|
María Ana Sala, Beata |
Nació en Brivio (pueblo italiano de la provincia de Lecco)
el 21 de abril de 1829.
Fue una de las primeras
alumnas de la naciente escuela de las Hermanas Marcelinas en
el pueblo de Vimercate.
Fue acogida por la Madre Marina Videmari,
rápidamente se distinguió por lo ejemplar de su vida y
por su aprovechamiento escolar.
En 1848, entró a formar parte de
de la nueva Congregación, comprendió de inmediato que su ideal
y su misión tendrían que ser en la enseñanza ,
la educación, la formación de las jóvenes en la escuela
y en la familia.
Sor María Ana se santificó en la
sencillez por su total fidelidad al Carisma de la congregación
que había elegido. De su vida y ejemplo, surgen tres
enseñanzas: la necesidad de la formación de un buen carácter
firme, sensible, equilibrado; el valor santificador del compromiso en el
propio deber, asignado por la obediencia y la importancia esencial
de la obra educativa.
Su pedagogía fue la que su director
espiritual, Monseñor Luis Biraghi, le recomendó: estar cercana, estar junto
a las jóvenes en cada momento y circunstancia, participando de
su vida cotidiana, en clases, en la capilla, en el
comedor, en la recreación, en el dormitorio.
Entre sus mejores
alumnas, se recuerda a la jóven Judith Alghisi Montini, la
que después sería mamá del futuro papa Paulo VI.
Maria Ana
Murió santamente el 24 de noviembre de 1891.
Fue beatificada por
Juan Pablo II en 1980.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario