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viernes, 28 de junio de 2013

LECTURAS XIII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. CILCO C. 30 DE JUNIO, 2013

  
Eliseo partió y fue detrás de Elías
Lectura del primer libro de los Reyes     19, 16b. 19-21

    El Señor dijo a Elías: «A Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti».
    Elías partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Delante de él había doce yuntas de bueyes, y él iba con la última. Elías pasó cerca de él y le echó encima su manto.
    Eliseo dejó sus bueyes, corrió detrás de Elías y dijo: «Déjame besar a mi padre y a mi madre; luego te seguiré».
    Elías le respondió: «Sí, puedes ir. ¿Qué hice yo para impedírtelo?»
    Eliseo dio media vuelta, tomó la yunta de bueyes y los inmoló. Luego, con los arneses de los bueyes, asó la carne y se la dio a su gente para que comieran. Después partió, fue detrás de Elías y se puso a su servicio.

Palabra de Dios.


SALMO
   
Sal 15, 1-2a. 5. 7-11 (R.: cf. 5a)

R.
Señor, Tú eres la parte de mi herencia.

Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Señor, Tú eres mi bien».
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,
¡Tú decides mi suerte!
R.

Bendeciré al Señor que me aconseja,
¡hasta de noche me instruye mi conciencia!
Tengo siempre presente al Señor:
Él está a mi lado, nunca vacilaré.
R.

Por eso mi corazón se alegra,
se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro:
porque no me entregarás la Muerte
ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro.
R.

Me harás conocer el camino de la vida,
saciándome de gozo en tu presencia,
de felicidad eterna
a tu derecha.
R.
Ustedes han sido llamados para vivir en libertad
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia     5, 1. 13-18

    Hermanos:
    Ésta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud.
    Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales: háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor. Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
    Pero si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los otros.
    Yo los exhorto a que se dejen conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren. Pero si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.

Palabra de Dios.


ALELUIA
   
1Sam 3, 9; Jn 6, 68c

Aleluia.
Habla, Señor, porque tu servidor escucha;
Tú tienes palabras de vida eterna.
Aleluia.


EVANGELIO

Se encaminó decididamente hacia Jerusalén.
Te seguiré adonde vayas
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     9, 51-62

    Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de Él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.
    Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?» Pero Él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo.
    Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!»
Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».
    Y dijo a otro: «Sígueme». Él respondió: «Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios».
    Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos». Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios».

Palabra del Señor.

 Comentario:
1.- Consagración y misión. El profeta Elías echa su manto sobre Eliseo para significar que le transfiere la misión profética. Es como una imposición de manos: el vestido era considerado como parte de la persona que lo vestía. Por lo tanto, el gesto de Elías significa que Eliseo participa desde este momento del espíritu de Elías. Esta concepción acerca del vestido la vemos claramente en el caso de Jonatán que, queriendo expresar su amistad con David y hacer un pacto con él, le entregó su manto y David, vestido con el manto de su amigo, participó de su fortaleza, de suerte que tuvo éxito en todas sus empresas bélicas. Nosotros hemos recibido en el Bautismo la consagración con el Santo Crisma, que nos compromete a ser auténticos testigos de Jesús y profetas de la liberación y la esperanza. En la Confirmación recibimos por la imposición de manos la fuerza del Espíritu, que nos trasforma y nos envía a anunciar el Evangelio
 
2.- Vivir en libertad. San Pablo, en la carta a los Gálatas, nos dice que el auténtico y recto ejercicio de la libertad acontece en el mutuo servicio del amor. Libertad es ponerse a disposición de Dios. Los deseos de la carne, es decir, el egoísmo, el servirse a sí mismo, llevan a morderse y devorarse mutuamente; llevan a la misma destrucción, a la que conduce la ley. El filósofo Hobbes dijo que el hombre es un lobo para el hombre, “homo homini lupus”. El amor auténtico, en cambio, es liberación del propio yo y se desarrolla sirviendo a los demás. ¿Cómo perseverar en la libertad del amor?: con la guía y la fuerza del Espíritu. Este se impone frente a la carne solo cuando nos abrimos a él y nos decidimos por él. Es entonces cuando dejamos de estar bajo el dominio de la ley y empezamos a ser libres. El creyente realmente libre es el que se considera "esclavo" de Cristo: soy de Cristo y estoy al servicio de mis hermanos. De ahí nacen alegría y paz.
  
3.- La radicalidad del seguimiento de Jesús. El episodio del evangelio de hoy ocurre de camino hacia Jerusalén. Viene un escriba que pide ser admitido entre sus seguidores. Es hermosa su disposición. Quiere seguir a Jesús a todas partes. Jesús no contesta con una negativa ni con una aprobación. Solamente muestra lo que aguarda el que le quiera seguir. Porque llegar a ser discípulo de Jesús no solamente significa ir a su escuela para "aprender" algo. Sobre todo significa compartir la vida propia de Jesús. Después del escriba viene un discípulo y pide a Jesús que antes de reunirse con él pueda cumplir los deberes de piedad con su padre. Esta espera podría durar un prolongado período de tiempo. La respuesta de Jesús parece sumamente rigurosa: “Sígueme”. Este seguimiento es mucho más importante y urgente que cualquier obligación filial. “Deja a los muertos que entierren a los muertos”. La decisión de seguir a Jesús como discípulo lleva de la muerte a la vida. El que no es discípulo de Jesús, que no ha aceptado su mensaje del reino y de la vida eterna, está en la muerte. Las respuestas de Jesús en cuanto al seguimiento hay que entenderlas en la capacidad de sugerencia que adquiere el lenguaje en una cultura de tipo oral: no es tan importante lo que se dice cuanto lo que se quiere decir. El contenido de las propuestas de Jesús significan, pues, que seguirle, condición de todo discípulo, exige disponibilidad total, radicalidad de entrega y coherencia.
      
Fuente: Leccionario II

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