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jueves, 4 de abril de 2013

Juan Pablo II, Beato

CCLXIV Papa, 2 de abril
 
Juan Pablo II, Beato
Juan Pablo II, Beato

CCLXIV Papa

Karol Wojtyla nace el 18 de mayo de 1920, en Wadowice, a unos pocos kilómetros de Cracovia, una importante ciudad y centro industrial al norte de Polonia.

Su padre, un hombre profundamente religioso, era militar de profesión. Enviudó cuando Karol contaba apenas con nueve años. De él -según su propio testimonio- recibió la mejor formación: «Bastaba su ejemplo para inculcar disciplina y sentido del deber. Era una persona excepcional».

De joven el interés de Karol se dirigió hacia el estudio de los clásicos, griegos y latinos. Con el tiempo fue creciendo en él un singular amor a la filología: a principios de 1938 se traslada junto con su padre a Cracovia para matricularse en la universidad Jaghellonica y cursar allí estudios de filología polaca.

Sin embargo, con la ocupación de Polonia por parte de las tropas de Hitler, hecho acontecido el 1 de septiembre de 1939, sus planes de estudiar filología se verían definitivamente truncados.

En esta difícil situación, y con el fin de evitar la deportación a Alemania, Karol busca un trabajo. Es contratado como obrero en una cantera de piedra, vinculada a una fábrica química, de nombre Solvay.

También en aquella difícil época Karol se iniciaba en el "teatro de la palabra viva", una forma muy sencilla de hacer teatro: la actuación consistía esencialmente en la recitación de un texto poético. Las representaciones se realizaban en la clandestinidad, en un círculo muy íntimo, por el riesgo de verse sometidos a graves sanciones por parte de los nazis.

Otra importante ocupación de Karol por aquella época era la ayuda eficaz que prestaba a las familias judías para que pudiesen escapar de la persecución decretada por el régimen nacionalsocialista. Poniendo en riesgo su propia vida, salvaría la vida de muchos judíos.

A principios de 1941 muere su padre. Karol contaba por entonces con 21 años de edad. Este doloroso acontecimiento marcará un hito importante en el camino de su propia vocación: «después de la muerte de mi padre -dirá el Santo Padre en diálogo con André Frossard-, poco a poco fui tomando conciencia de mi verdadero camino. Yo trabajaba en la fábrica y, en la medida en que lo permitía el terror de la ocupación, cultivaba mi afición a las letras y al arte dramático. Mi vocación sacerdotal tomó cuerpo en medio de todo esto, como un hecho interior de una transparencia indiscutible y absoluta. Al año siguiente, en otoño, sabía ya que había sido llamado. Veía claramente qué era lo que debía abandonar y el objetivo que debía alcanzar "sin una mirada atrás". Sería sacerdote».

Habiendo escuchado e identificado con claridad el llamado del Señor, Karol emprende el camino de su preparación para el sacerdocio, ingresando al seminario clandestino de Cracovia, en 1942. Dadas las siempre difíciles circunstancias, el hecho de su ingreso al seminario -que se había establecido clandestinamente en la residencia del Arzobispo Metropolitano, futuro Cardenal Adam Stepan Sapieha- debía quedar en la más absoluta reserva, por lo que no dejó de trabajar como obrero en Solvay. Años de intensa formación transcurrieron en la clandestinidad hasta el 18 de enero de 1945, cuando los alemanes abandonaron la ciudad ante la llegada de la "armada roja".

El 1 de noviembre de 1946, fiesta de Todos los Santos, llegó el día anhelado: por la imposición de manos de su Obispo, Karol participaba desde entonces -y para siempre- del sacerdocio del Señor. De inmediato el padre Wojtyla fue enviado a Roma para continuar en el Angelicum sus estudios teológicos.

Dos años más tarde, culminados excelentemente los estudios previstos, vuelve a su tierra natal: «Regresaba de Roma a Cracovia -dice el Santo Padre en Don y Misterio- con el sentido de la universalidad de la misión sacerdotal, que sería magistralmente expresado por el Concilio Vaticano II, sobre todo en la Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium. No sólo el obispo, sino también cada sacerdote debe vivir la solicitud por toda la Iglesia y sentirse, de algún modo, responsable de ella».

Como Vicario fue destinado a la parroquia de Niegowic, donde además de cumplir con las obligaciones pastorales propias de la parroquia, asumió la enseñanza del curso de religión en cinco escuelas elementales.

Pasado un año fue trasladado a la parroquia de San Florián. Entre sus nuevas labores pastorales le tocó hacerse cargo de la pastoral universitaria de Cracovia. Semanalmente iba disertando -para la juventud universitaria- sobre temas básicos que tocaban los problemas fundamentales sobre la existencia de Dios y la espiritualidad del ser humano, temas que eran necesarios profundizar junto con la juventud en el contexto del ateísmo militante, impuesto por el régimen comunista de turno en el gobierno de Polonia.

Dos años después, en 1951, el nuevo Arzobispo de Cracovia, mons. Eugeniusz Baziak, quiso orientar la labor del padre Wojtyla más hacia la investigación y la docencia. No sin un gran sacrificio de su parte, el padre Karol hubo de reducir notablemente su trabajo pastoral para dedicarse a la enseñanza de Ética y Teología Moral en la Universidad Católica de Lublín. A él se le encomendó la cátedra de Ética. Su labor docente la ejerció posteriormente también en la Facultad de Teología de la Universidad Estatal de Cracovia.

Nombrado Obispo por el Papa Pío XII, fue consagrado el 23 de setiembre de 1958. Fue entonces destinado como Obispo auxiliar a la diócesis de Cracovia, quedando a cargo de la misma en 1964. Dos años después, la diócesis de Cracovia sería elevada al rango de Arquidiócesis por el Papa Pablo VI.

Su labor pastoral como Obispo estuvo marcada por su preocupación y cuidado para con las vocaciones sacerdotales. En este sentido, su infatigable labor apostólica y su intenso testimonio sacerdotal dieron lugar a una abundante respuesta de muchos jóvenes que descubrieron su llamado al sacerdocio y tuvieron el coraje de seguirlo.

Asimismo, ya desde entonces destacaba entre sus grandes preocupaciones la integración de los laicos en las tareas pastorales.

Mons. Wojtyla tendrá una activa participación en el Concilio Vaticano II. Además de sus intervenciones, que fueron numerosas, fue elegido para formar parte de tres comisiones: Sacramentos y Culto Divino, Clero y Educación Católica. Asimismo formó parte del comité de redacción que tuvo a su cargo la elaboración de la Constitución pastoral Gaudium et spes.

Es creado Cardenal por el Papa Pablo VI en 1967, un año clave para la Iglesia peregrina en tierras polacas. Fue entonces que la Sede Apostólica puso en marcha su conocida Ostpolitik, dando inicio a un importante "deshielo" a nivel de las frías relaciones entre la Iglesia y el Estado comunista. El flamante Cardenal Wojtyla asumiría un importante papel en este diálogo, y sin duda respondió a esta difícil y delicada tarea con mucho coraje y habilidad. Su postura -la postura en representación de la Iglesia- era la misma que había sido tomada también por sus ejemplares predecesores: la defensa de la dignidad y derechos de toda persona humana, así como la defensa del derecho de los fieles a profesar libremente su fe.

Su sagacidad y tenacidad le permitieron obtener también otras significativas victorias: tras largos años de esfuerzos, en contra de la persistente oposición de las autoridades, tuvo el gran gozo de inaugurar una iglesia en Nowa Huta, una "ciudad piloto" comunista. Los muros de esta iglesia, cual símbolo silente y a la vez elocuente de la victoria de la Iglesia sobre el régimen comunista, habían sido levantados con más de dos millones de piedras talladas voluntariamente por los cristianos de Cracovia.

En cuanto a la pastoral de su arquidiócesis, el continuo crecimiento de la cuidad planteaba al Cardenal muchos retos. Ello motivó a que con habitual frecuencia reuniese a su presbiterio para analizar las diversas situaciones, con el objeto de responder adecuada y eficazmente a los desafíos que se iban presentando.

En 1975 asiste al III Simposio de Obispos Europeos. Allí en el que se le confía la ponencia introductoria: «El obispo como servidor de la fe». Ese mismo año dirige los ejercicios espirituales para Su Santidad Pablo VI y para la Curia vaticana. Las pláticas que dio en aquella ocasión fueron publicadas en un libro titulado Signo de contradicción.

II. Sucesor de Pedro

Elegido pontífice el 16 de octubre de 1978, escogió los mismos nombres que había tomado su predecesor: Juan Pablo. En una hermosa y profunda reflexión, hecha pública en su primera encíclica (Redemptor hominis), dirá él mismo sobre el significado de este nombre:

«ya el día 26 de agosto de 1978, cuando él (el entonces electo Cardenal Albino Luciani) declaró al Sacro Colegio que quería llamarse Juan Pablo -un binomio de este género no tenía precedentes en la historia del Papado- divisé en ello un auspicio elocuente de la gracia para el nuevo pontificado. Dado que aquel pontificado duró apenas 33 días, me toca a mí no sólo continuarlo sino también, en cierto modo, asumirlo desde su mismo punto de partida. Esto precisamente quedó corroborado por mi elección de aquellos dos nombres. Con esta elección, siguiendo el ejemplo de mi venerado Predecesor, deseo al igual que él expresar mi amor por la singular herencia dejada a la Iglesia por los Pontífices Juan XXIII y Pablo VI y al mismo tiempo mi personal disponibilidad a desarrollarla con la ayuda de Dios. A través de estos dos nombres y dos pontificados conecto con toda la tradición de esta Sede Apostólica, con todos los Predecesores del siglo XX y de los siglos anteriores, enlazando sucesivamente, a lo largo de las distintas épocas hasta las más remotas, con la línea de la misión y del ministerio que confiere a la Sede de Pedro un puesto absolutamente singular en la Iglesia. Juan XXIII y Pablo VI constituyen una etapa, a la que deseo referirme directamente como a umbral, a partir del cual quiero, en cierto modo en unión con Juan Pablo I, proseguir hacia el futuro, dejándome guiar por la confianza ilimitada y por la obediencia al Espíritu que Cristo ha prometido y enviado a su Iglesia (...). Con plena confianza en el Espíritu de Verdad entro pues en la rica herencia de los recientes pontificados. Esta herencia está vigorosamente enraizada en la conciencia de la Iglesia de un modo totalmente nuevo, jamás conocido anteriormente, gracias al Concilio Vaticano II».

"No tengáis miedo"

Fueron éstas las primeras palabras que S.S. Juan Pablo II lanzó al mundo entero desde la Plaza de San Pedro, en aquella memorable homilía celebrada con ocasión de la inauguración oficial de su pontificado, el 22 de octubre de 1978. Y son ciertamente estas mismas palabras las que ha hecho resonar una y otra vez en los corazones de innumerables hombres y mujeres de nuestro tiempo, alentándonos -sin caer en pesimismos ni ingenuidades- a no tener miedo "a la verdad de nosotros mismos", miedo "del hombre ni de lo que él ha creado": «¡no tengáis miedo de vosotros mismos!». Desde el inicio de su pontificado ha sido ésta su firme exhortación a confiar en el hombre, desde la humilde aceptación de su contingencia y también de su ser pecador, pero dirigiendo desde allí la mirada al único horizonte de esperanza que es el Señor Jesús, vencedor del mal y del pecado, autor de una nueva creación, de una humanidad reconciliada por su muerte y resurrección. Su llamado es, por eso mismo, un llamado a no tener miedo a abrir de par en par las puertas al Redentor, tanto de los propios corazones como también de las diversas culturas y sociedades humanas.

Este llamado que ha dirigido a todos los hombres de este tiempo, es a la vez una enorme exigencia que él mismo se ha impuesto amorosamente. En efecto, «el Papa -dice él de sí mismo-, que comenzó Su pontificado con las palabras "!No tengáis miedo!", procura ser plenamente fiel a tal exhortación, y está siempre dispuesto a servir al hombre, a las naciones, y a la humanidad entera en el espíritu de esta verdad evangélica».

Desde "un país lejano"

«Me han llamado de una tierra distante, distante pero siempre cercana en la comunión de la Fe y Tradición cristianas». Fueron estas, al inicio de su pontificado, las palabras del primer Papa no italiano desde Adriano VI (1522).

Juan Pablo II nació en Polonia, una extraordinaria nación que por su fidelidad a la fe, puesta en el crisol de la prueba muchas veces, llegó a ser considerada como un "baluarte de la cristiandad", de allí el "Semper fidelis" con que orgullosamente califican los católicos polacos a su patria. La personalidad de S.S. Juan Pablo II está sellada por la identidad y cultura propias de su Polonia natal: una nación con raíces profundamente católicas, cuya unidad e identidad, más que en sus límites territoriales, se encuentra en su historia común, en su lengua y en la fe católica.

Su origen, al mismo tiempo, lo une a los pueblos eslavos, evangelizados hace once siglos por los santos hermanos Cirilo y Metodio. Será casualmente «recordando la inestimable contribución dada por ellos a la obra del anuncio del Evangelio en aquellos pueblos y, al mismo tiempo, a la causa de la reconciliación, de la convivencia amistosa, del desarrollo humano y del respeto a la dignidad intrínseca de cada nación», que su S.S. Juan Pablo II proclamó a los santos Cirilo y Metodio copatronos de Europa, junto a San Benito. A ellos, dicho sea de paso, está dedicada su hermosa encíclica Slavorum apostoli, en la que hace explícita esta gratitud: «se siente particularmente obligado a ello el primer Papa llamado a la sede de Pedro desde Polonia y, por lo tanto, de entre las naciones eslavas».


Una nación probada en su fe

El nuevo Papa era un hombre que había podido conocer «desde dentro, los dos sistemas totalitarios que han marcado trágicamente nuestro siglo: el nazismo de una parte, con los horrores de la guerra y de los campos de concentración, y el comunismo, de otra, con su régimen de opresión y de terror». A lo largo de aquellos años de prueba, la personalidad de Karol fue forjada en el crisol del dolor y del sufrimiento, sin perder jamás la esperanza, nutrida en la fe. Esta experiencia vivida en su juventud nos permite comprender su gran «sensibilidad por la dignidad de toda persona humana y por el respeto de sus derechos, empezando por el derecho a la vida». Su encíclica Evangelium vitae es la expresión magisterial más firme y acabada de esta profunda sensibilidad humana y pastoral.

