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martes, 23 de octubre de 2012

Sacramento de la reconciliación



El pasado 11 de Octubre su Santidad Benedicto XVI convoco este año como el año de la fe por medio de un Carta Apostólica denominada PORTA FIDEI, este año de la fe termina el 24 de Noviembre del año 2013 con la celebración de la Solemnidad Cristo Rey del Universo.


Ahora bien este año de la fe esta dirigido de una forma muy especial al mundo católico no solo para que incremente y profundice en su fe sino ademas para que sirva de instrumento de ayuda a que otros se conviertan, otros regresen a casa, otros vivan y participen en la grandeza que ofrece esta Santa Iglesia.


Para nosotros poder vivir y trasmitir a profundidad nuestra fe debemos ante todo prepararnos, nunca esta demás  profundizar en lo grandes misterios de nuestra Iglesia y estudiar  las enseñanzas que Jesús nos deja en la Sagrada Escritura, una de las enseñanzas tiene que ver con los Sacramentos que son acciones invisibles que el propio Jesús encarga a su Iglesia, los Sacramentos son acciones de vida y ellos tienen un orden para ser impartidos, tienen su propia disposición y su efecto particular.


El Bautismo, La Penitencia, La Eucaristía  La Confirmación  El Matrimonio, El Orden y la Unción  son los siete Sacramentos que instituyo Jesús cada uno de ellos tiene sus respectivas citas bíblicas, por lo tanto nadie podrá decir que es invención de la Iglesia.


Quiero en esta oportunidad referirme de una forma particular a uno de ellos, que viene a resultar para muchos un Sacramento de contradicción  me refiero al Sacramento de la Penitencia, o Reconciliación,o Conversión o también llamado de Confesión.


Este Sacramento se denomina Sacramento de Conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús al cambio de vida. (Marcos 1:15) y la vuelta al Padre ya que el hombre se había alejado de El como consecuencia de su pecado (Lucas 15:18)


Se le denomina Sacramento de Penitencia porque como tal consagra un proceso personal y eclesial de conversión, de arrepentimiento y de reparación por parte del cristiano pecador.


Se llama Sacramento de Confesión por la declaración o manifestación de los pecados ante el Sacerdote, el cual es un elemento esencial en este Sacramento.


Se le llama Sacramento de Perdón porque por la Absolución Sacramental que te da el Sacerdote, Dios concede al penitente el perdón de sus pecados y la paz.


Se le denomina Sacramento de Reconciliación porque otorga al pecador el amor de Dios que lo reconcilia con El y con la Iglesia. ( 2 Corintios 5:20)


El Catecismo de la Iglesia Catolica en su Numeral 1425 nos dice : Habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios, pero si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad, no esta en nosotros, el Señor mismo nos enseño a pedir perdón por nuestras ofensas, uniendo con ello el perdón mutuo de nuestras ofensas al perdón que Dios concede a nuestros pecados.


En el Numeral 1426 el Catecismo nos dice : Que la vida nueva recibida en el Sacramento de Iniciación Cristiana que es el Bautismo, no suprime la fragilidad y la debilidad de la naturaleza humana, ni la inclinación al pecado que la tradición llama Concupiscencia y que permanece en los bautizados a fin de que sirva de prueba en ellos en el combate de la vida cristiana, ayudados por la Gracia de Dios, esta lucha es la de la conversión con miras a la Santidad y la Vida Eterna a la que el Señor no cesa de llamarnos. Todo esto lo que nos quiere decir  en otras palabras es que el Sacramento de la Penitencia debe ser recibido después del Sacramento del Bautismo.


El pecado es ante todo ofensa a Dios, ruptura de la comunión con El, al mismo tiempo atenta contra la comunión con la Iglesia, es por ello que la conversión implica a la vez el perdón de Dios y la reconciliación con Su Iglesia.


Solo Dios perdona a los pecadores (Marcos 2:7), Jesús que es el Hijo de Dios dice de si mismo : El Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra (Marcos 2:10) y ejerce ese poder Divino cuando dice tus pecados están perdonados (Marcos 2:5) y (Lucas 7:48), mas aun en virtud de su Autoridad Divina, Jesús confiere este poder a los hombres (Juan 20:21-23). Con ello Cristo Jesús quiso que toda su Iglesia a través de los tiempos, fuera el signo y el instrumento del perdón y de la reconciliación que nos adquirió al precio de su Sangre, es por ello, que confió el ejercicio del poder de la Absolución al Ministerio Apostólico que es el único encargado del Ministerio de la Reconciliación ( 2 Corintios 5:18). En base a esto el Apóstol es enviado en nombre de Cristo y es Dios mismo quien a través de el exhorta y suplica.


