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miércoles, 29 de agosto de 2012

Teófanes el Recluso

Teófanes el Eremita
Feofan.jpg
Teófanes el Recluso
Nombre Gueórgui Vasílievich Góvorov
Nacimiento 10 de enero de 1815
Chernavsk, Rusia
Fallecimiento 6 de enero de 1894
Vysha
Venerado en Iglesia Ortodoxa
Canonización 1988, por la Iglesia Ortodoxa Rusa
Festividad 6 o 10 de enero
San Teófanes el Recluso (18151894) , también conocido como Teófanes el Eremita (Феофан Затворник en ruso: Feofán Zatvórnik), es un santo de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Contenido

Biografía

Su nombre era Gueórgui Vasílievich Góvorov, nacido en una villa de Chernavsk. Su padre fue un sacerdote ortodoxo ruso, y según la costumbre de la época, él también fue destinado al sacerdocio.
Fue educado en los seminarios de Livny, Orel y en la academia de teología de Kiev. En estos años entró en contacto con el monasterio de Petcherky. En 1841 se convirtió en monje adoptando el nombre Teófanes. Continuó sus estudios y acabó ordenándose sacerdote como hieromonje.
Ejerció como profesor en el seminario de Olonezt y en la Academia de San Petersburgo. Entre los años 1847-1854 realizó diversos viajes por Oriente y Tierra Santa, donde aprendió griego y conoció los escritos de los Santos Padres.
En 1854 se convirtió en obispo de Tambov, y posteriormente de Vladímir. En 1866 renunció al episcopado y se retiró al eremitorio de Vysha donde permaneció hasta su muerte en 1894. Fue canonizado por la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Obras

La vida eremítica de Teófanes se centró en la oración y en la producción de obras literarias.
  • Tradujo del griego al ruso muchos textos de los Santos Padres
  • Varios comentarios a las Cartas de San Pablo
  • Dobrotoljubie, traducción de la Filocalia al ruso, ampliando su contenido con textos de los Padres de la Iglesia Rusa que escribieron entre los siglos XVII y XVIII
  • Un voluminoso epistolario de más de 10 volúmenes

Bibliografía

  • Teófano el Recluso (2005). Arte de la Oración. Buenos Aires: Editorial Lumen.
Teófano el Recluso (1990). Consejos a los Ascetas. Buenos Aires: Editorial Lumen.


Padres de la Iglesia

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Agustín de Hipona, uno de los Padres de la Iglesia de Rito Latino.
Se llama Padres de la Iglesia a un grupo de pastores y escritores eclesiásticos, obispos en su mayoría, de los primeros siglos del cristianismo, cuyo conjunto doctrinal es considerado fundamento de la fe y de la ortodoxia en la Iglesia.

Introducción

La importancia de este grupo de escritores radica en su doctrina en conjunto: son los puntos en común entre ellos los que se toman en cuenta. Sus enseñanzas tuvieron gran peso en el desarrollo del pensamiento y la teología cristiana según su interpretación de la Biblia o las Sagradas Escrituras, la incorporación de la Tradición y la consolidación de la Liturgia. Los Padres de la Iglesia a menudo tuvieron que dar respuesta a cuestiones y dificultades morales y teológicas en medio de un ambiente convulsionado por persecuciones externas y conflictos internos producidos por herejías y cismas de la Iglesia post apostólica.
El título de «Padres» para este grupo aparece desde el siglo IV, tal como puede observarse en las palabras de san Basilio: «Lo que nosotros enseñamos no es el resultado de nuestras reflexiones personales, sino lo que hemos aprendido de los Padres».
Una primera lista oficial de los Padres de la Iglesia fue hecha por el papa Gelasio I.
Al estudio y análisis de la obra de estos importantísimos escritores de los primeros tiempos de la Iglesia se le llama Patrística. Al estudio de la vida y persona de los Padres se le llama Patrología. Estas dos ciencias han establecido una clasificación por generaciones y procedencias culturales para facilitar una comprensión más exacta del desarrollo de la teología cristiana.