Gracias a aquellas dramáticas experiencias que vivió en aquellos tiempos terribles «es fácil entender también mi preocupación por la familia y por la juventud». Esta preocupación, por su parte, ha hallado su más amplia expresión magisterial en la encíclica Familiaris consortio.


Improntas del pontificado de Juan Pablo II

La vida cristiana y la Trinidad: Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo

El Papa Juan Pablo II ha querido hacer evidente desde el inicio de su pontificado la relación existente -aunque quizá tantas veces olvidada o relegada- de la vida de la Iglesia (y de cada uno de sus hijos) con la Trinidad, dedicando sus primeras encíclicas a profundizar en cada una de las tres personas de la Trinidad: una a Dios Padre, rico en misericordia (1980); otra al Hijo, Redentor del mundo (1979); y otra al Espíritu Santo, Señor y dador de vida (1986). Este es el misterio central de la fe cristiana: Dios es uno solo, pero a la vez tres Personas. Recuerda así las bases de la verdadera fe, y con ello el fundamento de la auténtica vida de la Iglesia y de cada uno de sus hijos: en efecto, no se entiende la vida del cristiano si no es en relación con Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Comunión de Amor.


"Totus Tuus"... un Papa sellado por el amor a la Madre

Totus Tuus, o Todo tuyo (con evidente referencia a María), fue el lema ele-gido por Su Santidad Juan Pablo II al asumir el timón de la barca de Pedro. De este modo se consagraba a Ella, se acogía a su tierno cuidado e intercesión, invitándola a sellar con su amorosa presencia maternal la entera trayectoria de su pontificado. Con ocasión de la Eucaristía celebrada el 18 de octubre de 1998, a los veinte años de su elección y a los 40 años de haber sido nombrado obispo, reiterará en la Plaza de San Pedro ese "Totus Tuus" ante el mundo católico.

En otra ocasión había dicho él mismo con respecto a esta frase: «Totus Tuus. Esta fórmula no tiene solamente un carácter piadoso, no es una simple expresión de devoción: es algo más. La orientación hacia una devoción tal se afirmó en mí en el período en que, durante la Segunda Guerra Mundial, trabajaba de obrero en una fábrica. En un primer momento me había parecido que debía alejarme un poco de la devoción mariana de la infancia, en beneficio de un cristianismo cristocéntrico. Gracias a san Luis Grignon de Montfort comprendí que la verdadera devoción a la Madre de Dios es, sin embargo, cristocéntrica, más aún, que está profundamente radicada en el Misterio trinitario de Dios, y en los misterios de la Encarnación y la Redención. Así pues, redescubrí con conocimiento de causa la nueva piedad mariana, y esta forma madura de devoción a la Madre de Dios me ha seguido a través de los años: sus frutos son la Redemptoris Mater y la Mulieris dignitatem».

Otro signo de su amor filial a Santa María es su escudo pontificio: sobre un fondo azul, una cruz amarilla, y bajo el madero horizontal derecho, una "M", también amarilla, representando a la Madre que estaba "al pie de la cruz", donde -a decir de San Pablo- en Cristo estaba Dios reconciliando el mundo consigo. En su sorprendente sencillez, su escudo es, pues, una clara expresión de la importancia que el Santo Padre le reconoce a Santa María como eminente cooperadora en la obra de la reconciliación realizada por su Hijo.

Su escudo se alza ante todos como una perenne y silente profesión de un amor tierno y filial hacia la Madre del Señor Jesús, y a la vez, es una constante invitación a todos los hijos de la Iglesia para que reconozcamos su papel de cooperadora en la obra de la reconciliación, así como su dinámica función maternal para con cada uno de nosotros. En efecto, «entregándose filialmente a María, el cristiano, como el apóstol Juan, "acoge entre sus cosas propias" a la Madre de Cristo y la introduce en todo el espacio de su vida interior, es decir, en su "yo" humano y cristiano: "La acogió en su casa". Así el cristiano, trata de entrar en el radio de acción de aquella "caridad materna", con la que la Madre del Redentor "cuida de los hermanos de su Hijo", "a cuya generación y educación coopera" según la medida del don, propia de cada uno por la virtud del Espíritu de Cristo. Así se manifiesta también aquella maternidad según el espíritu, que ha llegado a ser la función de María a los pies de la Cruz y en el cenáculo».

La profundización de la teología y de la devoción mariana -en fiel continuidad con la ininterrumpida tradición católica- es una impronta muy especial de la persona y pontificado del Santo Padre.

Hombre del perdón; apóstol de la reconciliación

Quizá muchos jóvenes desconocen el atentado que el Santo Padre sufrió aquel ya lejano 13 de mayo de 1981, a manos de un joven turco, de nombre Alí Agca. Entonces, guardándolo milagrosamente de la muerte, se manifestó la Providencia divina que le concedía a su elegido una invalorable ocasión para experimentar en sí mismo el dolor y sufrimiento humano -físico, sicológico y también espiritual- para poder mejor asociarse a la cruz del Señor Jesús y solidarizarse más aún con tantos hermanos dolientes. Fruto de esta experiencia vivida con un profundo horizonte sobrenatural será su hermosa Carta Apostólica Salvifici doloris.

Aquel hecho fue también una magnífica oportunidad para mostrar al mundo entero que él, fiel discípulo del Maestro, es un hombre que no sólo llama a vivir el perdón y la reconciliación, sino que él mismo lo vive: una vez recuperado, en un gesto auténticamente cristiano y de enorme grandeza de espíritu, el Santo Padre se acercó a su agresor -recluido en la cárcel- para ofrecerle el perdón y constituirse él mismo en un testimonio vivo de que el amor cristiano es más grande que el odio, de que la reconciliación -aunque exigente- puede ser vivida, y de que éste es el único camino capaz de convertir los corazones humanos y de traerles la paz tan anhelada.

Servidor de la comunión y de la reconciliación

El deseo de invitar a todos los hombres a vivir un proceso de reconciliación con Dios, con los hermanos humanos, consigo mismos y con la entera obra de la creación ha dado pie a numerosas exhortaciones en este sentido. Ocupa un singular lugar su Exhortación Apostólica Post-Sinodal Reconciliatio et paenitentiae -sobre la reconciliación y la penitencia en la misión de la Iglesia hoy (se nutre de la reflexión conjunta que hicieron los obispos del mundo reunidos en Roma el año 1982 para la VI Asamblea General del Sínodo de Obispos)-, y tiene un peso singularmente importante la declaración que hiciera en el Congreso Eucarístico de Téramo, el 30 de junio de 1985: «Poniéndome a la escucha del grito del hombre y viendo cómo manifiesta en las circunstancias de la vida una nostalgia de unidad con Dios, consigo mismo y con el prójimo, he pensado, por gracia e inspiración del Señor, proponer con fuerza ese don original de la Iglesia que es la reconciliación».

La preocupación social de S.S. Juan Pablo II

La encíclica Centessimus annus, que conmemora el centésimo año desde el inicio formal del Magisterio Social Pontificio con la publicación de encíclica Rerum novarum de S.S. León XIII, se ha constituido en el último gran aporte de S.S. Juan Pablo II en lo que toca a dicho Magisterio. En ella escribía: «... deseo ante todo satisfacer la deuda de gratitud que la Iglesia entera ha contraído con el gran Papa (León XIII) y con su "inmortal Documento". Es también mi deseo mostrar cómo la rica savia, que sube desde aquella raíz, no se ha agotado con el paso de los años, sino que, por el contrario, se ha hecho más fecunda».

Indudablemente enriquecido por su propia experiencia como obrero, y en su particular cercanía con sus compañeros de labores, la gran preocupación social del actual Pontífice ya había encontrado otras dos ocasiones para manifestarse al mundo entero en lo que toca al magisterio: la encíclica Laborem exercens, sobre el trabajo humano, y la encíclica Sollicitudo rei socialis, sobre los problemas actuales del desarrollo de los hombres y de los pueblos.

La nueva evangelización: tarea principal de la Iglesia

Desde el inicio de su pontificado el Papa Juan Pablo II ha estado empeñado en llamar y comprometer a todos los hijos de la Iglesia en la tarea de una nueva evangelización: «nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión».

Pero, como recuerda el Santo Padre, «si a partir de la Evangelii nuntiandi se repite la expresión nueva evangelización, eso es solamente en el sentido de los nuevos retos que el mundo contemporáneo plantea a la misión de la Iglesia» ... «Hay que estudiar a fondo -dice el Santo Padre- en qué consiste esta Nueva Evangelización, ver su alcance, su contenido doctrinal e implicaciones pastorales; determinar los "métodos" más apropiados para los tiempos en que vivimos; buscar una "expresión" que la acerque más a la vida y a las necesidades de los hombres de hoy, sin que por ello pierda nada de su autenticidad y fidelidad a la doctrina de Jesús y a la tradición de la Iglesia».

En esta tarea el Papa Juan Pablo II tiene una profunda conciencia de la necesidad urgente del apostolado de los laicos en la Iglesia, preocupación que se refleja claramente en su Encíclica Christifideles laici y en el impulso que ha venido dando al desarrollo de los diversos Movimientos eclesiales. Por eso mismo, en la tarea de la nueva evangelización «la Iglesia trata de tomar una conciencia más viva de la presencia del Espíritu que actúa en ella (...) Uno de los dones del Espíritu a nuestro tiempo es, ciertamente, el florecimiento de los movimientos eclesiales, que desde el inicio de mi pontificado he señalado y sigo señalando como motivo de esperanza para la Iglesia y para los hombres».

Pero S.S. Juan Pablo II no entiende la nueva evangelización simplemente como una "misión hacia afuera": la misión hacia adentro (es decir, la reconciliación vivida en el ámbito interno de la misma Iglesia) ha sido también destacada por el Santo Padre como una urgente necesidad y tarea, pues ella es un signo de credibilidad para el mundo entero. Desde esta perspectiva hay que comprender también el fuerte empeño ecuménico alentado por el Santo Padre, muy en la línea del rumbo marcado por los pontífices precedentes y por los Padres conciliares.

"Que todos sean uno"

El Santo Padre, como Cristo el Señor hace dos mil años, sigue elevando también hoy al Padre esta ferviente súplica: «¡Que todos sean uno (Ut unum sint)… para que el mundo crea!». Como incansable artesano de la reconciliación, el actual Sucesor de Pedro ha venido trabajado desde el inicio de su pontificado por lograr la unidad y reconciliación de todos los cristianos entre sí, sin que ello signifique de ningún modo claudicar a la Verdad: «El diálogo -dijo Su Santidad a los Obispos austriacos, en 1998-, a diferencia de una conversa-ción superficial, tiene como objetivo el descubrimiento y el reconocimiento co-mún de la verdad. (…) La fe viva, transmitida por la Iglesia universal, representa el fundamento del diálogo para todas las partes. Quien abandona esta base común elimina de todo diálo-go en la Iglesia la posibilidad de conver-tirse en diálogo de salvación. (…) nadie puede desempeñar since-ramente un papel en un proceso de diá-logo si no está dispuesto a exponerse a la verdad y a crecer en ella».

Renovado impulso a la catequesis

Como dice el Santo Padre, la Encíclica Redemptoris missio quiere ser -después de la Evangelii nuntiandi- «una nueva síntesis de la enseñanza sobre la evangelización del mundo contemporáneo».

Por otro lado, la Exhortación Apostólica Catechesi tredendae es un intento -ya desde el inicio de su pontificado- de dar un nuevo impulso a la labor pastoral de la catequesis.

El Santo Padre, desde que asumió su pontificado, ha mantenido las catequesis de los miércoles iniciadas por su predecesor Pablo VI. En ellos ha desarrollado principalmente el contenido del "Credo".

En este mismo sentido el Catecismo de la Iglesia Católica -aprobado por el Santo Padre en 1992- ha querido ser «el mejor don que la Iglesia puede hacer a sus Obispos y a todo el Pueblo de Dios», teniendo en cuenta que es un «valioso instrumento para la nueva evangelización, donde se compendia toda la doctrina que la Iglesia ha de enseñar».

El Papa peregrino

Quizá más de uno se ha preguntado sobre el sentido de los numerosos viajes apostólicos que ha realizado el Santo Padre (más de doscientos, contando sus viajes al exterior como al interior de Italia):

«En nombre de toda la Iglesia, siento imperioso el deber de repetir este grito de san Pablo («Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe: Y ¡ay de mi si no predicara el Evangelio!»). Desde el comienzo de mi pontificado he tomado la decisión de viajar hasta los últimos confines de la tierra para poner de manifiesto la solicitud misionera; y precisamente el contacto directo con los pueblos que desconocen a Cristo me ha convencido aún más de la urgencia de tal actividad a la cual dedico la presente Encíclica (Redemptoris missio)».

Asimismo dirá el Papa de sus numerosas visitas a las diversas parroquias: «la experiencia adquirida en Cracovia me ha enseñado que conviene visitar personalmente a las comunidades y, ante todo, las parroquias. Éste no es un deber exclusivo, desde luego, pero yo le concedo una importancia primordial. Veinte años de experiencia me han hecho comprender que, gracias a las visitas parroquiales del obispo, cada parroquia se inscribe con más fuerza en la más vasta arquitectura de la Iglesia y, de este modo, se adhiere más íntimamente a Cristo».

S.S. Juan Pablo II y los jóvenes

Desde 1985 la Iglesia ha visto surgir las Jornadas Mundiales de los Jóvenes. Su génesis -recuerda el Santo Padre- fue el Año Jubilar de la Redención y el Año Internacional de la Juventud, convocado por la Organización de las Naciones Unidas en aquel mismo año:

«Los jóvenes fueron invitados a Roma. Y éste fue el comienzo. (...) El día de la inauguración del pontificado, el 22 de octubre de 1978, después de la conclusión de la liturgia, dije a los jóvenes en la plaza de San Pedro: "Vosotros sois la esperanza de la Iglesia y del mundo. Vosotros sois mi esperanza"».

