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martes, 1 de enero de 2013

María, Madre de Dios, Santa

Primera fiesta mariana que apareció en la Iglesia occidental. 1 de enero
María, Madre de Dios, Santa
María, Madre de Dios, Santa

Enero 1


Es el mejor de los comienzos posibles para el santoral. Abrir el año con la solemnidad de la Maternidad divina de María es el mejor principio como es también el mejor colofón. Ella está a la cabeza de todos los santos, es la mayor, la llena de Gracia por la bondad, sabiduría, amor y poder de Dios; ella es el culmen de toda posible fidelidad a Dios, amor humano en plenitud. No extraña el calificativo superlativo de "santísima" del pueblo entero cristiano y es que no hay en la lengua mayor potencia de expresión. Madre de Dios y también nuestra... y siempre atendida su oración.

Los evangelios hablan de ella una quincena de veces, depende del cómputo que se haga dentro de un mismo pasaje, señalando una vez o más.

El resumen de su vida entre nosotros es breve y humilde: vive en Nazaret, allá en Galilea, donde concibió por obra del Espíritu Santo a Jesús y se desposó con José.

Visita a su parienta Isabel, la madre del futuro Precursor, cuando está embarazada de modo imprevisto y milagroso de seis meses; con ella convive, ayudando, e intercambiando diálogos místicos agradecidos la temporada que va hasta el nacimiento de Juan.

Por el edicto del César, se traslada a Belén la cuna de los mayores, para empadronarse y estar incluida en el censo junto con su esposo. La Providencia hizo que en ese entonces naciera el Salvador, dándolo a luz a las afueras del pueblo en la soledad, pobreza, y desconocimiento de los hombres. Su hijo es el Verbo encarnado, la Segunda Persona de Dios que ha tomado carne y alma humana.

Después vino la Presentación y la Purificación en el Templo.

También la huída a Egipto para buscar refugio, porque Herodes pretendía matar al Niño después de la visita de los magos.

Vuelta la normalidad con la muerte de Herodes, se produce el regreso; la familia se instala en Nazaret donde ya no hay nada extraordinario, excepción hecha de la peregrinación a Jerusalén en la que se pierde Jesús, cuando tenía doce años, hasta que José y María le encontraron entre los doctores, al cabo de tres días de angustiosa búsqueda.

Ya, en la etapa de la "vida pública" de Jesús, María aparece siguiendo los movimientos de su hijo con frecuencia: en Caná, saca el primer milagro; alguna vez no se le puede aproximar por la muchedumbre o gentío.

En el Calvario, al llegar la hora impresionante de la redención por medio del cruentísimo sufrimiento, está presente junto a la cruz donde padece, se entrega y muere el universal salvador que es su hijo y su Dios.

Finalmente, está con sus nuevos hijos _que estuvieron presentes en la Ascensión_ en el "piso de arriba" donde se hizo presente el Espíritu Santo enviado, el Paráclito prometido, en la fiesta de Pentecostés.

Con la lógica desprendida del evangelio y avalada por la tradición, vivió luego con Juan, el discípulo más joven, hasta que murió o no murió, en Éfeso o en Jerusalén, y pasó al Cielo de modo perfecto, definitivo y cabal por el querer justo de Dios que quiso glorificarla.

Dio a su hijo lo que cualquier madre da: el cuerpo, que en su caso era por concepción milagrosa y virginal. El alma humana, espiritual e inmortal, la crea y da Dios en cada concepción para que el hombre engendrado sea distinto y más que el animal. La divinidad, lógico, no nace por su eternidad.

El sujeto nacido en Belén es peculiar. Al tiempo que es Dios, es hombre. Alta teología clasifica lo irrepetible de su ser, afirmando dos naturalezas en única personalidad. El Dios infinito, invisible, inmenso, omnipotente en su naturaleza es ahora pequeño, visible, tan limitado que necesita atención. Lo invisible de Dios se hace visible en Jesús, lo eterno de Dios entra con Jesús en la temporalidad, lo inaccesible de Dios es ya próximo en la humanidad, la infinitud de Dios se hace limitación en la pequeñez, la sabiduría sin límite de Dios es torpeza en el gemido humano del bebé Jesús y la omnipotencia es ahora necesidad.

María es madre, amor, servicio, fidelidad, alegría, santidad, pureza. La Madre de Dios contempla en sus brazos la belleza, la bondad, la verdad con gozoso asombro y en la certeza del impenetrable misterio.

María (madre de Jesús)

 
María
The Madonna in Sorrow.jpg
María en su advocación de los Dolores, por Sassoferrato
Theotokos ("Madre de Dios")
Bienaventurada Virgen María
Nuestra Señora
Se la contempla en todos los momentos de su vida mortal y pidiendo su intercesión sobre una localidad o cosa concreta, con numerosos títulos adaptados a tal fin.
NacimientoFecha desconocida; se celebra el 8 de septiembre. Si Jesucristo nació en el 7 a. C., ella habría nacido entre el 30 y el 20 a. C.[1]
Lugar desconocido, suele citarse Séforis,[2] aunque existen muchas tradiciones.
FallecimientoFecha desconocida; se celebra el 15 de agosto, ver Asunción de María
Jerusalén, o Éfeso, según diversas tradiciones.
Festividad
AtributosVariada: anagrama con M y A.; azucena; corona de doce estrellas; Luna a sus pies; Rosario; Rosa; vestidos blanco y azul; Niño Jesús en sus brazos
PatronazgoMaría, ya sea con su nombre o con el nombre de alguna de sus advocaciones, es patrona de innumerables países, ciudades y localidades del mundo. Para los católicos, en su advocación de Nuestra Señora de Lourdes, es patrona de los enfermos.
María (en arameo, מרים, 'Mariam') fue una mujer judía de Nazaret en Galilea que vivió entre finales del siglo I a.C. y la primera parte del siglo I d.C. Según la narración del Nuevo Testamento y según el Corán sería la madre de Jesús de Nazaret tras una intervención divina. Para los cristianos católicos, ortodoxos, coptos, anglicanos y otros grupos cristianos orientales, es frecuente usar, para hablar de María, expresiones como las siguientes: «Santísima Virgen María», «Virgen María», «Madre de Dios» o simplemente «la Virgen». En el islam se usa el nombre árabe Maryam.

