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martes, 30 de octubre de 2012

Antropología Filosófica


Curso con respuestas a los temas más esenciales del ser humano, de forma clara y sencilla.
 
 Antropología Filosófica
Antropología Filosófica
Presentación

Este manual es fruto de muchas horas de clase y reflexión. Lo que se trata es de ver si te puede servir a ti, lector.

Tras quince años de dar clase he reflexionado sobre el alcance y el sentido de la filosofía. He visto de todo: dormir a algún alumno -creo que hasta debía soñar- a primeras horas de la tarde, corregir algún examen donde se hablaba del mito de la "taberna" de Platón; e, incluso, traducir el cogito ergo sum cartesiano por un desenfadado "¡caramba, aquí estoy!". Mas no diría toda la verdad si no escribiera que: preguntas de mis alumnos cómo ¿por qué la vida no puede ser absurda? y otras tanto o más interesantes han sido para mi un acicate para enseñar.

El libro intenta dar respuestas a los temas más esenciales del ser humano valiéndose de una rica herencia de pensamiento. Lo cierto es que no hago más que repetir a mi manera lo que otros me han enseñado en sus clases y en sus libros. He abordado los temas con mucho espíritu crítico. Cito a diversos autores y expongo con toda frescura lo que me parece bien y lo que me parece mal; por esto no podré quejarme si soy criticado. Acepto correr este riesgo.

Parto del convencimiento de que no he utilizado una bibliografía exhaustiva; cosa, por otra parte, muy difícil dada la extensión y universalidad de la materia. Todos los temas pueden ser enriquecidos con muchas aportaciones. Sin embargo pienso que sí hay un hilo conductor en toda la exposición que da a estas páginas, al menos, una unidad de sentido.

La lista de agradecimientos debiera ser interminable pero voy a citar a algunas personas que me han ayudado con sus enmiendas y consejos, así como con su apoyo técnico como son: Javier Alonso Gutiérrez, José Luis Galán de la Haba, Rodrigo Fernández González, Ángel García Gilabert, Ángel Luis Jiménez Ruiz, Jorge Alonso Gutiérrez e Isidro Fernández Ruiz. También debo agradecer su ayuda a la Secretaría del Instituto Tajamar que desinteresadamente ha colaborado a transcribir el manuscrito.

Como se verá se intentan articular ideas de grandes pensadores con actividades de lectura y comprensión de textos de actualidad y películas que pueden ayudar a entender de un modo más vivo los aspectos abordados acerca de la persona humana.

Lógicamente se podrían analizar muchas más muestras de literatura y producciones cinematográficas. Ojalá que muchos más se atrevan a establecer un diálogo fecundo de las cuestiones permanentemente humanas con las artes y las sensibilidades actuales. Tal vez personas con más capacidad y medios se animen a producir ediciones digitales que combinen en un solo formato todos estos aspectos para renovar la cultura.

El temario se plantea para un curso de Antropología para universitarios y también es válido para el Bachillerato-desmenuzando y clarificando los contenidos por parte del profesor-; si bien en éste último caso invito a incidir más en los aspectos específicamente éticos y estudiar el tema 7:"Sobre el sentido de la realidad", más complejo, en su versión reducida.

Si en algo contribuye este libro a restaurar la menoscabada dignidad humana de tantos necesitados, especialmente la del concebido aún no nacido y, por esto, máximamente inocente e indefenso, habrá valido la pena.

Este texto debe mucho a otros, especialmente al libro "En torno al hombre" de José Ramón Ayllón. Los cinco primeros capítulos, sobre todo el primero, contienen muchas ideas de este autor.
I La materia y la vida

II La persona humana

III El proceso del conocimiento humano

IV Libertad, virtudes y felicidad

V Derechos humanos y leyes positivas. Justicia

VI Familia, trabajo y sociedad

VII Sobre el sentido de la realidad y de la vida

VIII Sobre la existencia de Dios

IX Conclusiones


Filosofía del hombre
El ser humano ha sido objeto de estudio en todas las áreas de la ciencia. Este es el tema central de Filosofía.
 
Filosofía del hombre
Filosofía del hombre
A lo largo de la historia el ser humano ha sido objeto de estudio en todas las áreas de la ciencia. Este es el tema central de Filosofía, disciplina que cuestiona al hombre desde enfoques de pensamiento crítico.

Aquí nos abocaremos a ver el tema de la Filosofía del Hombre.