En la formula de la Absolución se expresa el elemento esencial de este Sacramento, el Padre de la Misericordia es pues la fuente de todo perdón  realiza la reconciliación de los pecadores por la Pascua de su Hijo y el don de su espíritu a través de la oración y el Ministerio de la Iglesia.


En la Absolución el Sacerdote que como dijimos tiene la jurisdicción  restituye la gracia pedida por el pecado, siendo Dios siempre el que perdona los pecados. La Absolución requiere de una buena confesión y los requisitos para esta confesión son :


- EXAMEN DE CONCIENCIA
- ARREPENTIMIENTO DE TODOS LOS PECADOS
- PROPÓSITO DE ENMIENDA
- CONFESIÓN DE TODOS LOS PECADOS
- CUMPLIR LA PENITENCIA.


Puesto que Cristo Jesús confió a sus Apóstoles  el Ministerio de la Reconciliación ( Juan 20:23) que son los Obispos, sus sucesores y sus colaboradores que son los Presbíteros  en virtud del Sacramento del Orden, por lo tanto ellos tienen el poder de perdonar los pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


La facultad que tiene la Iglesia Catolica para conceder en nombre de Dios el perdón de los pecados proviene del mismo Cristo, quien confirió esta facultad a sus Apóstoles al decirles . LA PAZ CON VOSOTROS, COMO EN PADRE ME ENVIÓ  TAMBIÉN YO OS ENVIÓ  DICHO ESTO, SOPLO SOBRE ELLOS Y LES DIJO : RECIBID EL ESPÍRITU SANTO A QUIENES PERDONÉIS LOS PECADOS LES QUEDAN PERDONADOS, A QUIENES SE LOS RETENGÁIS  LES QUEDAN RETENIDOS (Juan 20:21-23)


En otra cita Bíblica vemos que Jesús le dice a Pedro . A TI TE DARÉ LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS, Y LO QUE ATES EN LA TIERRA QUEDARA ATADO EN LOS CIELOS Y LO QUE DESATES EN LA TIERRA QUEDARA DESATADO EN LOS CIELOS ( Mateo 16:19)


También Jesús le habla a sus Apóstoles y les dice a todos . YO OS ASEGURO, TODO LO QUE ATÉIS EN LA TIERRA QUEDARA ATADO EN EL CIELO Y TODO LO QUE DESATÉIS EN LA TIERRA QUEDARA DESATADO EN EL CIELO ( Mateo 18:18)


Que mas se puede necesitar para creer que este Sacramento instituido por Cristo Jesús fue conferido a su Iglesia para que lo administrara, no se trata simplemente de ver la figura del hombre que lo ejecuta, es algo mas, que se debe observar con los ojos del alma y cuando hay verdaderamente una fe que lo supera todo. El Sacerdote es el instrumento imperfecto que utiliza un Dios perfecto para comunicarse con sus hijos, para acercarse a ellos y perdonarlos de sus pecados, sencillamente porque esta vida es el preámbulo de la Vida Eterna y al Cielo no puede entrar nada manchado.


Esta es pues una de las grandes verdades de nuestra fe y el católico debe recurrir al Sacramento de la Confesión porque de los contrarios sus pecados quedaran atados en la tierra y en el cielo.


Quiero particularmente dejarles una referencia, ciertamente Dios utiliza al Sacerdote que es humano e imperfecto para comunicarse por medio de el, para comunicar su gracia a los hombres, el Sacerdote es el canal por el cual pasa Dios, todo católico debe recurrir al Sacramento de la Confesión  desde el Santo Padre hasta los que se están iniciando, la diferencia esta en buscar a la persona adecuada que nos pueda ayudar a crecer en la fe, que nos pueda orientar con profundidad, en quien veamos a un amigo de confianza. Fíjense el Santo Padre tiene su confesor fijo y es lo que quiero decir, pues ello nos ayuda a hacer un camino y ademas con una persona de nuestra confianza podemos así abrirle nuestro corazón. Es es una de las riquezas de nuestra Iglesia, podemos buscar a nuestro propio guía espiritual y hacerlo nuestro amigo fraterno.


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