 

 El nombre de María

Para los hebreos el nombre no era un simple apelativo; estaba íntimamente ligado a la persona. Por ello usaban nombres que describirían la personalidad, el carácter; así, era muy usada la expresión "su nombre será tal" cuando se quería designar una misión o carácter especial al niño por nacer.
María es un nombre conocido en el Tanaj o Antiguo Testamento por haber sido nombre de la hermana de Moisés y Aarón,[3] originalmente escrito como Miryām. La versión de los Setenta lo menciona como Mariám (Mαριαμ); el cambio en la primera vocal refleja la pronunciación corriente, la del arameo que se hablaba en Palestina antes del nacimiento de Cristo. Al igual que con los nombres de Moisés y Aarón, que fueron tomados con sumo respeto, el de María no se usó más como nombre común, pero la actitud cambió con el tiempo y fueron puestos como señal de esperanza por la era mesiánica. En el texto griego del Nuevo Testamento, en la versión de los Setenta, el nombre usado era Mariám.[4] María sería probablemente la forma helenizada de la palabra.
Aunque en la Edad Media se le buscó significados más piadosos que exactos, bajo los actuales descubrimientos arqueológicos, "Alteza" o "Ensalzada" son los significados más cercanos al nombre de origen hebreo.
María es asimismo conocida como "Estrella de los Mares" o "Estrella del Mar" (Stella Maris). Dicho nombre procede de la interpretación de un pasaje del Antiguo Testamento, del primer Libro de los Reyes 18:41-45.

Vida de María según la tradición cristiana

 
María, madre de Jesús. Carlo Dolci.
María es mencionada por su nombre por primera vez al escribirse el evangelio más antiguo, el evangelio según san Marcos, pero de forma tangencial.[5] En el evangelio según san Mateo se la menciona con motivo de la narración de la concepción milagrosa de Jesús y de su nacimiento y huida a Egipto.
Aquí el evangelista Mateo menciona que es María aquella de quien habló el profeta Isaías al decir:
«la Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros».[6]
El evangelio según san Lucas es el que más datos da sobre María, al desarrollar con más detalle los temas de la infancia de Jesús, algunos de los cuales se amplían más abajo: la Anunciación, la Visita a Isabel, el Nacimiento de Jesús, la Presentación de Jesús en el Templo (aquí el anciano Simeón le profetiza: «a ti misma una espada te atravesará el corazón»,[7] aludiendo al dolor de María durante la Pasión de su Hijo) y la pérdida de Jesús y su hallazgo en el templo. También es el evangelista Lucas quien dice que María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.[8] En el evangelio según san Juan, Jesús hace su primer milagro a petición de ella, en Caná. Y en la cruz, la entrega como madre al discípulo amado, y él es entregado a María como hijo. Las teologías católica y ortodoxa destacan, a raíz del milagro de Caná, la eficacia de la intercesión de María ante su Hijo; y en la entrega al pie de la cruz, la proclamación simbólica de María como '«Madre de la Iglesia», es decir, «de todos los cristianos», figurados en la persona del discípulo amado. También se la menciona en los Hechos de los Apóstoles[9] como miembro destacado de la comunidad cristiana primitiva.

Padres y familia

La tradición cristiana ha considerado a Joaquín y Ana como los progenitores de María. Estos nombres están tomados del Protoevangelio de Santiago, uno de los evangelios apócrifos más famosos y antiguos. Esta asunción ha sido punto de referencia para muchos datos piadosos sobre la vida de la Virgen María.
No se tiene seguridad de si María tuvo hermanas. Aunque algunos toman por ciertos datos del evangelio de San Juan y San Mateo quienes mencionan a una "hermana de su madre", la cual sería María de Cleofás, Hegesipo menciona a esta María como esposa de Cleofás, hermano de José y por tanto concuñada de María: un matrimonio hebreo no colocaría el mismo nombre a dos de sus hijas carnales.
En el Nuevo Testamento, aunque en algunos pasajes se habla de hermanos de Jesús sólo dice que María es la madre de Jesús. La Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa, la Iglesia Copta y la Comunión Anglicana, basadas en el uso del lenguaje hebreo de aquella época y en la tradición eclesial, interpretan este término como "parientes", y declara que María permaneció "siempre virgen". Por su parte, la mayoría de las confesiones protestantes, con excepciones entre los luteranos, dicen que María, después de la concepción virginal, tuvo otros hijos.
Los que afirman que María tuvo otros hijos, basan su argumentación en la interpretación literal de los textos bíblicos en los que se habla expresamente de hermanos de Jesús. En el idioma arameo así también en el hebreo no existe un término para indicar primo o un familiar cercano. La Biblia de los Setenta, al traducir la Biblia del hebreo al griego, cada vez que encuentran el término hermano (בן), usan el término ἄδελφος, de manera que este término indica a parientes incluso no muy cercanos. Así se comprende entonces que Asaía tuviera “doscientos veinte hermanos” (1ª Cró 15:6 –ver también Gén. 11:27; 12:5 y comparar con Gén. 13:8; 14:14,16).
Aunque en el griego koiné sí existe el término ἀνέψιος para indicar primo, no implica que su uso estuviera generalizado entre los hebreos.

 Matrimonio de María

Los evangelios hacen aparecer a María cuando narran la concepción de Jesús. Según lo que narran se puede ver que María en ese momento era prometida de José de Nazaret, quien era carpintero. Los relatos evangélicos se inician después de los desposorios de María con San José.
El evangelio según san Lucas dedica dos capítulos a la concepción e infancia de Jesús. Es en Lucas también donde es llamada "llena de gracia", "bendita entre todas las mujeres", "madre del Señor". El apelativo κεχαριτωμένη, que se lee kecharito̱méni̱ y que es participio perfecto pasivo de χαριτον (chariton), es traducido por las versiones protestantes como "muy favorecida", mientras que en las católicas se suele traducir como "llena de gracia" (siguiendo el "gratia plena" de la Vulgata). La Nueva Biblia de Jerusalén, por ejemplo, detalla en el Evangelio según San Lucas (1,28) que este saludo en forma literal significa: "tú que has estado y sigues estando llena del favor divino".[10] Esto se debe a que en griego un verbo factitivo como χαριτόω en perfecto indica completamiento del acto que indica el verbo.
Según la tradición judía de aquel momento, los jóvenes varones se desposaban entre los dieciocho y veinticuatro años, mientras que las jóvenes mujeres a partir de los doce años eran consideradas doncellas (na'arah) a partir de esa edad podían desposarse. El matrimonio judío tenía dos momentos, desposorio y matrimonio propiamente dicho: el primero era celebrado en la casa de la novia y traía consigo acuerdos y obligaciones, aunque la vida en común era posterior. Si la novia no había estado casada antes se esperaba un año después del desposorio para llegar a la segunda parte, el matrimonio propiamente dicho, donde el novio llevaba solemnemente a la novia desde la casa de sus padres a la de él.