Sobre el Hombre y el Mono

I Qué es la persona y cuál es su dignidad

II Desvelamiento de la dignidad de la persona

III La dimensión suparacósmica y supratemporal del ser humano

IV La Persona es un fin en si misma, no de sí misma
Nihilismo 2000

S. Freud: un mito creador de mitos



La Antropología Bíblica y Patrística
La Biblia no es un manual de antropología, pero en ella subyace indudablemente una concepción del hombre.
 
La Antropología Bíblica y Patrística
La Antropología Bíblica y Patrística
La aportación del cristianismo al pensamiento antropológico ha supuesto en muchos casos una revolución de insospechadas consecuencias. Por ejemplo, el lema "libertad, igualdad y fraternidad" que enarboló la Revolución francesa, no hubiera sido posible en una cultura sin sustrarto cristiano. Esta revolución arranca, en su raíz, de la cultura hebrea y de una peculiar concepción de Dios, entendido como un ser personal que es fundamento único de todos los seres. La Biblia no contiene ninguna teogonía. Sí una cosmogonía: el cosmos nace por un acto libre y creador de Dios. El hombre es criatura de Dios.

Además, Dios se ha hecho más accesible al hombre por la revelación, obrada por amor con obras y palabras a lo largo de la historia. La plenitud de la revelación es Cristo. Dios ha hecho a los hombres cooperadores de su providencia para que perfeccionen la obra de la creación. El pecado, tanto el original como el personal, es el apartarse el hombre de la voluntad divina. La consecuencia de ese desorden conlleva un castigo eterno, a menos que medie el arrepentimiento, como conlleva premio eterno la aceptación del designio divino sobre cada quien. Ese designio no es arbitrario, pues Dios no se contradice, no realiza acciones absurdas sino perfectas. Por ello ese designio, también llamado vocación (1), es lo mejor para cada quien, y decir sí a él es la respuesta fiel y responsable del hombre que se encamina a la felicidad, a Dios mismo, porque no cabe felicidad personal al margen de Dios sino en Dios.


El Antiguo Testamento (s. IX-II a. C)

La Biblia no es un manual de antropología, pero en ella subyace indudablemente una concepción del hombre. Su tema principal es la revelación de Dios, pero como Dios se revela al hombre, se nos dicen una serie de verdades respecto de éste último. Entre las contenidas en el Antiguo Testamento cabe mencionar que el hombre es criatura de Dios (ex Deo) (2), "capaz de conocer y amar a su Creador"; "única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma" (3). Constituidos desde el principio varón-mujer.

La tradición del pensamiento hebreo desconoce o ignora los mitos órficos: no existe dualismo alma - cuerpo. Para ella no hay "preexistencia" de las almas; ni se puede hablar de una "caída" del alma en el cuerpo; ni hay una concepción negativa del cuerpo y de la sexualidad. En este sentido, es significativo que exista un término para designar el alma (nefesch) y otro para el cadáver, pero no existe una palabra para el cuerpo en cuanto distinto del alma. El hombre es considerado como una unidad psicosomática indisociable.

En el Génesis se relata que Dios infunde el alma (cada alma es creada por Dios directamente) sobre una materia preexistente (4). Dios forma a cada uno desde el seno materno. La naturaleza del alma humana es espiritual e inmortal. El hombre es el centro de la creación y Dios cuida de él. El alma creada a imagen de Dios fue dotada al inicio con unos dones preternaturales (5), pero esa condición primera fue rota por la primera desobediencia a Dios, llamada pecado original. Esta culpa se transmite a los descendientes de la primera pareja. La muerte es una de las consecuencias de ese caída. Usando la ironía podríamos decir que la "buena noticia" que encontramos en la Sagrada Escritura es el pecado original, pues si el hombre es culpable del pecado significa que se le supone dueño de sus actos, es decir, libre. Ante el determinismo fatalista de las culturas paganas, la Biblia aporta una idea verdaderamente novedosa y revolucionaria: el hombre es auténticamente libre (6), no está sometido a un destino fatal.

El Nuevo Testamento (s. I d. C.)

Aparece claro en el Nuevo Testamento que el hombre es radicalmente hijo de Dios. Dios es trino en Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El hombre es hijo de Dios Padre en el Hijo. Esta es la radical novedad humana del Nuevo Testamento: la filiación divina. Por lo demás, la concepción del hombre en otros aspectos, abunda y profundiza en la del Antiguo Testamento, porque todos esos asuntos son entendidos desde la filiación divina. Por ejemplo, de ahí deriva también la dignidad del cuerpo humano (7).

