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sábado, 2 de marzo de 2013

Emeterio y Celedonio, Santos

Mártires, 3 de marzo
Emeterio y Celedonio, Santos
Emeterio y Celedonio, Santos

Mártires

Martirologio Romano: En Calahorra, en la Hispania Tarraconense, santos Emeterio y Celedonio, los cuales, estando cumpliendo la milicia en los campamentos junto a León, en la provincia de Galicia, por confesar el nombre de Cristo al inicio de la persecución fueron conducidos a Calahorra y allí coronados con el martirio (c. s. IV).

Etimológicamente: Emeterio = Aquel que es defensor, es de origen griego,
En verso recogió por escrito los relatos de su muerte el poeta hispano Prudencio.

Calahorra (La Rioja, España) está unida a estos soldados por el hecho de su martirio y quizás también por ser el lugar de su nacimiento. Otros señalan a León como cuna por los libros de rezos leoneses -antifonarios, leccionarios y breviarios del siglo XIII- al interpretar «ex legione» como lugar de su proveniencia, cuando parece ser que la frase latina es mejor referida a la Legión Gemina Pia Felix a la que pertenecieron y que estuvo acampada cerca de la antigua Lancia, hoy León, según se encuentra en el documento histórico denominado "Actas de Tréveris" del siglo VII.

En la parte alta de Calahorra está la iglesia del Salvador -probablemente en testimonio perpetuante del hecho martirial- por donde antes estuvo un convento franciscano y antes aún la primitiva catedral visigótica que debió construirse, según la costumbre de la época, junto a la residencia real, para defensa ante posibles invasiones y que fue destruida por los musulmanes en la invasión del 923, según consta en el códice primero del archivo catedralicio.

No se conocen las circunstancias del martirio de estos santos; no las refiere Prudencio. ¡Qué pena que el emperador Diocleciano ordenara quemar los códices antiguos y expurgar los escritos de su tiempo! Con ello intentó, por lo que nos refiere Eusebio, que no quedara constancia ni sirviera como propaganda de los mártires y evitar que se extendiera el incendio.

Tampoco hay en el relato nombres que faciliten una aproximación. ¿Fue al comienzo del siglo IV en la persecución de Diocleciano? Parece mejor inclinarse con La Fuente por la mitad del siglo III, en la de Valeriano, contando con que algún otro retrotrae la historia hasta el siglo II.

Cierto es que Prudencio nació hacia el 350, deja escrita en su verso la historia antes del 401, cuando se marcha a Italia, hablando de ella como de suceso muy remoto y no debe referirse con esto al tiempo de Daciano (a. 304) porque esta época ya fue conocida por los padres del poeta. Es bueno además no perder de vista que el narrador antiguo no es tan exacto en la datación de los hechos como la actual crítica, siendo frecuente toparse con anacronismos poco respetuosos con la historia.

El caso es que Emeterio y Celedonio -hermanos de sangre según algunos relatores- que fueron honrados con la condecoración romana de origen galo llamada torques por los méritos al valor, al arrojo guerrero y disciplina marcial, ahora se ven en la disyuntiva de elegir entre la apostasía de la fe o el abandono de la profesión militar.

Así son de cambiantes los galardones de los hombres. Por su disposición sincera a dar la vida por Jesucristo, primero sufren prisión larga hasta el punto de crecerles el cabello. En la soledad y retiro obligados bien pudieron ayudarse entre ellos, glosando la frase del Evangelio, que era el momento de «dar a Dios lo que es de Dios» después de haberle ya dado al César lo que le pertenecía. Su reciedumbre castrense les ha preparado para resistir los razonamientos, promesas fáciles, amenazas y tormentos. En el arenal del río Cidacos se fija el lugar y momento del ajusticiamiento. Cuenta el relato que los que presencian el martirio ven, asombrados, cómo suben al cielo el anillo de Emeterio y el pañuelo de Celedonio como señal de su triunfo señero.

Muy pronto el pueblo calagurritano comenzó a dar culto a los mártires. Sus restos se llevaron a la catedral del Salvador; con el tiempo, las iglesias de Vizcaya y Guipúzcoa con otras hispanas y medio día de Francia dispusieron de preciosas reliquias. Junto al arenal que recogió la sangre vertida se levanta la catedral que guarda sus cuerpos.

Hoy Emeterio y Celedonio, los santos cantados por su paisano Prudencio, y recordados por sus compatriotas Isidoro y Eulogio son los patronos de Calahorra que los tiene por hermanos o de sangre o -lo que es mayor vínculo- de patria, de ideal, de profesión, de fe, de martirio y de gloria.
Santos Emeterio y Celedonio, mártires
fecha: 3 de marzo
†: c. s. IV - país: España
otras formas del nombre: Caledonio
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
En Calahorra, en la Hispania Tarraconense, santos Emeterio y Celedonio, quienes, durante el desempeño de la milicia en los campamentos junto a León, en la provincia romana de Gallaecia, por confesar el nombre de Cristo en los comienzos de la persecución, fueron conducidos a Calahorra, y allí coronados con el martirio.
patronazgo: patronos de Santander.
refieren a este santo: Santos Servando y Germán

