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Guido Maria Conforti, Santo |
Obispo y Fundador
Martirologio Romano: En Parma, de Italia, San Guido
María Conforti, obispo y buen pastor, siempre en vela por
la defensa de la Iglesia y de la fe de
su pueblo, el cual, movido por el anhelo de la
evangelización de los pueblos, fundó la Pía Sociedad de San
Francisco Javier (1931).
Etimología: Guido = Aquel que pertenece al bosque,
es de origen germánico.
Fecha de canonización: 23 de octubre de
2011 por el Papa Benedicto XVI.
GUIDO MARIA CONFORTI nació en Ravadese (Parma -Italia
) el 30 de marzo de 1865.
Era el octavo
de los diez hijos de Rinaldo Conforti y Antonia Adorni.
La óptima educación cristiana recibida de su madre, la complementaron
los Hermanos de las Escuelas Cristianas en cuya escuela de
Parma realizó su primaria. Guido solía decir que su vocación
se debía a la educación recibida de estos religiosos y,
además, a una singular experiencia que tuvo contemplando el Crucifijo.
Venciendo la resistencia de su padre, en 1876 entró en
el seminario, donde realizó brillantemente sus estudios, distinguiéndose por su
diligencia, piedad y obediencia. Durante sus estudios de teología, el
Beato Andrés Ferrari fue su rector en el seminario., Sin
haber sido aún ordenado sacerdote Guido fue nombrado vicerector del
seminario, tarea que continuó realizando después de su ordenación sacerdotal
que tuvo lugar el 22 de septiembre de 1888. En
esta misión pudo mostrar sus elevadas dotes de educador siendo
un modelo para los jóvenes seminaristas por su testimonio de
santidad y caridad pastoral.
Su vocación sacerdotal y misionera había
nacido a los pies del Crucifijo. "No es posible -
escribió - fijar la mirada en este modelo divino sin
sentirse empujado a cualquier sacrificio por grande que sea".
"El
Crucifijo es el gran libro que ofrece a nuestros ojos
horizontes infinitos". De hecho, a pesar de que la vida
de Guido transcurrió en la región italiana de Emilia, su
mirada abarcaba los horizontes de toda la humanidad, y nunca
desfalleció en el deseo ardiente de anunciar el Evangelio a
todos los hombres. El "espectáculo" de la cruz le hablaba
"con la elocuencia de la sangre", manifestándoles el amor infinito
de Dios hacia la humanidad. En 1895, Guido funda una
Congregación Misionera de hombres consagrados a Dios con el único
fin de llevar el Evangelio a los no cristianos.
El
9 de junio de 1902, el Siervo de Dios fue
llamado a regir la Arquidiócesis de Rávena. El día de
su ordenación episcopal pronunció los votos religiosos junto con el
voto de dedicarse sin reservas al anuncio del Evangelio "ad
gentes". En Rávena, la enfermedad le obligó a largos períodos
de inactividad. Su profundo sentido de responsabilidad pastoral hacia el
rebaño que le había sido confiado le llevó a presentar
su dimisión que fue aceptada.
Regresó humildemente a su Instituto
Misionero donde, recuperada algo su salud, se ocupó en la
formación de los alumnos misioneros y a la redacción de
las Constituciones de su familia misionera.
A finales de 1907,
el Santo Padre confió al Siervo de Dios la diócesis
de Parma. Durante 25 años él fue buen pastor, signo
viviente de la "solicitud maternal de la Iglesia hacia todos
los hombres, tanto fieles, como infieles, por su preocupación particular
por los pobres y los más débiles".
La catequesis fue
el punto principal de su tarea pastoral: instituyó las escuelas
de la doctrina cristiana en todas las parroquias, preparó a
los catequistas con apropiados cursos de cultura religiosa y pedagógica.
Fue el primer obispo de Italia que celebró un congreso
de catequética en su diócesis.
Cinco veces realizó la visita
pastoral a las parroquias, celebró dos sínodos diocesanos, instituyó y
promovió la Acción Católica, especialmente de los jóvenes. Cuidó de
manera especial la cultura y la santidad del clero, la
formación de los seglares, las asociaciones y la prensa católica,
las misiones populares, los congreso eucarísticos, marianos y misioneros. Logró
reconciliar a los ánimos divididos, se preocupó por llevar a
los extraviados a la unidad del rebaño y fomentó el
amor y el respeto incondicional hacia el Papa. Su presencia
en los momentos difíciles de la historia de aquellos años
en la ciudad de Parma fue discreta, casi inobservada, pero
eficaz y con resultados. Durante las huelgas de 1908, fundó
un grupo de abogados dedicados a la defensa de los
derechos de los campesinos y de los sacerdotes, Cuando una
parte de la ciudad se opuso violentamente a la instauración
del fascismo y se corría el peligro de un baño
de sangre, la mediación de Conforti obtuvo la retirada de
las milicias fascistas, evitando así una guerra civil.
La preocupación
por la Iglesia local que le había sido confiada no
le quitó la "preocupación por aquellos lugares del mundo donde
la Palabra de Dios no ha sido anunciada". Creía firmemente
que el anuncio del Evangelio "ad gentes" fuese el camino
más seguro por la nueva evangelización de su pueblo. Se
entregó incansablemente a la tarea de "la Evangelización ad gentes"
ya fuese a través de su familia misionera, como colaborando
con las varias iniciativas de animación misionera en Italia y
en el resto del mundo.
Puso especial cuidado en colaborar
en la fundación y en la difusión de la Pontificia
Unión Misionera del Clero, de la que fue su primer
presidente. "Fue providencial que, en la fundación de la Unión
Misionera del Clero, al lado de P. Pablo Manna se
encontrase Guido María Conforti, que no sólo ayudó excepcionalmente con
su consejo y su colaboración a la naciente Unión, sino
que con su autoridad logró para dicha Unión la aprobación
pontificia" (Pablo VI ).
En 1928, Conforti viajó a China
para visitar las comunidades y los lugares que habían sido
confiados a la familia religiosa de la que él era
Superior General. Su viaje fue signo de la comunión entre
las Iglesias.
El 5 de noviembre de 1931, consumido por
su incansable tarea pastoral, habiendo recibido devotamente el Sacramento de
los Enfermos y el Santo Viático, después de haber profesado
públicamente su fe y haber implorado la bendición de Dios
para su clero y su pueblo, Guido María Conforti entró
en la Casa del Padre.
El Papa Juan Pablo II
lo beatificó el 17 de marzo de 1996.
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