En los textos neotestamentarios se ve que el ser humano es compuesto de materia y espíritu, pero no existe un dualismo como en Platón, o en los gnósticos, maniqueos (8), etc. Tampoco el hombre es sólo su alma, ni sólo su cuerpo, sino alma y cuerpo. Por lo demás, en cuanto al origen, naturaleza, inmortalidad individual y juicio particular y restitución tras la muerte, etc., el Nuevo Testamento va más allá que el Antiguo, en el sentido de abundar y clarificar, pero en la misma línea

Con el cristianismo el hombre adquiere el papel hegemónico de la creación. Es la criatura central del Universo físico. Se desmitifica la visión del mundo, pues ya no se le rinde culto al cosmos, merced a la noción de creación, y ahora el hombre pasa a ocupar el centro (no geográfico, sino en importancia) de la creación visible. En efecto, no se concibe sólo al hombre como criatura sino como hijo de Dios en el Hijo de Dios, Jesús. Éste es el Dios-Hombre, no el "hombre-Dios", nombre que aparece en otras religiones o mitos. Todo lo demás está en función de éste y éste en función de Dios. De este modo, tanto el hombre como el cosmos se entienden como dependientes de Dios, y la religión se abre a la pura trascendencia del espíritu respecto de lo material (pero sin descalificarlo).

La Patrística y Agustín de Hipona (354-430)

El periodo de la Patrística alcanza su esplendor en los años que median entre el Concilio de Nicea (325) y el ocaso del Imperio Romano (476). La cumbre de todo este periodo es sin duda San Agustín. En cuanto al problema del alma, la influencia de Platón en esta época es clara. Las verdades básicas defendidas por todos los autores son la existencia del alma, su creación por Dios, la espiritualidad, (aunque no tan pura como la divina), la inmortalidad, la vida futura, etc. Se duda, en cambio, respecto del modo cómo se origina el alma y cómo será inmortal tras la muerte del cuerpo.

SAN AGUSTÍN de Hipona (354-430) es reunión y cumbre de la patrística. Su antropología es de un claro sabor platónico: "El hombre, tal como aparece como hombre, es un alma racional, que usa de un cuerpo terreno y mortal" (9). Un alma que se sirve de un cuerpo pero no admite el dualismo, porque el alma vivifica y gobierna al cuerpo (10). Sobre el origen del alma, sostiene que es creada por Dios. Pero no acierta a decir cuál es el momento de ese origen. Duda si Dios creó a cada alma individual por separado, o si creó las demás almas en la de Adán, de modo que fuese transmitida por los padres (traducianismo) (11).

En cuanto a la naturaleza del alma sostiene San Agustín que ésta es una sustancia por sí misma, que es imagen de Dios, y que su fin es la unión con él. El alma no es de naturaleza corporal, y sin embargo está dotada de cantidad, pero esta cantidad, según el obispo de Hipona, no se refiere a su extensión sino a su potencia, virtud o capacidad. No duda respecto de la inmortalidad del alma. Libertad y gracia, historia y providencia, intimidad y conciencia, tiempo del alma y diversidad de potencias, autrascendencia como vía de acceso a Dios e imagen de la Trinidad en el alma humana, son algunos de los grandes temas nucleares humanos introducidos por Agustín de Hipona, cuyo influjo a lo largo de la historia ha sido enorme. Aportes que siguen estando vigentes y que para hacerle justicia a este autor de primera línea deberíamos tratar pormenorizadamente. Sin embargo, la síntesis de nuestra redacción de momento lo impide (12).

La noción cristiana de persona

A distinción de los griegos el pensamiento cristiano no cifra lo diferencial del hombre en el tener, sino en el ser, en la persona. "Persona", "corazón", "cada quien", "hijo de Dios" etc., son denominaciones equivalentes dentro del cristianismo. Aunque alguno de estos modos de designar a cada persona humana tiene precedentes dentro del judaísmo, no es explícito en él el descubrimiento de la persona, que es un hallazgo netamente cristiano (13). Sin embargo, lo radical de la persona humana dentro del cristianismo no estriba en que sea un ser clausurado, como lo es el ser del Universo, sino un ser que crece como tal, y ello merced a la fuente y origen de todo ser, Dios, el Ser al que permanece abierto y que lo hace rebrotar. Podemos afirmar, pues, quela noción de persona es un descubrimiento cristiano. No está en los escritos de los filósofos griegos. Para ellos esa noción (prosopon) está tomada del teatro, y designa el papel que el artista desempeña. Los griegos describen al ser humano con el término "hombre" (antropos), no con el de "persona".

