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Pablo de la Cruz, Santo |
El místico del Calvario
Martirologio Romano: San Pablo de la Cruz,
presbítero, que desde su juventud destacó por su vida penitente,
su celo ardiente y su singular caridad hacia Cristo crucificado,
al que veía en los pobres y enfermos. Fundó la
Congregación de los Clérigos Regulares de la Cruz y de
la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. (1775)
Etimológicamente: Pablo =
Aquel que es pequeño o débil, es de origen latino.
El día 3 de enero de
1694 en la pequeña ciudad Ovada, cerca de Alejandría. al
norte de Italia, nació Pablo Francisco Danei Massari. Es el
siglo XVIII, también llamado "siglo de las luces" pues, en
general, se pensaba que la inteligencia humana es la única
autoridad y que la fe y la revelación son un
obstáculo al desarrollo de la humanidad.
Pablo vivió su niñez en
un hogar auténticamente cristiano, desde el cual experimentó las alegrías
y los sufrimientos de la vida: de 16 hijos del
matrimonio Lucas Danei y Ana María Massari sólo sobrevivieron 6.
No faltaron también las dificultades económicas, por lo que la
familia tuvo que cambiar continuamente de domicilio en busca del
trabajo. Pablo, quien desde muy pronto debió ayudar a su
padre, no pudo asistir con regularidad a la escuela.
El gran
testimonio de la fe cristiana de Ana Maria -su madre-
ejerció gran influencia en la educación religiosa de Pablo, a
la que éste correspondió con una respuesta generosa.
A los 19
años, en 1713, el joven Pablo tomó la primera gran
decisión de su vida. La predicación de un sacerdote o
una charla espiritual con él le impresionó de tal forma
que, profundamente emocionado y arrepentido, hizo confesión general de sus
pecados y decidió consagrar su vida a Dios de un
modo más radical y absoluto. Él mismo llamará después a
este momento su "conversión a penitencia ".
Años más tarde, cuando
en 1716 el Papa Clemente XI invitó a la cristiandad
a una cruzada contra los turcos, Pablo creyó oír en
esto la voz de Dios, pues quería morir mártir y
se alistó voluntario, pasando algún tiempo en cuarteles y campamentos.
Convencido de que éste no era el servicio que Dios
le pedía, regresó a la casa de sus padres a
quienes siguió ayudando en sus necesidades, dedicaba muchas horas a
la oración, participaba diariamente en la misa y se entregaba
a duras penitencias.
Pablo Francisco tenía 26 años sus hermanos habían
crecido y sus padres no necesitaban tanto de su de
ayuda. Por este tiempo, sintió la llamada de Dios a
fundar una orden religiosa: "... sentí mi corazón movido por
el deseo de retirarme a la soledad; ... me vino
la inspiración de llevar una túnica, de andar descalzo, vivir
en estrechísima pobreza y llevar, con la gracia de Dios,
vida de penitencia; ...me vino la inspiración de reunir compañeros
para vivir con ellos promoviendo en las almas el santo
temor de Dios; me vi en espíritu vestido de una
túnica negra, con una cruz blanca sobre el pecho, y
bajo la cruz escrito el nombre santísimo de Jesús con letras
blancas...
El 22 de noviembre de 1720 Pablo se despidió de
su familia y se dirigió a su obispo, Mons. Gattinara,
en Alejandría. Este, en una ceremonia sencilla y en su
capilla privada, revistió a Pablo de la Cruz con el
hábito negro de ermitaño. Las seis semanas siguientes del 23
de noviembre de 1720 al 1 de 1721, las vivió
en el trastero de la sacristía de la Iglesia de
San Carlos, de Castellazzo, en las más precarias condiciones de
alojamiento. Son como los ejercicios espirituales preparatorios para su misión
de ermitaño y fundador . En adelante su apellido será
"de la Cruz".
Por orden de su obispo, Pablo de
la Cruz consigna por escrito los sentimientos y vivencias interiores
de esos días en un "Diario espiritual". En él vemos
a qué grado de oración ha llegado ya, así como
las grandes líneas de la doctrina espiritual que vivirá y
enseñará durante los 55 años siguientes. En las anotaciones del
primer día aparece ya la idea fundamental y programática de
toda su vida: "No deseo saber otra cosa ni quiero
gustar consuelo alguno; sólo deseo estar crucificado con Jesús ".
