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lunes, 4 de febrero de 2013

Juan Teófano Vénard, Santo


Presbítero y Mártir, 2 de febrero
 
Juan Teófano Vénard, Santo
Juan Teófano Vénard, Santo

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Hanoi, en Tonquín, hoy Vietnam, san Juan Teófano Vénard, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que tras pasar seis años de trabajos de ministerio en la clandestinidad y en medio de grandes dificultades, aceptó con alegre ánimo, en tiempo del emperador Tu Duc, ser encerrado en una cueva y después degollado (1861)

Fecha de canonización: 19 de junio de 1988 por el Papa Juan Pablo II, junto a otros 116 mártires en Vietnam.
Sacerdote de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir que tras pasar seis años de trabajos de ministerio en la clandestinidad y en medio de grandes dificultades, aceptó con alegre ánimo el martirio por la causa de Cristo. Permaneció encerrado en una jaula por más de ocho semanas y después fue degollado. Sus cartas, escritas durante el cautiverio, inspiraron a Santa Teresita del Niño Jesús a orar por las misiones.

Jean-Théophane Vénard (en francés) nació el 21 de febrero de 1829 en Saint-Loup-sur-Thouet (Francia), en el seno de una familia profundamente cristiana y patriarcal.

Solía leer los "Anales de la Propagación de la Fe"; de ahí fue que supo de los atroces sufrimientos que padecían los cristianos por odio a la fe en tierra vietnamita. Entonces tomó una decisión heroica: "Yo también quiero ir a Tonkín, yo también quiero ser un mártir".

En 1841 el jovencito ingresó al colegio Doué-la-Fontaine. A sus 18 años estudiaba la Filosofía en el Seminario de Montmorillon y posteriormente la Teología en el Seminario Mayor de Poitiers. "El Seminario es el paraíso en la tierra", escribió un día.

Sintiendo en su corazón el llamado de Dios a un apostolado más vasto, manifestó a su obispo el deseo de adherirse a la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París.

Ordenado sacerdote en 1852, después de 15 meses de viaje el P. Vénard arribó a Hong Kong, donde le fue anunciado su destino: el Tonkín (Vietnam) adonde llegó en 1854.

Invocando a María, "mi reina y mi madre", y bajo la protección de su ángel de la guarda, se dispuso a entregarse completamente al servicio de Dios, aprendiendo rápidamente la lengua indígena.

Desde 1851 el rey Tu-Duc, instigado por sus consejeros, emanó un edicto para ordenar que los sacerdotes europeos fueran arrojados al río, los vietnamitas descuartizados y el delator premiado; posteriormente ordenó que todos los cristianos fueran proscritos. Algunos alcanzaron a esconderse, entre ellos el Obispo y el P. Vénard, pero toda la villa fue destruida.

Siempre de refugio en refugio, el misionero continuó evangelizando hasta su arresto, el 30 noviembre de 1860 en Kim-Bang. Fue encerrado en una jaula de bambú y transportado en ella hasta Hanoi donde fue condenado a muerte.

Transcurrieron ocho semanas antes de que se ratificara la sentencia, tiempo que el padre Vénard aprovechó para catequizar a cuanto visitante llegaba y escribir cartas, algunas de ellas dirigidas a su familia.

El 2 de febrero de 1861, a sus casi 32 años de edad, el P. Vénard fue cruelmente decapitado tras cinco golpes de espada. Sus despojos mortales fueron trasladados a Francia en 1865, al Seminario de la Sociedad para las Misiones Extranjeras de París.

Beatificado por Pío X (1906), fue canonizado por Juan Pablo II (1988) junto a 116 compañeros mártires en Vietnam de los siglos XVIII-XIX, siendo su festividad el 24 de noviembre, en tanto que la memoria litúrgica de Saint-Jean-Théophane la recordamos el 2 de febrero.