Padres Apostólicos

Desde el siglo XVII se llama Padres Apostólicos a aquellos Padres que tienen cercanía inmediata con los apóstoles, por lo que cronológicamente se ubican en el siglo I y primera mitad del siglo II. Sus escritos son respuestas a comunidades eclesiales en forma de cartas, documentos o recomendaciones, la mayoría del contenido es moral antes que doctrinal, por lo que su estilo es sencillo y directo, ya que iban dirigidas a comunidades con situaciones específicas.
Entre estos escritores se cuenta a Clemente de Roma, san Ignacio de Antioquía, Papías de Hierápolis, san Policarpo de Esmirna y, entre los escritos sin autor conocido, la Didaké, la Carta a Diogneto y el Pastor de Hermas.

Los Apologistas cristianos

A partir de finales del siglo III se pierden los testimonios directos de la vida de Jesús y de la época apostólica con la muerte de los discípulos de los apóstoles. Los escritores sagrados, desde la muerte de esta generación, solo tuvieron el testimonio de las Sagradas Escrituras, y de la Liturgia y la Tradición mantenida en cada una de las Iglesias particulares. Estas primeras generaciones de escritores cristianos aún vivieron en la persecución y se les conoce como «Apologistas» por la defensa que hacían del cristianismo frente a gentiles y otras doctrinas de la época. Entre ellos destacan san Justino, san Ireneo de Lyon, san Hipólito de Roma, Novaciano, Tertuliano; formando la Escuela de Alejandría, Orígenes —el padre de la Teología—, san Panteno, san Cipriano y san Clemente; y, de la Escuela de Antioquía, san Luciano.
La inclusión de unos autores, bien como Apologistas, bien como Padres de la Iglesia, depende más bien de criterios de estudio, que por razones generacionales.

Los Grandes Padres de la Iglesia

En principio, la denominación de Padres de la Iglesia se guardó para cuatro grandes personalidades de la Iglesia oriental, a los que se agregaron otros cuatro de la occidental:
Los cuatro grandes Padres griegos son:
Y los cuatro latinos:
Pero habitualmente se conoce como Padres de la Iglesia a una serie más amplia de escritores cristianos, que va desde estas generaciones (siglo III) hasta el siglo VIII, y que se caracterizan por la ortodoxia de su doctrina, santidad de vida y el reconocimiento de la Iglesia. Su edad de oro fueron los siglos IV y V y florecieron tanto en Occidente, donde escribieron en latín, o en Oriente, donde lo hicieron en griego e incluso en siriaco, copto, armenio, georgiano y árabe. En sus obras se sirven de la cultura griega y latina para explicar los misterios cristianos.

Padres orientales

También conocidos como Padres Griegos, aunque no todos ellos escribieran en esa lengua. El más antiguo de ellos es san Atanasio (295–373), obispo de Alejandría, que tuvo un papel relevante en el Concilio de Nicea I. Luego destacan los «grandes capadocios», título común de los hermanos Basilio de Cesarea (329–389) y Gregorio de Nisa (335–394), así como su amigo Gregorio de Nacianzo (†389), quienes escribieron abundantemente contra la herejía arriana.
En la parte oriental del Imperio romano se desarrollan posteriormente dos escuelas teológicas muy importantes alrededor de los patriarcados de Antioquía —cuyo principal representante es san Juan Crisóstomo (344–407), patriarca de Constantinopla, célebre por sus homilías— y Alejandría —con san Cirilo (380–444), defensor de la maternidad divina de María en el Concilio de Éfeso—.
El ciclo de los Padres orientales lo cierra san Juan Damasceno (675–749), agudo teólogo que, además de luchar contra el maniqueísmo y la superstición, anuncia casi cinco siglos antes la incorporación del Aristotelismo a la filosofía cristiana.

