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Ernesto, Santo |
Abad
Etimológicamente significa “fuerte en el combate”. Viene de la lengua
alemana.
El joven Ernesto, muerto en el año 1147, vivió de
lleno en la época de la primera cruzada (1099).
Fue
ella la que permitió abrir nuevos caminos para los Lugares
santos a todos los peregrinos.
Y además, permitió la fundación
de cuatro pequeños estados cristianos en tierras del Islám: Jerusalén,
Antioquía, Edesa y Trípoli.
Sin embargo, desde 1144, la caída de
Edesa mostró que los musulmanes podían volver a coger lo
que los franceses les habían arrebatado anteriormente, incluida Jerusalén.
Esto dio
lugar a la segunda cruzada (1147-1149).
Se sabe por la historia
que fue un desatino.
De los 200.000 hombres y mujeres que
partieron para el Oriente, volvieron sólo algunos miles.
Ernesto de Steisslingen
fue uno de ellos. En su juventud entró de monje
en la abadía de Zwiefalten, que da al bello lago
de Constanza.
Lo eligieron abad durante cinco años para dirigir humana
y espiritualmente a los sesenta y dos monjes que la
habitaban.
Al término de su mandato, se marchó de nuevo a
la cruzada con el ejército alemán, comandado por el emperador
Conrado III.
Cuando se despidió de sus hermanos religiosos, les dijo:
"Creo que no volveré a veros en esta tierra, pues
Dios me concederá que vierta mi sangre por él. Poco
importa la muerte que me reserva, si me permite sufrir
por el amor de Cristo".
Sus predicciones se cumplieron. Y desde
entonces no se supo nunca cómo y dónde murió.
¡Felicidades a
quien lleve este nombre!
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