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jueves, 5 de septiembre de 2013

Eleuterio, Santo


Abad, 6 de septiembre
 
Eleuterio, Santo
Eleuterio, Santo


Abad


Fue un santo abad del monasterio de San Marcos Evangelista en Espoleto. Debió ser un hombre de grandes y probadas virtudes por los relatos que se conocen de su vida a través del gran Papa Gregorio Magno que fue contemporáneo, conocido personal, amigo y hasta una de las personas que salió beneficiada del trato con el santo abad. De hecho, cuenta San Gregorio de su amigo que, un buen día y con una sola bendición, el abad Eleuterio consiguió curarlo de un vehemente deseo de ingerir alimentos que él sufría. Además, refiere el mismo Papa, su santidad era tan grande que hasta llegó a resucitar un muerto.

Pero lo que llama la atención al relator de la vida del santo es un acontecimiento que tiene valor de ejemplaridad y estímulo para los hombres que, llenos de dificultades, limitaciones y pecados, viven soportando sus faltas de virtud y sufriendo los propios fracasos. Por eso la figura de este santo es más cercana, al ser víctima de su propio desmoronamiento.

Unas monjas habían confiado al santo abad la custodia de un niño atormentado por el Diablo. Como pasaran varios días sin notarse fenómenos extraños, el abad comentó a sus monjes que Satanás tenía asustadas a las pobres monjas, pero que ahora estaba con miedo y por eso no se manifestaba.

Al punto, el mal espíritu se apoderó del niño y de inmediato comenzó a maltratarlo.

Eleuterio cayó en la cuenta de que su expresión fue de soberbia y presunción. Lloró dolorido su pecado y pidió a los monjes oraciones y penitencias para que cesaran los embates del Demonio.

Una simple frase con un poco de vanidad hizo que Satanás se sintiese en terreno propio y se necesitase la oración y mortificación de todos para expulsarlo.




San Eleuterio, abad
fecha: 6 de septiembre
†: s. VI - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Spoleto, región de la Umbría, san Eleuterio, abad, cuya sencillez y compunción de espíritu alabó el papa san Gregorio Magno.

En los «Diálogos» de san Gregorio Magno, se menciona varias veces a «ese santo varón, el buen padre Eleuterio», y se dan crónicas sobre ciertos milagros obrados por él, según afirman sus monjes. Era abad del monasterio de San Marco, cerca de Spoleto. Cierta vez, que estaba en un convento de monjas, se llegó a él una de las hermanas para pedirle que se hiciera cargo de un niño a quien los malos espíritus perturbaban todas las noches. Eleuterio accedió, y durante algún tiempo nada volvió a ocurrirle al niño, de manera que se dijo para sí: «El diablo les ha jugado una mala pasada a las hermanas; pero ahora, cuando tiene que vérselas con verdaderos siervos de Dios, no se atreve a molestar al niño». Como una rápida contestación del cielo a aquellos pensamientos vanidosos, el niño sufrió un violento ataque. Eleuterio se sintió arrepentido, confesó sus culpables pensamientos a sus hermanos y les hizo esta proposición: «Que ninguno de nosotros vuelva a probar bocado hasta que el niño quede desposeído». Todos aceptaron la penitencia y no cesaron de orar hasta que el niño quedó curado. Un Sábado Santo, san Gregorio estaba enfermo y no podía ayunar, por lo que, según nos dice, se hallaba muy conturbado. «Al descubrir que en aquella sagrada vigilia, en la que no sólo los adultos sino hasta los niños ayunan, yo no podía hacerlo, sentí mayores penas por esa abstención que por mi mal». De manera que fue a pedirle a Eleuterio que orase por él a fin de que pudiera unirse al pueblo en la penitencia. Por virtud de aquellas plegarias, san Gregorio pudo ayunar sin malestares. San Eleuterio vivió durante muchos años en el monasterio de San Gregorio en Roma y ahí murió.

Nada más que lo anotado sabemos sobre Eleuterio, y eso es todo lo que nos dice san Gregorio en sus Diálogos, sobre todo en el libro 3, capítulo 33; la historia la discuten los bolandistas en Acta Sanctorum sept. vol. II.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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