Padres occidentales

También conocidos como Padres Latinos o Padres de la Iglesia de Rito Latino. El primero de los grandes Padres occidentales fue san Ambrosio de Milán (333–397), compositor de grandes himnos y persona muy influyente; bautizó al que iba a ser el mayor de todos ellos, san Agustín de Hipona (354–430), figura cumbre de la historia cristiana. San Jerónimo (342–420), insigne cultivador de la historia y de la Sagrada Escritura, nos dejó su célebre Vulgata, la Biblia traducida directamente del hebreo y del griego al latín.
La Iglesia de Occidente cuenta también entre sus Padres a dos Papas, a los que se les atribuye el apelativo de Magno, León I (†461) y Gregorio I (540–604) y al padre del monacato occidental san Benito de Nursia. Además varios obispos de las Galias, como Cesáreo de Arlés (470–543), formulador del Dogma de la Gracia, Gregorio de Tours o Hilario de Poitiers; el gran grupo de los Padres hispánicos, en el que destacan Osio de Córdoba, Martín de Braga y los hermanos Leandro (†600) e Isidoro de Sevilla (560–636), autor de la primera enciclopedia cristiana, las Etimologías; y, cerrando el ciclo, el inglés Beda el Venerable (673–735), continuador de la obra sapiencial del Doctor Hispalense.
En adición a los cuatro padres tanto de la Iglesia oriental como la occidental, la patrística estudia la obra de otros muchos escritores cristianos que han recibido igualmente el título de padres de la Iglesia. La abundante obra de estos escritores sigue siendo a través de los siglos lectura obligada y referencia segura en el planteamiento de las ideas y enseñanzas de la Iglesia católica aún hoy en día.

Lista de los Padres de la Iglesia

En la siguiente tabla aparecen los principales Padres de la Iglesia ordenados alfabéticamente y con su fecha de muerte entre paréntesis.
Padres Griegos Padres Latinos
San Andrés de Creta (†740) San Ambrosio de Milán (†397)
Afraates (siglo IV) Arnobio (†330)
San Arquelao (†282) San Agustín de Hipona (†430)
San Atanasio el Grande (†373) San Benito de Nursia (†550)
San Atanasio sinaíta (†700) San Cesáreo de Arlés (†542)
Atenágoras de Atenas (siglo II) San Juan Casiano (†435)
San Basilio Magno (†379) San Celestino I (†432)
San Cesáreo de Nacianzo (†369) San Cornelio (†253)
San Clemente de Alejandría (†215) San Cipriano de Cartago (†258)
San Clemente Romano (†97) San Dámaso (†384)
San Cirilo de Alejandría (†444) San Dionisio (†268)
San Cirilo de Jerusalén (†386) San Enodio de Pavía (†521)
Dídimo el Ciego (†398) San Eucherio de Lyon (†450)
Diodoro de Tarso (†392) San Fulgencio (†533)
San Dionisio el Grande (†264) San Gregorio de Elvira (†392)
San Efrén de Siria (†373)
San Epifanio (†403) San Gregorio Magno (†604)
Eusebio de Cesarea (†340) San Hilario de Poitiers (†367)
San Eustacio de Antioquía (†siglo IV) San Inocencio de Roma (†417)
San Firmiliano (†268) San Ireneo de Lyon (†202)
Genadio I de Constantinopla (siglo V) San Isidoro de Sevilla (†636) (Considerado el último de los padres occidentales)
San Germano (†732) San Jerónimo de Estridón (†420)
San Gregorio de Nacianzo (†390) Lactancio (†323)
San Gregorio de Nisa (†395) San Leandro de Sevilla (†600)
San Gregorio Taumaturgo (†268) San León Magno (†461)
Hermas (siglo II) Mario Mercátor (†451)
San Hipólito (†236) Mario Victorino († h. 382))
San Ignacio de Antioquía (†107) San Martín de Braga (†579)
San Isidoro de Pelusio (†450) Minucio Félix (siglo II)
San Juan Crisóstomo (†407) Novaciano (†257)
San Juan Clímaco (†649) San Optato (siglo IV)
San Juan Damasceno (†749) (Considerado el último de los padres orientales) Osio de Córdoba (†357)
San Julio I (†352) San Paciano (†390)
San Justino (†165) San Pánfilo (†309)
San Leoncio de Bizancio (siglo VI) San Paulino de Nola (†431)
San Macario (†390) San Pedro Crisólogo (†450)
San Máximo el Confesor (†662) San Febadio (†siglo IV)
San Melitón de Sardes (†180) Rufino de Aquilea (†410)
San Metodio de Olimpo (†311) Salviano (siglo V)
San Nilo el Viejo (†430) San Siricio (†399)
Orígenes (†254) Tertuliano (†222)
San Policarpo de Esmirna (†155) San Venancio Fortunato (†610)
San Proclo (†446) San Vicente de Lerins (†450)
Pseudo Dionisio Areopagita (siglo VI)
San Serapión (†370)
San Sofronio (†638)
Taciano (siglo II)
Teodoro de Mopsuestia (†428)
Teodoreto de Ciro (†458)
San Teófilo de Antioquía (siglo II) Nota: A veces la lista de Padres latinos se amplía también a san Beda el Venerable (†735)