 Anunciación

 
Imagen de la Virgen utilizada para veneración y procesión.
La presencia de María en los relatos bíblicos comienza con la narración de la aparición del ángel Gabriel a María, según lo relata el evangelista Lucas.[nota 1]
Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel, le dijo: «¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo.»
Lucas 1:26-28
Lucas puso empeño en anotar las reacciones de María ante las revelaciones divinas que se irán sucediendo: su turbación[11] y su dificultad,[12] al igual que posteriormente mostraría su asombro ante el oráculo de Simeón[13] y su incomprensión de la palabra de Jesús en el templo.[14] En presencia de un misterio que rebasa su inteligencia, reflexiona sobre el mensaje (Lucas 1:29; Lucas 2:33), piensa sin cesar en el acontecimiento y lo guarda en su corazón.[15] [16]
Desde el momento de la Anunciación, cuando el proyecto inicial de vida de María parece trastocarse, comienza una secuencia de riesgos y de inseguridades señalada por los evangelios de Lucas y de Mateo.[17] La primera inseguridad se presenta en relación al origen de su concepción. En efecto, la incertidumbre parece atacar el corazón de su prometido José, y lo conduce a su intención de repudiar a María en secreto para no ponerla en evidencia.[18] Así lo tiene planificado José cuando Dios le hace conocer sus designios por un sueño: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»[19] A partir de entonces, José coparticipa de los riesgos que se presentan en la vida de María, como se detalla más adelante.

 La visita de María a Isabel

María, ya embarazada, visita luego a su prima Isabel, ya que el ángel Gabriel le había anunciado que también ella, aunque ya anciana, estaba encinta, señal de que para Dios no hay imposibles. Viaja María a una población de la montaña de Judea, que actualmente se conoce como la ciudad de Ain Karim situada a seis kilómetros y medio al oeste de Jerusalén.
Al llegar María, el evangelio narra que el niño que tenía Isabel en su vientre dio un salto, que fue interpretado como de alegría. Isabel reconoce luego a María como la "Madre de su Señor"[20] y la alaba. María responde a Isabel con un canto de alabanza, ahora llamado "Magnificat",[21] inspirado en el cántico de Ana,[22] en varios salmos y en otros pasajes del Antiguo Testamento que, seguramente, eran del conocimiento de María. El "Magnificat" incluye una profecía: "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada".[23] La "Anunciación" y el "Magnificat" son, sin dudas, los dos pasajes de los evangelios canónicos en que María explicita verbalmente con más detalle su pensamiento, que no es otro que un anticipo de la misma vida y mensaje de Jesús.[24]

 Nacimiento de Jesús

 
Pierre Mignard, La Virgen de las uvas.
Lucas, al narrar las circunstancias que rodean el nacimiento de Jesús, describe con sencillez el riesgo que sigue impregnando la vida de María.[17] Ante un edicto de César Augusto que ordena un censo,[25] José y María deben emprender la travesía desde Nazaret en Galilea hacia Belén en Judea, cuando ella está por dar a luz.[26] Como no hay sitio para hospedarse, debe dar a luz en un pesebre.[27] El relato del evangelio de Lucas parece resaltar de forma creciente la fe de María, quien se fía de Dios a pesar de no comprender plenamente lo que sucede: ella guarda "estas cosas" y las medita en su corazón.[28]

 María y una profecía de sufrimiento

Con motivo de la presentación de Jesús en el Templo para dar cumplimiento a la ley que ordena que todo varón primogénito ha de ser consagrado al Señor,[29] se produce un nuevo signo de inseguridad para María. Un hombre justo y piadoso llamado Simeón, a quien le es revelado que no verá la muerte antes de ver al Cristo, reconoce en el hijo de María la salvación, luz para iluminar a los gentiles y gloria del pueblo de Dios, Israel.[30] Pero a continuación, una profecía realizada por Simeón atraviesa la figura de María:
Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción –– ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! –– a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»
Lucas 2:33-35

 María en la huida a Egipto

Tiempo más tarde, unos magos de Oriente se presentan en busca del «Rey de los judíos que ha nacido».[31] Cuando entran en la casa, ven al niño con María su madre y, postrándose, le adoran.[32] Pero esta visita de los magos atrae la atención de Herodes el grande que ordena matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca.[33]
El riesgo se cierne nuevamente sobre María y el niño. Pero el Ángel del Señor se aparece en sueños a José y le dice: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Él se levanta, toma de noche al niño y a su madre, y se retira a Egipto; y permanece allí hasta la muerte de Herodes.[34] Un autor contemporáneo remarca la ausencia casi constante de toda seguridad humana en el destino de María: «Quédate allí hasta nuevo aviso: tal era la fecha que Dios había señalado. ¿Cuando será la vuelta? ¿Pronto, dentro de un mes, de un año? ¿Se instalarán, vivirán allí provisoriamente?...»[17]
Cuando mueren los que buscaban la vida del niño, José toma consigo al niño y a su madre, y entra en tierra de Israel. Pero se entera de un nuevo riesgo: Arquelao reina en Judea en lugar de su padre Herodes, y por eso tiene miedo de ir allí. Y, avisado en sueños, se retira a la región de Galilea, a una ciudad llamada Nazaret.[35]

María, durante la adolescencia de Jesús

El único episodio de Jesús adolescente narrado por los evangelios canónicos es referido por Lucas con motivo de la fiesta de la Pascua.[36]
Después de sufrir la pérdida de su hijo en el Templo y de haberlo buscado durante tres días, al encontrarlo María le pregunta: «Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? ¡Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando!» La expresión deja traslucir el dolor y la preocupación de una madre diligente, que incluso habla en nombre de José, lo que remarca la gran personalidad de María.[37] Jesús le responde a María con otra pregunta, que ella no comprende.