En el Antiguo Testamento, a pesar de contener referencias implícitas, la revelación de las tres Personas divinas no es explícita. El misterio de la Santísima Trinidad es revelación neotestamentaria. Descubrir la trinidad de Personas en Dios es conocer que existen varias Personas en un único Dios, y que, por tanto, no es lo mismo la noción de persona que la de divinidad, puesto que en Dios caben otras Personas. No es, pues, lo mismo persona que Dios, pero cada Persona divina es Dios no menos que las demás. Cada Persona divina es Dios, pero se distinguen entre sí. A la par, la revelación sobre el Verbo (la Segunda Persona de la Trinidad) ayudó a conocer mejor al hombre. En efecto, si en Cristo se distingue entre Persona (la divina) y dos naturalezas (divina y humana), ello indica que persona no equivale a naturaleza.

Por otra parte, la naturaleza humana es propia de la especie hombre, pero no coincide con cada hombre. La naturaleza humana es, además dual, constituida por varón y mujer, pero cada persona, como tal, no es dual. Por esto, el hombre es social por naturaleza debido a la comunidad de origen (14). Por consiguiente, la familia es una institución natural. Conviene, por tanto, establecer en el hombre la distinción entre persona y naturaleza. Ello permite distinguir entre hombre y persona. Ambas realidades no se confunden porque no se reducen una a otra. Si bien todo hombre es persona, no toda persona es hombre (pues los ángeles, por ejemplo, también son personas y no son hombres).

Persona, según la concepción cristiana, es cada quien. Alguien distinto de todos los demás, pero abierto a ellos. Capaz, por tanto, no sólo de conocerse y amarse a sí, sino también a los demás y a Dios. La persona humana es un ser a la vez corporal y espiritual, dotado de alma y cuerpo. "A menudo, el término alma designa en la Sagrada Escritura la vida humana o toda la persona humana. Pero designa también lo que hay de más íntimo en el hombre (cfr. Mt 26, 38) y de más valor en él (cfr. Mt 10, 28), aquello por lo que es particularmente imagen de Dios: alma significa el principio espiritual en el hombre. "El cuerpo está animado por el alma espiritual" (15). Hay una unidad profunda entre alma y cuerpo, es decir, que no se trata de "dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza" (16). Cada alma es creada directamente por Dios y es inmortal (17). El término "carne" designa al hombre en su condición de debilidad y mortalidad, pero que resucitará al final de los tiempos.

La persona humana es lo radical. Sus rasgos radicales no se reducen a lo propio de la naturaleza humana. La persona es cada quien, el ser irrepetible e irreductible a la humanidad, a lo común de los demás hombres. Es de la naturaleza humana la corporeidad, la razón, la voluntad, pero no la persona. los griegos desconocieron este hallazgo, pero los modernos lo olvidaron. No así los cristianos. temáticamente la recuperación del hallazgo data de hace poco. En la filosofía moderna se habla de yo o de sujeto, pero aquello que conciben como lo distintivo de él no es lo radical de la persona. En efecto, se habla de racionalidad, conciencia, conjunto de fenómenos psíquicos, subsistencia, totalidad substancial, independencia, fundamento, "en sí", "para sí", etc., pero ninguno de esos rasgos es un radical como la persona.

Notas:

1. Vocación no es algo que tenga cada persona, sino que es cada persona. Cada quien es una vocación. Es la relación de cada quien con Aquél de quien recibe el ser persona: el Creador. Toda vocación personal proviene de Dios, e incluye las diversas facetas de lo más humano, como la profesional, la matrimonial, etc.

2. "Y por fin dijo: hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra... Dios creó el hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó", Génesis 1, 26-27. Esta semejanza con Dios consiste en ser persona y es lo que dignifica al hombre.

3. Génesis 24, 3. Cfr. Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, No 24.

4. "Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un ser viviente", Génesis 2, 7.

5. Los dones preternaturales son regalos divinos no exigidos por la naturaleza humana, pero conformes a ella y a su ennoblecimiento. El Catecismo de la Iglesia Católica dice al respecto: "Por la irradiación de esta gracia, todas las dimensiones de la vida del hombre estaban fortalecidas. Mientras permaneciese en la intimidad divina, el hombre no debía ni morir (cfr. Gn 2, 17; 3, 19) ni sufrir (cfr. Gn 3, 16). La armonía interior de la persona humana, la armonía entre el hombre y la mujer, y, por último, la armonía entre la primera pareja y toda la creación constituía el estado llamado "justicia original"", No 376.

