domingo, 15 de septiembre de 2013

Infidelidad

La infidelidad es la peor herida que se le puede hacer al matrimonio
 
Infidelidad
Infidelidad
El tema de la infidelidad sigue ocupando el primer lugar de las consultas.
En la antigüedad parecía que era predominio de los hombre el ser infieles y debemos reconocer que si era así hasta no se lo miraba con malos ojos. Parecía que el ser infiel no era tan grave si el infiel era el varón.
No hay situaciones de varones infieles acosados por tira piedras en los relatos de los tiempos de Jesús.
Pero hoy ya no es predominio solamente de los varones, también las hay en las femeninas.

La infidelidad es la peor herida que se le puede hacer al matrimonio. Se perdió la confianza, nacieron las dudas, aparecieron momentos de angustia, se pierde la serenidad en el dialogo, la relación perdió su belleza, el dolor se adueñó del ambiente, murió la armonía.

Solamente el tiempo, la ayuda de Dios y un cambio de actitud del infiel atenuarán el dolor de la herida, aunque la cicatriz quede.

Hace unos días me llegó una consulta. El texto simplemente decía: Infidelidad
La carta era tan pequeña, tan grande era la síntesis que tuve que deducir lo que quería, lo que necesitaba saber.

Y empecé a escribir, deduciendo, reflexionando con la esperanza de acertar en mis palabras lo que podía ayudar, lo que podía servir.
Frente a toda circunstancia lo primero que hay que abrir es una puerta a la esperanza y si no logras una puerta, que sea una ventana.

Dios desde el fondo de la Creación ya sabía lo que cada uno de nosotros deberíamos vivir y por ello nos envió un tiempo a su propio hijo y para los casados sacramentalmente, hasta hizo nacer un Cristo especial: el Cristo Nupcial.

Al altar fueron dos personas que se amaban y del altar regresaron tres.
Aquel día nació en medio de los esposos el Cristo Nupcial para acompañarlos y ayudarlos en las dificultades. Muchos son los que lo ignoran y como no lo saben, no lo usan. Está como dormido en medio de ellos.

Se cuenta por ahí que Pedro estaba en medio de una tormenta y cuando ya no sabe más qué hacer con la barca se da cuenta que allí en un rincón está Jesús durmiendo lo más pancho y decide despertarlo. Jesús calmó la tormenta y llevó la barca a buen puerto.
Así hace con las dificultades de los cónyugues, si deciden despertarlo.

No es necesario rezarle mucho. Si quiere que lo usen, que lo integren dialogal mente a la vida de uno, que lo consideren uno más del hogar, que le pregunten y siempre contesta, siempre ilumina, siempre serena,. Hay que parar la oreja.
Cuando en la noche uno se despierta sin saber muy bien porque, acostumbra llenar el silencio, hablándonos.
Seguro que sabrá poner en tu decir y hacer lo más conveniente para que logres nuevamente la armonía anhelada...
No hay mejor consejero que el propio Cristo Nupcial de cada uno.


Lo que si les vendría muy bien para crecer en unidad sería vivir lo que yo llamo el golpe de GRACIA.

Deberían participar de un ENCUENTRO CONYUGAL que es un servicio que tiene el Movimiento Familiar Cristiano para los matrimonios. Es obra de Dios y lo que allí ocurre es para no creer. Solamente hay que dejarse llevar y Dios mete la nariz en los detalles de la vida de cada uno sin que uno se dé cuenta y las cosas empiezan a verse y vivirse distintas, simplemente porque también uno ya es distinto.

NO ES UN RETIRO. Son dos días de vacaciones, de convivencia en un clima agradable donde los esposos dialogan entre ellos dos en profundidad aquellos temas que afectan o han afectado su vida. Es un volver a empezar con aquel mismo ardor que un día los unió, con un corazón nuevo, enterrando el ayer y descubriendo el por qué uno quiere seguir viviendo.....y contigo.

En vida de mi esposa Lydia habremos animado unos 50 encuentros y siempre los matrimonios se iban a sus casas diciendo, ¿por qué no lo habremos hecho antes? Es una metodología satánicamente santa. Tiene la sagacidad del diablo y la santidad del Cristo Nupcial. Ese Cristo Nupcial que está en medio de los esposos desde aquel lejano día de la promesa al pie del altar.

Es un volver a nacer. Una vez un esposo me dijo que le dolían todos los huesos.
¿Sabes por qué? le dije. Porque acabas de nacer de nuevo. Todos los bebés cuando nacen le duelen los huesos.
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Reflexionándolo pensé que siendo tanta la infidelidad en el mundo de hoy, qué valía la pena que uno abriera una venta de esperanza para restablecer la armonía perdida en tantos matrimonios que siguen amándose y que la cicatriz les sigue entorpeciendo la vida.

Dejen que sea solamente eso: una cicatriz……….
Haz lo que puedas, Dios no te pide más

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