María: la que guardó y cumplió las palabras de Jesús

De acuerdo con las Sagradas Escrituras, María no fue lo que la Epístola de Santiago llamó «un oidor olvidadizo».[38] El Evangelio de Lucas nos lega una frase que se repite dos veces casi literalmente, forma de poner énfasis en el asunto. En la escena del nacimiento de Jesús, después que los pastores relatan a José y María lo que se les había dicho del niño, el evangelista agrega que «María conservaba todas esas cosas y las meditaba en su corazón».[39] Y un poco más adelante, al relatar el episodio del hallazgo del Jesús, de doce años, entre los doctores del templo, el evangelista repite casi textualmente la frase antes citada: «Y su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón».[40]
Es de notar que esta segunda frase no sólo se refiere a la respuesta dada por Jesús en el templo a los doce años, sino que es razonable extenderla a todo lo que Jesús le dijo en los diálogos que con ella tendría durante los años que pasó «sujeto a sus padres». También es claro que el evangelista señala que María conservaba esas palabras a pesar de que ni ella ni José habían entendido la respuesta de Jesús en el templo: que «convenía que él se ocupara de las cosas de su Padre». Juan de Maldonado comenta que no podía María dejar de comprender que Jesús llamara a Dios «su Padre», ni tampoco podía resultarle extraño que él se considerara obligado a ocuparse de las cosas de Dios. Lo que María aún no comprendía era «a qué cosas llamaba Jesús las cosas de su Padre: de enseñar primero a los hombres, y luego de morir por ellos».[41]
A pesar de que, bajo este aspecto, las palabras de Cristo quedaron de momento envueltas en el misterio para la mente de María, ella las guarda como una reliquia, lo que forma parte de la psicología profunda de María. De allí que haya autores que hagan referencia a ella dándole el título de «Señora del Silencio».[42] Y es también por ello que algunos exégetas han llegado a considerar a María misma como una de las fuentes primarias del Evangelio de Lucas.[37] En cualquier caso, aún cuando María no fuese una fuente oral del Evangelio de Lucas, es razonable al menos admitir la existencia de un testimonio mediato: las palabras de María pueden haber llegado a Lucas a través de Juan el Apóstol o de mujeres que convivieron con ella.

 María durante el ministerio público de Jesús

Durante el ministerio público de Jesús, María aparece mencionada en los Evangelios como "su madre", una situación especial que no pertenece a ningún otro miembro de la comunidad. «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron»,[43] exclamó una voz entre la muchedumbre, y siguen ahora exclamando los cristianos. Como se señalará más adelante, se suele poner particular relieve en la virginidad de María, en su concepción inmaculada o, sobre todo, en su maternidad divina. Jesús respondió: «Dichosos más bien los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».[44] Cristo no dice que haya otros seres más dichosos que su madre. Lo que sí afirma es que la razón principal de la bienaventuranza de María consiste, no sólo en haber concebido al Hijo de Dios, sino en haber escuchado su palabra y haberla puesto en práctica, en haber creído en él,[24] de la misma forma que lo había señalado antes Isabel: "Feliz de ti por haber creído".[45]
En el evangelio según san Juan, toda la vida pública de Jesús está encuadrada por los dos únicos pasajes en los que aparece su Madre, y que son propios de este evangelio. Se trata de las "bodas de Caná"[46] y la "muerte del Señor",[47] que forman parte del inicio y del final del ministerio público de Jesús.[48]
Las bodas de Caná tienen lugar cuando, según lo expresa Jesús, todavía no ha llegado "su Hora".[49] Sin embargo, y a pedido de María, Jesús realiza su primer signo, para que sus discípulos crean en él. María reaparece al llegar "la Hora",[50] que no es otra que la de la glorificación de Jesús, su muerte y resurrección. En la cruz, es Jesús el que llama a su Madre.[51] Como en Caná, María es llamada por Jesús “Mujer”, y le encomienda que sea “Madre” del discípulo amado que está con ella junto a la cruz.
María adquiere un valor simbólico porque en ese momento pasa, en la figura del discípulo amado, a ser la madre de los discípulos de Cristo. Se la llama "Mujer", y esta palabra hace alusión a la primera mujer del comienzo del Génesis, "Eva, madre de todos los vivientes". Muchos Padres de la Iglesia (san Jerónimo de Estridón, san Agustín de Hipona, san Cirilo de Alejandría, san Juan Crisóstomo, san Juan Damasceno) señalan al respecto que "si la muerte vino por Eva, la vida vino por María".[52] Ahora que comienza una nueva creación, hay una nueva "Mujer" que es la Madre de la Iglesia, madre de todos los que viven. Las teologías católica y ortodoxa destacan que, en virtud de esos dos pasajes, son discípulos del Señor aquéllos que –tal como pide María– hacen lo que Él dice,[53] que permanecen al pie de la cruz del crucificado junto a María[54] y los que la reciben como madre propia, al igual que hizo "el discípulo a quien Jesús amaba".[55] [48] Otras interpretaciones se discuten más adelante (ver sección “Cuestiones Teológicas”).

 María en el Cristianismo

 
La imagen más antigua conocida de María, sosteniendo a Jesús niño. Datada del siglo II[56] , Catacumbas de Priscila, Roma.

 María, durante las primeras persecuciones y en la Patrística

Con el paso de los siglos, la atención sobre la persona de María se acrecentó de forma notable. Ya en el siglo II, San Ireneo de Lyon denominaba a María "nuestra más eminente abogada"[57] [58] y su figura aparecía representada en las catacumbas de Priscila en Roma.[56] También en el siglo II, se decía de Ella: "Y en Ti, hasta el último día, el Señor hará ver la redención por Él concedida a los hijos de Israel" (Protoevangelio de Santiago).
De modo que llegaron a surgir en las reflexiones sobre ella todo tipo de virtudes y cualidades. Sin embargo, se debe mencionar que en los orígenes del cristianismo, es decir, en el Siglo I, y en el Nuevo Testamento, no existen demasiados indicios acerca de María.[nota 2]
Cabe mencionar que algunos ven en la veneración a María similitudes con la veneración de mujeres en otras culturas paganas.[59] [60]

