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lunes, 22 de octubre de 2012

Vigésimo noveno Domingo del tiempo ordinario

domingo 21 Octubre 2012
Vigésimo noveno Domingo del tiempo ordinario

San Gaspar de Búfalo


Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Crisóstomo : “Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.”

Lecturas

Isaías 53,10-11.


El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él.
A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos.


Salmo 33(32),4-5.18-19.20.22.


Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia.

Nuestra alma espera en el Señor;
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.



Hebreos 4,14-16.


Y ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe.
Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado.
Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno.


Marcos 10,35-45.


Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir".
El les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?".
Ellos le dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria".
Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?".
"Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo.
En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados".
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos.
Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.
Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Juan Crisóstomo (hacia 345-407), presbítero de Antioquía más tarde obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilías contra los anoméos, 8,6; PG 48, 776-777, en Elhougne, Les Pères commentent, pag. 299

“Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.”

        Lo que los dos hermanos, Juan y Santiago querían, al aspirar a los
primeros puestos, a los cargos y honores más destacados, era según mi
parecer, tener autoridad sobre los demás. Por esto Jesús se opone a su
pretensión. Descubre y pone al desnudo sus pensamientos secretos cuando les
dice: “El que quiera ser primero, sea esclavo de todos.” Dicho de otra
manera: "Si aspiráis a los primeros puestos y a los grandes honores, buscad
el último lugar, esforzaos a ser los más sencillos, los más humildes y
pequeños entre todos. Poneos detrás de los otros. Esta es la virtud que
conduce al honor que deseáis. Tenéis cerca de vosotros un ejemplo
elocuente, 'porque el Hijo del hombre  no ha venido para que le sirvan,
sino para servir y dar su vida en rescate por todos.' Así obtendréis gloria
y celebridad. Mirad lo que me toca vivir no busco ni honra ni gloria, y no
obstante, el bien que realizo de esta manera es infinito.”

        Lo sabemos: antes de la encarnación de Cristo  y su abajamiento,
todo estaba perdido, todo estaba corrompido; pero, después de que él se
humillara, nos lo ha revelado todo. Ha abolido la maldición, ha destruido
la muerte, ha abierto el paraíso, ha dado muerte al pecado, ha roto los
cerrojos de las puertas del cielo para introducir las primicias de nuestra
humanidad. El ha propagado la fe por todo el mundo. Ha expulsado el error y
ha establecido la verdad. Ha hecho tomar posesión del trono a las primicias
de nuestra naturaleza. Cristo es el autor de beneficios innumerables que mi
palabra ni ninguna palabra humana es capaz de expresar. Antes de su
abajamiento, sólo los ángeles lo contemplaron, pero después que él se
humillara la raza humana entera lo ha reconocido.

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