6. "El (Dios) al principio hizo al hombre y le ha dejado en manos de su propio albedrío" (Eccli 15,14).

7. Un texto de SAN PABLO referente a ello dice: "¿Por ventura no sabéis que vuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, que habita en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que ya no os pertenecéis? Habéis sido comprados a gran precio. Glorificad a Dios con vuestro cuerpo", I Corintios 6, 19-20.

8. El gnosticismo de esta época es una corriente herética del cristianismo iniciada en el s. II, que respecto del hombre piensan que está compuesto de dos elementos contrapuestos, uno malo, la materia, y otro bueno, el alma, la cual procede de un mundo superior y está en el cuerpo encarcelada. El alma sería de origen divino, pero ahora no recuerda nada: no sabe quién es. Una de las escuelas gnósticas más destacada era la también denominada maniquea, debido a Manes, su fundador. El gnosticismo ha perdurado estando presente en todas las épocas; también hoy.

9. De Moribus Ecclesiae, I, 27, 52 (PL, 32, col. 1332).

10. "A ti te digo, ¡oh alma! porque tú vivificas la mole de tu cuerpo prestándole la vida, lo que ningún cuerpo puede prestar a otro", Confesiones, l. X, c. VI, 10.

11. Esta segunda posibilidad explicaría, según el autor, la transmisión del pecado original, y por eso parece inclinarse en ocasiones a su favor, cfr. De anima et eius origine, l. 1, c. 15.

12. Por ejemplo, es el autor más citado (90 veces) en el Catecismo de la Iglesia Católica.

13. "La noción de persona (...) es cristiana y no hay precedente pagano de ella. La noción de persona se desarrolla dentro del pensamiento cristiano, primero en los padres griegos y luego en la teología-filosofía medieval", POLO, L., Introducción a la Filosofía, Pamplona, Eunsa, 1995, p. 199. Cfr. asimismo "La originalidad de la concepción cristiana de la persona", en Sobre la existencia cristiana, Pamplona, Eunsa, 1996, pp. 247-270.

14. La naturaleza humana es dual (varón mujer). Lo masculino o lo femenino es lo común a todas las personas de ese sexo. No se trata de que por "Adán" o "Eva" haya de entenderse un grupo o comunidad de personas, tesis rechazada por el Magisterio, sino de notar que Adán y Eva, dos personas humanas concretas de diverso sexo, son creados a la vez y son inviables por separado. No cabe Adán a solas como tampoco Eva a solas, porque ninguno de los dos por separado constituyen la naturaleza humana completa, pues ésta es varón y mujer conjuntamente.

15. Catecismo, No 364.

16 Ibidem, No 365.

17. Cfr. Ibidem, No 366.


Igualdad y diferencia. Antropología Diferencial
¿Son los hombres y las mujeres iguales o diferentes? Los filósofos prefieren hablar de identidad en vez de igualdad.
 
Igualdad y diferencia. Antropología Diferencial
Igualdad y diferencia. Antropología Diferencial


¿Somos los hombres y las mujeres iguales o diferentes? Los filósofos prefieren hablar de identidad en vez de igualdad. Somos idénticos, por ejemplo, en que todos somos hijos. Pero siempre hay matices ¿es lo mismo ser hijo que hija?


En realidad somos iguales y diferentes simultáneamente y en lo mismo. Somos iguales por ser personas; por participar de la misma naturaleza; ambos tenemos cuerpo y espíritu. Y a la vez somos diferentes en cuanto al cuerpo, a la psicología y al modo de ver las cosas.

Sin embargo, somos más iguales que distintos, pues la diferencia se calcula únicamente en un 3%. Esto lo afirman los genetistas que evidencian que todas las células de nuestro cuerpo son sexuadas. Hasta las de los dedos de las manos son o XX o XY. -Seguramente la endocrinología aumente ese %, porque la diversa combinación de hormonas condiciona bastante la biología y la psicología-. Pues bien, ese pequeño % presente en todas las células, lo está igualmente en todos los ámbitos de nuestra personalidad.