 María en las iglesias católica, ortodoxa y copta

Como la doctrina de la Trinidad considera a Jesús una de las personas divinas (Padre, Hijo y Espíritu Santo), se le da a María el título de theotokos, 'Madre de Dios'. Isabel había dicho: «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1,45). Aquí "el Señor" es indudablemente Dios. Por lo tanto cuando a continuación la llama: "la madre de mi Señor", la referencia es muy clara: la consideraba 'Madre de Dios'.
Según la teología ortodoxa y también católica, es correcto denominarla de esta forma pues Jesús unía en una misma persona dos naturalezas (la humana y la divina), y cuando se habla de María como Madre de Dios se refiere a María como madre de Jesús en toda su persona. La ortodoxia encuentra correcto[cita requerida] el referirse a María como Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, y Esposa del Espíritu Santo. Su razonamiento lógico es el siguiente; "Si Jesús es Dios y María es madre de Jesús, entonces María es Madre de Dios". La encarnación significa que en un instante la segunda Persona de la Trinidad, el Verbo, de naturaleza divina, asumió plenamente la naturaleza humana -sin menoscabo de su condición divina- al ser concebido milagrosamente en María. Como fue instantánea y esencial, María en ese momento empezó a ser madre de Jesús: hombre-Dios.
Para los cristianos y, con mayor énfasis, en la teología católica, ortodoxa y anglicana, se ponen de manifiesto un conjunto de "paradojas marianas" que sólo pueden ser contempladas en el marco de la fe, ya que forman parte del "misterio mismo de Dios, que quiso hacerse niño". Esas paradojas fueron recopiladas por Castán Lacoma, y hacen referencia a las gracias extraordinarias de las que fue depositaria María, en orden a su maternidad. Por ser la madre de Cristo –considerado el Verbo encarnado, Dios mismo–, María es:
  • la que "dio el ser al creador de todo",
  • la que "engendró al mismo que la había creado a ella",
  • la que existía antes que Dios... se encarnara,
  • la que encerró en su seno al Inmenso e Infinito,
  • aquella que encerró en sus entrañas a quien no cabe en todo el mundo,
  • la que sostuvo en sus brazos al que todo lo sustenta,
  • la que tuvo obligación de ejercer vigilancia materna sobre el que todo lo ve,
  • la que tuvo a su cuidado al Dios que cuida de todos,
  • la que tocó los confines de quien no tiene fin.[52]
En la iglesia ortodoxa también existe la creencia de la "Santísima dormición de la Virgen María"; en Jerusalén se encuentra la benedictina Abadía de Hagia Maria o de la Dormición, en cuya cripta se dice descendió María y fue dormida antes de su asunción al cielo. Por otro lado también se cree lo dicho por los padres de la Iglesia desde San Melitón de Sardes en el siglo II después de Cristo de que María fue coronada en el cielo después de su asunción, basándose esto en el relato del libro del Apocalipsis en el capítulo 12. En la iglesia católica, la Coronación de María es el 5to. Misterio glorioso del Rosario.
 
Asunción de la Virgen María, por Annibale Carracci. Roma, Iglesia de Santa Maria del Popolo.

 Cuestiones teológicas

Mientras la Reforma disminuía la posición de María, en el catolicismo ésta seguía creciendo. El pasaje del evangelio según San Juan 19:27 ha dado lugar a interpretaciones que aún hoy no concuerdan: Muchas versiones traducen: “Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa”. Mientras que otras [como Sagradas Escrituras (1569) y Reina Valera (1909)] traducen: “Y desde aquella hora el discípulo la recibió consigo”.
Según el catolicismo, la diferencia de lo que se transmite no es menor, ya que "para Jesús era el momento más trascendental de toda su existencia terrenal". Para saber si estaba dejando a su madre al cuidado de su amado discípulo Juan, es conveniente verificar el texto original (griego):
καὶ ἀπ’ ἐκείνης τῆς ὥρας [y desde aquella hora]
ἔλαβεν ὁ μαθητὴς αὐτὴν εἰς τὰ ἴδια [(aquél discípulo la tomó a su propiedad)[61] ]
En cualquier caso se traduce al español como: “y desde aquella hora el discípulo la tomó como propia” (es decir, como su propia madre).
En 1854, se produjo la proclamación, por parte del papa Pío IX del dogma de la Inmaculada Concepción: María fue liberada del pecado original en su propia concepción, de manera que vivió una vida completamente sin pecado, cuestión que tampoco es aceptada por los protestantes. Por tanto, la Iglesia Católica considera dogma de fe que "la Santísima Virgen, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio concedido por Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Jesucristo Salvador del género humano, fue preservada inmune de toda mancha de pecado original".
Por medio de la Constitución Apostólica "Munificentíssimus Deus", el papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de la Virgen el 1 de noviembre de 1950: "Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".
Al definir este dogma, Pío XII no hizo más que definir solemnemente lo que los fieles siempre habían creído, es decir que la carne de la mujer que había dado carne al Hijo de Dios escapó a la corrupción de la carne humana. Las confesiones protestantes niegan esta proposición.

 Apariciones de María

Según la Iglesia Católica, la Iglesia ortodoxa y la Iglesia Copta, es posible que María y los santos puedan comunicarse privadamente con los hombres. Los mensajes revelados a los videntes son consideradas por la Iglesia como revelaciones privadas (mensajes que pueden ayudar a la salvación). Sin embargo, aunque la Iglesia Católica llegue a aprobar una aparición como auténtica manifestación sobrenatural y diga que los mensajes están de acuerdo con la doctrina y tradición cristiana, estas revelaciones no son consideradas como una verdad de fe, lo que deja en libertad a los creyentes de aceptarlas o no. Las apariciones de María son indicadas en la teología católica con el término mariofanías.
La historia del catolicismo recuerda numerosas apariciones, de las cuales sólo algunas han sido aprobadas oficialmente. Entre las más conocidas podemos citar: Nuestra Señora del Pilar (España, 40 DC), Guadalupe (México, 1531), La Milagrosa (Francia, 1830), Lourdes (Francia, 1858), Fátima (Portugal, 1917); la que se refiere a Medjugorje (1981) todavía es objeto de estudio (en 2010) por parte de las autoridades católicas.
Estos fenómenos no han ocurrido solo en el catolicismo. Durante la historia de casi todos los países de la cristianidad ortodoxa, tales apariciones se manifestaron en gran número con la consiguiente construcción de santuarios. Algunas de esas apariciones se reflejaron en los calendarios litúrgicos de las iglesias ortodoxas (véase Protección de la Madre de Dios).
En los últimos años se han producido diversas apariciones marianas en Egipto, algo que la Iglesia Copta interpreta como una consolación en tiempos de persecución. Ha habído varias apariciones como la del Zeitún en 1968, Asiut en 2000, y más recientemente en el barrio cairota de El Warrak en diciembre de 2009. La mayoría de estas apariciones tienen lugar en las cúpulas de iglesias coptas. El papa copto, Shenouda III aprobó tales apariciones como verdaderas manifestaciones de la Virgen María.[62] [63]