Véase también

Enlaces externos



Epístolas paulinas

(Redirigido desde Cartas de San Pablo)
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San Pablo a quien se le atribuye la redacción de las epístolas paulinas, que conforman parte del Nuevo Testamento.
Las Epistolas Paulinas son un conjunto de cartas (epístolas) escritas o atribuidas a San Pablo, creadas al parecer, dentro del primer siglo de existencia del cristianismo, cuyo fin era la exhortación de los creyentes cristianos de las iglesias fundadas durante sus viajes misioneros después de su conversión. Conforman parte del corpus de Nuevo Testamento, por lo que son aceptadas e incluidas en la mayor parte de las versiones cristianas de la Biblia. Su número varía entre 13 y 14, dependiendo si es aceptada la Carta a los hebreos dentro de dicho conjunto.

Contenido

Las catorce cartas

Dichas cartas, con su correspondientes abreviaturas bíblicas son las siguientes:
Nombre Griego Latín Abreviaturas
Compl. Mín.
Romanos Προς Ρωμαίους Epistula ad Romanos Rom Ro
1 Corintios Προς Κορινθίους Α Epistula I ad Corinthios 1 Cor 1C
2 Corintios Προς Κορινθίους Β Epistula II ad Corinthios 2 Cor 2C
Gálatas Προς Γαλάτας Epistula ad Galatas Gal G
Efesios Προς Εφεσίους Epistula ad Ephesios Ef E
Filipenses Προς Φιλιππησίους Epistula ad Philippenses Flp F
Colosenses Προς Κολασσαείς Epistula ad Colossenses Col C
1 Tesalonicenses Προς Θεσσαλονικείς Α Epistula I ad Thessalonicenses 1 Tes 1T
2 Tesalonicenses Προς Θεσσαλονικείς Β Epistula II ad Thessalonicenses 2 Tes 2T
1 Timoteo Προς Τιμόθεον Α Epistula I ad Timotheum 1 Tim 1T
2 Timoteo Προς Τιμόθεον Β Epistula II ad Timotheum 2 Tim 2T
Tito Προς Τίτον Epistula ad Titum Tt T
Filemón Προς Φιλήμονα Epistula ad Philemonem Fil Fl
De estas epístolas cuatro son personales (a Filemón, a Tito, Primera y Segunda a Timoteo), mientras que el resto son colectivas (Primera y Segunda a los Tesalonicenses, a los Gálatas, Primera y Segunda a los Corintios, a los Romanos, a los Filipenses, a los Colosenses y a los Efesios), esto es, no dirigidas a una persona en particular sino a la comunidad eclesiástica de manera colectiva.
Con respecto a la Epístola a los Hebreos, la crítica bíblica actual señala que el autor no es propiamente Pablo. De hecho, en su texto no se indica ni el remitente ni los destinatarios y, en el siglo II, Ireneo de Lyon dijo que la mentalidad era paulina pero que la pluma sólo Dios lo sabe.