Maestro de ética y valores

También en nuestro siglo, y con sus particulares notas de gravedad, el Santo Padre ha notado con paternal preocupación como el hombre ha "cambiado la verdad por la mentira". Consecuencia de este triste "cambio" es que el hombre ha visto ofuscada su capacidad para conocer la verdad y para vivir de acuerdo a esa verdad, en orden a encontrar su felicidad en la plena realización como persona humana. La publicación de la Encíclica Veritatis splendor constituye la plasmación de un testimonio ante el mundo del esplendor de la Verdad. En ella se descubren las enseñanzas de quien fuera un notable profesor de ética, que en su calidad de Sumo Pontífice sale al encuentro del relativismo moral a que ha llegado la cultura de hoy: «Ningún hombre puede eludir las preguntas fundamentales: ¿qué debo hacer?, ¿cómo puedo discernir el bien del mal? La respuesta sólo es posible gracias al esplendor de la verdad que brilla en lo más íntimo del espíritu humano… La luz del rostro de Dios resplandece con toda su belleza en el rostro de Jesucristo… Él es "el Camino, la Verdad y la Vida". Por esto la respuesta decisiva de cada interrogante del hombre, en particular de sus interrogantes religiosos y morales, la da Jesucristo; más aún, como recuerda el Concilio Vaticano II, la respuesta es la persona misma de Jesucristo: "Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado…"». A lo largo de toda su encíclica el Santo Padre, con desarrollos magistrales, se ocupa de presentar un horizonte ético -en íntima conexión con la verdad sobre el hombre- para el pleno desarrollo de la persona humana en respuesta al designio divino.

Incansable Servidor de la fe y de la Verdad

A los veinte años de su elevación al Solio Pontificio, el Papa Juan Pablo II -como un incansable Maestro de la Verdad- ha dado a conocer al mundo entero su decimotercera encíclica: Fides et ratio, fe y razón. En ella presenta en forma positiva la búsqueda de la verdad que nace de la naturaleza profunda del ser humano. Sale al paso de múltiples errores que actualmente obstaculizan el acceso a la verdad, y más aún a la Verdad última sobre Dios y sobre el hombre que como don gratuito Dios mismo ha ofrecido a la humanidad entera a través de la revelación. La verdad, la posibilidad de conocerla, la relación entre razón y fe, entre filosofía y teología son temas que va tocando en respuesta a la situación de enorme confusión, de relativismo y subjetivismo en la que se encuentra inmersa nuestra cultura de hoy.

Trabajando por la consolidación de los frutos del Concilio Vaticano II

El Santo Padre ha sido un incansable artesano que ha trabajado, a lo largo de los ya veinte años de su fecundo pontificado, en favor de la profundización y consolidación de los abundantísimos frutos suscitados por el Espíritu Santo en el Concilio Vaticano segundo. Al respecto ha dicho él mismo: «Es indispensable este trabajo de la Iglesia orientado a la verificación y consolidación de los frutos salvíficos del Espíritu, otorgados en el Concilio. A este respecto conviene saber "discernirlos" atentamente de todo lo que contrariamente puede provenir sobre todo del "príncipe de este mundo". Este discernimiento es tanto más necesario en la realización de la obra del Concilio ya que se ha abierto ampliamente al mundo actual, como aparece claramente en las importantes Constituciones conciliares Gaudium et spes y Lumen gentium».

Con S.S. Juan Pablo II hacia el tercer milenio

El Papa Juan Pablo II, mediante su Carta apostólica Tertio millenio adveniente, ha invitado a toda la cristiandad a prepararse para lo que será una gran celebración y conmemoración: tres años han sido dedicados por deseo explícito del Sumo Pontífice a la reflexión y profundización en torno a cada una de las Personas divinas del Misterio de la Santísima Trinidad: 1997 ha sido dedicado al Hijo, 1998 al Espíritu Santo y 1999 al Padre. De este modo la Iglesia se prepara a celebrar con un gran Jubileo los dos mil años del nacimiento de Jesucristo, el Hijo eterno del Padre que -de María Virgen y por obra del Espíritu Santo- «nació del Pueblo elegido, en cumplimiento de la promesa hecha a Abraham y recordada constantemente por los profetas».

De Él, y del cristianismo, nos ha recordado en su misma Carta el Papa: «Estos (los profetas de Israel) hablaban en nombre y en lugar de Dios. (…) Los libros de la Antigua Alianza son así testigos permanentes de una atenta pedagogía divina. En Cristo esta pedagogía alcanza su meta: Él no se limita a hablar "en nombre de Dios" como los profetas, sino que es Dios mismo quien habla en su Verbo eterno hecho carne. Encontramos aquí el punto esencial por el que el cristianismo se diferencia de las otras religiones, en las que desde el principio se ha expresado la búsqueda de Dios por parte del hombre. El cristianismo comienza con la Encarnación del Verbo. Aquí no es sólo el hombre quien busca a Dios, sino que es Dios quien viene en Persona a hablar de sí al hombre y a mostrarle el camino por el cual es posible alcanzarlo. (…) El Verbo Encarnado es, pues, el cumplimiento del anhelo presente en todas las religiones de la humanidad: este cumplimiento es obra de Dios y va más allá de toda expectativa humana».

Este acontecimiento histórico central para la humanidad entera, acontecimiento por el que Dios que se hace hombre para decir «la palabra definitiva sobre el hombre y sobre la historia», es lo que la Iglesia se prepara a celebrar con un gran Jubileo, y de este modo se prepara a trasponer el umbral del nuevo milenio. Su Santidad, el "dulce Cristo sobre la tierra", como icono visible del Buen Pastor va a la cabeza de la Iglesia que peregrina en este tiempo de profundas transformaciones, constituyéndose para todos sus hijos e hijas que con valor quieren escucharle y seguirle, en roca segura y guía firme … "¡No tengáis miedo!"… son las palabras que también hoy brotan con insistencia de los labios de Pedro, hombre de frágil figura, pero elegido y fortalecido por Dios para sostener el edificio de la Iglesia toda con una fe firme y una esperanza inconmovible.

(Lo que sigue es un artículo titulado «S.S. Juan Pablo II: "Profeta del sufrimiento"», cuyo autor es Mons. Cipriano Calderón Polo)

«S.S. Juan Pablo II, es en esta etapa final del segundo milenio, el Pastor universal del pueblo de Dios, guía segura para atravesar el "umbral de la esperanza" que nos introducirá en el tercer milenio de la evangelización...

«¿Cómo se presenta al mundo de hoy el Papa en esta encrucijada decisiva de la historia? «Su imagen característica es ahora la de profeta del sufrimiento, un sacerdote, un evangelizador que realiza en su amable persona la doctrina que él mismo ha explicado en la carta apostólica Salvifici doloris (11 de febrero de 1984) y en tantos discursos sobre el significado del dolor humano.

«Juan Pablo II, en las celebraciones litúrgicas, en las audiencias, en los viajes apostólicos, en todas sus actividades, aparece como un icono del sufrimiento, dando a la Iglesia un testimonio formidable de la fuerza evangelizadora del dolor físico y moral.

«En su persona de Vicario de Cristo se cruzan las debilidades físicas: esas "debilidades del Papa" a las que él mismo se refirió el día de Navidad de 1995 desde la ventana de su despacho; las penas y dolores cada vez más crecientes de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, de todos los pueblos, especialmente de aquellos más pobres de América Latina, África y Asia; los sufrimientos de toda la Iglesia, que naturalmente se acumulan en el vértice de la misma. Y a todo ello se une la fatiga pastoral producida por una entrega sin reservas al ministerio petrino, al que el Papa Wojtyla sigue ofreciendo generosamente todas sus energías, sin dejarse rendir por la edad o por los quebrantos de salud.

«El Santo Padre camina hacia el año 2000, al frente de la humanidad, llevando la cruz de Jesús. Así se parece más al divino Redentor.

«Él mismo lo ha hecho notar en una alocución dominical -Ángelus- pronunciada desde su habitación del hospital Gemelli: "¿Cómo me presentaré yo ahora -comentaba- a los potentes del mundo y a todo el pueblo de Dios? Me presentaré con lo que tengo y puedo ofrecer: con el sufrimiento. He comprendido -decía- que debo conducir a la Iglesia de Cristo hacia el tercer milenio, con la oración, con múltiples iniciativas (como la que actualmente está viviendo toda la Iglesia: un trienio de preparación propuesto en su carta Tertium millenium adveniente); pero he visto que esto no basta: necesito llevarla también con el sufrimiento"».

Nació al Reino de Dios, el 2 de abril de 2005, El 28 de junio del mismo año se inició su causa para la beatificación, misma que se realizó el 1 de mayo, Segundo Domingo de Pascua del año 2011, Día de la Divina Misericordia, en ceremonia presidida por S.S. Benedicto XVI.
Oración para implorar favores por intercesión del
Beato Juan Pablo II


Oh Trinidad Santa,
Te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II
y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de
la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor.

Él, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal
intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen
Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana
ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.

Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que
imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de
tus santos.
Amén.


La religiosa francesa Marie Simon Pierre revela detalles inéditos de su curación obtenida por intercesión del nuevo Beato en el siguient VÍDEO, este fue el milagro aprobado para la beatificación de Juan Pablo II.
 
 

Juan Pablo II 

  
Beato Juan Pablo II
Papa de la Iglesia católica
16 de octubre de 1978 - 2 de abril de 2005
JohannesPaul2-portrait.jpg
Juan Pablo II en 1993.
Ordenación1 de noviembre de 1946
por Adam Stefan Sapieha
Consagración episcopal28 de septiembre de 1958
por Eugeniusz Baziak
Proclamación cardenalicia26 de junio de 1967
por Pablo VI
SecretarioStanisław Dziwisz
PredecesorJuan Pablo I
SucesorBenedicto XVI
Cardenales creadosVéase categoría
Información personal
Nombre secularKarol Józef Wojtyła
NacimientoBandera de Polonia Wadowice, Polonia
18 de mayo de 1920
FallecimientoFlag of the Vatican City.svg Ciudad del Vaticano
2 de abril de 2005
(84 años)
Santidad
Beatificación1 de mayo de 2011
por Benedicto XVI
Festividad22 de octubre

FirmaFirma de Beato Juan Pablo II
John paul 2 coa.svg
Totus tuus, Maria, ego sum
Ficha en catholic-hierarchy.org
Juan Pablo II (en latín, Ioannes Paulus II), de nombre secular Karol Józef Wojtyła[1] (Wadowice, Polonia, 18 de mayo de 1920Ciudad del Vaticano, 2 de abril de 2005), fue el 264.º papa de la Iglesia católica y jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano desde el 16 de octubre de 1978 hasta su muerte en 2005.[2]
Tras haber sido obispo auxiliar (desde 1958) y arzobispo de Cracovia (desde 1962), se convirtió en el primer papa polaco en la historia, y en el primero no italiano desde 1523. Su pontificado de casi 27 años ha sido el tercero más largo en la historia de la Iglesia católica, después del de San Pedro (se cree que entre 34 y 37 años, aunque su duración exacta es difícil de determinar) y el de Pío IX (31 años).
Juan Pablo II ha sido aclamado como uno de los líderes más influyentes del siglo XX, recordándoselo especialmente por ser uno de los principales símbolos del anticomunismo,[3] y por su lucha contra la expansión del marxismo por lugares como Iberoamérica, donde combatió enérgicamente al movimiento conocido como la teología de la liberación, con la ayuda de su mano derecha, y a la postre sucesor, Joseph Ratzinger.
Jugó asimismo un papel decisivo para poner fin al comunismo en su Polonia natal y, finalmente, en toda Europa, así como para la mejora significativa de las relaciones de la Iglesia católica con el judaísmo, el islam, la Iglesia ortodoxa oriental, y la Comunión Anglicana.
De entre los hechos más notorios de su pontificado destaca el intento de asesinato que sufrió el 13 de mayo de 1981, mientras saludaba a los fieles en la plaza de San Pedro, a manos de Mehmet Ali Agca, quien le disparó a escasa distancia desde la multitud. Tiempo después el terrorista fue perdonado públicamente por el pontífice en persona.
Fue uno de los líderes mundiales más viajeros de la historia, visitando 129 países durante su pontificado, hablando además los idiomas siguientes: italiano, francés, alemán, inglés, español, portugués, ucraniano, ruso, croata, esperanto, griego antiguo y latín, así como su natal polaco. Como parte de su especial énfasis en la llamada universal a la santidad, beatificó a 1.340 personas y canonizó a 483 santos, más que la cifra sumada de sus predecesores en los últimos cinco siglos. El 19 de diciembre de 2009, Juan Pablo II fue proclamado venerable por su sucesor, el papa Benedicto XVI, quien posteriormente presidió la ceremonia de su beatificación el 1 de mayo de 2011.