 Oraciones marianas

La oración mariana de más antigüedad conocida es el Sub tuum praesidium (español: Bajo tu protección o amparo).
Texto griegoTexto LatínTraducción
Ὑπὸ τὴν σὴν εὐσπλαγχνίαν,
καταφεύγομεν, Θεοτόκε.
Τὰς ἡμῶν ἱκεσίας,
μὴ παρίδῃς ἐν περιστάσει,
ἀλλ᾽ ἐκ κινδύνων
λύτρωσαι ἡμᾶς,
μόνη Ἁγνή, μόνη εὐλογημένη.
Sub tuum praesidium confugimus,
sancta Dei Genitrix.
Nostras deprecationes ne despicias
in necessitatibus,
sed a periculis cunctis
libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta
Bajo tu amparo nos acogemos,,
Santa Madre de Dios
no deseches las súplicas que te dirigimos
en nuestras necesidades;
antes bien, líbranos
siempre de todo peligro,
Oh Virgen gloriosa y bendita
El papiro Rylands 470 descubierto en Egipto, datado del siglo III y publicado por Roberts en Manchester en 1938, contiene la muy conocida oración Sub Tuum Praesidium.[64] El original se conserva en la Biblioteca Universitaria John Rylands.[65] Cabe destacar en el texto la presencia del término Theotokos (en este caso, Theotoke, en vocativo), es decir, “Madre de Dios”. Dos siglos después, en el Concilio de Éfeso, se reconoció de forma solemne este título para la Virgen María, contra el parecer de Nestorio. Está considerada, por tanto, como la oración mariana más antigua de las que tenemos noticia.
La Iglesia Católica conoce muchas otras oraciones marianas para venerar o pedir la intercesión de María; entre ellas se encuentran la más popular de todas ellas, el Ave María, el Angelus, el Regina Coeli (que se reza en el tiempo litúrgico de Pascua en lugar del Angelus), la Salve, el Memorare y también el Bendita sea tu pureza:
Bendita Sea Tu Pureza
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti Celestial Princesa, Oh, Virgen Sagrada María, Yo te ofrezco en este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes Madre Mía. Amén.

María en la Reforma protestante

El protestantismo acepta la concepción milagrosa de Jesús por obra del Espíritu Santo como una verdad bíblica, pero además, cuando las Escrituras se refieren a los "hermanos de Jesús", o cuando el apóstol Pablo escribe "Santiago el Menor, el hermano del Señor", lo interpretan literalmente, por lo que niegan la virginidad perpetua de María (así como interpretan en ese mismo sentido el texto de Mateo 13:55-56). Su razonamiento es que en aquella época no tener hijos era una afrenta y ninguna mujer deseaba ser vista como estéril, lo que más anhelaban era tener un hijo y ofrecerlo a Dios. Además de apoyarse en el texto original en griego.


Sin embargo, el iniciador de este movimiento, Martín Lutero, dijo entre otras cosas:
María es la Madre de Jesús y Madre de todos nosotros aunque Cristo solamente fue quien reposó en su regazo... Si Él es nuestro, debieramos estar en su lugar; ya que donde Él está debemos estar también nosotros y todo lo que Él tiene debe ser nuestro, y su madre es también nuestra madre.
Sermón, Navidad, 1529
(Ella es) la mujer más encumbrada y la joya más noble de la cristiandad después de Cristo... ella es la nobleza, sabiduría y santidad personificadas. Nunca podremos honrarla lo suficiente. Aún cuando ese honor y alabanza debe serle dado en un modo que no falte a Cristo ni a las Escrituras.
Sermón, Navidad 1531
Sobre la Maternidad Divina:
... ella con justicia es llamada no solo madre del hombre, sino también la Madre de Dios... es cierto que María es la Madre del real y verdadero Dios".
Ref: Sermon on John 14. 16: Luther‘s Works (St. Louis, ed. Jaroslav, Pelican, Concordia. vol. 24. p. 107)
Sobre la Inmaculada Concepción:
Es dulce y piadoso creer que la infusión del alma de María se efectuó sin pecado original, de modo que en la mismísima infusión de su alma ella fue también purificada del pecado original y adornada con los dones de Dios, recibiendo un alma pura infundida por Dios; de modo que, desde el primer momento que ella comenzó a vivir fue libre de todo pecado.
Sermón: "Sobre el día de la Concepción de la Madre de Dios", 1527.
Y sobre la virginidad perpetua de María:
Cristo... fue el único Hijo de María, y la Virgen María no tuvo otros hijos aparte de Él... Me inclino a aceptar a quienes declaran que los "hermanos" realmente significan "primos" aquí ya que el escritor sagrado y los judíos en general siempre llamaban hermanos a los primos.
Luther‘s Works, eds. Jaroslav Pelikan (vols. 1-30) & Helmut T. Lehmann (vols. 31-55), St. Louis: Concordia Pub. House (vols. 1-30); Philadelphia: Fortress Press (vols. 31-55), 1955, v.22:23 , v.22:214-15 / Sermons on John, chaps. 1-4 (1539)
Otra importante figura del Protestantismo, Juan Calvino, escribió sobre este punto:
Helvidius mostró excesiva ignorancia al concluir que María debe haber tenido muchos hijos porque el término "hermanos" de Cristo es mencionado varias veces"
Harmony of Matthew, Mark & Luke, sec. 39 (Geneva, 1562), vol. 2 / From Calvin's Commentaries, tr. William Pringle, Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1949, p.215; on Matthew 13:55
(Sobre Mateo 1,25): La deducción que él [Helvidius] hizo, de que María no permaneció virgen más que hasta su primer parto, y que después tuvo otros hijos de su esposo... Ninguna justa y sólidamente fundada inferencia puede ser lograda a partir de esas palabras... como que tomara lugar después del nacimiento de Cristo. El es llamado el "Primogénito"; pero por el solo propósito de informarnos que nació de una virgen... lo que ocurrió después no nos es informado por los historiadores... nadie podrá sostener este argumento obstinadamente, excepto por un extremo apego a las disputas.
Pringle, ibid., vol. I, p. 107
Como se dice al comienzo de la sección, los continuadores del movimiento se han apartado de la idea de sus iniciadores -coincidente con la de la Iglesia Católica- sobre estos puntos.
Hay que recordar que los hebreos vivían bajo la cultura de “clan” (Lev. 25:10), por lo tanto sólo solían distinguir entre parientes cercanos (en griego: adelphe –traducido al español como hermanos-) y parientes en general (en griego: suggens –es decir: parentela-). Y en relación con la palabra traducida como hermano, es sabido que entre los hebreos tenía una aplicación muy amplia, por ejemplo:
"Cuando Tobías oyó decir esto a Rafael y supo que Sara era hermana suya, de la misma descendencia que la familia de su padre, la amó intensamente y se enamoró de ella." (Tobías 6:19)
Sin embargo, la no inclusión del libro de Tobías como canónico -es decir, con autoridad normativa o dogmática- en algunas Biblias protestantes, dificulta la aceptación de este argumento.
La Biblia afirma que Abraham era tío de Lot (Gén. 11:27; 12:5); no obstante a Lot y Abraham más de una vez se los denomina “hermanos” (Gén. 13:8; 14:14,16). También Labán llama “hermano” a Jacob, el cual para nuestra terminología actual sería su “sobrino” (Gen 29:15). Así se comprende entonces que Asaía tuviera “doscientos veinte hermanos” (1ª Cró 15:6)