Acabados
estos días el Pablo de la Cruz pasó los meses
siguientes en distintas ermitas de las cercanías viviendo en soledad;
daba catecismo a los niños en los lugares vecinos, predicaba
los domingos e incluso dio una misión. Quiso ir a
Roma para pedir personalmente al Papa le aprobara las Reglas
de la nueva Orden religiosa, misma que escribió durante los
40 días de Castellazzo. En Septiembre de 1721 se dirigió
a Roma, pero sufrió una gran desilusión. Es rechazado por
los guardias de Papa con palabras no muy amables. Aunque
profundamente decepcionado, no se desanimó. En la Basílica María la
Mayor hizo un voto especial: “dedicarse a promover en los
fieles la devoción a la Pasión de Cristo y empeñarse
en reunir compañeros para hacer esto mismo”.
A su vuelta a
Castellazzo, se les unió su hermano Juan Bautista que, lleno
de los mismos ideales, fue hasta su muerte en 1765
el compañero fiel de Pablo. Durante los años siguientes vemos
a los dos experimentar la Regla pasionista en diferentes ermitas
y colaborando con las parroquias vecinas mediante el catecismo y
la predicación.
Tras la etapa eremítica Pablo de la Cruz creyó
necesario que él y su hermano vivieran en Roma para
conseguir de la Santa Sede la aprobación de las Reglas;
por eso prestaron sus servicios en el Hospital de San
Gallicano cuyo Director les aconsejó hacerse sacerdotes. Después de un
breve curso de Teología pastoral, en junio de 1727 los
dos hermanos Danei fueron ordenados sacerdotes en la Basílica de
San Pedro por el Papa Benedicto XIII.
Siguiendo su gran impulso
a vivir en la soledad y a reunir más compañeros
formando la primera comunidad los dos hermanos se dirigieron al
Monte Argentario, unos 150 Kilómetros al norte de Roma, junto
a la costa. Ahí vivieron en una pequeña ermita. El
aumento de candidatos hizo pequeño el local, y construyeron el
primer convento de la naciente Congregación, el cual, por innumerables
dificultades, fue inaugurado hasta 1737.
Pero faltaba todavía la aprobación
de las Reglas o Una comisión de cardenales nombrada para
su estudio suavizó algo su gran austeridad, y en mayo
de 1741 fueron aprobadas por Benedicto XIV; habían transcurrido 21
años desde que fueron escritas el nombre de la nueva
orden religiosa sería: ”Congregación de la Santísima cruz y Pasión
de Nuestro Señor Jesucristo”, título que expresaba claramente su peculiaridad
en la Iglesia. Los Religiosos Pasionistas anunciarán por todas partes
el misterio de la Cruz y Pasión de Jesucristo a
lo cual se obligarían por el voto específico.
Pablo de la
Cruz encontró el sentido completo de su existencia en la
Memoria de Jesús Crucificado, quien dio su vida por todos
nosotros (Jn 3,16). En su asidua contemplación del crucificado, Pablo
encontró un camino de acceso al misterio de Dios que
es vida y amor, y que desea destruir el peso
del pecado y del sufrimiento. Él descubrió que Dios está
más cerca de los pobres, de los que no tienen
nada, y sintió la urgencia de salir a su encuentro
para esto: voz anunciarles al Dios de la vida.
Fundó la Congregación de la Pasión
con la esperanza de que continuara haciendo presente al Crucificado,
que pronuncia su juicio sobre el pecado del mundo, que
es la causa de la injusticia y del sufrimiento de
muchos hermanos y hermanas, y hace al hombre capaz de
amar de un modo nuevo. Quiso que la Congregación fuera
un signo humilde del grande Amor de Dios.
A lo largo
de su vida -murió a los 82 años-, Pablo de
la Cruz fundó 11 conventos. En 1771, el santo, ya
anciano, inauguró el primer monasterio de religiosas pasionistas de clausura,
que vivirían el mismo espíritu según la Regla escrita también
por él.