 Biografía

 Infancia y juventud

Karol Józef nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, un pueblo de Polonia cercano a Cracovia.
Era el menor de los tres hijos del matrimonio integrado por Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska. Su madre era una ferviente católica, y se las arregló para que su hijo naciera cerca de un templo, pues quería que lo primero que oyera su hijo fueran los "cánticos a Dios". Cuando Karol aún era muy pequeño, su madre le decía a otras mujeres: "Verán que mi pequeño Karol será una gran persona". Su madre falleció en 1929, cuando él tenía nueve años. Su hermana Olga había muerto antes de que él naciera. Su hermano mayor Edmund, que era médico, murió en 1932 por contagio de una enfermedad cuando curó a un hombre de condición humilde. Junto con su padre, Karol se trasladó a Cracovia para iniciar sus estudios en la Universidad Jagellónica. Su padre, un suboficial del ejército polaco, murió en 1941 durante la ocupación de Polonia por la Alemania nazi.[4] Su padre siempre lo guio en el camino de la fe y el amor cristiano.
Al terminar sus estudios de educación media, una época en la que destacó como consumado ajedrecista (llegando a proclamarse vencedor en varios campeonatos estudiantiles), se matriculó en la Universidad Jagellónica de Cracovia y también en una escuela de teatro. Cuando las fuerzas de ocupación alemanas cerraron la Universidad, en septiembre de 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar que lo deportaran a Alemania. Fichado por la Gestapo, se refugió en una buhardilla de Cracovia. En esa época se unió al grupo del célebre actor polaco Mieczysław Kotlarczyk, creador del teatro Rapsódico, con el cual interpretó papeles de contenido patriótico.
Durante la ocupación alemana de Polonia, cultivó especialmente la cultura, el teatro y las amistades, en el contexto del grupo Unia, formado por jóvenes católicos que pretendían resistir, tanto de forma pacífica (así Wojtyła) como de acción (ayudando directamente a los judíos o haciendo uso de la violencia), a la ocupación nazi.[5] Posteriormente, su situación se complicó y debió refugiarse en los subterráneos del arzobispado de Cracovia.
Importante para su crecimiento espiritual fue la persona de un sastre, Jan Tyranowski, quien le dio a leer a San Juan de la Cruz. Se conocieron en 1940; Tyranowski reunía a un grupo de jóvenes.
Uno de los sitios donde más le gustaba ir a rezar y descansar era Kalwaria Zebrzydowska.[cita requerida]

 Educación pastoral

 
Karol Wojtyła como sacerdote en Niegowić, Polonia, 1948.
En 1943 ingresó en el seminario clandestino que había fundado Monseñor Adam Stefan Sapieha, cardenal arzobispo de Cracovia, iniciando la carrera de Teología. Fue ordenado sacerdote de la Iglesia Católica el 1 de noviembre de 1946 en la capilla privada arzobispal.
Poco después se trasladó a Roma para asistir a los cursos de la Facultad de Filosofía del Pontificio Ateneo Angelicum, obteniendo el doctorado en Teología con la tesis El acto de fe en la doctrina de San Juan de la Cruz.
En 1948 regresó a Polonia y ejerció su primer ministerio pastoral como vicario coadjutor de la parroquia de Niegowić, en los alrededores de Cracovia, durante trece meses. En noviembre de ese mismo año obtuvo la habilitación para ejercer la docencia en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica. El 17 de agosto de 1949 se trasladó como vicario a la parroquia de San Florián, en Cracovia, donde ejerció el ministerio durante dos años, alternándolo con su trabajo de consejero de los estudiantes y graduados de la universidad estatal de esa ciudad.
Era muy popular entre los estudiantes, con los que iba muchas veces de excursión, cosa que no era común en aquellos tiempos, pues podía llamar la atención de las autoridades policiales.
Nombrado profesor de Teología Moral y Ética Social del seminario metropolitano de Cracovia el día 1 de octubre de 1953, comenzó en 1954 a impartir clases de Ética en la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica de Lublin, en la que dos años después fue nombrado director de dicha Cátedra.

 Obispo en Polonia

 
Visita a la Iglesia de la Visitación de la Santísima Virgen María, en Cracovia. Comienzos de junio de 1967, poco antes de ser nombrado cardenal.
El 4 de julio de 1958, el Papa Pío XII lo consagró obispo auxiliar de la arquidiócesis de Cracovia, bajo el administrador apostólico, arzobispo Eugeniusz Baziak.
A partir del 11 de octubre de 1962, comenzó a tomar parte activa en el Concilio Vaticano II, destacando sus puntualizaciones sobre el ateísmo moderno y la libertad religiosa. Realizó una importante contribución a la elaboración de la constitución Gaudium et spes. El Cardenal Wojtyła participó también en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos, anteriores a su Pontificado.[6] El 8 de diciembre de 1965 pasó a formar parte de las congregaciones para los Sacramentos y para la Educación Católica, y del Consejo para los Laicos. En 1962, al morir el arzobispo Baziak, fue nombrado vicario capitular y el 30 de diciembre siguiente el Papa Pablo VI lo consagró arzobispo de Cracovia. El 29 de mayo de 1967 fue nombrado cardenal, lo que le convirtió en el segundo más joven de la época, con 47 años de edad.

 Pontificado

 
El papa Juan Pablo II en 1993, durante la visita del presidente estadounidense, Bill Clinton.
El 28 de septiembre de 1978 murió Juan Pablo I en circunstancias no aclaradas, tras un pontificado de 33 días. El 16 de octubre de 1978, tras dos días de deliberaciones del cónclave, Wojtyła fue elegido sucesor de San Pedro, adoptando el nombre de Johannes Paulus pp II (Juan Pablo II), y convirtiéndose, con 58 años, en el Papa más joven del siglo XX y en el primero no italiano desde el neerlandés Adriano VI (1522-1523). El 5 de noviembre visitó Asís, en el primero de sus 144 viajes por Italia.
El 25 de enero de 1979 comenzó el primero de sus 104 viajes fuera de Italia, a República Dominicana y México. El último fue el 14 de agosto de 2004 al santuario mariano de Lourdes, en Francia. En total visitó 129 países diferentes, algunos de ellos varias veces. [7]
Juan Pablo II se propuso el gran objetivo de posicionar a la Iglesia como faro y guía del mundo contemporáneo. Ello en cinco direcciones:
  • Nueva evangelización: mediante una renovación de la fidelidad a la persona de Jesús de Nazaret y su mensaje de amor universal, en especial hacia los marginados y desfavorecidos, anunciándolo a todos los pueblos, con gran preocupación por la descristianización de Europa.
  • Ecumenismo: mediante el diálogo y el encuentro con las demás iglesias cristianas y todas y cada una de las confesiones religiosas.
  • Compromiso ético y social: asumiendo la defensa de la dignidad de la persona y los derechos humanos, así como la promoción de la diversidad cultural de los pueblos y el impulso de la justicia social y la moral personal. Ha sido en este punto donde Juan Pablo II ha sido más discutido, al oponerse por igual a las dictaduras marxistas y al capitalismo liberal y, muy especialmente, en su condena del aborto, la contracepción y la fecundación artificial, en aras a la defensa de la vida y la familia. En este terreno Juan Pablo II ha mostrado una clara desconfianza hacia lo que consideraba una cultura de la muerte fruto de un materialismo occidental, al que veía como hedonista, relativista e insolidario.
  • Lucha por la paz: a través de la mediación en múltiples conflictos y la condena enérgica de la guerra y la carrera de armamentos, así como la incentivación de iniciativas de reconciliación y el combate de las desigualdades.
  • Rigor doctrinal: Juan Pablo II ha condenado las posiciones más extremas de la Teología de la Liberación pero ha sido más contundente con el ala más conservadora del catolicismo al excomulgar a monseñor Marcel Lefebvre y desautorizar su movimiento. Juan Pablo II ha dado reconocimiento a teólogos en su día sancionados o cuestionados por sus posiciones aperturistas, creándolos cardenales (Hans Urs von Balthasar, Henri de Lubac, Yves Congar o Walter Kasper, a quien puso al frente de la acción ecuménica de la Iglesia). Sin embargo, a través de la Congregación de la Doctrina de la Fe, presidida por Joseph Ratzinger fue inflexible con Hans Küng, ya condenado por Pablo VI, y con Bernhard Häring o Leonardo Boff, debido a sus posiciones reformistas en materia de teología dogmática y moral y su oposición al magisterio papal. Juan Pablo II se ha mostrado desfavorable a dar de comulgar a los divorciados vueltos a casar, al matrimonio de los sacerdotes y a la ordenación de las mujeres.[cita requerida]
 
Juan Pablo II en su visita a Brasil.
A lo largo de sus casi 27 años de pontificado nombró a un total de 232 cardenales.
Como Papa, Wojtyła impuso un estilo desusado al desechar la silla gestatoria usada por sus antecesores para mostrarse en público, se puso a nivel de la calle y de las multitudes, mostrando sus simpatías por niños y adolescentes. Debido a sus múltiples viajes al extranjero fue conocido entre los medios de comunicación, en particular en América Latina, como «el atleta de Dios», «el caminante del Evangelio», el «Papa viajero» o el «Papa peregrino».[8]
Durante su prolongado mandato, Juan Pablo II superó numerosas marcas: no sólo fue el pontífice más viajero hasta el momento, sino también el que proclamó más santos y beatos durante su pontificado (el número de santos y beatos elevados a los altares por él equivale al llevado a cabo en los cuatrocientos años anteriores).
Antes de ser elegido Papa, Wojtyła, poeta, filósofo y dramaturgo, había escrito la obra teatral El taller del orfebre,[9] convertida en ópera rock y siendo presentada en España en los inicios de los años 1980.
 
Juan Pablo II en 2004.
El 13 de mayo de 1981 Mehmet Ali Ağca disparó contra el Papa, mientras éste se desplazaba por la Plaza de San Pedro en un vehículo abierto. El pontífice fue herido en la mano, brazo y abdomen. Pocos años más tarde en diciembre de 1983, el Papa lo visitó a la cárcel de Rebibbia, conversó con él y le otorgó el perdón. El atentado motivó la construcción de un vehículo especial con cristales blindados diseñado especialmente para este tipo de actos y que fue popularmente bautizado como Papamóvil. Desde aquella agresión comenzó a sufrir diversos problemas de salud: además de las dificultades que tuvo para recuperarse de las heridas de bala que sufrió en el estómago y en una mano, padeció luego un cáncer de intestino, la fractura del fémur y de un hombro y, desde los años 1990, tuvo que sobrellevar la enfermedad de Parkinson, de origen genético.
Esto no impidió que, a fines de los años 80, su actuación en Polonia y su influencia en los acontecimientos que se producían en el entonces bloque comunista contribuyeran de modo considerable a la caída de los regímenes de Europa del Este, según coinciden numerosos historiadores.
El 1 de julio de 1986, Juan Pablo II visitó Colombia —como consecuencia de la tragedia de Armero en Tolima— y fue al lugar de los hechos, y frente a una gran cruz oró por un rato y nombró el sitio como lugar santo en honor a los 25.000 muertos de esa trágica escena que tuvo que vivir el pueblo colombiano una semana después del holocausto de la toma del Palacio de Justicia en Bogotá, en el cual murieron 80 personas (o incluso más).
Más de una década después, y pese a su implacable deterioro físico, en marzo de 2003 Juan Pablo II se opuso con todas sus fuerzas y autoridad a la invasión estadounidense de Irak.[10] En esa misión evidenció la misma determinación que había mostrado al inicio de su pontificado para mediar el Conflicto del Beagle entre Argentina y Chile en 1978, cuando se encontraban al borde de un enfrentamiento.
Entre los principales episodios de su pontificado está la primera visita de un Papa a una iglesia luterana (Roma, 1983), la primera a una sinagoga (Roma, 1986), la Jornada Mundial de Oración por la Paz (Asís, 1986) y la excomunión del obispo Marcel Lefebvre (1988). Ese año se produjo un hecho histórico: Juan Pablo II visitó un país ortodoxo, Grecia, y entró en una mezquita, la de Damasco (Siria), siendo la primera vez que un Pontífice católico pisaba una mezquita y oraba en su interior.
 
Juan Pablo II en 2004.
Asimismo, figuran el primer encuentro de un Papa con una comunidad musulmana (Casablanca, 1985), el Año Santo de 1983, a partir del cual creó las Jornadas Mundiales de la Juventud,[11] celebradas en Roma (varias veces), Buenos Aires (Argentina), Santiago de Compostela (España), Denver (Estados Unidos), Manila (Filipinas), Czestochowa (Polonia), París (Francia), Toronto (Canadá), Colonia (Alemania), Sídney (Australia), Madrid (España) y Río de Janeiro (Brasil) próximamente en el 2013.
También destaca el encuentro con el último presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov,[12] en diciembre de 1989, la normalización de la Iglesia Católica en los países europeos hasta entonces comunistas, y la visita realizada en enero de 1998 a Cuba, donde fue recibido con todos los honores por Fidel Castro.[13]
Aparte de sus catorce encíclicas, con Juan Pablo II se han publicado los nuevos Códigos de Derecho Canónico Latino[14] (1983) y Oriental, así como el Catecismo Universal de la Iglesia Católica[15] (1992), fruto del sínodo especial de obispos de 1985, dedicado al Concilio Vaticano II.
Juan Pablo II pidió perdón por los errores cometidos por la Iglesia Católica[16] [17] entre ellos, el del científico italiano Galileo Galilei (1564 - 1642) a quien la Inquisición le hizo retractarse de sus teorías heliocéntricas el 22 de junio de 1633.[18]
Su gran deseo, que materializó, fue llegar al año 2000, abrir la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro e introducir la Iglesia en el tercer milenio con el Jubileo del año 2000.[19] En la primavera de 2000 pudo por fin pisar Tierra Santa.[20] Visitó el Monte Nebo, donde (según la Tanaj o Antiguo Testamento) el profeta Moisés vio la Tierra Prometida antes de morir; Belén, Jerusalén, Nazaret y varias localidades de Galilea.
Durante ese viaje, Juan Pablo II, el primero en reconocer en 1986 los derechos nacionales del pueblo palestino[21] y entablar relaciones diplomáticas plenas con Israel en 1994,[22] ofició misa en la Plaza del Pesebre de Belén, pidió perdón en el Muro de las Lamentaciones y en el Museo del Holocausto por los errores cometidos por los cristianos que persiguieron a los judíos y celebró misa en el Santo Sepulcro.
Al concluir su pontificado con su muerte, Juan Pablo II dejó pendientes dos viajes: uno a Moscú, ante la oposición del patriarca ortodoxo Alejo II, que acusaba a la Iglesia Católica de "proselitismo" en su área de influencia y otro a China, donde el régimen comunista prohíbe la obediencia de la Iglesia Católica china a la Santa Sede, además de haber conflictos con el Vaticano a causa del reconocimiento de Taiwán desde 1949.

