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miércoles, 29 de mayo de 2013

Guillermo Arnaud y compañeros mártires, Beatos


Mártires, Mayo 29
 
Guillermo Arnaud y compañeros mártires, Beatos
Guillermo Arnaud y compañeros mártires, Beatos

Mártires

Guillermo fue uno de los primeros frailes a los que fue encargado el oficio de inquisidor en la diócesis de Tolosa (Francia) “en favor de la fe cristiana y de la obediencia a la Iglesia romana”.

Fue apresado dolosamente por los herejes en Aviñón junto con otros frailes de nuestra Orden: el presbítero Bernardo de Rochefort y el hermano García de Aure, junto con otros ocho compañeros de ambos cleros.

Estos ilustres protomártires dominicos, como testigos excelsos de su fe, se entregaron al martirio “gozosos como hombres apostólicos” y cantando el Te Deum, (Vidas de los frailes, Parte V c. I, 1) la noche de la ,Ascensión del Señor, un 29 de mayo de 1242. Sus reliquias se perdieron en el s. XVI.

La lista de mártires está integrada por:
- Guillermo Arnaud (Dominico);
- Bernardo di Roquefort (Dominico);
- Garcia d’Aure (Dominico converso, nativo de la diócesis de Comminges);
- Stefano di Saint-Thibery (inicialmente abad, luego fraile menor);
- Raimondo Carbonius (fraile menor);
- Raimondo di Cortisan (conocido como "el Escritor", detto “lo Scrittore”, canonico de Tolosa y archidiacono de Lézat);
- Bernardo (miembro del clero de la catedral de Tolosa);
- Pietro d’Arnaud (notario de la inquisición);
- Fortanerio (clérigo);
- Ademaro (clérigo);
- El Prior de Avignonet (Monje profeso en Cluse, cuyo nombre lastimosamente no se conoce).

Pío IX confirmó su culto el 6 de septiembre de 1866.


Beatos Guillermo Arnaud y diez compañeros, mártires
fecha: 29 de mayo
†: 1242 - país: Francia
otras formas del nombre: Mártires de Toulouse
canonización: Conf. Culto: Pío IX 1 sep 1886
hagiografía: Santi e Beati
En Avignonet, cerca de Toulouse, en Francia, beatos Guillermo Arnaud y sus diez compañeros, los cuales, unidos en la tarea de contrarrestar el daño causado por los cátaros, mediante engaño fueron apresados por su fe en Cristo y su obediencia a la Iglesia Romana, siendo muertos a espada en la noche de la Ascensión del Señor, mientras entonaban a una voz el Te Deum. Sus nombres son los siguientes: beatos Bernardo de Roquefort, García d’Aure, Esteban de Saint-Thierry; Raimundo de Cortisan, de sobrenombre Escribán, canónigo; Bernardo; Pedro d’Arnaud, Fortanerio y Ademaro, clérigos; y el Prior de Avignonet, cuyo nombre se ignora.

En los albores del XIII siglo en la Francia meridional, en particular en el condado de Toulouse, la vida de la Iglesia estaba turbada por la expansión de la herejía albigense. El papa Gregorio IX decidió intervenir en esta situación que amenazaba degenerar: el 22 de abril de 1234 nombró al dominico Guillermo Arnaud, natural de Montpellier, primer inquisidor en la diócesis de Toulouse, Albi, Carcassone y Agen. El religioso no tardó en poner manos a la obra, aunque posiblemente con excesivo rigor, al punto de hacer exhumar los cadáveres de los herejes para incinerarlos.

Comenzó entonces a encontrarse con dificultades, y el Conde de Toulouse, Raimundo VII (simpatizante de la herejía albigense), pidió al Papa que pusiera freno al indomable inquisidor, mandó a sus súbditos que evitasen cualquier contacto con el religioso, y puso guardias en los conventos dominicos. El 25 de noviembre de 1235 todos los hermanos dominicos fueron echados de la ciudad, y se alejaron procesionalmente, cantando himnos sacros.

Un año después pudieron retornar a su claustro, pero el odio en los enfrentamientos crecía por parte de los herejes, y provocaba una y otra vez tumultos. En 1942, convencido de que podria ponerle fin a la situación, el señor de Avignonet, Raimundo d'Alfar, invitó a los hermanos a su castillo cercano a Toulouse, con el pretexto de rehacer con ellos relaciones de amistad y presentarles propuestas de conciliación. En realidad era sólo una trampa: los hizo reunir en una gran sala del castillo, y en medio de la noche ordenó que fuesen asesinados. Los religiosos no se intimidaron y fueron al encuentro de Cristo, afriontando por su amor el martirio, y cantando al mismo tiempo el Te Deum. Era el 29 de mayo, en ese año vigilia de la Ascensión. Los asesinos se cebaron especialmente con Guillermo, a quien arrancaron la lengua.

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