Además de fundador, Pablo de la Cruz, fue predicador
de misiones populares y gran director espiritual. Poseía cualidades muy
especiales para esto: voz potente, agradable presencia física, dotes retóricas
extraordinarias. Pero lo que más impactaba de él era su
testimonio de íntima unión con Dios, su devoción y su
santidad.
Por su gran actividad apostólica -200 misiones y 80 tandas
de ejercicios espirituales- mantuvo contacto con gran número de personas
que solicitaban su consejo en la vida espiritual, a quienes
él sirvió especialmente por correspondencia.
El 18 de octubre de 1775
pasó Pablo a la Casa del Padre con una muerte
tranquila y santa en el convento de los Santos Juan
y Pablo en Roma. Así terminaba su larga vida de
trabajos y sufrimientos por Cristo y por el prójimo. Fue
beatificado por Pío IX el 1 de mayo de 1853;
fue canonizado por el Papa el 29 de junio de
1867.
SAN PABLO DE LA CRUZ Fundador de los Padres y Hermanas pasionistas
Fiesta: 19 de Octubre
Nació
en Ovada (Liguria) el año 1694; de joven ayudó a su padre en el oficio
de mercader. Movido por el deseo de perfección, renunció a todo y se
dedicó al servicio de los pobres y los enfermos, juntándosele después
varios compañeros. Ordenado sacerdote, trabajó con intensidad creciente
por el bien de las almas, estableciendo casas de la Congregación que él
había fundado, ejerciendo la actividad apostólica y mortificándose con
duras penitencias. Murió en Roma el día 18 de octubre del año 1775. -Del Oficio de Lectura
Vida de San Pablo de la Cruz
Pablo
Danei Massari nació en Ovada, Italia, el 3 de enero de 1694; más tarde
se trasladó a Castellazzo-Bormida, no lejos de su pueblo natal. Su madre
le enseñó a encontrar en la Pasión de Cristo la fuerza para superar las
pruebas. Le recordaba del crucifijo cada vez que experimentaba algún
sufrimiento. Enamorado de Jesús Crucificado desde su infancia, quiso
entregarle toda su vida.
Su
padre le leía las vidas de Santos y esto lo animaba mucho a ser mejor.
Aquel buen hombre le avisaba también acerca de lo peligroso y dañino que
es juntarse con malas compañías. Así lo libró de muchos males.
A
los 15 años, un inspirado sermón cambió su vida. Su tema era la frase
de Jesús: "Si no se convierten y no hacen penitencia, todos perecerán".
Para Pablo fue el momento que el llama "conversión". Hizo una
confesión general y desde aquel día empezó a una vida de penitencia muy
rigurosa. Dormía en el suelo, ayunaba, dedicaba varias horas de la
noche a rezar y a leer libros santos. Luego organizó con algunos de sus
compañeros una asociación de jóvenes para ayudar a los demás con sus
palabras y buenos ejemplos a ser mejores. Varios de esos muchachos se
hicieron religiosos después. Durante una grave enfermedad, la visión del
infierno le horrorizó.
Hacia
1715-1716, deseoso de servir a Cristo, se alistó en el ejército en
Venecia. Quería defender el cristianismo de los turcos que amenazaban a
Europa. Pero, mientras adoraba el Santísimo Sacramento en una iglesia,
comprendió que no era aquella su vocación. Abandonó el camino militar,
sirvió algunos meses en una familia y regresó a casa. Aunque un tío
sacerdote le dejaba una herencia para que se casara, Pablo renunció.
Rechazó también unos negocios muy prometedores que le ofrecían y se
quedó por varios años en la casa de sus padres dedicado a la oración, a
la meditación y a practicar la caridad hacia los pobres.
Hacer memoria del CrucificadoLa
Virgen María se le apareció y le dió a conocer el hábito, el emblema y
el estilo de vida de una comunidad religiosa, que giraría siempre en
torno a Jesucristo Crucificado. Pablo presentó estos mensajes al obispo
de Alejandría, Mons. Gattinara y a su director espiritual. Previo el
juicio de confesores prudentes, el obispo le revistió del hábito de la
Pasión el 22 de noviembre de 1720. Se pasó 40 días en una habitación
junta a la sacristía de la iglesia de San Carlos, en Castellazzo para
redactar los Reglamentos de la futura comunidad a quienes llamaba "Los
Pobres de Jesús". Vivía todo este tiempo a pan y agua y durmiendo en un
lecho de paja. Sus experiencias y el estado de su espíritu durante
aquella "cuarentena" se han conservado con el nombre de "Diario
Espiritual".