Esa pequeña diferencia nos hace complementarios; allí donde juegan masculinidad y feminidad mana fecundidad, no sólo en el aspecto biológico, también en el cultural, en el artístico, en el político y en el social. Sin embargo, se trata de plantear nuevas hipótesis porque la complementariedad se ha entendido mal. Durante siglos, y aún hoy en día la imagen intelectual de la complementariedad es la del andrógino platónico: un ser dividido en dos mitades, y que se completan en uno aportando cada cual la mitad. (El andrógino sigue actuando en el imaginario).

Sin embargo, el caso del ser humano no es el del andrógino: la unidualidad humana está compuesta por dos seres humanos que se hacen uno. No es que originariamente uno se parta en dos, sino al revés, dos que se hacen uno. Pero no deja de haber complementariedad, biológica, psicológica y ontológica. Esta es una parte de la antropología que está sin desarrollar a la que yo he venido a denominar pomposamente ANTROPOLOGÍA DIFERENCIAL. Porque - como afirma Janne Haaland Matláry- el «eslabón perdido» del feminismo es «una antropología capaz de explicar en qué y por qué las mujeres son diferentes a los hombres»[1].

Por otra parte está el grave problema de la subordinación de la mujer, todavía existente en la práctica en diferentes aspectos y justificada en alguna cultura, como la musulmana. En este aspecto se centra todo el ámbito académico, que ha forjado hasta términos específicos, como «el patriarcado», cultura en que domina en androcentrismo. Y los/as distintas intelectuales forjan sus términos para combatirlo. Así Amelia Valcárcel[2] emplea el término «equipotencia» o el de «equivalencia» de Børresen[3], para poner de manifiesto que varón y mujer son de la misma categoría también en su distinción. Otro término importante es el de «modalización».


«Reciprocidad» y «Complementariedad»

Pero a mi modo de ver los términos por excelencia son: ««reciprocidad» y «complementariedad».

La Reciprocidad es «pieza clave». En honor a la justicia el que ha matado todos los fantasmas de la «sumisión unilateral» es Juan Pablo II, en las Audiencias Generales sobre Teología del cuerpo, que comenzaron en 1979 y se desarrollaron hasta 1982, y especialmente en la Carta apostólica Mulieris dignitatem, n. 24 de 1998, cita 49. Ahí reinterpreta todos aquellos pasajes neotestamentarios donde parece que está revelada la sumisión de la mujer sin que esta sea mutua o recíproca. Son 7 pasajes, 6 de ellos de San Pablo, en los que se conservan el modo de vivir la relación varón-mujer en la cultura judía y romana, pero no expresa la «novedad evangélica», aunque si la predica en otros lugares.

Luego está el tema de la Complementariedad. Hay autores que tienen reparos en utilizarlo, como le pasa a Ángelo Scola: habla de la “reciprocidad asimétrica”. Pero a mi no me gusta. La asimetría sigue arrastrando el fantasma de la superioridad del varón. El Papa habla -y le cito a él, no por su autoridad para los católicos, sino porque es el intelectual que más a fondo ha tratado este tema- «Unidualidad relacional complementaria (Carta a las Mujeres, nn. 7-8)». Si se entiende bien se puede seguir hablando de complementariedad.


Errores que ha habido con respecto a la complementariedad además del andrógino:

1. se ha considerado que el varón era superior a la mujer; ésta no parecía tener valor por sí misma, era el complemento del varón y su única misión era servirle. A esto le hace una crítica soberana Simone de Beauvoir.

2. Otras veces se ha entendido como una distribución de virtudes y cualidades. Se hablaba de virtudes femeninas y masculinas. Propio del varón es la fortaleza, de la mujer la ternura (aunque luego vienen los psiquiatras y dicen que ternura, ternura, la del varón, que puede pasar sin ella hasta los 35 pero a partir de entonces si no la desarrolla personalidades deformes).

3. Por último se decía que la complementariedad estaba en un reparto de roles sociales. Esto teñido de una característica: los trabajos desarrollados por las mujeres eran considerados como subalternos y de simple apoyatura a los masculinos. Durante siglos se ha repartido el mundo pensando que la esfera privada pertenecía a las mujeres y la pública a los varones. Pues bien, si se unen todos estos argumentos la mezcla es explosiva: la mujer, inferior al varón, representaba la pasividad frente a la actividad masculina, era sentimental e indefensa frente a la racionalidad y la valentía del varón.

