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miércoles, 2 de octubre de 2013

Dionisio el Areopagita, Santo


Discípulo de San Pablo, Octubre 3
 
Dionisio el Areopagita, Santo
Dionisio el Areopagita, Santo

Discípulo de San Pablo

Martirologio RomanoConmemoración de san Dionisio Areopagita, que se adhirió a Cristo al escuchar al apóstol san Pablo hablando ante el Areópago, y fue primer obispo de Atenas (s. I).

Después del discurso de San Pablo en el Areópago de Atenas, muchos se convirtieron al cristianismo. en los "Hechos de los Apóstoles" (17, 34), se nombra a un tal "Dionisio el Areopagita" convertido por San Pablo con su discurso en el Areópago. Al parecer era miembro del tribunal, y por lo tanto, de la aristocracia ateniense. Y dicen los Hechos, que se convirtió Dionisio el Areopagita "y una mujer llamada Dámaris", según una tradición atribuida a San Juan Crisóstomo, ésta sería la esposa de Dionisio, pero es una suposición sin prueba alguna. En el Martirologio Santa Dámaris figura como Virgen.

Según un escrito posterior, Dionisio y el sofista Apollofanes habrían visto el eclipse del sol el día de la crucifixión y según De divinis nominibus (III, 2) Dionisio habría asistido a la Dormición de la Santísima Virgen.

En una carta de Dionisio, obispo de Corinto, contemporáneo del Papa Sotero, escrita a los atenienses antes de 175, se dice que Dionisio el Areopagita, murió como primer obispo de Atenas.

Una leyenda tardía lo ha confundido con el primer obispo de París, martirizado alrededor de 270. Tal identificación la encontramos en el Martirologio y en el Breviario Romano, el 9 de octubre. Pero en el Vetus Romanum Martyrologium, los dos Dionisios se distinguen claramente uno del otro; el 3 de octubre, en efecto, se lee: "Athenis, Dionysii Areopagitae, sub Adriano diversis tormentis passi, ut Aristides testis est in opere quod de Christiana religione composuit; y el 9 de octubre: "Parisiis Dionysii episcopi cum sociis suis a Fescennino cum gladio animadversi" (PL, CXXIII, col. 171).

La Crónica que lleva el nombre de Lucius Dexter identifica a San Dionisio de París con Dionisio el Areopagita, pero comúnmente se niega la autenticidad de este escrito. El primero que identificó a los dos Dionisios fue Hilduinus, abad de San Dionisio (m. 840), en la "Vita S. Dionysii".

Bajo el nombre de Dionisio el Areopagita, está sitado un escrito, que probablemente un monje siríaco promovido al episcopado, compuso entre 480 y 530 y que obtuvo gran difusión y ejerció gran influencia durante todo el Medioevo: De coelesti hierarchia; De mystica theologia; De ecclesiastica hierarchia; De divinis nominibus, y diez epístolas. Estos textos son mencionados actualmente como escritos por Pseudo Dionisio el Areopagita.


San Dionisio Areopagita, santo del NT
fecha: 3 de octubre
fecha en el calendario anterior: 9 de octubre
†: s. I - país: Grecia
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa
Conmemoración de san Dionisio Areopagita, que se adhirió a Cristo al escuchar al apóstol san Pablo hablando ante el Areópago, y fue primer obispo de Atenas.

Cuenta Hechos de los Apóstoles (17,34) que, después del discurso de San Pablo en el Areópago (o Consejo) de Atenas, «algunos hombres se adhirieron a él y creyeron, entre ellos Dionisio Areopagita, una mujer llamada Damaris y algunos otros con ellos». Es evidente por la redacción que este Dionisio es alguien conocido para la comunidad a la que se dirige Hechos, asimismo el apelativo de «Areopagita» hace pensar en que podría haber sido él mismo un miembro del Consejo de la ciudad, aunque también puede ser que simplemente la comunidad cristiana lo identificara así por ser el discurso en el Areópago la ocasión de su conversión.

Eusebio de Cesarea (Hist. Ecl. III,4,10) cuenta que Dionisio de Corinto afirma que este Dionisio Areopagita fue el primer obispo de Atenas. Así lo recoge el Martirologio más antiguo, y lo ha restaurado el actual. A su vez san Sofronio de Jerusalén y otros afirman que fue mártir, pero este dato parece menos probable, y de hecho no se lo venera como tal en la actualidad.

Durante siglos hubo confusión entre este Dionisio nombrado en el NT y otros santos homónimos posteriores; en particular, al menos desde el siglo IX al XV se identificó al Areopagita con san Dionisio de París, mártir en el año 270. Esta identificación no es correcta, pero en muchos santorales, incluso actuales, figura.

Además de la importancia que tienen para los inicios de nuestra fe todos los personajes nombrados en el NT, y en especial, naturalmente, los santos, Dionisio Areopagita ganó -sin haberlo pretendido- un lugar en la teología cristiana, ya que un autor anónimo muy posterior, posiblemente del siglo V o VI, de Siria o Egipto, escribió varios tratados de teología y algunas cartas, donde utilizó para sí mismo el nombre de Dionisio Areaopagita, por el procedimiento, harto común en la antigüedad, de la pseudoepigrafía, es decir, de firmar con el nombre de una autoridad, generalmente para resaltar el valor del escrito, o para incluirlo en una tradición o escuela determinada. El hecho de que este autor anónimo haya firmado como el Areopagita dio durante siglos valor casi apostólico a los escritos, por la (supuesta) estrecha vinculación con san Pablo. La simulación se sospechó casi desde el primer momento, y desde hace siglos que está fuera de toda duda, pero de todos modos los cuatro tratados místicos -en particular el dedicado a los nombres divinos- de este teólogo, al que a falta de mejor nombre se conoce como «Pseudo Dionisio Areopagita», ejercieron una influencia de primer orden en la teología medieval, y aun en la del siglo XX han sido de nuevo valorados y difundidos.

La fuente sobre el auténtico Dionisio Areopagita es, fuera del NT, casi exclusivamente Eusebio de Cesarea, en el pasaje citado. Lo demás que se refiere a Dionisio Areopagita tiene relación con el problema de la pseudoepigrafía, y por tanto con el Pseudo Dionisio, o con la identificación con san Dionisio de París. El santo tiene bastante iconografía en Oriente, pero naturalmente que sobre el supuesto de que es el autor místico. Hay una hermosa catequesis de Benedicto XVI en su serie dedicada a los padres y teólogos de la antigüedad cristiana, pero se refiere, como es lógico, al Pseudo Dionisio, no al que rememoramos hoy
 

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