María en la Comunión Anglicana

Aunque la figura de María ha estado presente en la Comunión Anglicana desde sus inicios, en el año 2005 se produjo un acercamiento teológico profundo de la Comunión Anglicana a la figura de María. Este acercamiento se expresó en un documento publicado por la ARCIC (Comisión Internacional Anglicano-Católica) llamado "María: Gracia y Esperanza en Cristo", publicado el 16 de mayo del año 2005 el cual es la primera declaración conjunta anglicano-católica sobre el papel de la Virgen María en la doctrina y la vida de la Iglesia. Aunque no es un texto declaratorio, se ofrece a la iglesias para su estudio y evaluación. Una de las conclusiones del documento es que "es imposible ser fieles a las Escrituras sin prestar la atención debida a María".
Profundizando el acercamiento anterior, el 24 de septiembre de 2008, el arzobispo de Canterbury y primado de la Comunión Anglicana Rowan Williams peregrinó al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes para honrar a la Inmaculada Concepción, predicando ante 20.000 personas en la Eucaristía Internacional.[66]

 María en el Islam

 
Virgen María y Jesús. Miniatura persa antigua.
En el Islam se llama Maryam bint ʿImran (مريم بنت عمران), esto es, María hija de ʿImran (Joaquín en el cristianismo), y de Hannā (حنـّا Ana), o también Maryam bint Dāwud (María hija de David), por proceder del linaje del rey David según la tradición. Es considerada ejemplo de mujer virtuosa y tiene tanta relevancia como su hijo Jesús (ʿIsà عيسى), a cuyo nombre se añade casi siempre el laqab o filiación "ibn Maryam" (بن مريم), esto es, "hijo de María". A María está dedicada una de las azoras o capítulos del Corán, la que lleva por título آل عمران Āl ʿImrān, esto es, la familia de Imran.
Según el Corán; la madre de María, esperaba tener un hijo varón a quien dedicar al servicio del Templo, siguiendo la tradición familiar. Dio a luz a una niña, en quien sin embargo se cumpliría la tradición, pues fue asignada al servicio sagrado. Fue confiada a la tutela del profeta Zacarías (necesariamente un personaje distinto al Zacarías bíblico), quien se sorprendía, al visitar a su ahijada en el oratorio en el que ésta se encontraba retirada, de que siempre contara con alimentos que le eran enviados por Dios.
Como en la tradición cristiana, a María le fue anunciada la concepción sobrenatural de Jesús por un ángel. El Corán insiste, sin embargo, en que aunque tuvo un hijo por voluntad de Dios sin la intervención de un varón, Jesús no era en modo alguno un hijo del ser supremo. En el Corán no existe José: María dio a luz sola en el desierto, al que se había retirado con este propósito y en el que se alimentaba de dátiles y del agua de un riachuelo colocados allí por Dios. El hijo, por su parte, tiene en el Islam la consideración de profeta o enviado de Dios (véase el epígrafe "Jesús en el Islam" en Jesús de Nazaret).
María tiene en el Islam la envergadura espiritual de un profeta, sin serlo. En el Corán, el mayor error de los judíos en lo que a Jesús y María se refiere no es, como asumen los cristianos, el supuesto hecho de haber matado al hijo (cosa que, por otra parte, la tradición islámica niega que hicieran), sino el hecho de haber menospreciado y dudado de la virtud de la madre.
Una tradición atribuye a Mahoma el dicho de que cinco son las mujeres más destacadas ante Dios: Asia, esposa del faraón, que cuidó de Moisés, y que creía en la palabra eterna de Dios pese a la opresión de su esposo y de su entorno; María, la madre de Jesús; Jadiya, la primera esposa de Mahoma, que fue la primera creyente y lo apoyó en las épocas más difíciles de adversidad, su otra esposa Aisha, y Fátima, su hija menor y madre de sus nietos, los imanes Hasan y Husain.

 Repercusión de María en el mundo actual

En 1999, una investigación realizada por el periódico británico The Guardian en la que se efectuó un análisis computarizado del inventario de libros de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos con sede en Washington, D.C., concluyó que, «si la celebridad de un individuo consiste en que se escriba un libro sobre él, [...] Jesucristo es aún el personaje que goza de más fama en el mundo actual.» En efecto, se contabilizaron 17.239 obras acerca de Jesús, casi el doble que de William Shakespeare, quien alcanza el segundo lugar. Entre las mujeres, la Virgen María alcanza el 7° lugar aunque, de hecho, ella es la única mujer que se ubica en uno de los 30 primeros puestos. Con los 3.595 libros dedicados a ella, supera en casi 5 veces a su inmediata seguidora, Juana de Arco.[67]

Véase también

 Notas

  1. Según la versión de la Biblia de las Américas. Las traducciones tradicionales utilizaban el término "llena de gracia" (gratia plena).
  2. “En el principio, la comunidad cristiana no tenía ningún recuerdo de la muerte de María”. (Periódico L‘Osservatore Romano por el teólogo católico Jean Galot)“Parece que la Iglesia de Roma no celebró ninguna fiesta de la Virgen antes del séptimo siglo”. (Christian Worship: Its Origin and Evolution por el historiador católico francés Louis Duchesne) “La devoción a Nuestra Bienaventurada Señora a fin de cuentas debe considerarse como una aplicación práctica de la doctrina de la Comunión de los Santos. Dado que esta doctrina no se encuentra, por lo menos de manera explícita, en las versiones más antiguas del Credo de los Apóstoles, tal vez no haya razón para que nos sorprendamos de no hallar rasgos claros del cultus de la Bienaventurada Virgen durante los primeros siglos de la era cristiana.” (The Catholic Encyclopedia) “El título [‘madre de Dios’] parece haber surgido en el uso devocional, probablemente en Alejandría, en algún tiempo durante el siglo III o el IV [...] Para fines del siglo IV, la Theotokos se había establecido firmemente en varias secciones de la iglesia”. (The New Encyclopædia Britannica) “La veneración de la madre de Dios recibió su ímpetu cuando la Iglesia Cristiana llegó a ser la iglesia imperial bajo Constantino (siglo IV) y las masas paganas acudieron a la iglesia a raudales. A pesar de las presuposiciones poco favorables en la tradición de los Evangelios, la veneración en forma de culto de la virgen y madre divina halló dentro de la Iglesia Cristiana una nueva posibilidad de expresarse mediante la adoración de María.” (The New Encyclopædia Britannica por el profesor de historia eclesiástica Ernst W. Benz)“En los días de Agustín (siglo quinto), y en la zona del norte de África, María [...] no tenía cabida en la devoción popular”. (Augustine the Bishop por el Dr. F. Van Der Meer)