 Muerte

 
Exposición de los restos mortales de Juan Pablo II, 5 de abril de 2005. A su lado se lo ve al entonces vicepresidente argentino, Daniel Scioli.
Tras una fractura en el cuello del fémur,[23] su salud empezó a ser objeto de numerosas especulaciones debido al deterioro físico sufrido y a su avanzada edad, que se incrementaron hasta su fallecimiento en 2005. En aquel año tuvo que ser hospitalizado por un síndrome de dificultad respiratoria. Se le realizó una traqueotomía a mediados de marzo. Hacia finales del mismo mes su estado se agravó y entre el 31 de marzo y el 1 de abril sufrió una septicemia por complicación de una infección de vías urinarias.
Falleció el 2 de abril de 2005 a las 21:37 (hora de Italia). Pocos minutos después, Monseñor Leonardo Sandri anunció la noticia a las personas congregadas en la Plaza de San Pedro y al mundo entero. Los días después de su muerte, algunos periódicos publicaron que su última palabra fue "Amén", sin embargo el Vaticano desmintió esta versión y afirmó que las últimas palabras fueron en polaco: "Pozwólcie mi iść do domu Ojca" (Déjenme ir a la casa de mi Padre). La muerte fue comprobada por el cardenal camarlengo Eduardo Martínez Somalo. El Camarlengo comunicó la muerte al cardenal Camillo Ruini, como "Vicario para la Urbe" y el Cardenal-Decano del Colegio cardenalicio, Joseph Ratzinger, informó oficialmente a todos los Cardenales convocándolos al Cónclave,[24] al declararse la Sede Vacante.
Al ser anunciada su muerte, en medio del rezo del Rosario, el público presente en la Plaza de San Pedro prorrumpió en nutridos aplausos. Las luces de su habitación en el Vaticano se apagaron por un instante para comunicar de esta manera el momento de su fallecimiento, pero luego fueron encendidas nuevamente y así permanecieron.
Su muerte se produjo debido a una septicemia y a un colapso cardiopulmonar irreversible, agravado por su enfermedad de Parkinson. Tenía 84 años y 11 meses. En su agonía, le dictó a su secretario, Stanisław Dziwisz, una carta en la que decía:
"Soy feliz, séanlo también ustedes. No quiero lágrimas. Recemos juntos con satisfacción. En la Virgen confío todo felizmente". El portavoz del Papa, Joaquín Navarro Valls afirmó inicialmente que el pontífice, en sus últimos momentos, dedicó unas palabras a la multitud, sobre todo gente joven, reunida en la Plaza de San Pedro (Yo los he buscado y ahora ellos vienen a buscarme, les doy las gracias), haciendo el gesto de la bendición hacia la ventana de sus aposentos, hacia los fieles apostados en la Plaza de San Pedro. Sin embargo, el médico que certificó la muerte ha señalado que el Papa permaneció inconsciente durante los últimos cincuenta minutos de su vida y que, por lo tanto, tales frases tuvo que decirlas al menos una hora antes de su fallecimiento.[cita requerida]
 
Su funeral.
Los funerales manifestaron el alto grado de aprecio que sentían por Juan Pablo II, no sólo mandatarios de muchos países,[25] sino también gente de toda condición social. Tuvieron una alta resonancia política por algunos gestos inesperados, como el saludo entre los mandatarios de Israel, Irán y Siria.[26]

 Juan Pablo Magno

Después de su muerte, muchos católicos, desde el cardenal británico Cormac Murphy-O'Connor hasta el periódico no oficial del Vaticano L'Osservatore Romano, o su sucesor Benedicto XVI se han referido a Juan Pablo II como Juan Pablo Magno. Aún no se sabe si este póstumo título se impondrá, ya que no existe ningún procedimiento formal para asignar este apelativo.
Muchos seguidores del pontífice demandaron que fuese canonizado tan pronto como fuera posible, gritando Santo Subito ("Santo ya") durante los actos de exposición pública de sus restos mortales y misas de funeral.

 Proceso de beatificación

 
Tumba de Juan Pablo II en las grutas vaticanas, hasta mayo de 2011.
El 13 de mayo de 2005, el cardenal Camillo Ruini, Vicario para la ciudad de Roma, dio formalmente por iniciado el proceso de beatificación de Juan Pablo II; para ello, Benedicto XVI concedió el 28 de abril dispensa del plazo de cinco años de espera después de la muerte requerido por el derecho canónico para iniciar el proceso de beatificación, de modo similar a como hizo el mismo Juan Pablo II con el proceso de beatificación de la Madre Teresa de Calcuta.
El 2 de abril de 2007, dos años después de su muerte, concluyó la fase diocesana del proceso de beatificación, reuniéndose todos los testimonios sobre su vida y los presuntos milagros, entre los que destaca el de la monja francesa Marie Simon Pierre, quien aseguró haber sido curada de la enfermedad de Parkinson gracias a la intercesión del Pontífice, que había fallecido dos meses antes.
En una misa que se celebró en la Plaza de San Pedro el mismo día, el papa Benedicto XVI aseguró que el proceso avanza "con rapidez".[27] En tal fecha, finalizada la primera fase de su proceso de canonización, le fue concedido el título de Siervo de Dios.[28]
El 19 de diciembre de 2009, Benedicto XVI lo declaró Venerable. Un milagro atribuido a su intercesión fue analizado y considerado inexplicable según la ciencia, por lo que tras diversas reuniones el papa Benedicto XVI autorizó la beatificación de Juan Pablo II en enero de 2011.[29] [30] [31] La ceremonia de beatificación se llevó a cabo el 1 de mayo de 2011.
A principios de 2011 el padre Federico Lombardi, Portavoz de la Casa Pontificia, anunció la fecha de la beatificación[32] y el traslado de sus restos mortales, que hasta entonces se encontraban en la cripta vaticana, hasta la capilla de San Sebastián de la Basílica de San Pedro, contigua a la de la Piedad de Miguel Ángel, en donde podrá ser venerado con culto público por fieles y peregrinos.
Este proceso de beatificación ha sido catalogado como el más corto de la historia moderna de la Iglesia Católica, ya que duró seis años y 30 días, superando en un mes el proceso de beatificación de Teresa de Calcuta.[33] A pesar de ello, y según las declaraciones de Lombardi, el proceso se han hecho de manera minuciosa, con completos estudios sobre el milagro de la curación de Sor Marie Simon, así como al resto de su vida, declarando según el decreto papal a Juan Pablo II como digno de veneración por un sacerdocio limpio e intachable y una vida ejemplar y digna de admiración cristiana.

 Relaciones internacionales

Al inicio del pontificado de Juan Pablo II, la Santa Sede tenía relaciones diplomáticas con 84 estados. Al fallecer este Papa, las tenía con 173. Igualmente, participa como miembro de pleno derecho o como observadora en varios organismos internacionales y regionales.
Las 104 visitas internacionales de Juan Pablo II fueron realizadas mayoritariamente en su doble calidad de jefe de estado y el de cabeza de la Iglesia Católica. Por ello el gesto del jefe de estado del país receptor (si es de cultura cristiana) de saludarle primero con la mano (tratándose del encuentro de dos jefes de estado) y eventualmente después con la clásica reverencia y besamanos. El primer viaje que Su Santidad Juan Pablo II hizo fue a Santo Domingo, República Dominicana desde donde se trasladó a México, al que él llamaba "México siempre fiel", una frase que se ha vuelto inmortal. Los países de América Latina que más visitó, fueron México en cinco ocasiones, Brasil en cuatro, Guatemala en tres (que le servía incluso de sede para visitar otros países cercanos),Nicaragua en dos ocasiones al igual que El Salvador y Venezuela.
Juan Pablo II demostró además ser un hábil diplomático, recién asumido su pontificado debió enfrentar en diciembre de 1978 la crisis prebélica existente entre Argentina y Chile[34] a causa de la aplicación del Laudo Arbitral dictado por la Reina Isabel II de Inglaterra referente al conflicto del Canal Beagle. En momentos en que ambas naciones tenían sus tropas desplegadas a lo largo de la frontera, existen incluso evidencias que indicarían el inicio de las operaciones militares. Juan Pablo II, aprovechando los vínculos de los militares con la Iglesia, influyó decisivamente en impedir el inicio de las hostilidades enviando al Cardenal Antonio Samoré como su representante, obteniendo la separación de las fuerzas y el inicio de un proceso de mediación que culminaría el 29 de noviembre de 1984 con la firma del Tratado de Paz y Amistad[35] entre ambos países.
Fue un extraordinario políglota, ya que no sólo llegó a dominar el polaco, esperanto, griego clásico, latín, italiano, francés, español, portugués, inglés y alemán, sino que también tuvo suficientes conocimientos del checo, lituano, ruso y húngaro, además tenía conocimientos de japonés, tagalo y varias lenguas africanas. Fue un gran deportista en su juventud. Ha sido el primer Papa en hacer uso intensivo de los medios de comunicación y, en especial, de Internet para hacer llegar su mensaje, además de tener acercamientos con líderes de religiones tales como la judía, musulmana, ortodoxa y tibetana (a través del Dalái Lama), entre otras.

Resonancia de su pontificado

 
Estatua de Juan Pablo II con Nuestra Señora de Guadalupe. [36]
Con uno de los pontificados más largos de la historia, son muchos los hechos significativos en el mismo. Respecto de la política mundial, poco antes de su muerte, la BBC comentó, refiriendo una significativa toma de postura de Mijail Gorbachov: "El Papa —le dijo Gorbachov entonces a su esposa Raisa— es la autoridad moral más importante del mundo y es eslavo". El entendimiento entre ambas personalidades sin duda facilitó el camino hacia la democracia en el bloque oriental".[37] En palabras de Wojciech Jaruzelski, último mandatario en la Polonia comunista, la visita de Juan Pablo II a Polonia en 1979, fue el "detonador" de los cambios.[38] Con ocasión de su fallecimiento, el presidente del Parlamento Europeo, el socialista Josep Borrell, escribía:
Me inclino con respeto ante la memoria de esa gran personalidad que ha marcado de forma determinante la historia del último cuarto de siglo. (...) Imponía el respeto por la claridad de sus opiniones y por la sinceridad de sus continuos esfuerzos en favor de la justicia, la paz y el respeto de la dignidad y de los derechos humanos. Nadie olvidará sus gestos de apertura y diálogo dirigidos a los representantes de las demás religiones, particularmente durante los encuentros de Asís. La historia recordará el determinante empeño de Juan Pablo II en la reconducción de los Estados de Europa Central y Oriental hacia la democracia y la libertad. Recordará, asimismo, su actividad, a menudo discreta pero decidida, en favor del diálogo entre los pueblos y los Estados en conflicto y por la reanudación de las negociaciones entre los Estados de Oriente Próximo.[39]
El canciller alemán Gerhard Schröder, declaraba que el Papa había «influido en la integración pacífica de Europa de muchas formas. Por sus esfuerzos y por su impresionante personalidad, ha cambiado nuestro mundo».[40]
Se destaca también su empeño en pro de los derechos humanos: "Su empeño como pontífice fue no sólo el difundir el Evangelio, sino el transformar el papado romano en el portavoz de los derechos humanos". [41]
El balance de su vida, desde un punto de vista religioso y personal, lo trazó el entonces Cardenal Ratzinger —luego Benedicto XVI— en el funeral por Juan Pablo II:
«Sígueme», dice el Señor resucitado a Pedro, como su última palabra a este discípulo elegido para apacentar a sus ovejas. «Sígueme», esta palabra lapidaria de Cristo puede considerarse la llave para comprender el mensaje que viene de la vida de nuestro llorado y amado papa Juan Pablo II.[42]
Entre distintas condecoraciones, fue considerado dos veces Una de las 100 personas más influyentes de la revista Time y en 1994, fue nombrado Persona del año.

