El palio (derivado del pallium o palla y con la manta) es un ornamento del Papa y de los metropolitanos en la Misa pontifical. Tiene la forma de una faja circular que carga sobre los hombros y de la cual penden ante el pecho y en la espalda dos tiras rectangulares, todo de lana blanca, destacándose de ella seis o cinco cruces de seda de color negro o rojo. Suele adornarse con tres clavos metálicos, que recuerdan los clavos de la Pasión.
Entre las variadas opiniones que se han mantenido sobre su origen parece la más razonable la que supone que se trata de una imitación del omophorion griego, ornamento que desde principios del siglo V llevaban los obispos de Oriente como emblema de su dignidad y oficio pastoral, simbolizando la oveja que va sobre los hombros del Buen Pastor. En Occidente, fue ornamento propio del Sumo Pontífice desde el siglo V y por concesiones particulares desde el VI, llegó a ser de uso ordinario para los arzobispos a partir del IX.
Al principio, el palio consistía en una pieza de vestidura que se replegaba a manera de banda, pero mucho después, a partir del siglo VI, tomó la forma de cinta, y desde el IX al X se le dio una forma casi idéntica a la actual, con las seis cruces negras a partir del siglo XV.
El palio se confecciona con lana de corderitos bendecidos por el Papa en la fiesta de Santa Inés (21 de enero) en una capilla del Palacio Apostólico. El emblema de Santa Inés es un cordero, por la similitud de su nombre (en latín Agnes) con la palabra cordero (en latín agnus). En esa ocasión le presentan al Papa dos corderos adornados uno con flores blancas (simbolizando la virginidad de Santa Inés) y el otro con flores rojas (simbolizando su martirio). Luego, los corderos son llevados a la Basílica de Santa Inés, en la Vía Nomentana de Roma, donde está enterrada la santa, y son criados por los padres trapenses de la Abadía de las Tres Fuentes. Los palios son confeccionados posterirmente por las monjas benedictinas de Santa Cecilia con la lana recién esquilada. Luego se los coloca en un cofre sobre la tumba de San Pedro en la Basílica Vaticana, y en la Misa de la fiesta de San Pedro y San Pablo (29 de junio) son bendecidos y entregados solemnemente por el Papa a los nuevos arzobispos nombrados durante el año. No obstante, cuando el Papa no puede hacer él mismo la entrega del palio, le corresponde la entrega al Cardenal Protodiácono, el mismo que anuncia Urbi et Orbi (a la Ciudad y al Mundo) la elección de un nuevo Papa. El Papa Benedicto XVI utilizó ,desde el inicio de su pontificado hasta la fiesta de San Pedro y San Pablo del año 2008, un palio muy similar a los que se usaban antes del siglo X, con cinco cruces rojas que recuerdan las cinco llagas de Cristo. Sin embargo, debido a la incomodidad que constituía su uso para la función litúrgica, a instancias del nuevo maestro de ceremonias pontificias, Mons. Guido Marini, el Papa cambió a la forma de palio "redondo" que se ha usado en Occidente los últimos siglos, más pequeño, pero a diferencia del de los arzobispos, este lleva cinco cruces rojas al igual que el Palio que usó desde el comienzo.
Además, y en la actualidad, se reconoce como palio, juntamente con lo expuesto, al dosel de forma rectangular de ricas telas, a menudo ostentosamente bordados, que se coloca sobre cuatro o más varales y es utilizado de la misma forma en actos religiosos para cubrir al sacerdote que porta el Santísimo Sacramento, a una Imagen venerada (usual en procesiones) o personalidades como el Santo Padre o los monarcas católicos, como los reyes de España. Por degeneración del uso, también fue empleado por el dictador español Francisco Franco.
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El simbolismo en la vestimenta del Papa -y también de los sacerdotes, obispos o cardenales- representa su jerarquía, el tipo de celebración y el compromiso que tiene como representante de la Iglesia.
El palio (derivado del pallium o palla y con la manta) es un ornamento del Papa y de los metropolitanos en la Misa pontifical. Tiene la forma de una faja circular que carga sobre los hombros y de la cual penden ante el pecho y en la espalda dos tiras rectangulares, todo de lana blanca, destacándose de ella seis o cinco cruces de seda de color negro o rojo. Suele adornarse con tres clavos metálicos, que recuerdan los clavos de la Pasión. Las cruces negras son para los arzobispos y las rojas para el Papa.
El palio se confecciona con lana de corderitos bendecidos por el Papa en la fiesta de Santa Inés (21 de enero) en una capilla del Palacio Apostólico. El emblema de Santa Inés es un cordero, por la similitud de su nombre (en latín Agnes) con la palabra cordero (en latín agnus). En esa ocasión le presentan al Papa dos corderos adornados uno con flores blancas (simbolizando la virginidad de Santa Inés) y el otro con flores rojas (simbolizando su martirio). Luego, los corderos son llevados a la Basílica de Santa Inés, en la Vía Nomentana de Roma, donde está enterrada la santa, y son criados por los padres trapenses de la Abadía de las Tres Fuentes. Los palios son confeccionados posteriormente por las monjas benedictinas de Santa Cecilia con la lana recién esquilada. Luego se los coloca en un cofre sobre la tumba de San Pedro en la Basílica Vaticana, y en la Misa de la fiesta de San Pedro y San Pablo (29 de junio) son bendecidos y entregados solemnemente por el Papa a los nuevos arzobispos nombrados durante el año. Cuando un palio es entregado al Papa, este también es depositado sobre la tumba de San Pedro toda la noche anterior a su entrega.