Referencias

  1. «Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María». Enciclopedia Católica (01-10-1911). Consultado el 02-03-2010.
  2. Séforis, la patria de Santa Ana
  3. Exodo 15:20)
  4. Mateo 13:55, Lucas 1:27, Lucas 30:34
  5. Marcos 6:3
  6. Mateo 1:23,Isaias 7:14
  7. Lucas 2:35
  8. Lucas 2:19
  9. Hechos 1:14
  10. AA.VV., Nueva Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer, Bilbao 1998, p. 1492
  11. Lucas 1:29
  12. Lucas 1:34
  13. Lucas 2:33
  14. Lucas 2:50
  15. Lucas 2:29, Lucas 2:33
  16. Léon-Dufour, Xavier (2001). Vocabulario de Teología Bíblica, 18a. edición. Biblioteca Herder (Barcelona). p. 508-513. ISBN 9788425408090.
  17. a b c Asiaín, Justo (1980). Inseguridad, riesgo y paz en la vida y el mensaje de Jesús. Buenos Aires (Argentina): Ediciones Carlos Lohlé.
  18. Mateo 1:18-19
  19. Mateo 1:20-21
  20. Lucas 1:43
  21. {biblia|Lucas|1:46-51}}
  22. {biblia|I Samuel|2:1-10}}
  23. Lucas 1,48
  24. a b Cabodevilla, José María (1984). Las formas de felicidad son ocho. Comentario a las bienaventuranzas. Biblioteca de Autores Cristianos. pp. 378. ISBN 8422011271.
  25. Lucas 2:1-3
  26. Lucas 2:4-5
  27. Lucas 2:6-7
  28. Lucas 2:19
  29. Lucas 2:22-24
  30. Lucas 2:25-32
  31. Mateo 2:1-10
  32. Mateo 2:11
  33. Mateo 2:16-18
  34. Mateo 2:13-15
  35. Mateo 2:19-23
  36. Lucas 2:41-50
  37. a b Leal, Juan (1973). Nuevo Testamento, Tomo 2: Evangelios (2°) - San Lucas y San Juan. Biblioteca de Autores Cristianos (Madrid). ISBN 84-221-0327-3.
  38. Santiago 1:25
  39. Lucas 2:19
  40. Lucas 2:51
  41. de Maldonado, Juan (1951). Comentarios a los evangelios de S. Marcos y S. Lucas. Madrid (España): Biblioteca de Autores Cristianos. p. 436.
  42. Larrañaga, Ignacio (2005). El silencio de María (IX edición edición). Madrid (España): Ediciones Paulinas. ISBN 9972-686-03-5.
  43. Lucas 11:27
  44. Lucas 11:28
  45. Lucas 1:45
  46. Juan 2:1-11
  47. Juan 19:25-27
  48. a b Rivas, Luis H. (2008). El Evangelio de Juan. Introducción – Teología – Comentario, 2ª. reimpresión. Editorial San Benito (Buenos Aires). pp. 559. ISBN 9871177186.
  49. Juan 2:4
  50. Juan 13:1
  51. Juan 19:26
  52. a b Castán Lacoma, Laureano (1985). Las bienaventuranzas de María, 5a edición. Biblioteca de Autores Cristianos. pp. 352. ISBN 978-84-220-0406-6.
  53. Juan 2:5
  54. Juan 19:25-26
  55. Juan 19:27
  56. a b Lowrie, Walter (2003). Christian Art and Archeology. Kessinger Publishing. p. 460. ISBN 9780766134287.
  57. San Ireneo había sido alumno de Policarpo, el cual fue discípulo de San Juan
  58. Mary in the New Testament por Joseph A. Fitzmyer; The Catholic Encyclopedia
  59. Encyclopædia of Religion and Ethics por el escriturario W. M. Ramsay; The Cult of the Mother-Goddess, Nueva York, 1959, E. O. James, pág. 207; The Making of the Popes, 1979, pág. 227, por el sacerdote católico Andrew Greeley
  60. Theological Dictionary of the Old Testament, Tomo II (1975), pág. 186; The New Encyclopædia Britannica bajo el encabezamiento “madre diosa”; The New Encyclopædia Britannica por el profesor de historia eclesiástica Ernst W. Benz
  61. Scripture4all -Greek NT; John 19:27-
  62. Las recientes apariciones marianas en El Cairo cuentan con el respaldo del obispo copto
  63. Las "apariciones" de la Virgen en Egipto
  64. «John Rylands Papyrus 470» (en inglés). θεοβλογουμενα (theoblogoumena) (6 de agosto de 2007). Consultado el 18 de mayo de 2012. «This papyrus fragment is a prayer to the Theotokos written about 250 A.D., per papyrologists who have examined the handwriting style. (Theotokos means "God-bearer," a term for Mary that was formally affirmed at the Third Ecumenical Council held at Ephesus in 431.) Some initially placed the papyrus in the fourth or fifth century (the John Rylands Library description below lists it as 3rd - 4th century), perhaps because they didn't think that Christians would have been praying to the Theotokos that early. If the early dating is correct, this prayer must have already been part of the Church's services or prayers, showing that petitions and prayers to the Theotokos and the Saints go back to the early days of the Church, perhaps to the second century.».
  65. John Rylands University Library. «Christian Prayer» (en inglés). Rylands Papyri Collection (The University of Manchester, U.K.). Consultado el 18 de mayo de 2012. «This fragment was probably a private copy of a prayer addressed to the Virgin Mary. It is written in brown ink. The verso is blank. Lines 4-9: "Mother of God [hear] my supplications: suffer us not [to be] in adversity, but deliver us from danger. Thou alone....".».
  66. http://www.30giorni.it/sp/articolo.asp?id=19217
  67. Kettle, Martin (14 de septiembre de 1999). «When fame is an open book» (en inglés). The Guardian. Consultado el 3 de marzo del 2011.

 Enlaces externos

 
 
María Madre de Dios
Santa Maria Madre de DiosLa Iglesia Católica quiere comenzar el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María. La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de "María Madre de Dios". Ya en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: "María, Madre de Dios".
Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra madre, ¿qué cualidades no le habríamos dado? Pues Cristo, que es Dios, sí formó a su propia madre. Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades que una criatura humana puede tener.
Pero, ¿es que Dios ha tenido principio? No. Dios nunca tuvo principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios.
Y qué hermoso repetir lo que decía San Estanislao: "La Madre de Dios es también madre mía". Quien nos dio a su Madre santísima como madre nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos representaba a nosotros: "He ahí a tu madre", ¿será capaz de negarnos algún favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?
Santa Maria Madre de DiosAl saber que nuestra Madre Celestial es también Madre de Dios, sentimos brotar en nuestro corazón una gran confianza hacia Ella.
Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".
El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.
Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de "María, Madre de Dios".


 
 
 
 
 

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