El próximo mes
de octubre la Iglesia vivirá uno de los primeros grandes
eventos del Año de la Fe: la canonización de siete
beatos entre quienes se cuentan la Madre Marianne Cope de
Molokai, la nativa americana Kateri Tekakwitha, el mártir filipino Pedro
Calungsod y la alemana Anna Schaffer. Para el Cardenal Angelo
Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los
Santos, los ejemplos concretos de la vida de los santos
juegan "un papel positivo innegable en este tiempo de nueva
evangelización": son la prueba viviente de que la Iglesia es
Santa.
"La santidad de la Iglesia no es la suma de
la santidad de sus hijos, sino un don espiritual recibido
de Cristo Resucitado", expresó el Cardenal en un nuevo libro
publicado bajo el título de "Los santos, testigos de la
fe". El texto, cuyo prefacio fue difundido recientemente por el
diario L´Osservatore Romano, es el tercer libro del Cardenal sobre
el tema de la santidad y reflexiona sobre el significado
de la misma, además de destacar lo ejemplos de vida
de diversos santos, beatos, venerables y siervos de Dios.
"A través
de la historia, la Iglesia carga el tesoro de la
santidad de recipientes terrenos. Estando consciente de esto, la Iglesia
históricamente no puede hacer otra cosa que convertirse continuamente a
la cruz de Cristo", explicó el prelado. En este camino,
los santos y mártires son la "demostración de que la
Iglesia, aunque no es perfecta aún debido a las miserias
de muchos de sus hijos e hijas, no es menos
santa, y continúa produciendo frutos de santidad y siempre lo
hará".
El prelado también describe que las humillaciones que recibe el
cuerpo de Cristo en los pecados de sus miembros deben
ser contrarrestados con la santidad de los cristianos y sus
comunidades. De esta forma, Dios puede reflejarse en la vida
concreta de su Iglesia. "Tal y como Jesucristo pasó por
esta Tierra haciendo el bien, también los santos viven haciendo
del bien y son muy queridos por el pueblo de
Dios. Su vida de fe fascina porque está llena de
obras buenas", expresó el Cardenal Amato. Este esfuerzo es obligatorio
para todos los católicos.
En este sentido también se expresó el
P. Paolo Molinari, quien sirvió en la causa de canonización
de la beata Kateri Tekakwitha durante 55 años. Para él,
los santos demuestran a todos los cristianos que se puede
vivir una vida santa sin importar donde se haya nacido
o la vocación al estado de vida que se haya
recibido. Más que vivir una vida extraordinaria, se trata de
"vivir una vida ordinaria de forma extraordinaria", explicó el sacerdote
a Catholic News Service. Este camino "proviene del espíritu de
Jesús que se derrama en nuestros corazones".
Aparte de esta función
de enseñar el camino de la santidad, los santos son
una ayuda eficaz para obtener esta gracia de Dios. La
veneración de los santos "es un vínculo entre la Iglesia
peregrina (en la tierra) y aquellos que ya han ido
hacia Dios". Los santos interceden por sus hermanos, como destaca
el sacerdote en el caso de las comunidades nativas norteamericanas
que acuden con fe a la ayuda de la beata
Kateri. "Estando con Dios, ella probablemente susurrará a su oído
algo de lo que queremos que le diga", expresó gráficamente
el presbítero.
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