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lunes, 28 de enero de 2013

Santos Juventino y Maximino, mártires

 
fecha: 29 de enero
fecha en el calendario anterior: 25 de enero
†: 363 - país: Turquía
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos», Alban Butler
En Antioquía de Siria, santos Juventino y Maximino, mártires, que fueron coronados con el martirio en tiempo del emperador Juliano el Apóstata.

Estos mártires eran dos distinguidos oficiales de la guardia de infantería de Juliano el Apóstata. Durante la campaña de aquel emperador contra los persas, ambos oficiales hicieron algunas reflexiones desagradables acerca de las leyes impías dictadas contra los cristianos y manifestaron que estaban prontos a morir, antes que profanar las cosas sagradas. Informado de ello, el emperador les mandó llamar. Como no consiguió que se retractasen de sus palabras, ni que adorasen a los ídolos, confiscó sus bienes y les mandó azotar. Pocos días después, les hizo decapitar en la prisión de Antioquía, en el 363. Los cristianos, arriesgando su vida, robaron los cuerpos de los mártires y, después de la muerte del emperador, ocurrida en Persia el 26 de junio del mismo año, erigieron una magnífica tumba en honor de los dos oficiales.
En un panegírico que san Juan Crisóstomo predicó en su fiesta, dice: «Estos mártires sostienen como fuertes pilares a la Iglesia, la defienden como torres y la protegen como rocas inamovibles. Visitemos sus tumbas con frecuencia, toquemos y abracemos sus reliquias, seguros de que nos alcanzarán bendiciones del cielo. Porque, así como los soldados se presentan a su rey con confianza, cuando pueden mostrarle las heridas sufridas por su causa sobre los campos de batalla; así estos mártires obtienen del Rey de los cielos cuanto se les pide, recordándole lo que por Él sufrieron en la tierra». Los escasos detalles que poseemos sobre estos dos mártires provienen en gran parte de ese panegírico de san Juan Crisóstomo, aunque el orador describe extravagantemente a los mártires presentando a Cristo sus propias cabezas cortadas. Severo de Antioquía, en un himno que compuso en honor de ellos, menciona a un tercero, llamado Longino, que murió con ellos, pero que no forma parte de los inscriptos en el Martirologio.


Ver Patrologia Orientalis, vol. VII, p. 611; también Acta Sanctorum, 25 de enero; y Delehaye, Les origines du culte... (1933), p. 196, y Les passions des martyrs..., pp., 228 y 230.


fuente: «Vidas de los santos», Alban Butler

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