Concluida la experiencia, el obispo le autorizó a
vivir en la ermita de San Esteban de Castellazzo y a realizar
apostolado como laico, ayudando a los sacerdotes a dar clases de
catecismo y dando misiones. En el verano de 1721 viajó a Roma, con el
deseo de obtener del Papa una audiencia, a fin le explicarle las luces
recibidas sobre una futura Congregación. Los oficiales de la residencia
Papal no le dejaron entrar por parecerles un aventurero más.
Votos y Fracasos En
la basílica de Santa María la Mayor de Roma, ante la Virgen "Salus
Populi Romani", hizo voto de consagrarse a promover la memoria de la
Pasión de Jesucristo.
De regreso a su pueblo se detuvo un poco
en Orbetello, en la ermita de la Anunciación de Monte Argentario. En
Castellazzo se le asoció su hermano Juan Bautista y se fueron a hacer
vida eremítica en Monte Argentario. Después, invitados por Mons.
Pignatelli, estuvieron en la ermita de Nuestra Señora de la Cadena en
Gaeta. Mons. Cavallieri los recibió un tiempo en Troia y volvieron a
Gaeta, pero esta vez fueron al santuario de la Virgen de la Civita, en
Itri.
Fracasaban
una y otra vez los intentos de fundar una comunidad. Para ser
predicadores de la Pasión necesitaban acceder al sacerdocio por lo que
viajaron a Roma. En el hospital de San Gallicano atendieron a los
enfermos mientras estudiaban teología. El Papa los saludó en el Celio,
junto a la iglesia llamada 'La Navicella' y les permitió oralmente
fundar en Monte Argentario. Una vez ordenados sacerdotes en 1727, los
dos hermanos abandonaron Roma para marchar a Monte Argentario.
Los
primeros candidatos que se presentaron pidiendo ser admitidos en la
nueva Congregación encontraron demasiado duro el Reglamento y se
retiraron. Mientras tanto San Pablo de la Cruz y un compañero suyo
viajaban por los pueblos predicando misiones y obteniendo muchas
conversiones.
Comienzos de la Comunidad de los Pasionistas El
Papa Benedicto XIV aprobó los Reglamentos pero suavizándolos un poco.
Entonces empezaron a llegar novicios y pronto tuvo tres casas de
religiosos pasionistas.
En todas las ciudades y pueblos a donde
llegaba predicaba acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo. Le gustaba
utilizar símbolos que ayudasen a expresar la pasión. A veces se
presentaba con una corona de espinas en la cabeza, siempre llevaba en la
mano una cruz. Con los brazos extendidos, el santo hablaba de los
sufrimientos de Nuestro Señor en forma que conmovía aun a los más duros e
indiferentes. A veces, cuando el público no demostraba conversión, se
azotaba violentamente delante de todos, por los pecados del pueblo, de
modo que hacía llorar hasta a los soldados y a los bandoleros.
Un
oficial que asistió a algunos de sus sermones decía: "Yo he estado en
muchas batallas, sin sentir el mínimo miedo al oír el estallido de los
cañones. Pero cuando este padre predica me hace temblar de pies a
cabeza". Es que Dios le había dado la eficacia de la palabra y el
Espíritu Santo le concedía la gracia de conmover los corazones.
En
los sermones era duro para no dejar que los pecadores vivieran en paz
con sus vicios y pecados, pero luego en la confesión era comprensivo y
amable, invitándolos a hacer buenos propósitos, animándolos a cambiar de
vida, y aconsejándoles medios prácticos para perseverar siendo buenos
cristianos, y portándose bien.
Dones extraordinarios Dios
colmó a San Pablo de la Cruz con dones extraordinarios. A muchas
personas les anunció cosas que les iban a suceder. Curó a innumerables
enfermos. Estando a grandes distancias, de pronto se aparecía a alguno
para darle algún aviso de importancia y desaparecía inmediatamente.