El «eslabón perdido» del que hablábamos -la diferencia-, no deja de tener sus dificultades- En efecto, igualdad o identidad no es uniformidad ni igualitarismo. En concreto dividir las cualidades y las virtudes entre masculinas o femeninas es ilusorio. Las cualidades, en gran medida, dependen de las individualidades, no del sexo. Respecto a las virtudes éstas son humanas y, por tanto, el varón y la mujer pueden vivirlas todas. Lo que sucede es que el varón o la mujer, ordinariamente tienen más inclinación para unas determinadas cualidades o virtudes. Así en términos generales los varones suelen tener mayor capacidad de proyectos a largo plazo, cierta tendencia a la racionalización, la exactitud y el dominio técnico sobre las cosas, etc...; y hay otras cualidades que las aporta generalmente la feminidad. Entre otras, es más espontáneo en la mujer una mayor facilidad para conocer a las personas, la delicadeza en el trato, la capacidad de estar en el concreto, la intuición, la tenacidad[4]. Pues bien, cada cual, sea varón o mujer, puede vivir todas las virtudes, y para ello cada uno ha de aprender -no imitar- del otro sexo. Esto se hace de un modo natural en la familia. En este sentido, afirma Yung que los sexos no sólo son complementarios entre ellos, sino en el interior de cada uno. Hablaba del ANIMA de los varones (La Gioconda de Ortega y Gasset). Y no le quedó más remedio que admitir también un ANIMUS en el alma femenina.

Por otra parte, teniendo capacidad para ejercitar todas las virtudes, sin embargo, éstas cristalizan de un modo distinto en el varón y en la mujer. Varón y mujer tienen un modo peculiar de hacer y vivir lo mismo.
Ahí surge un nuevo concepto de la antropología diferencial:

La Modalización. Ahí radica la verdadera complementariedad. Por eso la diferencia varón-mujer no se cifra en tener diversos roles. La mayor parte de los trabajos son intercambiables. Y precisamente por la diferencia es bueno que los equipos laborales estén formados por hombres y mujeres. En cada actividad se hace necesaria la cooperación de los dos sexos, en razón de sus matices femeninos y masculinos. Por eso el varón ha de estar más presente en la familia y la mujer en la sociedad. Hace falta ir hacia lo que se podría describir como una familia con padre y una cultura con madre.

Esto requiere muchos cambios sociales y cambios de mentalidad.

Persona femenina, persona masculina


La Complementariedad Ontológica.

Hay otra afirmación imponente en los textos de Juan Pablo II, que afirma que «el sexo es constitutivo de la persona no sólo atributo suyo». Hasta ahora venía considerándose un accidente.

Que sea constitutivo de la persona tiene muchas consecuencias influye directamente en la personalidad, configura el yo y la identidad personal.

La persona tiene al menos dos notas peculiares:

1. La autopropiedad de su propio acto de ser, distinto del acto del ser del Cosmos, que es uno solo para todo él y no es libre. Por eso desde Heidegger al acto de ser del Hombre se lo le llama SER-CON.

2. La segunda nota también se refiere al SER-CON. Es la apertura, su llamada a la comunión. Toda persona está abierta al otro. Una persona sola sería una desgracia, porque no tendría con quien comunicarse, a quien darse. Eso es lo que le pasaba al Adán solitario de la Biblia. Todo “yo” requiere al menos un “tú”.

Si el sexo configura la persona misma, se podría decir que la apertura constitutiva que tiene cada persona tiene dos modalidades. Esa MODALIZACIÓN -de la que hablábamos- ES RELACIONAL. En este sentido Julián Marías es muy gráfico y certero. Ej. de las manos. Existen muchas constataciones fenomenológicas: ej. de Buytendij, que necesitan una profundización filosófica. En cuanto a la apertura, el varón se abre de un modo peculiar: hacia fuera. La mujer también se abre a los demás con su modo: hacia dentro, acogiendo.

Estos tipos de apertura se pueden expresar con preposiciones, que son las palabras que indican las relaciones. Al varón le correspondería la preposición DESDE, pues parte de sí para darse a los demás. A la mujer le correspondería la preposición EN: pues se abre dando acogida en sí misma.

Esas relaciones se manifiestan de un modo gráfico en la generación de un nuevo ser. El varón al darse sale de sí mismo. Saliendo de él se entrega a la mujer y se queda en ella. La mujer se abre y se da pero sin salir de ella. Es apertura pero acogiendo en ella. Su modo de darse es distinto al del varón y a la vez complementario, pues acoge al varón y a su amor. Sin la mujer el varón no tendría donde ir. Sin el varón la mujer no tendría a quien acoger. La mujer acoge el fruto de la aportación de los dos y lo guarda hasta que germine y se desarrolle. Durante este proceso el varón está al margen.

