En el Evangelio de Hoy, Jairo confía en Jesús más allá de
lo que humanamente podía esperar. En él contemplamos el itinerario del acto de
fe. Primero, comienza como don de Dios y acción de la gracia que transforma a la
persona. El conocimiento de los misterios que se han de creer no es suficiente
si después el corazón —auténtico sagrario de la persona— no está abierto por la
gracia.
Segundo, la fe implica una tarea y
un compromiso público (no es algo simplemente privado). La fe es decidirse a
estar con el Señor para vivir con Él, y, precisamente porque es un acto de la
libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se
cree.
—El
conocimiento de la fe introduce en la totalidad del misterio salvífico revelado
por Dios. No hay una "fe a la carta" (acepto sólo lo que me gusta); el
asentimiento que se presta implica aceptar libremente todo el misterio de la fe.
Si verdaderamente confío en Dios, entonces acepto todo lo que me viene de
Él.
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