Controversias sobre su pontificado

Juan Pablo II tuvo que afrontar durante su pontificado y también tras su muerte diferentes controversias tanto a nivel interno de la Iglesia como en el encuentro con el mundo contemporáneo. Entre estas controversias la más célebres fueron:
Los extensos y trabajados documentos de la Congregación destacan aquellos puntos que son incompatibles con la doctrina católica.[43]
  • Otras críticas internas provinieron de los sectores más tradicionales, especialmente debido a la excomunión del obispo francés Marcel Lefebvre, líder del movimiento tradicionalista conocido como la Fraternidad de San Pío X, el 1 de julio de 1988 por consagrar a cuatro obispos sin autorización formal. Juan Pablo II, además de explicitar su tristeza por esa actitud,[44] señaló las razones de la decisión en la Carta apostólica Ecclesia Dei presentada en forma de motu proprio: «Ese acto ha sido en sí mismo una desobediencia al Romano Pontífice en materia gravísima y de capital importancia para la unidad de la Iglesia, como es la ordenación de obispos, por medio de la cual se mantiene sacramentalmente la sucesión apostólica. Por ello, esa desobediencia —que lleva consigo un verdadero rechazo del Primado romano—constituye un acto cismático».[44] Ya fallecidos Lefebvre y Juan Pablo II, y luego de recibir «el compromiso expresado» por monseñor Bernard Fellay en su nombre y en el de los otros obispos consagrados de «ser y permanecer católicos», de aceptar «todas sus enseñanzas con ánimo filial» y de creer «firmemente en el primado de Pedro y en sus prerrogativas», la censura de excomunión latae sententiae declarada por la Congregación para los Obispos el 1 de julio de 1988 fue levantada por esa misma Congregación el 21 de enero de 2009 «como signo para promover la unidad en la caridad de la Iglesia universal, y por su medio, llegar a remover el escándalo de la división».[45]
  • Juan Pablo II se mantuvo fiel a las normas de moral sexual emanadas de la encíclica Humanae Vitae, que recordaba la posición de la Iglesia a lo largo de los siglos sobre este tema (promulgada por Pablo VI en 1968). Al igual que Pablo VI esta posición recibió críticas por algunos sectores católicos que proclamaban un cambio de ideología en consonancia con los tiempos; condenó también el uso de anticonceptivos siguiendo a sus predecesores en el pontificado.[46] Dicha posición le atrajo duras críticas de sectores que ven a la misma como un obstáculo para la lucha y la prevención de enfermedades de transmisión sexual como el SIDA y el control de la natalidad en países en vías de desarrollo. Sin embargo, dentro de sus principios éticos dio explicaciones profundas a este problema[47] .
  • Su oposición a relajar las exigencias de celibato de los sacerdotes, especialmente después de las presiones de muchos grupos ante los escándalos de algunos ministros en diferentes países[cita requerida].
  • La posición de la mujer dentro de la Iglesia católica: en su vertiente doctrinal reafirmó la doctrina católica de que la mujer no puede ser ordenada sacerdote [48] y en su vertiente administrativa y de gobierno, la estructura de la Iglesia, formada íntegramente por hombres ordenados, no tiene a ninguna mujer en ningún puesto relevante. Paradójicamente y pese a la confirmación de esta antigua tradición, el pontificado de Juan Pablo II es el que más avances ha tenido en cuanto a la posición de la mujer en la Iglesia católica. Algunas mujeres llegaron a representar a la Iglesia de modo oficial en conferencias internacionales. Fue además el primer papa de la historia que escribió un documento extenso dedicado a la mujer, la Carta Apóstolica "Dignidad de la Mujer" en donde se puede leer: "En el Año Mariano, la Iglesia desea dar gracias a la Santísima Trinidad por el «misterio de la mujer» y por cada mujer, por lo que constituye la medida eterna de su dignidad femenina, por las «maravillas de Dios», que en la historia de la humanidad se han cumplido en ella y por medio de ella. En definitiva, ¿no se ha obrado en ella y por medio de ella lo más grande que existe en la historia del hombre sobre la tierra, es decir, el acontecimiento de que Dios mismo se ha hecho hombre?"[49]
  • El carácter ecuménico del pontífice: aunque la Iglesia católica adelanta los diálogos ecuménicos con las diferentes iglesias, en el caso de las iglesias protestantes no reconoce a sus ministros ni a sus celebraciones eucarísticas como válidas. Sin embargo, el bautismo de las iglesias protestantes es válido en virtud del antiguo credo ecuménico "un sólo bautismo", siempre y cuando sea de acuerdo a la fórmula trinitaria. Los partidarios de Juan Pablo II, por su parte, reconocen los enormes avances que ha habido en este campo en su pontificado y la correspondencia entre más de 400 años de separación de la Reforma protestante y un proceso de diálogo comenzado abiertamente durante el Concilio Vaticano II.
  • Intento de la Iglesia Católica de imponer sus opciones morales en el ámbito civil: los críticos expresan que en materia de asuntos relacionados con la moral sexual, como la oposición a la anticoncepción, al matrimonio entre personas del mismo sexo, la experimentación con carácter terapéutico con células madre, el aborto y la eutanasia, entre otros, es una interferencia de la Iglesia en el terreno de lo civil. A través de las conferencias episcopales o mediante la participación de la Santa Sede en numerosos organismos y conferencias internacionales, la Iglesia intenta incidir en la legislación a la que considera en contra de la naturaleza humana. Por su parte, la Iglesia, que confirma el principio de libre determinación de los pueblos, acude al derecho de participación democrática como otro sujeto social más con derecho a disentir. Por otra parte, el principal interlocutor de la doctrina y los dogmas de la Iglesia es el creyente y si bien la Iglesia y las iglesias consideran su mensaje moral de carácter universal por estar basado en la dignidad humana, el no creyente viene respetado en su libre albedrío, tal como viene expresado en el Magisterio, del cual Juan Pablo II no se apartó.[50]
  • También fue criticado por visitar países de gobierno dictatorial, como Chile bajo la dictadura de Pinochet o la Cuba de Fidel Castro, o por haber apoyado la labor del nuncio en Argentina durante la dictadura militar, Pío Laghi, que, según defensores de los derechos humanos[cita requerida] en Argentina, apoyó tácitamente la represión llevada a cabo por los militares. Al tiempo que esto ocurría, Juan Pablo II criticó públicamente[cita requerida], durante su visita a Nicaragua en 1983 a Ernesto Cardenal, por ocupar un cargo en el Gobierno sandinista, como ministro de educación del régimen que había derrocado la dictadura de Somoza en 1979. Estos incidentes fueron presentados por sus detractores como un alineamiento del papado con las dictaduras militares latinoamericanas. Sin embargo, para otros sectores, visitas como la efectuada a Cuba en 1998, constituyeron un intento del Papa por abrir la dureza de los regímenes, como hizo en Polonia, su propio país.
  • Ha sido también criticado por su excesiva proyección externa y su supuesta obsesión por las ceremonias multitudinarias, con la consiguiente presencia en medios de comunicación. Ello habría contribuido a trivializar la figura del papa, hasta el punto de que diversos ambientes católicos le acusan de haber convertido a la Iglesia en un espectáculo de masas y no en el lugar de espiritualidad profunda que debería ser[cita requerida]. El propio Juan Pablo II, sin embargo, solía justificar sus viajes por la oportunidad de hacer presente la doctrina de la Iglesia en todas partes;[51] muchas veces —afirman sus partidarios— su viaje ha sido ocasión de dar a conocer al mundo grandes injusticias que de otro modo habrían quedado oscurecidas, como las graves violaciones a la libertad y los derechos humanos en la Europa Oriental de entonces o los barrios de favelas en Brasil o el atraso económico de tantos países de África.

Documentos de Juan Pablo II[52]

 Encíclicas

Juan Pablo II redactó las 14 encíclicas siguientes (ordenadas cronológicamente y con enlace al texto completo).

Libros escritos por Juan Pablo II

  • Mi visión del hombre:[53] Colección de artículos sobre ética escritos antes que Wojtyła fuera elegido papa. En la primera parte de este libro se presenta una "Introducción a la ética", donde el autor expone su opinión sobre los principales temas que afectan al hombre, como el amor, la felicidad o la justicia. La segunda parte, "Ensayos de ética personalista", es una selección de escritos publicados en revistas especializadas. En estos textos Karol Wojtyła ofrece una significativa aportación para la fundación de una ética de tipo personalista y presenta al público en español la escuela ética de Lublin.
  • Amor y responsabilidad, Razón y Fe
  • Signo de contradicción
  • Persona y acción. Este libro, la obra filosófica más importante de Wojtyła, presenta la problemática de la acción y la persona, de cómo la acción nos ofrece el mejor acceso para penetrar en la esencia intrínseca de la persona y nos permite conseguir el mayor grado posible de conocimiento de la misma.
  • Poesías de Karol Wojtyła
  • Don y misterio: este libro fue publicado el 15 de noviembre de 1996. La ocasión de la publicación de este libro que ya marca el carácter personal y retrospectivo del escritor, es debido a que se celebraba su 50 aniversario de ordenación sacerdotal. Este libro es un testimonio muy personal pero a la vez abarcador de su vocación sacerdotal: recuerdos y reflexiones, sus memorias sobre los orígenes de su sacerdocio.[54]
  • ¡Levantáos! ¡Vamos!: libro publicado en mayo de 2004, poco menos de un año después de haber celebrado su vigésimo quinto aniversario como Sumo pontífice y a los 45 años de haber sido nombrado obispo, recoge sus íntimas reflexiones sobre su experiencia episcopal. Este libro complementa la exhortación post-sinodal Pastores gregis sobre el ministerio del obispo en la Iglesia del 16 de octubre de 2003. Wojtyła mismo indica que este libro fue tomando forma cuando escuchaba a los demás obispos dar sus testimonios sobre el ministerio episcopal durante el Sínodo de Obispos del año 2000 celebrado en Roma. El tono de este libro es muy parecido a “Don y misterio”. Karol Wojtyła era un hombre que ponderaba lo hermoso del paso de Dios por su vida y reflexionaba en su corazón profundo y emocionado, el amor misericordioso de un Dios Padre y tierno. En este escrito, obra de un anciano físicamente inválido, se evidencia el optimismo cristiano, la esperanza de un creyente ante el misterio de una vocación dificilísima, sobre todo después del Concilio Vaticano II. Wojtyła se alegra al revivir sus experiencias particulares. Hace confidencias y recorre los ríos, montañas, vecindarios, santuarios de su querida Polonia, rescata conversaciones con sus amigos y conocidos. Incluso relata palabras y gestos tales como los del arzobispo de Cracovia que, al recibirlo como obispo auxiliar, dice de él: “Habemus papam”.
  • Memoria e identidad
  • Tríptico romano. Meditaciones (2003): Karol Wojtyła afronta las grandes cuestiones de la vida y de su vida, penetrando en el misterio de su elección como papa e incluso en la de su sucesor. Consta de tres partes: la primera, "Arroyo", es una contemplación mística de la naturaleza. La segunda parte, "Meditaciones sobre el libro del Génesis en el umbral de la Capilla Sixtina", es una reflexión sobre el hombre, imagen de Dios, desde la Creación hasta el Juicio Final, inspirándose en la impresionante serie de imágenes de Miguel Ángel que preside el recinto, donde los cardenales se reúnen cada vez que van a elegir a un nuevo papa. La tercera parte, "Monte en la región de Moria", se basa en la evocación de Ur de Caldea, la patria de Abraham, y la conversación entre el patriarca y su hijo Isaac, al que Abraham estuvo a punto de sacrificar en el Monte Moria, como prueba de su lealtad a Dios.
  • Cruzando el umbral de la esperanza . Libro de entrevistas con el periodista Vittorio Messori. [55]

 Discografía

Juan Pablo II fue el primer papa que recurrió a los medios fonográficos para divulgar su mensaje, bien sea en forma de discursos, oraciones (como el Rosario) y cantos gregorianos entonados por él mismo. He aquí una relación aproximada de sus grabaciones:
AñoTítuloCompañía
1994Rosary (Rosario)Sony Music
1994Rosary (en idioma francés)Sony Music France
1994Rosary (en inglés y español)Sony Music
1994Rosary (en idioma latín)Sony Music
1995Rosary (en idioma portugués)Sony Music
1999Abbà PaterSony Music Italia
2003Mai Piu La GuerraEMI Music Italy

Documentos sobre Juan Pablo II

 Discografía

AñoTítuloIntérpreteCompañía
1989Cantos Religiosos y Bendición PapalVarios intérpretesOrfeón Discos
1995Papal Blessing/Ave MariaVarios intérpretesGateway Records
1998Poems From The PopeVittorio GassmanSourdough Records
1999From Rome To AméricaVarios intérpretesSourdough Records
2000The Gold Collection: Sings the Poetry of Pope John Paul IISarah VaughnFine Tune

Documentales

  • El Papa que hizo la historia producido por el Centro Televisivo Vaticano, distribuido por HDH Communications, 2006.
  • Juan Pablo II - Os cuento mi vida producido por NOVA-T, distribuido por HDH Communications, 2006.
  • Las Llaves del Reino - De Juan Pablo II a Benedicto XVI producido por el Centro Televisivo Vaticano, distribuido por HDH Communications, 2006.
  • Juan Pablo II - Su vida, su Pontificado producido por el Centro Televisivo Vaticano, distribuido por HDH Communications, 2006.
  • Juan Pablo II en los 90 (2001). Producido por el Centro Televisivo Vaticano, distribuido por HDH Comunications. Este programa fue emitido por varios canales de televisión, a principios del Siglo XXI.
  • Visita a Chile de Juan Pablo II (1997 - 2005) Producidos conjuntamente por el Centro Televisivo Vaticano y la Corporación de Televisión de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Canal 13) y HDH Comunications. Estos se repartieron en el Diario el Mercurio de Santiago.