Así, si la metafísica versa con substancias y la antropología axesuada conjuga pronombres, la antropología diferencial sólo se puede hacer con PREPOSICIONES, que son los términos gramaticales que describen las relaciones. Al varón le correspondería la preposición DESDE, pues parte de sí para darse a los demás. A la mujer le correspondería la preposición EN: pues se abre dando acogida en sí misma. La persona varón se podría describir, entonces con SER-CON-DESDE, o COEXISTENCIA-DESDE, y a la mujer como SER-CON-EN, o COEXISTENCIA-EN.

Posteriormente la mujer es apertura para dar a luz un ser que tendrá vida propia. A través de la mujer y con ella el varón está también en el hijo. El varón está en la mujer y está en el hijo, pero como fuera de él. La mujer, sin embargo, es sede, casa. El varón está en la mujer. El hijo, cuando ya está fuera de su madre, en cierto modo, sigue estando en ella. También la mujer está en el hijo, pero fundamentalmente ellos están en ella.

Pues bien, este modo de darse diferente y complementario se da en todas los campos y en todas las relaciones humanas heterosexuadas, y apoyándose en la dimensión constitutiva de apertura que la persona tiene podría dar lugar a dos modos de ser persona la persona femenina y la persona masculina.

La realidad humana sería, entonces, disyuntamente o SER-DESDE o SER-EN. Ahí radicaría la principal diferencia entre varón y mujer, en ser dos tipos de personas distintas, que se abren entre sí de un modo respectivo diferente y complementario. En este sentido el Ser humano sería también más rico que el Ser del cosmos, en el que el transcendental por antonomasia sería el UNO (no el DOS, como en el ser humano, ni el TRES como en el ser divino) ni estaría internamente diferenciado.

Se podría decir que así como en Dios hay una Naturaleza y Tres Personas distintas, en el ser humano hay una naturaleza y Dos tipos de personas.

Afirmar que la diferencia varón-mujer es una diferencia en la persona supone, por otra parte, haber anclado la diferencia definitivamente en la igualdad. Varón y mujer, cada uno es persona. Tienen la misma categoría; la diferencia entre ellos posee el mismo rango ontológico. La diferencia no rompe la igualdad. Sobre la base de la reciprocidad se trata de una UNIDUALIDAD RELACIONAL COMPLEMENTARIA.


Universidad de Navarra, 4 DE MARZO del 2004



NOTAS


[1] HAALAND MATLARY, Janne, El tiempo de las mujeres. Notas para un Nuevo Feminismo, ed. Rialp, Madrid, 2000, p. 23.

[2] Cfr: VALCÁRCEL, Amelia, Sexo y Filosofía. Sobre mujer y poder, Anthropos Barcelona 1991.

[3] Cfr. BØRRESEN, Kari Elizabeth, 1990, Immagine di Dio e modelli di genere nella Tradizione cristiana, en SPINSANTI, Sandro, Maschio-femmina ..., p. 113.

[4] Tengo ante mis ojos una larga lista titulada «valores de la complementariedad», entresacada de varios autores y también de la observación. Así los empresarios dicen que los varones tienen mayor capacidad para hacer proyectos y las mujeres para valorarlos, ballesteros hace un elenco mayor. Relaciona:

La exactitud…………………..la analogía;
Lo superficial (Longitudinal o lineal)………..lo profundo;
El análisis……………………..la síntesis;
El discurso…………………….la intuición;
La competencia………………..la cooperación;
El crecimiento…………………la conservación; cuidado
Lo productivo………………….lo reproductivo.

Los primeros corresponden a la masculinidad y los segundos a la feminidad.
Desde otro punto de vista más espacial se dice:

La línea/el cubo..............el círculo/ la esfera.

Y hay un gran elenco de valores complementarios:

Proyectos a largo plazo ...............captar y resolver con lo mínimo necesidades presentes

(Magnanimidad)............(Economizar)
Inventar..................mantener: cuidado
Lo abstracto..............lo concreto
La norma..................la flexibilidad
La justicia...............la misericordia
Lo cuantitativo...........lo cualitativo
La expresión..............la interpretación
El concepto...............el símbolo

La especialización la visión de conjunto

Todos estos valores se resumen diciendo que los varones tienen una mayor habilidad para dominar las cosas y para manejar ideas abstractas y las mujeres una mayor facilidad para el conocimiento y el trato con las personas.


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