Rechazaba toda muestra de veneración que quisieran darle pero las gentes
se apretujaban junto a él y hasta le quitaban pedacitos de su sotana
para llevarlos como reliquias y recuerdos.
Con su hermano Juan
Bautista trabajaron siempre juntos predicando misiones, enseñando
catecismo y atendiendo pobres. Como ambos eran sacerdotes, se confesaban
el uno con el otro y se corregían en todo lo necesario. Pablo sufrió
mucho la muerte de su hermano en 1765.
Aunque
desde 1747 San Pablo fue siempre superior general, no dejó de predicar
ni de escribir cartas como director espiritual. El Instituto tropezó con
oposiciones dentro de un sector de la lglesia y la fundación de varios
conventos se suspendió hasta que una comisión pontificia dictaminó en
favor de los Pasionistas.
Religiosas pasionistas.
San
Pablo de la Cruz fundó la comunidad de las Hermanas Pasionistas que se
dedican también a amar y hacer amar la Pasión y Muerte de Nuestro Señor
Jesucristo. Una campesina, Lucía Burlini, le habló de las "palomas del
Calvario", símbolo de unas almas con el mismo espíritu contemplativo que
los religiosos. Aunque Pablo tardó casi cuarenta años en realizar esta
idea, en 1771 nacieron las Pasionistas de clausura en Corneto,
Tarquinia. Al frente puso a Ma.Crucificada Constantini, benedictina, que
con permiso de Clemente XIV pasó al nuevo monasterio. Ultimos años En
1772 sintiéndose muy enfermo mandó pedir al Papa su bendición para
morir en paz. Pero el Sumo Pontífice le respondió que la Iglesia
necesitaba que viviera unos años más. Entonces se mejoró y vivió otros
tres años.
Después
de la supresión de la Compañía de Jesús, Clemente XIV llevó a los
Padres de la Misión a la iglesia de San Andrés del Quirinal y concedió a
Pablo de la Cruz la casa y la basílica de los Ss. Juan y Pablo. En
ella, junto al Coliseo, vivió los últimos años de su vida; allí recibió
las visitas de Clemente XIV, en 1774, y de Pío V1 en 1775. Y allí
falleció unos meses más tarde, el 18 de octubre de 1775, a la edad de
ochenta años.
Sus reliquias se conservan en la capilla que se inauguró en 1880.
En 1867 fue declarado santo.
San Pablo de la Cruz C.P. ( Ovada, 3 de enero de 1694 - Roma, 18 de octubre de 1775) fue un sacerdote italiano, su nombre real fue Pablo Francisco Danei Massari.
Biografía
En su juventud, vivió una vida normal y festiva como hijo de un
medianamente acaudalado comerciante, pero cuando Pablo tenía 19 años de
edad, su vida cambió por medio de un sermón que el párroco de su pueblo
natal predico en aquel día, y eso lo llevó a vivir una vida libre de
vicios, inspirada en la penitencia y la oración diaria.
Se dice que la Virgen María se le apareció al joven Pablo, y le dio a
conocer el hábito negro, el estilo de vida contemplativa y el escudo de
su futura congregación de los Pasionistas, que fundó, inspirado en la
Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Él le relató sus visiones a Monseñor Gattinara, obispo de Alejandría y a
su confesor, quienes le revistieron de dicho hábito, en 1720, y vivió
en la ermita de San Esteban, en la localidad de Castellazzo.
Junto a su hermano, Juan Bautista Danei Massari, Pablo, que tomó para
siempre el nombre religioso de Padre Pablo de La Cruz, viajó a la
ciudad de Roma y sostuvo una audiencia con el Papa Benedicto XIV, quien aprobó las reglas de su congregación, que se llamó Congregación de la Pasión (también conocida como Pasionistas), destinada a la vida contemplativa y a las misiones de evangelización. Pablo se destacó por su amor a la Eucaristía, su penitencia y su infatigable oración y predicación.
San Pablo de la Cruz se lanza a la empresa de fundar esta
congregación luego de un largo camino de búsqueda espiritual, muy
similar al vivido por San Francisco de Asís:
se despoja de posible fama, riqueza y posición social a cambio de
hacerse pobre siervo de Cristo, movido a ello por una visión de la
Santísima Virgen María. Su vida mendicante la comparte pronto con
algunos compañeros que se le unen, haciéndose llamar "LOS POBRES DE
CRISTO". Con el tiempo toman el nombre de "PASIONISTAS" en consonancia
con el encargo que la Virgen le hace a Pablo: predicar la Pasión de
Jesucristo como "el don más maravilloso del amor de Dios, la fuerza que puede transformar al hombre y al mundo entero".