San Juan Teófano Vénard, presbítero y mártir
fecha: 2 de febrero
n.: 1829 - †: 1861 - país: Vietnam
canonización: B: Pío X 2 may 1909 - C: Juan Pablo II 19 jun 1988
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Hanoi, en Tonkin, san Juan Teófano Vénard, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que tras pasar seis años de trabajos ministeriales en la clandestinidad y en medio de grandes dificultades, fue encerrado en una jaula y condenado a muerte en tiempo del emperador Tu Duc, marchando serenamente a consumar su martirio por decapitación.
San Teófanes Vénard (se lo menciona casi siempre por su segundo nombre, no por el de Juan) era un joven francés que, desde pequeño, había soñado con el martirio y que dio su vida por Cristo en Tonkín, a los treinta y un años de edad. Su historia es el mejor ejemplo de la diabólica crueldad que prevalecía en aquellas regiones y de las penalidades a las que él y sus compañeros hicieron frente gozosamente por Jesucristo. El tierno afecto que profesaba a su familia le llevó a escribir numerosas cartas. Además del tono de sinceridad de cada una de sus palabras, la correspondencia de sus compañeros de misión confirma plenamente sus declaraciones.
Teófanes recibió el subdiaconado en diciembre de 1850 y pidió ser admitido en el colegio de Misiones Extranjeras de París, pues lo consideraba como el mejor camino para alcanzar el martirio. El beato comenzaba así una carta a su hermana, escrita cuando acababa de tomar esa decisión:
«Mi querida hermanita: ¡Cómo lloré al leer tu carta! Sí, ya sabía perfectamente la pena que mi decisión iba a causaros a todos, especialmente a ti, hermanita mía. Sábete que este paso me costó lágrimas de sangre, por el dolor que os produciría. Nadie quiere más que yo a la familia y la vida en familia. Toda mi felicidad aquí en la tierra era precisamente eso. Pero Dios, que nos ha unido con los lazos del más tierno afecto, quería de mí ese sacrificio.»
Teófanes había sido siempre de salud delicada, y una grave enfermedad estuvo a punto de retrasar su ordenación. En septiembre de 1852, ya sacerdote, partió para Hongkong. Allí pasó quince meses estudiando el idioma. En 1854, fue enviado al Tonkín occidental. El nuevo misionero y su compañero, que llevaba ya algún tiempo en la misión, llegaron sanos y salvos, pero no sin haber tenido que luchar con la enfermedad y con una violenta persecución. El P. Teófanes trabajó incansablemente durante cinco años en un distrito en el que había diez mil fervorosos cristianos. A propósito de aquella fanática persecución, escribía:
«Se ha dado la orden de capturar a todos los cristianos y darles muerte por el método que aquí se llama "lang-tri". Es una tortura lenta, que consiste en ir cortando sucesivamente los pies, las piernas, los dedos de la mano, los brazos, etc., hasta que sólo queda el tronco mutilado. Mons. Melchior, O.P., vicario apostólico del distrito oriental de Tonkín, fue capturado y sufrió esa horrible muerte en agosto.»
El santo da muchos detalles de la situación desesperada en que se encontraban él y los otros misioneros:
«¿Qué pensáis de nuestra situación? Somos tres misioneros, uno de los cuales es obispo. Vivimos, día y noche, el uno pegado al otro, en un recinto de menos de un metro y medio por lado. La luz y el aire penetran por tres agujeros no más anchos que un dedo, abiertos en el muro de adobe. La buena mujer que nos da asilo se encarga de cubrirlos por fuera con haces de paja.»
El 30 de noviembre de 1860, el P. Teófanes cayó prisionero. Pasó dos meses encerrado en una jaula; pero su bondad impresionó a los perseguidores, que no le torturaron. En una de las cartas que escribió desde la jaula, decía:
«Paso apaciblemente mis últimos días de prisión. Todos los que me rodean son corteses y respetuosos, y muchos de ellos me quieren bien. Desde el gran mandarín hasta el último de los soldados lamentan que las leyes del país me condenen a muerte. No me han torturado como a mis hermanos.»
Sin embargo, la escena de su ejecución fue brutal, debido a la crueldad del verdugo, y es interesante y significativo leer lo que sigue en el relato de un testigo: «En cuanto los soldados partieron, la multitud se precipitó con trapos, pañuelos y trozos de papel, a empaparlos en la sangre del mártir. Lo hicieron con tal fervor, que no quedó en ese sitio ni una brizna del pasto manchado con la sangre». El martirio del P. Teófanes tuvo lugar el 2 de febrero de 1861.
La Vie et Correspondance de J. T. Vénard fue editada en 1864.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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