Benedicto XVI el domingo 24 de abril del 2005 dio a conocer el simbolismo del Palio.
“El primer signo es el palio, tejido de lana pura, que se me pone sobre los hombros. Este signo antiquísimo, que los Obispos de Roma llevan desde el siglo IV, puede ser considerado como una imagen del yugo de Cristo, que el Obispo de esta ciudad, el Siervo de los Siervos de Dios, toma sobre sus hombros.
El yugo de Dios es la voluntad de Dios que nosotros acogemos. Y esta voluntad no es un peso exterior, que nos oprime y nos priva de la libertad. Conocer lo que Dios quiere, conocer cuál es la vía de la vida, era la alegría de Israel, su gran privilegio. Ésta es también nuestra alegría: la voluntad de Dios, en vez de alejarnos de nuestra propia identidad, nos purifica - quizás a veces de manera dolorosa - y nos hace volver de este modo a nosotros mismos. Y así, no servimos solamente a Él, sino también a la salvación de todo el mundo, de toda la historia.
En realidad, el simbolismo del Palio es más concreto aún: la lana de cordero representa la oveja perdida, enferma o débil, que el pastor lleva a cuestas para conducirla a las aguas de la vida. La parábola de la oveja perdida, que el pastor busca en el desierto, fue para los Padres de la Iglesia una imagen del misterio de Cristo y de la Iglesia. La humanidad - todos nosotros - es la oveja descarriada en el desierto que ya no puede encontrar la senda. El Hijo de Dios no consiente que ocurra esto; no puede abandonar la humanidad a una situación tan miserable. Se alza en pie, abandona la gloria del cielo, para ir en busca de la oveja e ir tras ella, incluso hasta la cruz. La pone sobre sus hombros, carga con nuestra humanidad, nos lleva a nosotros mismos, pues Él es el buen pastor, que ofrece su vida por las ovejas. El Palio indica, primeramente, que Cristo nos lleva a todos nosotros. Pero, al mismo tiempo, nos invita a llevarnos unos a otros. Se convierte así en el símbolo de la misión del pastor”.
El yugo de Dios es la voluntad de Dios que nosotros acogemos. Y esta voluntad no es un peso exterior, que nos oprime y nos priva de la libertad. Conocer lo que Dios quiere, conocer cuál es la vía de la vida, era la alegría de Israel, su gran privilegio. Ésta es también nuestra alegría: la voluntad de Dios, en vez de alejarnos de nuestra propia identidad, nos purifica - quizás a veces de manera dolorosa - y nos hace volver de este modo a nosotros mismos. Y así, no servimos solamente a Él, sino también a la salvación de todo el mundo, de toda la historia.
En realidad, el simbolismo del Palio es más concreto aún: la lana de cordero representa la oveja perdida, enferma o débil, que el pastor lleva a cuestas para conducirla a las aguas de la vida. La parábola de la oveja perdida, que el pastor busca en el desierto, fue para los Padres de la Iglesia una imagen del misterio de Cristo y de la Iglesia. La humanidad - todos nosotros - es la oveja descarriada en el desierto que ya no puede encontrar la senda. El Hijo de Dios no consiente que ocurra esto; no puede abandonar la humanidad a una situación tan miserable. Se alza en pie, abandona la gloria del cielo, para ir en busca de la oveja e ir tras ella, incluso hasta la cruz. La pone sobre sus hombros, carga con nuestra humanidad, nos lleva a nosotros mismos, pues Él es el buen pastor, que ofrece su vida por las ovejas. El Palio indica, primeramente, que Cristo nos lleva a todos nosotros. Pero, al mismo tiempo, nos invita a llevarnos unos a otros. Se convierte así en el símbolo de la misión del pastor”.
Las vestiduras propias del Papa, obispo de Roma
Una explicación, a partir del estudio del Arzobispo Piero Marini,
Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias
Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias
El Papa con mitra, palio, anillo pastoral y báculo. ¿Sabría identificarlos?
La Iglesia Católica se encuentra en unos momentos históricos excepcionales: con la renuncia de un Papa, la Sede vacante, la reunión de un cónclave y la elección de un nuevo Vicario de Cristo. Pronto, la figura del nuevo Papa resultará familiar para millones de personas.
Pero no todos saben porque esa figura lleva una serie de símbolos, que testimonían la realidad con la que nos encontramos: el Vicario de Cristo, el sucesor de Pedro.
¿Una simple vestidura externa?
