en ellos es para los jóvenes un seguro amparo de vida.

6 El desahogarse es una necesidad psicológica de toda persona. Tu hijo muchas veces está psicológicarnente agobiado y siente la necesidad de desahogarse. Precisa decir lo que siente.

Escucha con paciencia y benevolencia su desafío, aunque hable en forma agresiva e irritada.

Aprende a escuchar con paciencia y atención el desahogo de tu hijo y evitarás muchas discusiones, desavenencias y contrariedades.

Deja que tu hijo diga todo lo que siente y, cuando esté en calma, estará en condiciones de razonar y reconocer el error.

Comparte las dudas, angustias y problemas de tu hijo y él será tu amigo.

7 Saber escuchar en silencio es una virtud que los padres también deben tener. Antes de contradecír a tu hijo, escucha, analiza y trata de comprender lo que él quiere decir. Y después habla, pero con amor.

Cuando los padres se precipitan en responder o en contradecir al hijo, pueden cometer una injusticia o interpretar de modo incorrecto, y esto suscita la rebeldía del hijo.

Deja que tu hijo hable y oiga pacientemente, y sólo después habla, analiza, medita y dialoga con él.

Una persona irritada no está en condiciones de oír y comprender.

8 Deja que tu hija hable, sólo escucha. Después dialoga calma y serenamente con ella. Tal vez ella diga muchas cosas equivocadas, pero analizándolo bien encontraremos muchas verdades entre los errores.


Apreciar y valorizar lo bueno da mejores resultados que señalar y condenar de inmediato lo equivocado. A nadie le gusta ser refutado y censurado al instante.

Muchos padres no defienden la verdad, pero si sus puntos de vista para que prevalezcan sobre los puntos de vista de sus hijos.

El hijo no es un adversario a combatir, sino un amigo a conquistar. Y para conquistar nada mejor que saber oír.

9 Tu hijo precisa consejos y recomendaciones, pero deben ser bien dosificados, dados con amor y bondad. Una andanada de consejos y recomendaciones irrita y satura.
El exceso, en lugar de producir efectos positivos, trae resultados negativos. Da a tu hijo los consejos más útiles y prácticos, no los más agradables. Dale un consejo como una sugerencia y no como una imposición.

10 ¡Cuántos jóvenes aún no descubrieron el verdadero sentido de la vida! Viven y no saben por qué. Estamos en este mundo para amar y hacer el bien, el amor nos une unos a otros y todos unidos amaremos a Dios. El amor siempre trae unidad y conlleva a hacer obras de bien. Una vida sin amor es una vida vacía y sin sentido.

La vida nos es dada para crecer siempre más en el amor y para engrandecernos a través de la práctica del bien.

Educar no es sólo combatir el mal, señalar y censurar los errores; educar es sobre todo íncentivar el bien, impartir buenas costumbres, valorizar las buenas obras y estimular.

El exceso de críticas y de censuras elimina el incentivo y el deseo del bien. Pero apreciar y valorízar las cosas buenas estimula y anima a proseguir el camino del bien y a mejorar. El exceso de críticas y censuras lo vuelve inseguro, angustiado y alterado.

Señala con amor los errores de tu hijo, aprecia sus virtudes, incentiva el bien y valoriza sus buenas acciones.

Que la crítica, la censura y la reprensión sean siempre constructivas y no destructivas. Que sean siempre positivas y no negativas.

* Recordar errores pasados y ya perdonados, desestimula y desanima. No es agradable oír siempre la misma queja, oír siempre la misma melodía de las personas que persisten en tocar la misma tecla.

* Olvida los errores cometidos por tu hijo en el pasado, e incentiva el bien en el presente, valorizando sus buenas acciones, por pequeñas que sean.

* Y así, si él fuera malo, tratará de ser bueno, y si fuera bueno se esforzará para ser mejor.

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