Su misión los lleva a padecer en carne propia los dolores de los
pobres, sirviéndolos, especialmente a los enfermos ("sufriendo los
dolores de Cristo crucificado"), y a viajar de pueblo en pueblo
predicando las misiones. Esta vida, una opción radical por el Evangelio,
en un comienzo no es bien comprendida por la Santa Sede (pese a que
Pablo contaba con el apoyo de su obispo), pero después de vencer las
resistencias iniciales, logra que el Papa Benedicto XIV
lo ordene sacerdote junto a su hermano Juan Bautista en 1727 y les dé a
esta primera comunidad permiso para predicar. Más tarde el propio San
Pablo de la Cruz llegó a ser consejero del Papa Clemente XIII, lo que lo llevó a trasladarse a Roma, donde establece la Casa Madre de la Congregación en el convento junto a la Basílica de los Santos Juan y Pablo, donde hoy descansan sus restos, y hasta la actualidad es la sede del Superior General.
Murió en Roma en octubre de 1775 a los 80 años de edad, y fue canonizado en 1867 por S.S. Pío IX
Libros
- Philippe Plet, Pablo de la Cruz: el fundador y el apostol, Ciudad Nueva 2011.
- Philippe Plet, Pablo de la Cruz: mistico, Edicep 2011.
- Philippe Plet, Orar con San Pablo de la Cruz, EDICEP 2008.
- Pablo García Macho, San Pablo de la Cruz, fundador de los pasionistas, EDICEP 2006.
- Fernando Pielagos, Testigo de la Pasion - San Pablo de la Cruz, BAC 1977.
Enlaces externos
San Pablo de la Cruz
Fundador
Año 1775
|
Que
San Pablo de la Cruz nos obtenga del cielo la gracia de meditar con
frecuencia en la Pasión y Muerte de Jesús y así amar mucho y
siempre más a nuestro amable Redentor.
|
San
Pablo de la Cruz es el fundador de los Padres Pasionistas, nació en Génova
(Italia) en 1684.
Cuando
era niño, cada vez que le llegaba algún sufrimiento especial, la mamá le
mostraba un crucifijo y le recordaba que Jesús ofreció sus sufrimientos
por nosotros, y que también nosotros debemos ofrecer por Él lo que
sufrimos. Así lo fue entusiasmando por la Pasión de Cristo.
Su
padre le leía de vez en cuando el libro de vidas de Santos, y esto lo
animaba mucho a ser mejor. Aquel buen hombre avisaba también continuamente
a su hijo acerca de lo peligroso y dañino que es juntarse con malas
compañías. Así lo libró de muchos males y peligros.
A
los 15 años oyó un emocionante sermón acerca de esta frase de Jesús:
"Si no se convierten y no hacen penitencia, todos perecerán". En
esa fecha hizo una confesión general de toda su vida y desde aquel día
empezó a dormir en el duro suelo, a ayunar, a dedicar varias horas de la
noche a rezar y a leer libros piadosos. Luego organizó con algunos de sus
compañeros una asociación de jóvenes para ayudar a los demás con sus
palabras y buenos ejemplos a ser mejores. Varios de esos muchachos se
hicieron religiosos después.
Se
alistó en el ejército del Sumo Pontífice para defender la religión, pero
después de un año se dio cuenta que no tenía vocación para militar.
Luego rechazó unos negocios muy prometedores que le ofrecían y un
matrimonio muy brillante que se le presentaba. Se quedó por varios años en
la casa de sus padres dedicado a la oración, a la meditación y a practicar
la caridad hacia los pobres.