Objetivo de las cartas

El objetivo de estas Cartas es dar instrucciones a los cristianos sobre el modo de comportarse y responder a sus inquietudes. En general el autor da ánimos a sus lectores y responde a sus preguntas o preocupaciones (Tesalonicenses y Corintios), en ocasiones los reprende (Gálatas y 2 Corintios) y a veces les escribe como muestra de agradecimiento por su comportamiento (Filipenses). En las llamadas epístolas pastorales (1 y 2 Timoteo y Tito) el tema central es la organización interna de la iglesia (obispos, presbíteros, diáconos, etc.)
Además de estas cartas, se cree que Pablo hizo otros escritos que se acabaron perdiendo. Por ejemplo, en la Primera Epístola a los Corintios Pablo parece que alude a una carta anterior (1 Corintios 5:9)

Autoría de las cartas

La autoría de algunas de estas epístolas es discutida, creyéndose que algunas de ellas fueron escritas por discípulos de Pablo que las firmaron con el nombre de su maestro (pseudoepigrafía). Los argumentos que se utilizan para cuestionar la autoría paulina de algunos de estos escritos hacen referencia al estilo literario, al vocabulario empleado y a la doctrina, pues existen contradicciones entre algunas de ellas.
De acuerdo con el libro Guía para entender el Nuevo Testamento, del profesor Antonio Piñero, hay siete epístolas indudablemente paulinas: 1 Tesalonicenses, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Romanos, Filipenses y Filemón.
Siguiendo el libro citado del profesor Piñero, existe un amplio consenso, aunque no unanimidad, en que las llamadas epístolas pastorales (1 y 2 Timoteo y Tito) no son paulinas sino obra de algún discípulo. Esta opinión no sólo se da entre los críticos, sino que es asumida cada vez más por muchos teólogos.
Con respecto a las Epístolas a los Efesios y a los Colosenses, las opiniones están más divididas, aunque cada vez hay más acuerdo, incluso entre teólogos, en que no son obra de Pablo sino de algún discípulo suyo.
Por último, en el libro de Antonio Piñero titulado Los Apocalipsis, el autor dice que los especialistas están divididos casi al 50 % con relación a si la Segunda Epístola a los Tesaloniceses es o no paulina.

Véase también



Filocalia

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Filocalia o filokalia ( en griego Φιλοκαλια, de φιλíα = afición, amor y de καλóς = bello, belleza ), nombre que recibe una colección ya clásica de textos dedicados a la mística y ascesis en la Iglesia Ortodoxa, uno de sus principales temas es el hesicasmo.
Inicialmente se denominó Filocalia a una selección de textos de Orígenes realizada por san Basilio Magno y Gregorio Nacianzeno; sin embargo la "Filocalia" más conocida (y por así decirlo) canónica es una recopilación de las más variadas escrituras cristianas orientales con textos que van desde los Padres del Desierto y la patrística en el siglo IV hasta obras de Gregorio Palamás y otros autores bizantinos del siglo XIV, en total se reconocen a más de treinta autores recopilados.
Tal corpus fue publicado impreso en Venecia el año 1782 por Nicodemo Agiorita (es decir del Monte Athos) y Makarios de Corinto gracias al mecenazgo del príncipe rumano Ioan Mavrogordatu, tal publicación ha tenido un gran éxito en el mundo eslavo merced a las traducciones realizadas por Paisij Velichovsky. Además de la Biblia y de algunos textos patrísticos, la Filocalia o Filokalia es uno de los más interesantes conjuntos de textos que de la cristiandad oriental han llegado hasta el presente, en esta obra se pone énfasis en la nepsis (sobriedad del alma) aunque evitando caer en la acedia (la abulia o desgano anímico).
A la asidua lectura de esta obra por parte de los cristianos orientales se hace referencia en el célebre comentario anónimo llamado Relato de un peregrino ruso publicado en el siglo XIX.

Algunos textos contenidos en la Filocalia

La Filocalia contiene fragmentos de textos redactados por:

Enlaces externos




  FILOKALIA
 

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