No; las vestiduras que usa el Papa no son sólo hermosas costumbres de una tradición multisecular.Mediante el lenguaje litúrgico, esa vestiduras, como señala Marini, nos "siguen hablando de la fe, vivida de forma diversa en la sucesión del tiempo, pero siempre viva en la comunidad de los creyentes y continuamente confirmada por el Sucesor de Pedro".
La mitra
La mitra es el tocado que lleva el Papa sobre la cabeza.
Antes del siglo XI los obispos no llevaban ninguna prenda litúrgica sobre la cabeza, pero a partir de entonces la empezaron a usar.
El primer testimonio de uso de la Mitra es de tiempos del Papa san León IX (1049-1054). En la segunda mitad del siglo XII ya la usan todos los obispos.
Se inspira en el phrygium una prenda no litúrgica que usaban los altos dignatarios de Oriente y que el Papa llevaba con frecuencia en las ceremonias solemnes fuera del templo
Es de uso más antiguo que la tiara, ahora en desuso.
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El palio, la insignia característica del Obispo de Roma
El palio lo usa el Papa y los Arzobispos Metropolitanos de rito Romano.
Es una banda de lana blanca, de pocos centímetros, que se coloca sobre la casulla.
Está adornada por varias cruces negras con tres alfileres.
Es la insignia más antigua y característica de Obispo de Roma
En Occidente, por lo menos desde el Papa San Marcos (336) su uso se reserva al Papa.
Luego el Papa concedió su uso a otros obispos, aunque sólo el obispo de Roma tiene el derecho originario a llevarlo: a los otros obispos se le concede como privilegio.
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¿Qué significa el palio, esa banda de lana blanca? En los mosaicos de San Apolinar en Rávena, del siglo VI, se ve como se entregaba el palio a los Papas, En la antigua iconografía, las dos bandas del palio, tejidas en lana, giraban en torno al cuello y bajaban a ambos lados de la espalda, significando el Buen Pastor, que carga con su oveja, sobre la parte izquierda de la espalda. Las cruces indican la pertenencia el rebaño del Señor.
A partir del siglo XI el palio adquiere un significado cristológico, referido a Cristo.
El Palio toma forma de Cruz y las dos bandas descienden por delante. El Palio pasa a significar a Cristo; y las cruces rojas significan las tres llagas de Cristo en la Cruz, y los tres alfileres, los tres clavos de la crucifixión.Benedicto XVI utiliza un palio que recuerda al modelo romano antiguo (la oveja que lleva el buen pastor sobre la parte izquierda de la espalda) con las cruces rojas y los alfileres, que recuerdan al Buen Pastor, que da la vida por sus ovejas. Benedicto XVI explicó admirablemente el uso del Palio en su homilía en la Misa de inicio de su ministerio pastoral como Papa el 24 de abril de 2005 |
El anillo del pescador
A partir del siglo IV, cuando se ordenaban obispos, se les entregaba un anillo. Los documentos ciertos de un rito litúrgico del anillo del obispo son de la mitad del siglo VII y provienen de España.
Entonces el anillo tenía la función de sello, y les servía a los obispos para autentificar sus actos, según la costumbre de la antigüedad.
Su significado actual no es ya el de la autoridad, o del honor, sino un significado nupcial: expresa el misterio nupcial de Cristo con la Iglesia.
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Con el anillo se considera al obispo esposo de la Iglesia local y se le invita a ser fiel y puro en la fe y en la conducta de vida.
El anillo del pescador, propio del Papa, ha tenido diversas formas. En la actualidad, siguiendo las indicaciones del Concilio, tiene una forma muy sencilla.
Juan Pablo II llevó siempre el anillo con el que fue hecho cardenal por Pablo VI el 26 de junio de 1967.
Benedicto XVI ha recuperado la tradición de llevar en el anillo la representación del Pescador (San Pedro) y lleva grabado el nombre del Papa.
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El báculo
En esta dos fotografías de Aciprensa, se ven las diversas vestiduras del Papa y en las dos se aprecia el báculo, o bastón pastoral.
Todos los obispos tienen báculo, que suele terminar en una especie de rizo.
El báculo el Papa, como se observa en estas fotos, es un báculo distinto, porque termina en forma de cruz.
Es un signo de autoridad, jurisdicción y gobierno.
Origen
No se sabe exactamente el origen del báculo, que puede provenir del Oriente. En Occidente se usaba sobre todo en el ámbito de los monasterios: formaba parte de la indumentaria del monje, como compañero de viaje y signo de la Cruz de Cristo.
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El Palio
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Los primeros testimonios de un rito litúrgico con entrega de un báculo a un obispo proceden de España, del IV Concilio de Toledo, en el año 633.
A lo largo de los siglos, fue extendiéndose su uso entre los obispos.
Los Papas nunca usaron este tipo de báculos, porque ellos tenían un báculo propio: la ferula, que estaba rematada con una cruz.
Con Pablo VI se recuperó la tradición de la férula y el báculo actual que usa el Papa, con una Cruz, recuerda la antigua férula. El báculo que usó Juan Pablo II y usa ahora Benedicto XVI es una reproducción del báculo que usó Pablo VI, y fue mejorado por el mismo artista.
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