Largometrajes

 Referencias

  1. Según la notación del Alfabeto Fonético Internacional, [ˈkaɾɔl ˈjuzɛf vɔiˈtɨwa].
  2. El número preciso de papas ha sido materia de extensa discusión por muchos siglos. El Diccionario de los papas de César Vidal Manzanares (1997) lista al papa Juan Pablo II (1978–2005) como 264º Papa.
  3. Garitagoitía, José Ramón (2004). Juan Pablo II y Europa. Madrid: Ediciones Rialp. p. 21. ISBN 84-321-3502-X. http://books.google.com.ar/books?id=Kq58qb_bi5YC&printsec=frontcover&dq=%22Juan+Pablo+II+y+Europa%22&hl=es&sa=X&ei=PjgvUbOMCNDx0wGIkIDoAQ&ved=0CC4Q6AEwAA. Consultado el 28 de febrero de 2013. «La evolución política experimentada en casi todos los países que hasta 1989 habían estado bajo la influencia de la URSS, puede considerarse, en parte, cosecha de lo sembrado por Juan Pablo II en los once años de pontificado transcurridos hasta ese momento. Es significativa, en ese sentido, la opinión de Massimo D'Alema, que en 1998 sería el primer ministro de Italia. En su opinión, particularmente interesante al proceder de las filas del Partido Comunista, Juan Pablo II fue "un protagonista en la caída del comunismo", y lo fue "por razones fundadas (...) El vacío espiritual de los países gobernados por los partidos comunistas era cierto, el Papa tenía razón" (El País, 14-XII-98).» 
  4. ACI Prensa (ed.): «Biografía de Juan Pablo II». Consultado el 19 de marzo de 2013.
  5. Cf. Andrea Riccardi, Juan Pablo II. La biografía, San Pablo, Madrid, 2011, págs. 69-70.
  6. Beato Juan Pablo II: Breve Biografía
  7. Cf. I Viaggi di Giovanni Paolo II - Dati Globali.
  8. México siempre fiel, Portal de noticias católicas: Juan Pablo II, 18 de marzo de 2006, enlace revisado el 16 de octubre de 2006
  9. Juan Pablo II: El Taller del Órfebre, meditaciones acerca del matrimonio expresada a veces en forma de drama, Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, ISBN 84-7914-766-0, 112 p.; 20x12 cm. 1-1ª edición, febrero de 2005
  10. Zenit: ¿POR QUE SE OPONE JUAN PABLO II AL USO DE LA FUERZA EN IRAQ? Las armas no solucionan las causas del conflicto y tienen efectos desproporcionados, Roma, 12 de febrero de 1998, enlace revisado el 16 de octubre de 2006
  11. Vaticano: Jornadas Mundiales de la Juventud, documentos fundamentales. Consultado el 16 de octubre de 2006
  12. Estrella Digital: Juan Pablo II, un Papa comprometido con la política y la paz mundial, Madrid, 16 de octubre de 2006 enlace revisado el 16 de octubre de 2006: El Papa recibiría a Gorbachov en otras dos ocasiones: el 18 de noviembre de 1990 y el 23 de septiembre de 1993, cuando la URSS ya había caído.
  13. Cuba socialista, revista teórica y política, Editada por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba: Juan Pablo II, hombre excepcional y luchador tesonero, incansable, La Habana, abril de 2005, enlace revisado el 16 de octubre de 2006
  14. Codice di Diritto Canonico, testo ufficiale e versione italiana, seconda edizione, Unione Editori Cattolici Italiani, Roma, 1984
  15. Catechismo della Chiesa Cattolica, Libreria Editrice Vaticana, 1993
  16. Agencia Católica de Información - ACI: Cómo entender el gesto del perdón, Vaticano, enlace revisado el 16 de octubre de 2006,
  17. ConoZe: ¿Por qué pide perdón el Papa? Debate entre teólogos e historiadores, enlace revisado el 16 de octubre de 2006
  18. Historias de la Historia: Galileo ¿Hereje?, Red Escolar, México, enlace revisado el 16 de octubre de 2006
  19. Vaticano: Jubilaeum AD 2000, documentos, enlace revisado el 16 de octubre de 2006
  20. El Mundo, España: El Papa visita la Tierra Santa, enlace revisado el 16 de octubre de 2006
  21. Zenit: El Papa pide que se respeten los derechos de los palestinos, Roma, 18 de septiembre de 1997, enlace revisado el 16 de octubre de 2006
  22. Relaciones Judeo-Cristianas, Comité Internacional de Enlace Católico-Judío, 17ª Reunión, New York, 1-3 de mayo de 2001, Comunicado Conjunto, traducción del inglés: Silvia Kot, enlace revisado el 16 de octubre de 2006
  23. El País
  24. VATICANO, 02 Abr. 05 / 03:01 pm por la Agencia ACIPRENSA
  25. Lista de los asistentes al funeral de Juan Pablo II. El País, 8 de abril de 2005.
  26. Comenta la agencia [EFE]: "El funeral de Juan Pablo II causó hoy sábado un terremoto político en Oriente Medio tras conocerse que los líderes de Irán y Siria, enemigos acérrimos de Israel, estrecharon la mano en Roma a su homólogo del Estado israelí. Los saludos que los presidentes iraní, Mohamed Jatamí, y sirio, Bachar Al Asad, intercambiaron en la capital italiana con su colega israelí, Moshé Katsav, han sido interpretados como algo más que una mera formalidad en una zona geográfica obnubilada por los gestos" (citado en Informativos Telecinco).
  27. Léase artículo de El Mercurio Online.
  28. http://www.vicariatusurbis.org/Beatificazione/spagnolo/LaCausa/Edicto.asp?ID=5 Causa de Beatificación y canonización del Siervo de Dios Juan Pablo II (enlace visto el 6-7-2009)
  29. Juan Pablo II, un paso más cerca de la santidad en La Nación del 19-12-2009 (consultado 19-12-2009)
  30. Promulgazione di decreti della Congregazione delle cause dei santi 19/12/2009
  31. Promulgazione di decreti della Congregazione delle cause dei santi 14/01/2011
  32. Texto completo del Decreto de Beatificación, según zenit.org
  33. [1] en Azteca Noticias el 14-01-2011 (consultado 14-01-2011)
  34. Armagedón, la Web de la Historia, Grupo Editorial Bitácora: La crisis militar entre Chile y Argentina de 1978, enlace revisado el 16 de octubre de 2006
  35. González, Marco Antonio, Fundación Jaime Guzmán E., Tratado de Paz y Amistad: Ejemplo de esfuerzo, vocación y talento, enlace revisado el 16 de octubre de 2006
  36. Tras la muerte del Pontífice, se lanzó una campaña bajo el lema Dale la llave de tu corazón, que convocaba a los mexicanos para realizar una escultura en honor de Juan Pablo II. La propuesta del artista Francisco Cárdenas Martínez, titulada Llaves de fe resultó la más votada entre 48. La estatua fue realizada enteramente con material proveniente de llaves donadas por el pueblo mexicano. Se recolectaron unos 7 millones de llaves equivalentes a unas 150 toneladas de metal. El 10 de febrero de 2007, la escultura fue entregada a las autoridades eclesiásticas en la Catedral Metropolitana de la ciudad de México.Fomento cultural - Grupo Salinas. «Dale la llave de tu corazón (Escultura JPII)» (en español). Consultado el 27 de abril de 2011.
  37. BBC Mundo (28 de marzo de 2005). «Karol Wojtyla, el Papa polaco» (en español). Consultado el 27 de abril de 2011. «El comentario de Gorbachov es inmediatamente posterior a su visita a Roma en 1989. En "La Stampa", Gorbachov declaraba ya en 1992 que lo sucedido en Europa del Este hubiera sido imposible sin la presencia de este Papa (véase La Stampa, 3 de marzo de 1992).».
  38. Sus palabras "That was the detonator" aparecen citadas en múltiples ocasiones, por ejemplo en la web de la Jewish World Review tras el fallecimiento del Papa.
  39. Mensaje de Josep Borrell de 4 de abril de 2005.
  40. Véase Aciprensa de 16 de abril de 2005.
  41. Artículo de la CNN citando a Marco Politi, autor del libro "His Holiness". http://www.cnn.com/SPECIALS/2005/pope/stories/legacy/index.html Página web de la CNN con ocasión del fallecimiento de Juan Pablo II; traducción propia.
  42. Homilía en la Misa de exequias, Plaza de San Pedro, viernes 8 de abril de 2005
  43. Véase Congregación para la Doctrina de la Fe: Libertatis nuntius. Instrucción sobre algunos aspectos de la "teología de la liberación" del 6 de agosto de 1984, en que se habla de "las graves desviaciones de ciertas "teologías de la liberación" (n. XI.1) y se anima a "la promoción humana y (...) una liberación auténtica" (n. XI.5; el capítulo XI, las conclusiones, contiene un resumen de los puntos en que el Magisterio de la Iglesia ve problemas en la Teología de la Liberación; sobre Leonardo Boff, véase Congregación para la Doctrina de la Fe: Notificación sobre el volumen «Iglesia: Carisma y poder», del P. Leonardo Boff, O.F.M.: en Acta Apostolicae Sedis 77 [1985] 758-759; sobre Hans Küng, el documento correspondiente es: Declaración acerca de algunos puntos de la doctrina teológica del profesor Hans Küng, de 15 de diciembre de 1979, en Acta Apostolicae Sedis 72 (1980) 90-92; este documento es anterior al nombramiento del cardenal Ratzinger como prefecto de la Congregación.
  44. a b Juan Pablo II (2 de julio de 1988). «Carta apostólica "Ecclesia Dei" del sumo pontífice Juan Pablo II en forma de "motu proprio"». Libreria Editrice Vaticana. Consultado el 26 de julio de 2011.
  45. Cardenal Giovanni Battista Re (24 de enero de 2009). «Decreto de la Santa Sede para levantar la excomunión de cuatro obispos consagrados por el arzobispo Marcel Lefebvre». Zenit. Consultado el 26 de julio de 2011.
  46. Muere el Papa Juan Pablo II. 20 minutos. 03.04.2005. http://www.20minutos.es/noticia/14196/15/. Consultado el 4 de octubre de 2008. 
  47. http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_25031995_evangelium-vitae_sp.html
  48. El canon 1024 del Código de Derecho Canónico dice que la ordenación sacerdotal será conferida exclusivamente a bautizados de sexo masculino.
  49. Carta a las mujeres de 1995, Carta Apostólica Mulieris Dignitatem de 1998, No. 31: En esta carta el Papa expresa la igual dignidad de la mujer y del hombre.
  50. Veritatis Splendor de (6 de agosto de 1993) y la Fides et Ratio de (14 de septiembre de 1998
  51. conoZe.com | ¿Por qué viaja tanto el Santo Padre?
  52. Se tiene acceso a todos sus documentos en la página de la Santa Sede
  53. Juan Pablo II (2005). Juan Manuel y Alejandro Burgos. ed. Mi visión del hombre: hacia una nueva ética (5ª edición). Palabra. ISBN 9788482391823. http://books.google.com/books?id=k0DLDxTdY-YC. 
  54. Don y misterio
  55. Juan Pablo II; Messori, Vittorio (2004). Cruzando el umbral de la esperanza . Nuevas Ediciones de Bolsillo. ISBN 978-84-9793-390-2. 

 Bibliografía

  • Documentos del Santo Padre Juan Pablo II: 1988-1999. Ciudad del Vaticano: Pontificia Comisión para América Latina, 1999
  • Juan Pablo II: Mi decálogo para el tercer milenio. Madrid: PPC, 1994: Se trata de una recopilación de la doctrina y pensamiento del papa Juan Pablo II, en torno a diez temas (la fe, la Iglesia, la oración, el amor, la historia, el mal, el trabajo, el mundo, la paz y las diversas religiones).
  • Juan Pablo II: Cincuenta palabras para el próximo milenio, edición de Saverio Gatea. Barcelona: Mondadori, 1998: Una recopilación.
  • Weigel, George (2000). Biografía de Juan Pablo II, testigo de esperanza. Plaza & Janés Editores. ISBN 978-84-01-37652-8. 
  • Andrea Riccardi (2011). Juan Pablo II: la biografía. San Pablo. ISBN 9788428538053. 

 Enlaces externos




Predecesor:
James Johnston Navagh
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Obispo titular de Ombi

1958-1964
Sucesor:
António de Castro Xavier Monteiro
Predecesor:
Adam Stefan Sapieha
Arcbishoppallium.png
Arzobispo de Cracovia

1964-1978
Sucesor:
Franciszek Macharski
Predecesor:
Francesco Bracci
CardinalCoA PioM.svg
Cardenal presbítero de San Cesáreo de Palatio

1964-1978
Sucesor:
Andrzej Maria Deskur
Predecesor:
Juan Pablo I
Emblem of the Papacy SE.svg
Papa

1978-2005
Sucesor:
Benedicto XVI
 
 
 
"Amar verdadera y plenamente sólo sabe aquel que es capaz de poseer su alma, poseerse a sí mismo: poseerse para convertirse en don para los demás.
Todo esto nos lo enseña Cristo no solo con su palabra, sino también con su ejemplo."

(Diálogo con los jóvenes en el Budokan de Tokio, 24 de febrero de 1981)

 Temas Varios sobre Juan Pablo II
Artículos sobre JPII
 
Escudo
de S.S. Juan Pablo II
 
 
El proceso de beatificación y canonización

El proceso de documentación de la vida y las virtudes de un santo o una santa no debe comenzar nunca antes de los cinco años desde su muerte. Este período de tiempo asegura que la fama de santidad de la persona se mantenga en el tiempo, y sólo puede ser acortado por el Sumo Pontífice. Esto se ha visto en dos ocasiones: fue de tres años para el proceso de la Madre Teresa de Calcuta, según lo dispuso el Papa Juan Pablo II; y fue inmediato en el caso del Papa Juan Pablo II, según lo dispuso su sucesor, el Papa Benedicto XVI.

Luego de concluidos los cinco años, o menos en caso de que lo haya dispuesto así el Sumo Pontífice, el Obispo de la diócesis en la cual murió el individuo con fama de santidad puede pedir a la Santa Sede que permita la iniciación de la Causa de Beatificación y Canonización. Si ningún Dicasterio Romano presenta objeciones, particularmente la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Obispo solicitante recibe el permiso o "nihil obstat" (no existe impedimento).

SIERVO DE DIOS

Una vez iniciada la Causa, el candidato es llamado "siervo de Dios"; por ejemplo, el siervo de Dios Karol Wojtyła o siervo de Dios Juan Pablo II.

Tribunal Diocesano: Proceso informativo

Durante esta primera fase, el Postulador establecido por la diócesis o el instituto religioso para impulsar la Causa debe recopilar testimonios sobre la vida y virtudes del siervo de Dios. Deben también recogerse y estudiarse los escritos públicos y privados del candidato. Esta fase documental del proceso puede demorar muchos años y concluye con la sentencia de un tribunal diocesano y la decisión final del obispo de que las virtudes heroicas del siervo de Dios han sido probadas, o por el contrario, de que no hay pruebas suficientes para demostrarlo. Los resultados son comunicados a la Congregación para las Causas de los Santos, a la que se presenta toda la documentación recogida, o Actas.

Congregación para las Causas de los Santos: Positio

Las Actas que surgen de la fase probatoria del proceso son encomendadas por la Congregación a un Relator nombrado de entre los miembros del Colegio de Relatores, que es parte de la misma Congregación, y cuya tarea consiste en supervisar la Causa durante todo el tiempo que dure el proceso. Junto con una comisión de teólogos designada por la Congregación, el Relator prepara la Positio que resume la vida y las virtudes del siervo de Dios, que, una vez lista, recibe la aprobación o desaprobación de dicha comisión de teólogos. Si el voto es favorable, la recomendación se entrega al cardenal, arzobispo y obispo miembros de la Congregación para que, a su vez, den su voto, que es el que define si la Causa prospera o si se desestima. De ser afirmativo el voto, la recomendación de un Decreto de Heroicidad de Virtudes se envía al Santo Padre, cuya decisión es definitiva.

VENERABLE

Supremo Pontífice: Decreto de Heroicidad de Virtudes del Siervo de Dios

Una vez que el Papa ha reconocido las virtudes heroicas del siervo de Dios, se llama al fiel con la denominación "Venerable"; por ejemplo Venerable siervo de Dios Juan Pablo II, o directamente Venerable Juan Pablo II.

Diócesis: primer milagro propuesto en apoyo a la Causa

El paso que sigue antes de la beatificación es la aprobación de un milagro, que es prueba del poder de intercesión del Venerable siervo de Dios, y por ende, de su unión con Dios tras su muerte. Quienes proponen el milagro, lo presentan en la diócesis donde se supone ha ocurrido; no en la diócesis donde se presentó la Causa, salvo que sean la misma. La diócesis sede del supuesto milagro inicia su propio proceso probatorio, en los aspectos científico y teológico.

