Principe, Noviembre 4 | |||
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San Emerico, laico
fecha: 4 de noviembre
n.: 1007 - †: 1031 - país: Hungría otras formas del nombre: Enrique, Imre canonización: C: Gregorio VII 1083 hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Junto a Alba Real (Székesfehérvár), en Panonia, san Emerico o Enrique, hijo de san Esteban, rey de los húngaros, sorprendido por una muerte prematura.
Desgraciadamente, no tenemos muchos datos fidedignos sobre su vida. Fue el único hijo de san Esteban, rey de Hungría. Nació en 1007, y san Gerardo de Sagredo se encargó de su educación. Cuando el emperador Conrado II proyectaba apoderarse de las rentas de la diócesis de Bamberga, le propuso al joven Emerico que participase en la expoliación, pero el rey san Esteban lo impidió. Las llamadas «Instrucciones de san Esteban a su hijo» no son auténticas. Es cierto que el monarca tenía la intención de compartir sus responsabilidades con Emerico (aunque es falso que haya renunciado a la corona en favor de él), pero antes de que tuviese tiempo de hacerlo, Emerico murió en una cacería. Cuando le llegó la noticia, san Esteban exclamó: «Dios le amaba, por eso me lo quitó tan pronto». El príncipe fue sepultado en la iglesia de Székesfehérvár y, en su sepulcro se obraron numerosos milagros. El padre y el hijo fueron elevados al honor de los altares al mismo tiempo, en 1083. Existe una biografía latina escrita por un clérigo anónimo, casi un siglo después de la muerte del beato; el P. Poncelet hizo una edición crítica de dicho texto en Acta Sanctorum, nov., vol. II. La biografía no es muy de fiar desde el punto de vista histórico, pero puede completarse con los datos que se encuentran en Annales Hildesheirnenses, en la Vida de San Esteban, etc. Cf. C. A. Macartney, The Medieval Hungarian Historians (1953).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
sábado, 2 de noviembre de 2013
Emerico de Hungría, Beato
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