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lunes, 19 de noviembre de 2012

meditaciones en el camino

Tal vez no sea lo más adecuado detenernos a reflexionar o a meditar simplemente en las horas del mediodía, bajo el sol o bajo la lluvia... Quizá sea más propicia la noche, quieta y recogida. Pero lo cierto es que cuando el dolor o la enfermedad nos asaltan, (o angustias, o dudas) aparece una pregunta que resulta siempre difícil de responder. Y aparece en medio de ausencias, es decir cuando no hay quien nos responda, cuando comprobamos hasta qué punto la mejor solución es la que hallamos en nuestro silencio, en nuestro discernimiento, en nuestro corazón.
Pero esa "solución" siempre necesita mucho coraje de nuestra parte... El mejor descubrimiento no se da sin esa valentía que nos prepara para hacer frente a lo que sea y, también, como sea.
¿Has de decir "sí"? ¿Has de decir "no"? En cualquier caso nuestra respuesta no puede ser vacilante... Porque la vacilación interior acaba por dañar la salud, e impide la paz que se alcanza en la conciencia.
No se detenga, pues, el peregrino en minuciosidades y escrúpulos. Si ha de callar, calle; si ha de hablar, hable: pero sin temor de lo que decirle puedan o de reacciones inesperadas.

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