Emeterio y Celedonio eran hermanos de sangre, de patria, de ideal, de profesión, de fe, de martirio y de gloria. Su vida y su martirio han sido cantados por su paisano Aurelio Prudencio en su primer himno del libro Peristephanon ("Sobre las coronas"). Por él y por otras fuentes sabemos que desempeñaron el cargo de oficiales en el ejército romano y que en tiempos de Diocleciano fueron martirizados, en torno al año 298 en Calahorra, por confesar su fe en Cristo y obrar en consecuencia. En el momento del martirio -narra Prudencio- los testigos y el verdugo vieron con estupor cómo el anillo de Emeterio y el pañuelo de Celedonio volaban hacia el cielo, como símbolo de sus almas cándidas. Así los representa tradicionalmente la iconografía cristiana con su porte y uniforme de soldados, como los vemos en el retablo mayor de la Catedral de Santander.
El Officium Proprium para su fiesta, aprobado por Pío VI, el 30 de septiembre de 1791, cuando los constituyó oficialmente patronos de Santander y de la Diócesis, atestigua: «sus cuerpos fueron llevados a Calahorra […], pero sus cabezas fueron trasladadas hace mucho tiempo al puerto marítimo de Santander, en cuya Iglesia Catedral reposan con todo honor».

Peristephanon


Algunas estrofas del Peristephanon Canto I, donde Prudencio, poco más de siglo más tarde, aun lamentándose de que se hayan perdido las Actas del martirio -quemadas, según dice, por sus perseguidores «para privarnos del relato de un triunfo tan glorioso»- , celebra el triunfo de estos testigos (entre paréntesis el número de estrofa):

«Es glorioso este género de muerte, digno de varones intachables:
entregar a la espada enemiga los miembros que han de ser consumidos por las enfermedades,
tejido de extenuadas venas, y vencer al enemigo con la muerte» (9)

«Hermoso destino sufrir el golpe hiriente de la espada del perseguidor:
noble puerta se abre a los justos a través de la ancha herida;
el alma purificada en la roja fontana sale del asiento del corazón» (10)

«No habían llevado antes una vida exenta de trabajo duro
los soldados a quienes Cristo llama a su milicia eterna;
su valor acostumbrado a la guerra y a las armas, se pone al servicio de la fe» (11)

«La cárcel retiene los cuellos enarcados en duros anillos,
el verdugo entrena sus manos fieras por toda la plaza,
la verdad pasa por crimen, se castiga la voz de la fe» (16)

«Aquí se enardecen los amados corazones de los dos hermanos,
a quienes siempre había tenido unidos una fiel amistad;
a pie firme están preparados para sufrir lo que la última suerte deparase» (18)

«Al decir esto, se ven envueltos los mártires en miles de suplicios;
una dura cuerda revuelta enlaza en sus nudos las manos de ambos y la argolla de acero
aprisiona en pesados anillos sus cuellos acardenalados» (24)

«¡Ay, viejo olvido de los tiempos pasados que no hablan!
Se nos niegan todos esos detalles y la misma fama se extingue,
pues el blasfemo funcionario nos arrebató hace tiempos las actas del proceso,

para que los siglos venideros, instruídos por esos libros,
fieles mantenedores de noticias, no esparcieran con sus dulces lenguas,
en los oídos de los hombres venideros, el desarrollo, la fecha y el modo divulgado del martirio.

Sin embargo estos viejos silencios sólo nos han privado de conocer
si los mártires vieron crecerles larga cabellera en continuas cadenas,
con qué tormento o más bien con qué magnificencia los adornó el verdugo» (25-27)

«El anillo de uno de ellos, simbolizando la fe, es arrebatado por una nube;
el otro da como prenda según cuentan, el pañuelo con que limpiaba su cara
ambas cosas arrebatadas por un aire celeste, penetran en el regazo de la luz» (29)

«El mismo Salvador nos concedió este bien para que gocemos de él
cuando destinó los cuerpos de los mártires a nuestra ciudad,
que ahora protegen a los habitantes que baña el Ebro.» (39)



Blibliografía:
-El texto inicial es de una homilía de Mons. Vicente Jiménez Zamora, Obispo de Santander, pronunciada en la Catedral el 30 de agosto de 2008, con ocasión de la solemnidad de los dos mártires (en la diócesis es solemnidad, naturalmente, como patronos que son, y se celebra en otra fecha -precisamente el 30 de agosto- que la del MR). La homilía completa puede leerse aquí.
-El texto del Peristephanon -fuente preciosa por su contenido y por su forma- completo está publicado en internet únicamente en latín; pero hemos hallado un documento muy interesante de bibliografía para el estudio de estos dos santos, escrito por Don A. González Blanco, con la siguiente referencia: Kalakorikos, 3. 1998, pp.: 271-280. En ese pdf se incluye, una muy buena traducción de una selección de las 40 estrofas dedicadas por Prudencio a estos santos, y que recogemos aquí. No se indica el mérito de la traducción, pero es posible que sea del mismo autor que el resto del pdf, a él nuestro agradecimiento.
-La autoría de este escrito corresponde, en este caso, exclusivamente a la recopilación del material.
-Imagen: retablo renacentista con los dos mártires, del Mtro. tallador Pierres Picart, 1547, en la ermita de San Marcial, en el pueblo de Soraluze-Placencia de las Armas.

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