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viernes, 22 de febrero de 2013

Hilario, Santo

XLVI Papa, 28 (29) de febrero
Hilario, Santo
Hilario, Santo

XLVI Papa

Martirologio Romano: En Roma, en la vía Tiburtina, sepultura de san Hilario, papa, que escribió cartas sobre la fe católica, con las que confirmó los concilios de Nicea, Éfeso y Calcedonia, enalteciendo el primado de la Sede Romana (468).

En los años bisisestos se celebra el día 29 en lugar del 28.

Hilarus, natural de Cerdeña.

Cuando sólo era diácono tuvo una intervención muy especial en el concilio de Éfeso actuando como legado del papa san León I el Magno, en el 449. No firma la deposición de san Flaviano, patriarca de Constantinopla. Tan mal se pusieron las cosas en aquél concilio – el del latrocinio– que llegó a temer las iras de los adversarios y huyó llevando la apelación de Flaviano al papa. (Este texto se descubrió en el 1882). Desde Roma escribe a la emperatriz Pulqueria dándole información precisa de lo ocurrido. También intervino en la cuestión controvertida entre griegos y latinos sobre la fijación de la fecha común para celebrar la fiesta de la Pascua.

Hilario sucedió al papa san León en la Sede de san Pedro a finales del 461. Y en los siete años que duró su pontificado gobernó la Iglesia dedicándose por entero y con firmeza a asentar principios teóricos y prácticos en materia de disciplina y jurisdicción. Era la puesta en marcha de ese funcionamiento interno que la Iglesia había de ir tejiendo en el tiempo buscando el bien de los pastores y de los fieles y para la mejor difusión del Evangelio. De modo especial hubo de intervenir en la corrección de abusos por parte de altos eclesiásticos en las Galias, como es el caso del obispo Hermes, usurpador de la sede narbonense, sin mediación del arzobispo Leoncio. También tomó decisiones en el caso de Mamerto, en Viena, que consagraba obispos sin conocimiento del metropolitano. Y para no ser menos, corrigió igualmente abusos cometidos en España, en la provincia Tarraconense, donde algún obispo abandonó a su grey y fijó arbitrariamente su residencia en lugar diferente, algún otro interfería en labores pastorales ajenas y además existían consagraciones ilegales de obispos. El deseo que el papa expresa en la carta dirigida a Leoncio es trabajar "en pro de la universal concordia de los sacerdotes del Señor, procuraré que nadie se atreva a buscar su propio interés, sino que todos se esfuercen en promover la causa de Cristo".

En estos asuntos solía usar una forma colegiada de gobernar inclinándose a promover encuentros de obispos, más o menos numerosos, que le asesoraran sobre las cuestiones difíciles, le ayudaran a mirar cada problema desde distintos ángulos y le proporcionaran elementos de juicio suficientes para poder tomar decisiones justas con el ministerio y con las personas.

En Roma fomentó el culto, edificó capillas en la basílica constantiniana de Letrán, construyó un monasterio dedicado a san Lorenzo y dejó testimonio de la devoción agradecida que profesó al Apóstol y evangelista san Juan a quien atribuyó siempre la gracia de haber sido librado de la ira de los hombres, cuando el Latrocinio de Éfeso.
Murió el último día de febrero del año 468.

San Hilario conocía bien al hombre; ese espíritu humano que es proclive a pactar con la soberbia, la comodidad, el afán de poder y el bien que reportan las riquezas; eso tan común de lo que no están exentos ni los jerarcas de ayer, ni los de hoy. Su fortaleza de entonces con disposiciones claras, supongo que ayudará a los que profetizan, santifican y mandan a estar bien vigilantes en su esfuerzo personal de fidelidad al Evangelio. De ese modo no hay peligro de que el servicio a la Iglesia que comporta el ministerio se pervierta convirtiéndose en instrumento de lucro personal.
San Hilario, papa
fecha: 28 de febrero
†: 468 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
(en años bisiestos pasa al día 29) En Roma, en la vía Tiburtina, sepultura de san Hilario, papa, que escribió diversas cartas sobre la fe católica, con las que confirmó los concilios de Nicea, Efeso y Calcedonia. De este modo enalteció el primado de la Sede Romana.

A propósito de san Flaviano de Constantinopla, hicimos mención del conciliábulo que se llevó a cabo en Éfeso, el año 449, en el que los obispos rebeldes apoyaron al hereje Eutiques y maltrataron a los obispos ortodoxos, a resultas de lo cual murió san Flaviano. Los legados del Papa San León I se vieron reducidos a la impotencia y apenas si lograron escapar con vida, después de haber protestado. Uno de esos legados era Hilario, que había nacido en Cerdeña. Todavía se conserva la carta que escribió a la emperatriz Pulqueria, excusándose de no haber podido entregarle personalmente la carta del Papa, después del conciliábulo, pues las violentas intrigas de Dióscoro le obligaron a huir de Constantinopla y a duras penas consiguió llegar con vida a Roma. Para agradecer a Dios el haberle salvado en esa ocasión, san Hilario construyó más tarde la capilla de San Juan Apóstol, en el bautisterio de San Juan de Letrán. Todavía puede verse, sobre la puerta, la inscripción que mandó poner: «Liberatori suo beato Iohanni evangelistae, Hilarius episcopus famulus Christi» («Hilario, obispo y siervo de Cristo, a su liberador, san Juan Evangelista»).
A la muerte de León Magno, en 461, el diácono Hilario fue elegido Papa y se mostró digno sucesor del Santo Pontífice. No sabemos prácticamente nada de su vida particular. Su principal obra parece haber sido la revigorización de la disciplina eclesiástica y de la administración en la Galia y en España, mediante el mantenimiento de los derechos de los obispos y el castigo a los que abusaban de ellos. En una ocasión, reprendió públicamente al emperador Antemio, en San Pedro, por haber favorecido a unos maestros de doctrina dudosa. San Hilario murió el 28 de febrero del año 468 y fue sepultado en la iglesia de San Lorenzo extra muros, en la que había mandado construir una biblioteca y dos baños públicos.
Ver la nota del Líber Pontificalis (Duchesne, vol. I, pp. 242-248) y las cartas publicadas por Thiel y Jaffe. Los bolandistas reproducen los principales documentos en Acta Sanctorum, septiembre, vol. III. Ver también Hefele-Leclercq, Conciles, vol. II; Grisar, Geschichte Roms und der Päpste, p. 323 y passim; y DCB., vol. III, pp. 72-74. Los años no bisiestos se celebra su memoria el 28 de febrero.


fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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