La comisión científica debe determinar, según criterios científicos aceptados, que no haya ninguna explicación natural para la realización del milagro en cuestión. Aunque la naturaleza del milagro puede ser cualquiera, los milagros más comúnmente presentados para las Causas tienen que ver con la salud. Los milagros deben estar sólidamente documentados, tanto en la explicación de la enfermedad como del tratamiento, así como en cuanto a la curación y la persistencia de la recuperación.

La comisión científica debe determinar que no exista explicación natural para la curación; la comisión teológica, por su parte, debe establecer que la curación haya sido realmente un milagro, en el sentido de que por su naturaleza sólo puede atribuírsele a Dios. Para evitar cualquier duda respecto de si la remisión pudiera haberse producido por causas naturales o incluso por consecuencias no reconocidas de tratamientos terapéuticos, los teólogos tienden a preferir curaciones de enfermedades que se consideran incurables y se dan de manera más o menos instantánea. La desaparición de malignidad de un momento al otro o la regeneración de tejidos muertos o incluso destruidos completamente son procesos que no se dan naturalmente o que llevan mucho tiempo. Ese tipo de casos no son de naturaleza angélica. El enemigo podría provocar una enfermedad ejerciendo su opresión y simular una cura simplemente retirando su influencia; pero esa cura no sería instantánea ni de un día para el otro. Menos posible le sería provocar la regeneración de tejidos de la nada. Ésta es la clase de curaciones que suelen preferirse dado que evidencian inequívocamente una intervención divina.


También es tarea de la comisión teológica establecer si el milagro se ha dado a través de la intervención del siervo de Dios en cuestión únicamente. Si los familiares y amigos han rezado exclusivamente a ese siervo de Dios, el caso estaría probado. Pero si han rezado al siervo de Dios, a la Santísima Virgen, a San José y otros santos, el caso se complica y probablemente sea difícil demostrarlo. Así, se ve que la tarea de la comisión teológica tiene dos aspectos: el determinar la naturaleza milagrosa de la curación y juzgar si el milagro se ha dado mediante la intercesión del siervo de Dios en cuestión. La decisión que surge de estas consideraciones se presenta ante la Congregación en Roma.

Congregación: primer milagro propuesto en apoyo a la Causa

Como en la fase diocesana, la Congregación para las Causas de los Santos nombra una comisión científica y una comisión teológica. El voto afirmativo de la comisión teológica se presenta ante la Asamblea General del cardenal y los miembros episcopales de la Congregación, cuya sentencia afirmativa se remite al Sumo Pontífice.

En el caso de que hubiera existido martirio, puede no requerirse un milagro para la beatificación: el martirio se considera en sí un milagro de gracia. En ese caso, el voto de la Congregación establecería si la muerte del siervo de Dios puede considerarse un verdadero martirio, en cuyo caso el Santo Padre emite el Decreto de Martirio.

Supremo Pontífice: Decreto de aprobación del milagro

Si el Santo Padre lo estima conveniente, emite un Decreto por el que se aprueba el Milagro y se ordena la beatificación.

BEATO

Supremo Pontífice: Beatificación

Mediante el rito de beatificación, que se lleva a cabo en nombre del Supremo Pontífice, el Venerable siervo de Dios es declarado beato; por ejemplo, Beato Juan Pablo II.

Los beatos pueden recibir veneración pública dentro de la comunidad o la región a la que pertenecieron o con la que tuvieron contacto en vida, generalmente la diócesis o el instituto religioso con el cual estuvieron relacionados. Por el término "veneración pública" no se entiende que se haga en público sino que es un acto que realiza el clero, o un laico delegado, en nombre de la Iglesia (por ejemplo en Misas, el Oficio Divino, imágenes en iglesias, etc.), incluso si se realizan en privado. Por otro lado, "veneración privada" implica que el acto de veneración se realiza en grupos o por individuos que actúan en nombre propio, incluso si el acto tiene carácter público. Si bien la Iglesia restringe la veneración pública de los beatos, todo católico puede venerarlos en forma privada sin inconvenientes.

El motivo de esta distinción establecida por norma disciplinaria es que la beatificación no se considera un acto papal infalible, por lo que no es conveniente que la Iglesia entera dé veneración litúrgica al beato. Tal vez sea para reforzar esta distinción que el Papa Benedicto XVI haya decidido volver a la práctica en uso antes del Papa Pablo VI de que sea el Prefecto de la Congregación quien presida la beatificación, en lugar del mismo Santo Padre. Aunque él mismo ha hecho excepciones, como la de su predecesor, el Papa Juan Pablo II.

En el caso del Beato Juan Pablo II, la Santa Sede, en un Decreto sobre el culto litúrgico al Beato Juan Pablo II, ha dispuesto que la veneración pública sea legal en la diócesis de Roma y el territorio de Polonia. Otras naciones, diócesis e institutos pueden solicitar a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el Indulto correspondiente para venerar (render cultus) al beato. Sin un Indulto, la veneración pública no es lícita y podría dañar la posibilidad de canonización del beato.

Diócesis: Segundo milagro propuesto en apoyo a la Causa

Luego de la beatificación, la Iglesia espera un segundo milagro antes de proceder a la canonización. El proceso es igual al que se sigue para la beatificación. El supuesto milagro es estudiado por una comisión científica y una teológica en la diócesis donde se produjo.

Congregación: Segundo milagro propuesto en apoyo a la Causa

Una vez finalizado el proceso diocesano, el milagro es analizado por una comisión científica primero y luego una teológica, designadas por la Congregación para las Causas de los Santos. El veredicto de esta comisión se eleva a los obispos miembros de la Congregación, cuyo voto afirmativo es comunicado al Santo Padre.

Supremo Pontífice: Decreto de aprobación del milagro

El consentimiento del Santo Padre a la decisión de la Congregación se plasma en el Decreto de aprobación del milagro, que posibilita la Canonización.

SANTO

Supremo Pontífice: Canonización

Mediante el Rito de Canonización, el Supremo Pontífice, en un acto libre de error por la acción del Espíritu Santo, eleva a una persona a los altares para veneración universal de la Iglesia. La canonización no significa que el Santo Padre haga de la persona una santa, sino que declara que esa persona está con Dios y es un ejemplo del seguimiento de Cristo que vale la pena imitar. A partir de entonces, se pueden oficiar Misas, el Oficio Divino y otros actos de veneración a la persona declarada santa en toda la Iglesia universal.

Si el santo es conocido más o menos universalmente, su nombre se agrega al calendario general de la Iglesia como Memorial o Memoria opcional. Si se lo conoce en una región más reducida del mundo o en una nación o instituto religioso en particular, será agregado a los calendarios particulares de esas naciones o institutos, o incluido en celebraciones realizadas por el clero y los devotos del santo en Misas votivas o el Oficio. 
 
 
Decreto sobre el culto litúrgico al beato Juan Pablo II
Decreto de la Congregación para el Culto Divino
Un carácter de excepcionalidad, reconocido por toda la Iglesia católica diseminada sobre toda la tierra, reviste la beatificación del Venerable Juan Pablo II, de feliz memoria, que tendrá lugar el 1 de mayo de 2011 en la Basílica de San Pedro en Roma, presidida por el Santo Padre Benedicto XVI. Dada esta extraordinariedad, a raíz de numerosas peticiones en relación con el culto litúrgico en honor del nuevo Beato, según los lugares y los modos establecidos por el derecho, esta Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de apresura a comunicar cuanto ha sido dispuesto al respecto.

Misa de acción de gracias
Se dispone que en el arco del año sucesivo a la beatificación de Juan Pablo II, o sea, hasta el 1 de mayo de 2012, sea posible celebrar una santa Misa de acción de gracias a Dios en lugares y días definitivos. La responsabilidad de establecer el día o los días. Como también el lugar o lugares de congregación del pueblo de Dios, compete al obispo diocesano para su diócesis. Consideradas las exigencias locales y las conveniencias pastorales, se concede que se pueda celebrar una santa Misa en honor del nuevo Beato en un domingo durante el año como, también, en un día comprendido entre los números 10-13 de la Tabla de los días litúrgicos.

Analogamente, para las familias religiosas, compete al Superior General ofrecer indicaciones sobre los días u lugares significativos para toda la familia religiosa.

Para la santa Misa, con posibilidad de cantar el Gloria, se reza la colecta propia en honor del Beato (ver anexo); las demás oraciones, el prefacio, las antífonas y las lecturas bíblicas se toman del Común de los pastores, para un papa. Si se celebra un domingo durante el año, para las lecturas bíblicas se podrán elegir textos adaptados del común de los pastores para la primera lectura, con el correspondiente Salmo responsorial, y para el Evangelio.


Inscripción del nuevo Beato en los Calendarios particulares
Se dispone que en el calendario propio de la diócesis de Roma y de las diócesis de Polonia, la celebración del Beato Juan Pablo II, papa, se inscriba el 22 de octubre, y se celebre cada año como memoria.

Sobre los textos litúrgicos se conceden como propios la oración colecta y la segunda lectura del Oficio de Lectura, con el correspondiente responsorio (ver anexo). Los demás textos se toman del Común de los pastores, para un papa.

En cuanto a los demás calendarios propios, la petición de inscripción de la memoria facultativa del Beato Juan Pablo II podrá ser presentada a esta Congregación por las Conferencias Episcopales para su territorio por el obispo diocesano para su diócesis, por el Superior General para su familia religiosa.


Dedicación de una iglesia a Dios en honor del nuevo Beato

La elección del Beato Juan Pablo II como titular de una iglesia prevé el indulto de la Sede Apostólica (cfr. Ordo dedicationis ecclesiae, Praenotanda n. 4), excepto cuando su celebración esté ya inscrita en el Calendario particular: en este caso no se requiere el indulto y al Beato, en la iglesia de la que es titular, se le reserva el grado de fiesta (cfr. Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum, Notificatio de cultu Beatorum, 21 de mayo de 1999, n. 9).

No obstante haya algo en contrario.

Por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, 2 de abril de 2011.

Antonius Card. Cañizares Llovera Praefectus
Iosephus Augustinus Di Noia, op Archiepiscopus a Secretis

Oración colecta:


Para la misa en honor del próximo beato se utilizará la colecta propia que publicamos a continuación en español y que también se han escrito en latín, inglés, francés, alemán, italiano, portugués y polaco.

Las demás oraciones, el prefacio, las antífonas y las lecturas bíblicas son del Común de los pastores, para un papa. La primera lectura está tomada de Isaías (52, 7-10); el salmo responsorial es el 96/95 (1-2a. 2b-3. 7-8a. 10); el aleluya es de Juan (10, 14); el evangelio es de Juan (21, 15-17).

 
 
 
Del Común de pastores: para un Papa
Oración colecta
Oh Dios, rico en misericordia,
que has querido que el beato Juan Pablo II, papa,
guiara toda tu Iglesia,
te pedimos que, instruidos por sus enseñanzas,
nos concedas abrir confiadamente nuestros corazones
a la gracia salvadora de Cristo, único redentor del hombre.
Él, que vive y reina.
 
 
Beato Juan Pablo II, papa
fecha: 2 de abril
n.: 1920 - †: 2005 - país: Italia
otras formas del nombre: Karol Wojtyła
canonización: B: Benedicto XVI 1 may 2011
hagiografía: Vaticano
En Roma, en la basílica de San Pedro, beato Juan Pablo II, papa, que gobernó la Iglesia por veintisiete años, llevando su presencia misionera a todos los puntos de la tierra, alimentando la doctrina con abundantes y esclarecidos documentos, y convocando a todos los hombres de nuestra época a abrir sus puertas al Redentor.
oración:
Oh Dios, rico en misericordia, que has querido que el beato Juan Pablo II, papa, guiara toda tu Iglesia, te pedimos que, instruidos por sus enseñanzas, nos concedas abrir confiadamente nuestros corazones a la gracia salvadora de Cristo, único redentor del hombre. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo. Amén (oración litúrgica).

Karol Józef Wojtyla, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyla y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941. Su hermana Olga murió antes de que naciera él. Fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.
Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania. A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del «Teatro Rapsódico», también clandestino. Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del Arzobispo Sapieha.
Seguidamente fue enviado a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz (Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce). En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda. En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada «Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler». Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.
El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo titular de Olmi y Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak. El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967, con el título de San Cesareo en Palatio, Diaconía elevada pro illa vice a título presbiteral. Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-1965), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el Cardenal Wojtyla tomó parte en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos anteriores a su pontificado.
Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años. Juan Pablo II ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la «sollicitudo omnium Ecclesiarum» (solicitud por todas las iglesias) y por la caridad abierta a toda la humanidad. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.

Más que todos sus predecesores se encontró con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones: más de 17.600.000 peregrinos participaron en las 1166 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese numero no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.
Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994. Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís.
Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro. Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia. Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia. Amplió notablemente el Colegio cardenalicio, creando 231 cardenales (más uno "in pectore", cuyo nombre no se hizo público antes de su muerte) en 9 consistorios. Además, convocó 6 reuniones plenarias del colegio cardenalicio. Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 general extraordinaria (1985) y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 (2) y 1999).
Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas. Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana. Publicó también cinco libros como doctor privado: «Cruzando el umbral de la esperanza» (octubre de 1994); «Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal» (noviembre de 1996); «Tríptico romano - Meditaciones»: «libro de poesías» (marzo de 2003); «¡Levantaos! ¡Vamos!» (mayo de 2004) y «Memoria e identidad» (febrero de 2005).
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina. Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro. El 28 de abril, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005, y el 1 de mayo de 2011 fue solemnemente beatificado en una ceremonia que contó con la presencia de mucho más de un millón de peregrinos venidos de todas partes del mundo.
Apuntes biográficos tomados del sitio del Vaticano, donde hay además dos detalladas cronologías: una de antes del pontificado y otra del propio pontificado. Puede leerse aquí la homilía de SS Benedicto XVI en la misa de beatificación. Se puede acceder desde la Biblioteca a los documentos de Juan Pablo II.
 

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