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lunes, 19 de noviembre de 2012

PODER CON DIOS





«No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel (príncipe de Dios) porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido» (Gén. 32:28).

Después que Jacob había prevalecido con Dios no tenía razón alguna para temer a Esaú. Y era el poder de un solo individuo, puesto en juego en una ocasión de gran apuro. ¡Cuánto más poder puede encontrarse cuando dos o tres personas se juntan para orar!

I. LO QUE NO ES ESTE PODER.

No puede ser mágico. Algunos parecen tener ilusión de que las oraciones son una especie de ritos mágicos, pero esto es una tontería (Mat. 6:7).
No puede ser meritorio.
No puede ser propio. Tiene que ser dado por el Señor.

II. DE DÓNDE PROCEDE ESTE PODER.

1. Viene de la misma naturaleza del Señor. Su bondad y ternura son movidos a la vista de nuestra tristeza y debilidad. Un soldado que iba a matar a un niño, detuvo su arma cuando el pequeño clamó: «¡No me mates; soy tan pequeño!»
2. Viene de la promesa de Dios. Por su pacto del Evangelio y por su Palabra, el Señor se sujeta a los que saben como apelar a su verdad y fidelidad.
3. Procede de las relaciones de la gracia. Con toda seguridad, un padre escuchará a sus propios hijos.
4. Procede de actos anteriores del Señor. Su elección es un poder en sí mismo, ya que es un Dios inmutable.

III. CÓMO PUEDE SER EJERCIDO.

1. Debe haber un profundo sentimiento de debilidad (2ª Corintios 12:10).
2. Debe haber fe sencilla en la bondad del Señor (Juan 14:12).
«La fe domina el mundo y el infierno, Conquista a la muerte y el temor; Y lo que es todavía más extraño: Vence en el Cielo, mediante la oración.»
3. Debe haber pronta obediencia a su voluntad (Juan 9:31).
 4. Un derramamiento del corazón entero (Oseas 12:4).

IV. PARA QUIÉN PUEDE SER UTILIZADO ESTE PODER.

1.      En favor de nosotros mismos.
Para nuestra propia liberación de pruebas especiales. Para nuestra futura fortaleza y crecimiento, cuando, como Jacob, somos llamados a enfrentarnos con tribulaciones sucesivas.
2. En favor de otros.
Las mujeres y los niños de Jacob fueron preservados y el corazón de Esaú ablandado.
Véanse otros ejemplos de Abraham, Job, Moisés, Samuel, Pablo, etc., en que se ejerció este poder para bien de otras personas.
¡Cuán terrible es no tener poder con Dios sino luchar contra El con nuestro débil brazo!
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Aunque Jacob era un simple peregrino cansado, prácticamente un gusano que podía ser fácilmente aplastado y pisoteado (Is. 41:14), sin embargo, por medio de la oración es tan poderoso que vence al mismo Dios Omnipotente. 

Cuán a menudo he visto a un niño pequeño rodear el cuello de su padre con sus brazos y ganar con besos, ruegos y lágrimas lo que le habla sido rehusado. ¿Quién no se ha sentido movido a compasión por su importunidad cuando un animal mudo nos ha mirado con ojos suplicantes pidiéndonos comida? ¿Es Dios menos compasivo que nosotros?     

Esta es la llave que nos ha abierto las puertas cerradas del cielo una y otra vez. Ha vencido poderosos ejércitos y descubierto secretos que la misma agudeza del diablo no había podido descubrir. Ha desbaratado complots en su mismo origen y hecho que los artefactos de crueldad preparados contra los santos destruyan a sus propios inventores, siendo atados con las mismas cadenas que hablan preparado para otros. Al toque de la oración se han abierto puertas de prisiones, la tumba ha dado sus muertos y el leviathan no ha podido digerir su presa, antes la ha tenido que vomitar.

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