En
1720 vio que en sueños le mostraban una sotana negra con un corazón y una
cruz blanca y el nombre de Jesús. Era como un aviso del hábito o
distintivo que debería dar a sus religiosos. Después en una visión oyó a
la Sma. Virgen que le aconsejaba fundar una comunidad que se dedicara a amar
y hacer amar la Santísima Pasión de Jesucristo. Pablo presentó estos
mensajes por escrito al Sr. Obispo y a su director espiritual. Ambos,
conociendo la vida heroica de virtud y oración que el joven había llevado
desde niño, reconocieron que se trataba realmente de una vocación
señalada por Dios. Y el Sr. Obispo le dio a Pablo la sotana negra con el
corazón blanco y la cruz sobre el pecho.
Pablo
se retiró durante 40 días a redactar los Reglamentos de la nueva
comunidad, en una húmeda habitación junto a una sacristía, donde vivió
todo ese tiempo a pan y agua y durmiendo por la noche en un lecho de paja.
Esos Reglamentos son los que han seguido siempre sus religiosos. Luego se
dedicó a ayudar a los sacerdotes a dar clases de catecismo, y a predicar
misiones populares con gran éxito.
Los
primeros candidatos que se presentaron pidiendo ser admitidos en la nueva
Congregación, encontraron demasiado duro el Reglamento y se retiraron.
Mientras tanto San Pablo de la Cruz y un compañero suyo viajaban por los
pueblos predicando misiones y obteniendo muchas conversiones.
El
Papa Benedicto XIV aprobó los Reglamento, pero suavizándolos un poco, y
entonces empezaron a llegar novicios, y pronto tuvo ya tres casas de
religiosos pasionistas.
En
todas las ciudades y pueblos a donde llegaba predicaba acerca de la Pasión
y Muerte de Jesucristo. A veces se presentaba con una corona de espinas en
la cabeza. Siempre llevaba en la mano una cruz, y con los brazos extendidos,
el santo hablaba de los sufrimientos de Nuestro Señor, en forma que
conmovía aun a los más duros e indiferentes. A veces, cuando el público
no demostraba conversión, se azotaba violentamente delante de todos, por
los pecados del pueblo, de modo que hacía llorar hasta a los soldados y a
los bandoleros.
Un
oficial que asistió a algunos de sus sermones decía: "Yo he estado en
muchas batallas, sin sentir el mínimo miedo al oír el estallido de los
cañones. Pero cuando este padre predica me hace temblar de pies a
cabeza". Es que Dios le había dado la eficacia de la palabra y el
Espíritu Santo le concedía la gracia de conmover los corazones.
En
los sermones era duro e intransigente para no dejar que los pecadores
vivieran en paz con sus vicios y pecados, pero luego en la confesión era
compresivo y amable, invitándolos a hacer buenos propósitos, animándolos
a cambiar de vida, y aconsejándoles medios prácticos para perseverar
siendo buenos cristianos, y portándose bien.
Dios
colmó a San Pablo de la Cruz con dones extraordinarios. A muchas personas
les anunció cosas que les iban a suceder en el futuro. Curó a innumerables
enfermos. Estando a grandes distancias, de pronto se aparecía a alguno para
darle algún aviso de importancia, y desaparecía inmediatamente. Rechazaba
toda muestra de veneración que quisieran darle, pero las gentes se
apretujaban junto a él y hasta le quitaban pedacitos de su sotana para
llevarlos como reliquias y recuerdos.
Con
su hermano Juan Bautista trabajaron siempre juntos predicando misiones,
enseñando catecismo y atendiendo pobres. Como ambos eran sacerdotes, se
confesaban el uno con el otro y se corregían en todo lo necesario.
Solamente una vez tuvieron un pequeño disgusto y fue cuando un día Juan
Bautista se atrevió a decirle a Pablo que lo consideraba un hombre
verdaderamente virtuoso. El santo se disgustó y le prohibió hablarle por
tres días. Al tercer día Juan Bautista le pidió perdón de rodillas y
siguieron siendo buenos amigos como antes.
En
1771 fundó la comunidad de Hermanas Pasionistas que se dedican también a
amar y hacer amar la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
En
1772 sintiéndose muy enfermo mandó pedir al Papa su bendición para morir
en paz. Pero el Sumo Pontífice le respondió que la Iglesia necesitaba que
viviera unos años más. Entonces se mejoró y vivió otros tres años.
Su
muerte ocurrió el 18 de octubre de 1775 cuando tenía ochenta años. Antes
de cien años (1867) fue declarado santo.
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